Las 7 diferencias entre una farmacia y una parafarmacia

Las farmacias y parafarmacias son instalaciones esenciales para la vida diaria, pues ponen a nuestra disposición productos de índole sanitaria. Y aunque puedan parecer sinónimos, no son lo mismo.

Diferencias farmacia parafarmacia

Por sorprendente que pueda parecer, más del 95 % de la población mundial tiene algún tipo de patología, una cifra de vértigo que nos quita el aliento. Por ello, es común que las instalaciones de índole sanitaria sean algunos de los destinos más visitados por la mayoría de personas: médico de cabecera, farmacias, herbolarios y otros lugares similares son sitios de paso casi tan usuales como el supermercado o la ferretería.

Según fuentes divulgativas, España es el país con más farmacias en todo el mundo, con la friolera de 47,3 establecimientos por cada 100.000 habitantes o, lo que es lo mismo, una farmacia por cada 2.100 personas. A esta región le siguen de cerca Bélgica, Corea del Sur e Irlanda. Sin duda, este tipo de instalaciones forman una parte crucial de nuestras vidas.

Hoy te presentamos dos términos que pueden dar lugar a confusión: farmacia y parafarmacia. ¿Sabes en qué se distinguen? ¿Conoces las particularidades de cada uno de ellos? Si no es así no te preocupes, pues hoy te mostramos de forma amable las 7 diferencias entre una farmacia y una parafarmacia. No te las pierdas.

  • Puedes encontrar información sobre muchos medicamentos aquí.

¿En qué se diferencian una farmacia y una parafarmacia?

No nos demoramos más, pues tenemos muchas distinciones que hacer y un espacio limitado. La salud es una cuestión de esencial importancia y, por ello, saber dónde comprar (o dónde no hacerlo) los productos de índole sanitaria es básico para el bienestar individual. Sin más dilación, aquí van las 7 diferencias entre una farmacia y una parafarmacia.

1. La farmacia vende medicinas; la parafarmacia, no

En primer lugar y para introducir el tema, vemos de utilidad recoger las definiciones de ambos términos. Según la Real Academia Española de la Lengua, una farmacia se define como “un laboratorio y despacho del farmacéutico”.

Esta descripción se nos queda un poco corta y, por ello, acudiendo a otras fuentes descubrimos que se puede definir más exactamente de la siguiente forma: “la ciencia y práctica de la preparación, conservación, presentación y dispensación de medicamentos, además de ser el lugar donde se preparan, dispensan y venden los productos medicinales”. Así pues, este concepto hace referencia tanto a un lugar como a una disciplina científica.

Por otro lado, el mismo organismo antes citado nos otorga una definición bastante más exacta del término parafarmacia: “establecimiento o sección de un establecimiento en el que se venden productos que, aunque no son medicamentos, suelen comercializarse en las farmacias”. En otras palabras, en estos lugares se ponen a disposición del público todo tipo de elementos relacionados con la salud que no son medicinas per sé.

Así pues, esta diferencia se explica bastante por sí misma: las farmacias venden medicinas; las parafarmacias, productos relacionados con la salud que no son medicamentos. Así de simple.

Medicamentos farmacia

2. El catálogo de ambas instalaciones difiere drásticamente

Entonces, ¿qué podemos encontrar en una parafarmacia? A continuación, te hacemos una lista de los productos más comunes en este tipo de establecimientos:

  • Productos de primeros auxilios: gasas tiritas, vendas o alcohol, por ejemplo.
  • Productos para la lactancia: biberones, chupetes y otros elementos básicos para la cría de un infante.
  • Artículos de índole dietética y alimentaria.
  • Productos para incontinencias: compresas y pañales, por ejemplo.
  • Productos de índole ortopédica: muñequeras, rodilleras y collarines, entre otros.

Creemos que la idea general queda clara: desde productos de cosmética generales hasta preparados de plantas medicinales, el dominio de la parafarmacia es lo “relacionado con la salud”. Aun así, debemos hacer una acepción vinculada a este último término: los preparados de plantas son comercializables en estas instalaciones siempre y cuando no se haga referencia a posibles propiedades terapéuticas, diagnósticas o preventivas.

Por otro lado, la farmacia pone a disposición del público diversos medicamentos, tanto de venta libre como recetados, es decir, sustancias que sirven para curar o prevenir una enfermedad, para reducir sus efectos sobre el organismo o para aliviar un dolor físico. Un medicamento pasa por un proceso de control mucho más estricto que los productos previamente descritos, pues tiene que pasar por 5 etapas antes de ser vendido:

  • Una etapa de investigación básica, es decir, el rastreo y prueba de la capacidad terapéutica del fármaco en un ambiente de laboratorio.
  • Estudios preclínicos, generalmente en modelos animales en un ámbito laboratorial.
  • Ensayos clínicos, divididos en varias fases y caracterizados por la prueba en el ser humano.
  • Un procedimiento de autorización de venta, con múltiples acepciones de índole legal.
  • Una vigilancia continua del fármaco post-comercialización.

Desde luego, podemos imaginar que una toallita limpiadora no pasará por el mismo proceso que un antihistamínico a la hora de ser seleccionado para el uso y venta general.

3. Cuestión de estudios

De forma resumida, podemos decir que un empleado en una parafarmacia no tiene por qué ser farmacéutico, si bien se recomienda que este esté especializado gracias a la realización del grado académico pertinente. Aun así, un profesional en parafarmacia debe haber cursado un periodo formativo como técnico en parafarmacia o farmacia pero, de nuevo, remarcamos que no tiene por qué ser un titulado.

Por otro lado, un empleado en una farmacia debe haber cursado el grado en farmacia y tener una licencia de apertura. Aquí no hay grises que valgan: toca pasar por los estudios especializados en farmaceútica, es decir, ser colegiado.

Farmacéutico

4. Productos medicinales vs medicamentos

Ya hemos tocado esta temática en líneas previas, pero vemos esencial realizar nuevas acepciones en lo que a los términos “productos medicinales” y “medicamentos” se refiere. Un producto medicinal es aquel que está enfocado a la mejora de la calidad de vida del individuo y la prevención de ciertas enfermedades. Por ejemplo, una tirita en una herida puede evitar una infección al tapar la piel vulnerable, pero no por ello tiene propiedades farmacológicas claras.

Por otro lado, un medicamento es un compuesto que cura enfermedades o en su defecto palía síntomas ya existentes del paciente. La clave de este conglomerado terminológico es el siguiente: a la parafarmacia van consumidores; a la farmacia, pacientes (aunque siempre existen excepciones).

5. Posibles solapamientos: una farmacia puede vender productos parafarmacéuticos

Una farmacia puede llegar a vender productos típicos de la parafarmacia, pero lo contrario, a nivel legal, es imposible. Según portales oficiales, quedan bastante claros los límites de venta de una parafarmacia. Te los contamos de forma somera:

  • Están autorizadas para dispensar productos y accesorios cosméticos.
  • Están autorizadas para dispensar productos y accesorios de higiene corporal.
  • Están autorizadas para dispensar productos dietéticos.

Más allá de esto, hay reglamentos especiales para otros tipos de productos, como las tiras adhesivas sanitarias o apósitos, las plantas medicinales en libros de farmacopea, los aceites esenciales y otros compuestos que se acercan de forma un poco peligrosa al término “medicamento”.

En estas ocasiones hay que ir caso a caso, sobre todo teniendo cuidado de que no se le atribuyan al producto propiedades farmacológicas claras o que el etiquetado de a entender que se trata de una solución válida para suplantar un medicamento convencional. Por esta razón, los productos sanitarios vendidos en parafarmacias deben incluir un etiquetado de la Unión Europea (CE), el cual garantiza una regulación previa.

6. La receta médica

Por obvio que resulte en este punto, tenemos que acotar que todos los productos disponibles en la parafarmacia se pueden adquirir sin receta médica, pues no se tratan de medicamentos en sí mismos. Por otro lado, una farmacia puede poner a disposición del paciente fármacos de venta libre o medicamentos sujetos a una receta, que se obtiene previa evaluación de un profesional.

Receta médica

7. La venta on-line

Quizá más apreciación que diferencia, en este apunte final es necesario destacar que todos los productos de índole farmacológica presentes en portales legales de venta on-line son de dominio parafarmacéutico, al no ser considerados medicamentos como tal. Los medicamentos presentes en una farmacia no se pueden obtener nunca por internet.

Resumen

Como hemos podido ver en esta extensa lista diferenciadora, las farmacias y las parafarmacias pueden considerarse como entes completamente diferentes. La primera se encarga de la dispensación de medicamentos, es decir, compuestos que claramente están dirigidos a aliviar un síntoma o signo de un paciente. Por otro lado, las parafarmacias buscan mejorar la calidad de vida individual con productos que facilitan o ayudan a evitar ciertos cuadros clínicos, pero que desde luego no tienen una acción farmacológica clara.

Así pues, una farmacia puede llegar a vender productos típicos de una parafarmacia, pero el caso contrario no se da bajo ningún caso. Para dispensar medicamentos es necesario una licencia, es decir, haber cursado un grado universitario de farmacia. Esperamos que la diferencia entre ambos términos os haya quedado clara tras recorrer estas líneas.

Comparte:
¿Te ha gustado?
MédicoPlus Logo
MédicoPlus te acerca al mundo de la medicina. Rigor científico y médico en cada artículo. Contacta con tu médico y mejora tu salud en tu portal especializado de confianza.
  • Estilonext
  • azsalud

Suscríbete a
nuestra newsletter

Cada semana te enviamos tips de salud,
nutrición, noticias y más.

Puedes darte de baja cuando quieras.

© Copyright 2024 MédicoPlus. Todos los derechos reservados.Aviso legal,política de privacidad,cookies