Anorgasmia en mujeres: causas, síntomas y tratamiento

La anorgasmia femenina es un tipo de disfunción sexual que impide a la mujer alcanzar el clímax. La dificultad para disfrutar al máximo de las relaciones puede deberse a causas orgánicas y psicológicas y provoca frustración y problemas en la pareja.

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Las disfunciones sexuales son una cuestión tabú que afecta profundamente al disfrute de la vida íntima. Son muchos los hombres y mujeres que sufren esta clase de problemas y las consecuencias que estos acarrean sobre su autoestima y sus relaciones de pareja. Aunque en los últimos años se ha comenzado a hablar de forma más abierta y natural sobre estos asuntos, lo cierto es que para muchos aún es un desafío hablar acerca de ellos.

En el caso particular de las mujeres, la desigualdad que han vivido a lo largo del tiempo frente a los hombres no ha ayudado a visibilizar las dificultades sexuales que les afectan. El placer femenino siempre ha sido concebido como algo pecaminoso, motivo de vergüenza y culpa. Por ello, exponer públicamente un problema como la anorgasmia femenina es toda una revolución.

Con el avance en materia de derechos, ellas han comenzado a conocer sus cuerpos y su sexualidad sin censuras. Esto les ha permitido vivir sus relaciones íntimas de una manera realmente plena, donde el disfrute masculino deja de ser lo único relevante. En este artículo vamos a hablar acerca del problema de la anorgasmia femenina, las causas que pueden producirlo, sus síntomas y el tratamiento ideal para abordarlo.

¿Qué es la anorgasmia femenina?

En la jerga médica, la anorgasmia femenina se define como la dificultad persistente de algunas mujeres para alcanzar el orgasmo a pesar de recibir intensa estimulación sexual. A diferencia de lo que se suele creer, quienes sufren este problema sí sienten deseo y excitación, pero a pesar de ello no logran alcanzar el esperado clímax.

Lo cierto es que en materia de orgasmos no hay dos mujeres iguales. Cada una experimenta orgasmos de diferente intensidad y con una frecuencia variable. Además, no todas responden a la misma cantidad de estimulación sexual. No obstante, es cierto que la mayoría de ellas necesitan no sólo penetración, sino también estimulación clitoriana para alcanzar el placer máximo en sus relaciones. Se estima que esta disfunción sexual afecta a un 10% de la población femenina. Cabe señalar que se pueden distinguir cuatro tipos de anorgasmia:

  • Anorgasmia primaria: Este tipo se da en aquellas mujeres que nunca han logrado llegar al orgasmo de ninguna forma, ya sea mediante penetración o masturbación.

  • Anorgasmia secundaria: En este caso la mujer sí ha llegado al orgasmo en algunas ocasiones a lo largo de su vida sexual, aunque desde hace un tiempo es incapaz de conseguirlo.

  • Anorgasmia situacional: Este tipo se observa en aquellas mujeres que sólo llegan al orgasmo en determinadas situaciones, pero no en otras.

  • Anorgasmia generalizada: En este caso la mujer afectada es incapaz de lograr el clímax en ninguna situación y con ninguna pareja.

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Síntomas y causas de la anorgasmia femenina

La anorgasmia se caracteriza por provocar, como venimos comentando, la incapacidad para alcanzar el clímax. Como veremos a continuación, este problema puede explicarse por diversas causas. Por ello, ante cualquier duda o malestar en tus relaciones es importante que puedas acudir a un profesional sanitario para valorar qué sucede.

El orgasmo es una respuesta mucho más compleja de lo que a priori puede parecer. De esta forma, se encuentra modulado por variables no sólo físicas, sino también psicológicas y emocionales. Un fallo en cualquiera de ellas puede desencadenar problemas en la respuesta orgásmica.

Causas físicas

Diferentes condiciones orgánicas pueden obstaculizar la llegada normal al orgasmo.

  • Enfermedades: Ciertas condiciones médicas, como la esclerosis múltiple o el Parkinson, pueden mermar el desempeño sexual y, por consiguiente, impedir a la mujer alcanzar el orgasmo.

  • Problemas ginecológicos: Ciertas intervenciones a nivel ginecológico pueden afectar a la calidad de los orgasmos. Además, muchas mujeres que sufren patologías como la endometriosis experimentan dolor en el coito y por ello tampoco podrán lograr el clímax adecuadamente.

  • Fármacos: Algunos medicamentos pueden provocar como efecto secundario un deterioro de la respuesta orgásmica. Entre ellos se encuentran los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), los antihistamínicos o los antipsicóticos.

  • Drogas: El abuso de drogas puede alterar la calidad de los orgasmos de una mujer. Sustancias legales como el alcohol y el tabaco provocan, al ser consumidas de manera abusiva, una mayor dificultad para llegar al clímax. Particularmente, se conoce que el tabaquismo reduce el flujo sanguíneo que llega a los órganos sexuales, por lo que no sorprende que las relaciones íntimas se vean deterioradas.

  • Envejecimiento: La edad es otro de los factores que juegan en contra de los orgasmos en la mujer. Los cambios que se producen con la edad a nivel anatómico, neurológico, circulatorio y hormonal no son ajenos a la sexualidad. La bajada en los niveles de estrógeno propia de la menopausia acarrea una serie de síntomas que repercuten en la satisfacción sexual.

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Causas psicológicas

Aunque los factores físicos juegan un papel relevante en los orgasmos, no podemos descuidar la influencia de las variables psicológicas. Entre ellas destacan:

  • Problemas de salud mental: Las mujeres que sufren psicopatologías tales como la ansiedad o la depresión verán perjudicada su capacidad para alcanzar el clímax en sus encuentros sexuales.

  • Autoimagen corporal negativa: Son muchas las mujeres que se sienten insatisfechas con su propio cuerpo. Sin embargo, vivir las relaciones sexuales de forma plena es incompatible con una autoimagen negativa. Por ello, la insatisfacción corporal debe ser trabajada con un profesional de salud mental para que la sexualidad se disfrute plenamente, con orgasmos incluidos.

  • Estrés: Por supuesto, el estrés es uno de los grandes enemigos de nuestra salud, y la vida sexual no está libre de esta influencia. En momentos de elevada tensión psicológica nuestro cuerpo se encuentra en continua alerta y es incapaz de relajarse y disfrutar, por lo que el orgasmo será altamente improbable.

  • Creencias culturales y religiosas: Muchas veces la religión y las costumbres culturales ayudan a las personas a sentirse en paz consigo mismas. Sin embargo, en materia sexual es posible que los tabús y los valores puritanos impidan a la mujer sentirse libre para disfrutar con naturalidad. En estos casos, lejos de sentir placer, las relaciones se relacionan con sentimientos de vergüenza y culpa.

  • Historia de abuso sexual: Las mujeres que han vivido experiencias de abuso sexual en el pasado pueden encontrar, comprensiblemente, problemas para vivir su sexualidad de manera saludable y plena. En estos casos es esencial la ayuda profesional, de manera que poco a poco la paciente pueda elaborar su experiencia traumática y exponerse progresivamente a los encuentros íntimos con su pareja.

  • Problemas de pareja: Por supuesto, el estado de la relación tiene mucho que ver con la satisfacción sexual de la pareja. Si sientes que has perdido conexión con tu compañero/a sentimental, tenéis conflictos frecuentes, una comunicación pobre e incluso una dinámica violenta entre vosotros, es esperable que tu capacidad para alcanzar el clímax se vea dañada.

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Tratamiento de la anorgasmia femenina

El tratamiento para abordar la anorgasmia femenina dependerá de diferentes variables, siendo especialmente relevante la causa que pueda estar provocando esta disfunción. Entre las pautas a seguir en casos de este tipo se contemplan las siguientes:

  • Aprende a conocer tu cuerpo: Son muchas las mujeres que nunca han explorado su anatomía. Desconocer los propios genitales es un importante obstáculo para lograr disfrutar en pareja. Por ello, antes de buscar el clímax en tus relaciones íntimas, es recomendable que experimentes y juegues con la masturbación. Conocer y disfrutar de tu cuerpo en soledad no tiene nada de malo y te puede ayudar a sentirte más segura con tu compañero/a. Para estimular tus genitales puedes ayudarte de vibradores, ya que así podrás probar y determinar de qué manera sientes más placer. Si no te sientes cómoda explorando tu cuerpo sola no te preocupes, puedes pedir a tu pareja que colabore contigo.

  • Revisa la estimulación: Es inusual que una mujer llegue al orgasmo sólo con penetración. Normalmente, será necesario que esta reciba también estimulación clitoriana de forma directa o indirecta. Para conseguir esto puedes probar con nuevas posturas sexuales o recurrir a juguetes y fantasías.

  • Recurre a la terapia de pareja: A veces lo que sucede en el plano sexual es un reflejo de lo que ocurre a nivel emocional. Es posible que no logres llegar al orgasmo porque tu relación de pareja está deteriorada en algunos aspectos. En este caso, puedes plantearle a tu pareja la posibilidad de acudir a terapia de pareja para valorar qué sucede y cómo actuar en favor de ambos. En este tipo de terapia se podrán trabajar cuestiones como la educación sexual o las habilidades de comunicación y llevar a cabo actividades para favorecer la sintonía entre los dos.

  • Tratamiento de la patología subyacente: Como ya vimos, ciertas condiciones médicas pueden dificultar la llegada al orgasmo. Por ello, abordar la anorgasmia en estos casos pasará por tratar la enfermedad de base.

  • Terapia con estrógenos: Esta alternativa de tratamiento puede ser interesante en las mujeres posmenopáusicas. Utilizar los estrógenos en sus diferentes versiones (pastillas, geles…) puede ayudar a favorecer la respuesta sexual. El uso de cremas vaginales que contienen estrógenos es especialmente útil para aumentar el flujo sanguíneo de la vagina. Así se logra contribuir a una excitación sexual más intensa, favoreciendo la llegada al orgasmo.

  • Evita las expectativas alejadas de la realidad: Por supuesto, la vida sexual debe ser vivida como algo placentero y divertido, por lo que la anorgasmia puede generar mucha frustración. No obstante, muchas veces partimos de expectativas alejadas de lo real, influídos por las escenas de sexo que se reflejan en las películas. Sin embargo, la vida real no es lo que vemos en el cine y por ello obsesionarse con alcanzar el clímax de esa forma es contraproducente. Si sientes que el problema te obsesiona, coméntalo con un psicólogo para valorar cuál es la mejor solución.

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