Colestasis del Embarazo: causas, síntomas y tratamiento

La colestasis del embarazo es un trastorno hepático que se presenta al final de la gestación que cursa con picazón intensa y que puede requerir de un parto anticipado para evitar complicaciones para la madre y el bebé. Un análisis de sus bases clínicas.

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Un embarazo, pese a que normalmente sea una época de enorme felicidad y que se trate del hecho más común y primitivo entre todos los animales, es un proceso muy complejo en el que el cuerpo de la mujer es sometido a muchos cambios hormonales, metabólicos y estructurales importantes. Al fin y al cabo, una vida se está gestando en su interior.

Por ello, es normal que, al menos al principio, haya una serie de problemas vinculadas al embarazo, como sensibilidad de los senos, náuseas, vómitos, mareos, vértigos, estreñimiento, debilidad, poliuria, etc. Todas estas molestias son comunes en el primer trimestre del embarazo y, pese a que empiecen a disminuir, en el segundo trimestre.

En cambio, cuando hay complicaciones en el tercer y último trimestre, pueden encenderse las alarmas. Y es que una de las complicaciones más relevantes a nivel clínico que pueden desarrollarse al final del embarazo y que pueden poner en peligro la salud tanto de la madre como del bebé es la colestasis del embarazo, un trastorno que, con una incidencia que va desde el 1% hasta el 27%, es la patología hepática más común en el embarazo.

La colestasis del embarazo se desarrolla porque la circulación normal de la bilis se hace más lenta de lo normal e incluso se detiene, cosa que cursa con una serie de síntomas molestos que, sin un abordaje correcto, puede derivar en severas complicaciones. Por ello, en el artículo de hoy y de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, analizaremos las causas, síntomas y tratamiento de la colestasis del embarazo.

¿Qué es la colestasis del embarazo?

La colestasis del embarazo es un trastorno hepático que se presenta al final de la gestación que cursa con picazón intensa y que, para evitar complicaciones graves tanto para la madre como para el bebé, puede requerir de un parto anticipado. Se trata de la patología hepática, es decir, que afecta al hígado, más común durante el embarazo, con una incidencia que oscila entre el 1% y el 27%.

Clínicamente conocida como colestasis intrahepática del embarazo, es una patología en la que la circulación normal de la bilis procedente de la vesícula se ralentiza o se detiene, cosa que, por cómo se acumula en el hígado, deriva en manifestaciones como picazón en manos y pies intensa sin erupción y otros síntomas que resultan muy molestos para la mujer.

A pesar de que se crea que las hormonas del embarazo influyan en su desarrollo, la causa exacta de su aparición se desconoce, cosa que parece indicar que la genética juega un papel importante, del mismo modo que hay factores de riesgo como los embarazos múltiples o los antecedentes familiares. Pero su etiología exacta es incierta.

Las complicaciones pueden ser temporalmente dañinas para la madre, especialmente en lo que a absorción de grasa y bajos niveles de vitamina K se refiere, pero pueden ser muy graves para el bebé, incluyendo nacimientos prematuros, problemas pulmonares por inhalación de meconio e incluso una muerte fetal antes del parto.

Al no conocerse sus causas, no hay prevención posible. Y aunque exista tratamiento para aliviar la picazón y para controlar la salud del bebé, hay veces que la única forma de evitar complicaciones graves para el bebé es realizar una inducción temprana del parto. A continuación vamos a indagar en las causas, síntomas y tratamiento de la colestasis del embarazo.

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Causas colestasis del embarazo

Las causas exactas detrás de la colestasis del embarazo son inciertas. Aun así, se han identificado ciertas variaciones genéticas con la patología y se han observado indicios de heredabilidad, por lo que la predisposición genética parece ser la clave. Aun así, más allá de saber que los genes individuales juegan un papel esencial, la etiología se desconoce en gran medida.

Se sabe también que las hormonas del embarazo podrían influir, pues su aparición tardía en la gestación coincide con el incremento en los niveles hormonales en los momentos cercanos al parto. Así pues, sea cual sea la causa exacta y por la combinación de factores genéticos y hormonales, la colestasis del embarazo se desencadena por la afectación a la circulación de la bilis.

La bilis es un líquido amarillo verdoso producido en el hígado y almacenado en la vesícula biliar que, gracias a su contenido rico en colesterol, ácidos biliares y bilirrubina, ayuda al organismo, una vez secretada en el intestino delgado, a digerir las grasas de los alimentos para convertirlas en ácidos grasos simples que ya son asimilables por las células del cuerpo.

En la colestasis del embarazo, la mujer sufre una serie de alteraciones que hacen que la circulación de la bilis desde el hígado hasta la vesícula biliar, donde deber almacenarse hasta que se necesite a nivel intestinal, se haga más lenta de lo normal e incluso se detenga, cosa que provoca que se acumule de forma patológica en el hígado.

A la larga, pues, además de problemas en el metabolismo de las grasas, los ácidos biliares ingresarán al torrente sanguíneo, cosa que provocará la picazón que representa el principal síntoma en las mujeres embarazadas que sufren esta condición hepática, el trastorno que afecta al hígado más común durante el periodo de gestación, con una incidencia de entre el 1% y el 27%.

Cualquier mujer es susceptible de presentar esta patología, pero es cierto que hay determinados factores de riesgo (además de, evidentemente, la propia genética y los factores hormonales que la desencadenan) que incrementan las probabilidades de sufrirla, como tener un embarazo de mellizos o múltiple, tener antecedentes personales (el riesgo de recurrencia es de entre el 60% y, en los casos más graves, el 90%) y familiares de colestasis del embarazo y los antecedentes personales de enfermedades hepáticas.

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Síntomas

La colestasis del embarazo cursa principalmente con una intensa picazón sin erupción cutánea. Esta picazón suele darse en las palmas de las manos o en las plantas de los pies, aunque puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo e incluso en toda la superficie de forma general. Todo esto se debe al ingreso de los ácidos biliares al torrente sanguíneo.

Esta picazón suele empeorar por la noche (pudiendo ser tan molesta y grave que impide dormir) y a medida que llega el momento del parto, pues los cambios hormonales son más intensos y la afectación a la circulación de la bilis es más severa. Aun así, no es el único síntoma que aparece en la madre.

La pérdida de apetito, las náuseas y la ictericia (adquisición de una tonalidad amarillenta en la piel y en la zona blanca de los ojos) son signos clínicos también comunes. De todos modos, estos síntomas, incluida la picazón, suelen desaparecer a los pocos días de nacer el bebé, cuando el cuerpo de la mujer empieza a reajustarse.

El problema es que durante el tiempo que duran los daños hepáticos hay riesgo de que se desarrollen complicaciones para la madre y el bebé. En el caso de la mujer, estas complicaciones suelen consistir en alteraciones temporales en el metabolismo de las grasas, con problemas en su aborsción y consecuente descenso de los niveles de vitamina K, cosa que puede derivar en afectaciones en la coagulación sanguínea. Aun así, esta complicación y los futuros problemas hepáticos a raíz de la colestasis son poco comunes.

El verdadero riesgo viene, pues, para el bebé. Y es que la colestasis del embarazo puede estimular un nacimiento prematuro, problemas respiratorios potencialmente crónicos por inhalación del meconio (sustancia que se acumula en los intestinos del feto en gestación pero que puede ingresas al líquido amniótico y, ser inhalado por el bebé, en caso de que la madre sufra colestasis) e incluso muerte fetal.

Teniendo en cuenta este riesgo para el bebé y que, al ser de causa incierta, no hay prevención posible, es esencial realizar un diagnóstico precoz de la enfermedad para iniciar el tratamiento adecuado cuanto antes.

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Diagnóstico y tratamiento

Debido a su relativamente alta incidencia, la claridad de sus síntomas y la alerta que hay siempre en etapas finales del embarazo por su posible aparición, el diagnóstico de la colestasis del embarazo suele llegar a tiempo. Una exploración de síntomas, una inspección del historial clínico y un análisis de sangre para detectar el nivel de ácidos biliares en sangre y valorar el estado del hígado son suficientes para realizar un diagnóstico.

Una vez detectada la patología hepática, empezará el tratamiento, que irá enfocado a aliviar los síntomas en la madre y a reducir el riesgo de complicaciones en el bebé. En el caso de la madre, la administración de ursodiol, que disminuye los niveles de ácidos biliares en sangre, y el consumo de medicamentos que reducen la picazón son suficientes para reducir la sintomatología.

En el caso del bebé, habrá que realizar un control minucioso de su evolución desde el momento del diagnóstico en la madre, verificando su frecuencia cardíaca, el tono muscular, la cantidad de líquido amniótico, la respiración y los movimientos. Aun así, hay que tener en cuenta que en caso de que estas pruebas indiquen que haya riesgos para su vida, siempre y cuando sea posible, puede ser necesaria una inducción temprana del parto.

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