Las 5 diferencias entre placa dental y sarro (explicadas)

Una higiene dental deficiente puede derivar no solo en problemas estéticos, sino también en enfermedades odontológicas. Veamos las diferencias entre la placa bacteriana y el sarro, dos términos que consideramos erróneamente como sinónimos.

Diferencias placa dental sarro

El estado de salud de la boca tiene un impacto en el organismo mucho mayor del que creemos. Y es que para hacernos una idea, muchos estudios están asociando problemas odontológicos como la periodontitis en un aumento del riesgo de desarrollar Alzheimer. Todo en el cuerpo humano está relacionado. Por ello, debemos preservar la salud de todas las estructuras que lo conforman.

Y en este sentido, la boca es muchísimo más que la abertura a través de la cual ingerimos los alimentos. Es un órgano con un papel muy importante en el sistema digestivo, la comunicación verbal, el sentido del gusto y el desarrollo de comunidades de bacterias beneficiosas. Pero, por desgracia, es también una de las zonas del cuerpo más expuestas a los peligros externos.

De ahí que cuidar a diario su higiene con los hábitos bucodentales que todos conocemos sea tan importante. Pero aun así, es imposible reducir del todo el riesgo de que aparezcan problemas vinculados con el crecimiento de comunidades bacterianas no beneficiosas que, incluso, pueden ser patógenas. Estamos hablando, por supuesto, de la placa bacteriana y del sarro.

Pero, ¿placa y sarro son sinónimos? No. Para nada. Y a pesar de que estén estrechamente relacionados y que solamos usar ambos términos como simples sinónimos, lo cierto es que designan dos sustancias distintas a nivel tanto visual como de implicaciones para la salud y, por tanto, abordaje odontológico. Así pues, en el artículo de hoy y de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, veremos las principales diferencias entre la placa bacteriana y el sarro.

¿Qué es la placa bacteriana? ¿Y el sarro?

Antes de presentar las diferencias entre ambos conceptos en forma de puntos clave, es interesante (pero también importante) ponernos en contexto y definir individualmente en qué consisten cada una de las sustancias. De este modo, su relación y diferencias empezarán a quedar mucho más claras. Veamos, pues, qué es exactamente la placa dental y el sarro.

Placa dental: ¿qué es?

La placa dental es una sustancia pegajosa y transparente que se adhiere a la superficie de nuestros dientes y que está formada por bacterias y azúcares. Es una película que se forma por acumulación de restos de comida que quedan en los dientes después de cada comida y que contienen nutrientes que permiten el crecimiento de comunidades bacterianas.

Así pues, es un biofilm incoloro que se adhiere, debido a su consistencia pegajosa, a la superficie de los dientes y en la línea de las encías. Las bacterias presentes en esta placa producen sustancias ácidas que dañan el esmalte dental, la parte más externa del diente y que, recubriendo la corona, es, debido a su alta mineralización, la estructura más dura del cuerpo humano.

Los alimentos ricos en azúcar y almidón son los que más contribuyen a la producción de ácido que daña este esmalte, pues son los nutrientes “preferidos” de estas comunidades bacterianas. **Estas sustancias atacan y descomponen tanto el esmalte como las encías, por lo que hay riesgo de que surjan enfermedades dentales como las caries o enfermedades gingivales como la gingivitis, respectivamente.

De todos modos, podemos combatir y eliminar la placa bacteriana siguiendo una correcta higiene: cepillándonos los dientes media hora después de cada comida (tendríamos que lavárnoslos entre dos y tres veces al día), usando el hilo dental, reduciendo el consumo de alimentos azucarados, realizando enjuagues bucales…

Todos estos hábitos tan fácilmente aplicables son el mejor método no solo para combatir y eliminar la placa dental, sino para evitar que esta se acumule y endurezca, momento en el que se convierte en sarro, el cual ya es un problema más grave, pues va a requerir, como veremos, de ponernos en manos de un dentista.

Placa dental

Sarro dental: ¿qué es?

El sarro es un depósito duro y de color amarillento que se forma por un endurecimiento de la placa bacteriana a causa de una depositación de minerales sobre la misma. Así pues, el sarro es básicamente placa dental endurecida y con coloración amarilla-marrón que se forma generalmente por encima o por debajo de la línea de la encía.

Al ser placa endurecida, no solo es que sea difícil de eliminar, sino que ofrece protección a las bacterias y una superficie más extensa para que estos microorganismos potencialmente patógenos crezcan y se adhieran a la superficie del diente. Por tanto, el riesgo de sufrir gingivitis, caries u otras infecciones odontológicas es mayor.

Se trata, además, de un problema estético, pues se pueden observar estos depósitos fácilmente. Se forma cuando permitimos que la placa se acumule durante el suficiente tiempo como para que esta reaccione con los minerales presentes en la saliva y se calcifique, formando estas estructuras mucho más duras y visibles.

Por lo que estamos viendo, es obvio que, una vez la placa se ha endurecido y convertido en sarro, un simple cepillado (y los otros hábitos de higiene bucal) no es suficiente para eliminar estos depósitos calcificados. Deberemos ponernos en manos de un dentista o bucodental, el cual nos realizará una limpieza dental.

Esta limpieza dental es una intervención no dolorosa (ni siquiera se usa anestesia) que se realiza con un instrumento que limpia la zona de contacto con las encías para así extraer el sarro y devolver a los dientes no solo su estética limpia, sino su estado de salud, pues se detiene el daño al esmalte y a las encías ocasionado por las bacterias que estaban presentes en él. En menos de 10 minutos se completa el procedimiento y se recomienda que todos nos hagamos una limpieza así al año.

Y es importante seguir este último consejo. Y es que si no abordamos a tiempo el problema y permitimos que el sarro crezca y llegue a zonas más internas de la línea de las encías, es posible que sea necesario un raspado dental, una intervención más profunda, exhaustiva y, por tanto, dolorosa. Se trata de una limpieza donde se elimina el sarro acumulado en la zona subgingival.

Sarro

¿En qué se diferencian la placa dental y el sarro?

Tras analizar individualmente ambas sustancias, seguro que su relación y diferencias han quedado más que claras. Aun así, por si necesitas (o simplemente quieres) disponer de la información con un carácter más visual, hemos preparado la siguiente selección de las principales diferencias entre placa bacteriana y sarro en forma de puntos clave. Vamos allá.

1. El sarro es placa bacteriana endurecida

La diferencia (y origen de su relación) más importante. Y es que el sarro es, en esencia, un depósito duro y amarillento que se ha formado por un endurecimiento de la placa bacteriana, la cual, como hemos visto, es una sustancia pegajosa e incolora formada por bacterias y azúcares. En caso de que la placa se acumule y nosotros no hagamos nada para eliminarla, esta seguirá reaccionando con los minerales presentes en la saliva hasta calcificarse lo suficiente como para conformar sarro, principalmente en la línea de las encías.

2. La placa es incolora; el sarro, amarillento

A nivel visual, la placa y el sarro son muy distintos. La placa bacteriana tiene un aspecto pegajoso y transparente que puede confundirse incluso con la propia saliva. En cambio, el sarro, al tratarse de una placa mucho más mineralizada, no solo es que sea un depósito rico en calcio más duro y fuertemente incrustado, sino que adquiere una coloración entre amarillenta y marrón que provoca, por tanto, una decoloración del aspecto natural de los dientes, especialmente en la línea de la encía.

3. La placa puede eliminarse con el cepillado; el sarro, no

El abordaje de ambas situaciones es también muy distinto. La placa puede combatirse y eliminarse de forma sencilla siguiendo los hábitos de higiene bucodental que todos conocemos (cepillarnos los dientes, usar el hilo dental y realizar enjuagues bucales, básicamente), pues es una sustancia que, si bien es pegajosa, no está mineralizada y, por tanto, no está incrustada en la superficie dental. Con un cepillado correcto puede eliminarse. De ahí que sea importante lavarnos los dientes entre dos y tres veces al día, sobre todo después de las comidas.

En cambio, el sarro, al tratarse de un depósito duro y mineralizado, está más incrustado en el diente. Por tanto, no puede eliminarse con el cepillado en casa. Y no debemos intentarlo, pues hacerlo de forma agresiva puede dañar las encías y no vamos a conseguir retirarlo. Se trata de una sustancia calcificada y su extracción requiere de una limpieza dental a manos de un dentista o higienista bucodental.

4. La eliminación del sarro requiere de una limpieza dental

Como hemos dicho, si bien la placa se puede combatir con el cepillado de dientes, el sarro tiene que eliminarse a través de una limpieza dental, un procedimiento no doloroso en el que un dentista o higienista bucodental, en una intervención de menos de diez minutos, usa un instrumento que consigue retirar el sarro acumulado. En caso de que este haya llegado a zonas más profundas de la encía, es posible que sea necesario un raspado dental, una limpieza más exhaustiva, profunda y, por tanto, dolorosa.

Limpieza bucodental

5. El sarro tiene un mayor impacto estético y en la salud

La placa es una sustancia pegajosa e incolora, por lo que su impacto estético no es demasiado alto. Pero en el caso del sarro, estamos hablando de depósitos mineralizados de color amarillento, por lo que representa un problema estético más importante. Pero su impacto no se reduce a lo visual, pues al ser depósitos duros, las bacterias contenidas en él están protegidas y tienen mayor extensión para crecer. Por tanto, con el sarro hay más riesgo de que los ácidos liberados por estas comunidades bacterianas ocasionen problemas en los dientes (como las caries) o en las encías (como la gingivitis).

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