Los 3 huesos del brazo humano (anatomía, partes y características)

Nuestros brazos están constituidos por distintas estructuras óseas que, trabajando de forma coordinada, permiten que estas extremidades superiores cumplan con sus funciones motrices.

Huesos del brazo

No es necesario que reivindiquemos la importancia de los brazos para cumplir con nuestras funciones diarias. Evidentemente, es posible vivir sin ellos, pero lo cierto es que son imprescindibles para el correcto desempeño de muchas actividades. Desde conducir hasta escribir, pasando por levantar pesos, utilizar el teclado del ordenador, coger cosas, tocar un instrumento…

Los brazos son una de nuestras estructuras anatómicas más importantes. Y algo que sorprende, dado su gran tamaño y teniendo en cuenta que regiones del cuerpo mucho más pequeñas están conformadas por muchos más huesos, es que el brazo está formado (sin tener en cuenta los de la mano) simplemente por tres huesos: húmero, cúbito y radio.

Estas tres estructuras óseas, trabajando de forma coordinada, son las que dan funcionalidad al brazo y permiten todos los movimientos que somos capaces de realizar con nuestras extremidades superiores, que no son pocos.

Por ello, en el artículo de hoy haremos un repaso de la anatomía ósea de los huesos del brazo, analizando tanto su anatomía como las funciones que desempeñan, así como sus características diferenciales más importantes.

¿Qué es un brazo?

Puede parecer una pregunta sin sentido, pero lo cierto es que hay bastante confusión en cuanto a lo que es exactamente el brazo. Y es que aunque todos consideramos el brazo como la extremidad superior que nace en la escápula (en el hombro) y se prolonga hasta las manos, lo cierto es que si nos limitamos a la definición estricta, el brazo es solo la parte superior de nuestras extremidades superiores.

En otras palabras, el brazo no es toda la extremidad, sino la porción que va desde la escápula hasta el codo. La región inferior de la extremidad superior, es decir, la que va del codo hasta las manos, recibe el nombre de antebrazo.

Tener claro esto es muy importante porque en anatomía humana, dividimos los huesos de las extremidades superiores en función de si pertenecen al brazo o al antebrazo. En este sentido, el brazo está formado por un único hueso (el húmero), mientras que el antebrazo está compuesto por dos (cúbito y radio).

¿En qué se diferencian los huesos del brazo del resto?

El sistema esquelético humano es más complejo de lo que a simple vista puede parecer. Y es que cada uno de los 206 huesos que, en edad adulta, conforman nuestro esqueleto, puede entenderse como un órgano individual con sus características y propiedades únicas.

Dependiendo de su ubicación pero también de cuál sea su función, es decir, sostener órganos y tejidos, producir células sanguíneas, servir de apoyo para los músculos, proteger órganos vitales, almacenar calcio y fósforo, permitir la locomoción o servir de reserva de ácidos grasos, los huesos tendrán unas propiedades internas y externas (forma) distintas.

Por ello, los huesos del brazo no son, en absoluto, iguales a los del resto del cuerpo. Y es que pertenecen al grupo especial conocido como huesos largos, que, como puede deducirse por su nombre, son las estructuras óseas de mayor tamaño. Se trata de huesos duros y densos que ofrecen resistencia pero también movilidad.

Estos huesos largos, donde también se incluyen el hueso del muslo (el fémur), que, con sus 50 centímetros de media, es el más largo del cuerpo, la tibia, el peroné, las falanges, etc, son diferentes a los huesos planos (como los del cráneo), a los cortos (como los de la muñeca), a los irregulares (como las vértebras) y a los sesamoideos (como la rótula).

Pero, ¿por qué son distintos? Básicamente, por su forma y por lo que hay en su interior. Los huesos del brazo (y los otros huesos largos del cuerpo) tienen una morfología similar a lo que tradicionalmente entendemos como hueso: una parte central larga y en cada uno de sus extremos una región que se conoce como epífisis, pero que a grandes rasgos es la parte más ancha del hueso que comunica con una articulación.

Esta forma y el hecho de que las células óseas estén altamente compactadas le dan a los huesos del brazo la movilidad necesaria y la resistencia que requieren estas extremidades superiores, respectivamente.

Pero es que también hay diferencias en cuanto al contenido interno. Los huesos no son “piedras”. En su interior, además de células óseas (sí, los huesos están formados de células vivas), hay regiones que son imprescindibles para nuestra supervivencia y que no tienen nada que ver con la parte “dura” del hueso.

Estamos hablando de lo que se conoce como médula ósea roja y médula ósea amarilla. Los huesos largos (incluidos, evidentemente, los del brazo) son los huesos del cuerpo que contienen las dos. Pero, ¿cuál es su importancia?

La médula ósea roja es una región del hueso donde no solo se generan las células óseas que conformarán el hueso, sino todas las células sanguíneas. Absolutamente todos los glóbulos rojos (para el transporte de oxígeno), los glóbulos blancos (para permitir la funcionalidad del sistema inmune) y las plaquetas (para asegurar la correcta coagulación de la sangre), se sintetizan en el interior de los huesos.

Y en lo que se refiere a médula ósea amarilla, si bien la roja se encontraba en otros huesos del cuerpo (como las vértebras), esta es exclusiva de los huesos largos, como los del brazo. Y aunque esta no participe en la producción de células sanguíneas, su importancia sigue siendo capital. Y es que la médula ósea amarilla es un “almacén” de tejido adiposo, es decir, una región en la que se puede guardar la grasa para obtener energía cuando sea necesario.

En resumen, los huesos del brazo se diferencian de los del resto del cuerpo por su forma, tamaño y su contenido interno. Todo esto hace que estos huesos de las extremidades superiores, además de transmitir el movimiento a las manos y de permitir los movimientos de extensión, flexión y todos las otras funciones motrices del brazo, sirvan como una “fábrica” de células sanguíneas y como un “almacén” de grasa.

¿Cuáles son los huesos del brazo?

Ahora que ya hemos entendido en qué se diferencian anatómica y fisiológicamente los huesos del brazos de los del resto del cuerpo, podemos pasar a analizarlos uno por uno. Como hemos dicho, la extremidad superior consiste en un hueso del brazo (húmero) y dos del antebrazo (cúbito y radio). Recuerda que la mano técnicamente no forma parte del brazo, así que en este artículo no los presentaremos.

1. Húmero

Húmero

El húmero es el cuarto hueso más largo del cuerpo (superado solo por los tres principales huesos de las piernas) ya que, de media, tiene una longitud de unos 36’5 centímetros. Si nos aferramos a la definición estricta, es el único hueso del brazo, pues los otros forman parte del antebrazo.

Sea como sea, el húmero es un hueso que se articula por su extremo superior con la escápula, formando lo que se conoce como articulación del hombro. Y en su extremo inferior, se articula directamente con el cúbito y el radio, formando el codo, que es la articulación que separa el brazo del antebrazo.

Anatómicamente, el húmero está formado por una parte central alargada y cilíndrica, un extremo superior con forma esférica (para encajar en la escápula) y un extremo inferior de forma más compleja, pues tiene que encajar con dos huesos (los del antebrazo) y permitir la movilidad del codo.

Dispone de muchos lugares de inserción con músculos, los cuales son posibles gracias a la existencia de distintos tendones, que son los tejidos que unen los huesos a los músculos. En la articulación del hombro y el codo también hay diferentes ligamentos, que en este caso son los tejidos que unen los huesos entre sí.

También es importante mencionar que hay nervios importantes del cuerpo que se encuentran en estrecha relación con el húmero, lo que explica que las fracturas en este hueso (frecuentes en los deportes de contacto) cursen con mucho dolor.

2. Cúbito

Cúbito y radio

El cúbito (también conocido como ulna), con sus, de media, 28’2 centímetros, es el quinto hueso más largo del cuerpo. Junto con el radio, es uno de los dos huesos que conforman el esqueleto del antebrazo. Está localizado en la región interna de este antebrazo, mientras que el radio lo está en la externa.

Se trata de un hueso ligeramente curvado, aunque mantiene la forma recta propia de los huesos largos. En su extremo superior articula con el húmero formando la articulación del codo pero también con el radio. Y en su extremo inferior está unido a los huesos del carpo, es decir, los de la mano.

3. Radio

El radio, con sus, de media, 26’4 centímetros, es el sexto hueso más largo del cuerpo humano. Está localizado en la región externa del antebrazo, pero de forma prácticamente paralela al cúbito. Es un poco más delgado que su “vecino” y, además, es más curvado.

Pero es precisamente esta curvatura lo que permite que el brazo tenga un mayor abanico de movimientos. Otra de sus características es que en su extremo inferior se ensancha, lo que le permite articularse con distintos huesos de la mano y formar la articulación de la muñeca.

Referencias bibliográficas

  • Tang, A., Varacallo, M. (2018) “Anatomy, Shoulder and Upper Limb, Hand Carpal Bones”. Research Gate.
  • Pérez Criado, L. (2017) “Anatomía evolutiva del brazo y el antebrazo en los homininos”. Universidad Complutense de Madrid.
  • Charisi, D., Eliopoulos, C., Vanna, V., et al (2011) “Sexual Dimorphism of the Arm Bones in a Modern Greek Population”. Journal of Forensic Sciences.
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