¿Cómo curar un piercing? 10 consejos (y pautas) eficaces

Los piercings son complementos estéticos muy populares que, sin embargo, implican perforar la piel. Por ello y para evitar infecciones, es muy importante seguir pautas de curación de la herida.

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Los piercings son un complemento bastante común actualmente, los podemos ver en personas de distintas edades y en diferentes lugares del cuerpo, pero no debemos olvidar que es una perforación en la piel y como tal necesita curarse.

La zona de piel donde ponemos el piercing quedará más sensible y se crea una herida que tenemos que curar bien para que no haya complicaciones como infecciones o hemorragias. El procedimiento a seguir es sencillo pero será esencial que lo repitamos las veces que sea necesario y siempre conservando una buena higiene. Si vemos que el estado de la piel no mejora o empeora, se recomienda siempre consultar a un médico.

Otras factores que son importantes para evitar complicaciones es escoger un lugar especializado para hacernos el piercing que tenga las medidas de higiene adecuadas. Y debemos informarnos también de cómo tratar en específico la zona donde nos hemos hecho la perforación dado que el tiempo de curación y el modo de cuidarla puede variar ligeramente. Si estás pensando en hacerte un piercing o hace poco que te lo has hecho, en este artículo te citamos algunos consejos para curarlo o cómo proceder si piensas que puede estar infectado.

Qué tener en cuenta cuando nos queremos hacer un piercing

Actualmente llevar piercings es algo habitual, los vemos en personas de distintas edades y en diferentes lugares del cuerpo, pero no debemos olvidar que consiste en perforar el cuerpo, es decir, se produce una herida que como tal debemos de vigilar y curar.

Es normal que la zona este un poco resentida, después de hacernos la perforación la piel puede irritarse o enrojecer un poco, por este motivo es fundamental que la cuidemos bien para evitar posibles infecciones o la aparición de pus, estas son la consecuencia más habitual de una mala higiene aunque también se pueden presentar alergias, inflamaciones, cicatrices o hemorragias. Por tanto tenemos que ser conscientes del riesgo que supone e informarnos previamente de cómo proceder una vez nos lo hemos hecho y complir con ello.

Debemos tener en cuenta que todos las zonas del cuerpo pueden presentar complicaciones pero hay algunas que son más propensas a desarrollarlas, estas son: la nariz, la lengua y los genitales, dada la humedad de estas zonas y la alta cantidad de bacterias. Asimismo no todas curan igual, algunas zonas necesitan más tiempo para que la piel vuelva a su estado inicial, estas son el ombligo y el pezón, durando aproximadamente entre 6 a 8 semanas.

Otro factor a valorar para reducir las complicaciones es escoger bien el sitio, el local, donde nos vamos a hacer el piercing. Debemos asegurarnos que se cumple la normativa de higiene, que están todos los utensilios esterilizados, que se desinfecta bien la zona a perforar y que la persona en cuestión que lo va a hacer llevando guantes quirúrgicos desechables, es decir, que el material y herramientas de trabajo no hayan sido usados con otro individuos o hayan sido desinfectados previamente. Vigilar estas variables también son esenciales para una buena curación.

Asimismo la zona de piel escogida debe ser lisa y sin ninguna imperfección, de este modo evitaremos perforar sobre cicatrices, verrugas, lunares o manchas, ya que de por si estas zonas ya serán más sensibles.

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Cómo proceder después de hacerse un piercing

Ahora que ya tenemos algunas nociones de las principales variables o factores a considerar cuando nos hacemos una perforación pasaremos a citar algunos consejos para cuidar bien la zona y así evitar complicaciones. Como ya hemos mencionado todas las perforaciones independientemente del lugar se pueden infectar o no curar bien, pero hay algunas que son especialmente sensibles y que será primordial seguir todos los pasos correctamente.

1. Lavarse las manos

Como es obvio, antes de proceder a desinfectar la zona del piercing debemos asegurarnos que nuestras manos estén limpias, puesto que, sino, el procedimiento de limpieza no tendrá sentido ni será adecuado. Asimismo, aunque no sea el momento de curarlo siempre que lo toquemos o movamos debemos desinfectar nuestras manos previamente.

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2. Limpia bien con agua y jabón

Se recomienda lavar la zona con agua y jabón neutro (o el indicado por el profesional) unas dos o tres veces al día, así evitaremos limpiarlo con productos muy agresivos o hacerlo de forma excesiva. Cuando limpiamos la herida tenemos que hacerlo de manera delicada, podemos retirar las costras que se desprenden fácilmente pero nunca rascar o arrancarlas. Asegúrate de retirar bien todos los restos de jabón y que quede bien limpio.

3. Aplica suero fisiológico

Utilizar suero fisiológico también nos ayudará a curar mejor. Se recomienda el uso de una gasa estéril para facilitar la aplicación del suero y asegurarnos que se impregna bien todo la herida o heridas, penetrando en el orificio. Una vez hemos limpiado bien la zona, nunca apretando, secaremos el exceso de suero para que no quede húmedo utilizando otra gasa, evitaremos toallas o algodón puesto que pueden dejar restos en la herida.

4. Utilizar productos desinfectantes

Si observamos un mínimo inicio de infección debemos consultar con un profesional, ya sea la persona que nos hizo el piercing o el farmacéutico para emplear un desinfectante adecuado. No aplicaremos alcohol o agua oxigenada ya que pueden dificultar la cicatrización.

5. No te quites el piercing

De este modo, intentaremos no mover mucho el piercing ni retirar o cambiar el pendiente hasta que la herida esté curada y cicatrizada. El pendiente que ponen al hacer la perforación debe ser el adecuado, no puede ser metálico. Si retiramos el piercing antes de tiempo también es más probable que se nos cierre el agujero.

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6. Evitar ropa ajustada

Debemos vigilar de no utilizar ropa ceñida que pueda rozar o presionar la herida. Del mismo modo tampoco nos pondremos ropa que pueda engancharse con el piercing y nos aseguraremos bien antes de desvestirnos para no tirar de él.

7. No utilizar crema o maquillaje

De igual forma que evitaremos jabones que no sean neutros tampoco aplicaremos crema o maquillaje que pueda tener contacto con la herida, puesto que esto podría ser causa de infección.

8. Evitar bañarse en piscinas

En el periodo de curación y cicatrización del piercing no nos bañaremos en piscinas o lugares que pueden contener productos químicos como cloro, para impedir que pueda irritarse o dañarse más la herida. Intentaremos también no exponerlo durante mucho tiempo al sol, recuerda que es una herida y debemos de cuidarla como tal.

Existen unos parches impermeables, resistentes al agua, que pueden ser una buena opción en caso de decidir bañarnos y así proteger y evitar el contacto directo.

9. Utilizar enjuague bucal

Este consejo es preciso si el piercing se encuentra en la zona de la boca, como labio, lengua o mejillas. Procuraremos no comer alimentos picantes, beber alcohol, masticar chicle o fumar durante el tiempo de curación y cicatrización, que puede ir de entre 1 a 3 meses según la zona.

De igual forma, para una correcta limpieza debemos lavarnos bien los dientes procurando que no queden restos de comida en la herida. Finalmente nos enjuagaremos la boca con un colutorio desinfectante.

10. Ser cuidadosos con el ejercicio físico

Sí que podremos realizar actividad física durante el periodo de curación del piercing pero siempre controlando la herida, la protegeremos para evitar golpes o roces y procuraremos llevar ropa que transpire para reducir el riesgo de infección, debemos vigilar el sudor.

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Cómo curar un piercing infectado

Es necesario informarse de cuáles son las afectaciones normales que pueden mostrar la piel después de la perforación y cuáles son indicativas de infección. De esta forma, es habitual que percibamos una ligera supuración de líquido amarillento o de sangre, la zona cercana a la herida se puede hinchar y parecer un leve hematoma o formarse pequeñas costras.

Contrariamente no son reacciones normales observar que la hinchazón o la rojez no disminuye o incluso aumenta, que el líquido que supura es de color blanco o verdoso, notar que nos escuece o nos arde la herida o tener fiebre. Si detectamos una de estas afectaciones o ante la duda de poder tener una infección debemos consultar a un médico para prevenir complicaciones más graves y nos pueda indicar como proceder.

Pedir la opinión de un médico es esencial ya que de este modo nos hará un diagnóstico preciso de cuál es el problema y así sabremos mejor cómo proceder, si quitarnos el pendiente o lo podemos mantener. Si la causa es una infección leve y la zona no es peligrosa, no es cartílago (tejido duro), normalmente se trata con una pomada antibiótica que no necesita receta médica.

El procedimiento de aplicación del antibiótico es el siguiente: después de lavarnos las manos prepararemos una solución salina que consiste en mezclar una taza de agua con 1 o 2 cucharadas de sal, sin quitar el pendiente con una gasa limpiaremos con cuidado la zona afectada, posteriormente secaremos suavemente la zona y procederemos a ponernos la crema antibiótica tal como nos indica el prospecto, finalmente giraremos el piercing para procurar que no se pegue a la piel. Repetiremos el proceso hasta que la infección se cure.

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