Los 14 tipos de úlceras (causas, síntomas y tratamiento)

Las úlceras son llagas abiertas en las que, por distintas causas, se han perdido las capas superiores de la piel o de la membrana mucosa. En función de dónde se generen, estaremos ante un tipo u otro.

Tipos úlceras

El tejido epitelial es, junto al nervioso, muscular y conectivo, uno de los cuatro tejidos principales de nuestro cuerpo. Está compuesto por todas aquellas células diseñadas para recubrir las superficies tanto internas como externas del organismo.

En este sentido, el tejido epitelial es aquel formado por células que, estando estrechamente unidas, dan integridad a los otros tejidos y órganos, impiden que las sustancias tóxicas y gérmenes lleguen a nuestro interior, permiten la absorción de nutrientes (como en los intestinos), liberan sustancias (como en el estómago con distintas enzimas), hacen posible la sudoración…

Por lo tanto, como podemos deducir, tanto la piel, que es el órgano más grande del cuerpo humano, como las paredes de revestimiento de muchos órganos internos (como el estómago, la boca o los intestinos) están compuestos por tejido epitelial.

Por desgracia, es posible que, por distintas causas que van desde trastornos autoinmunes hasta infecciones bacterianas, este tejido epitelial se dañe y se pierda, momento en el que tejidos más internos que no están diseñados para ello, queden expuestos. Ahí puede aparecer una úlcera. Y en el artículo de hoy ofreceremos toda la información importante acerca de ellas.

¿Qué es una úlcera?

Una úlcera es una llaga abierta, es decir, una lesión más o menos grande que se manifiesta como un cráter en la piel o en las membranas mucosas del cuerpo, es decir, en los tejidos epiteliales de revestimiento, como pueden ser las paredes del estómago o de la boca, por ejemplo.

Sea como sea, una úlcera es aquella lesión en la que las capas más exteriores del tejido epitelial se pierden, por lo que tejidos internos que no están preparados para quedar expuestos al exterior, pasan a estar en contacto con el medio.

Por lo tanto, una úlcera, que no deja de ser una lesión abierta en la piel donde se han perdido las capas más externas del tejido (puede llegar a afectar a capas más internas, como los músculos), se manifiesta con dolor, pues el sistema nervioso está continuamente enviando señales de que hay un problema en la piel.

Las úlceras son muy comunes, pues pueden presentarse en cualquier región con tejido epitelial del organismo, y esto abarca desde cualquier zona de la piel hasta cualquier tejido de revestimiento interno: estómago (son las más comunes), esófago, boca, intestinos…

Ahora bien, dependiendo de la gravedad de los síntomas que presenten, las úlceras pueden clasificarse en distintos grados, al igual que sucede con las quemaduras. Veámoslos:

  • Grado 1: No son llagas abiertas ya que todavía no hay pérdida de tejido (solo enrojecimiento). Estas son úlceras en fase inicial que cursan con poco dolor y poca inflamación. El tratamiento con Mepentol, una solución tópica que estimula la cicatrización de la piel, es importante, pues el problema de las de este grado es que pueden derivar rápidamente a las siguientes.

  • Grado 2: Ya son llagas abiertas, pues se ha perdido la capa externa de tejido epitelial, por lo que cursan con más dolor. Afortunadamente, el Mepentol sigue siendo útil para curar (el tiempo dependerá de cada persona) la herida.

  • Grado 3: Son llagas abiertas que han continuado su expansión, perdiendo todavía más tejido, aumentando su extensión y dañando a capas más internas, aunque la herida tiene poca profundidad. Hay que evitar a toda costa llegar a este punto.

  • Grado 4: Las más graves de todas. Son muy extrañas, pero pueden poner en peligro la vida del paciente, pues son difíciles de curar. La pérdida de tejido es enorme y el daño llega a las capas de tejido adiposo y muscular, pudiendo incluso dejar el hueso al descubierto.

Como vemos, las úlceras pueden presentarse en muchas formas distintas, aunque comparten la característica de que todas ellas empiezan con un daño en el tejido epitelial. Ahora bien, lo que de verdad determina el tipo es el lugar de su aparición. Y ahora entramos de pleno en ello.

¿Cómo se clasifican las úlceras?

Como hemos visto, las úlceras pueden ser de cuatro grados diferentes, aunque la clasificación más útil desde el punto de vista clínico es la que se hace en función de la región del cuerpo dañada. En este sentido, cada uno de los siguientes tipos tiene una causa, unos síntomas y unas opciones de tratamiento concretas. Empecemos.

1. Úlceras gástricas

Las úlceras pépticas constituyen una de las enfermedades gastrointestinales más comunes y, dependiendo de si se generan en el estómago o en la parte superior del intestino delgado, estaremos ante úlceras gástricas o úlceras duodenales, respectivamente.

En este sentido, una úlcera gástrica --es una llaga abierta que se desarrolla en el revestimiento epitelial de las paredes del estómago--. Son especialmente molestas porque los jugos gástricos, que son muy ácidos, dañan a los tejidos más internos que quedan expuestos a ellos, pues no están diseñados para resistir la acidez como el tejido epitelial.

La causa más frecuente (a pesar de lo que se dice, ni el estrés ni la comida picante las provocan, solo empeoran los síntomas si ya las tenemos), aunque pueden desarrollarse como efecto secundario de determinados medicamentos antiinflamatorios (como el ibuprofeno) o por trastornos autoinmunes, es una infección por Helicobacter pylori.

Esta bacteria es una de las más resistentes del mundo. Se trata de un organismo acidófilo que encuentra, en nuestro estómago, un lugar idóneo para crecer y desarrollarse. A diferencia de todos los otros patógenos humanos, que mueren en los jugos gástricos (a no ser que desarrollen estrategias de protección para llegar hasta los intestinos), Helicobacter pylori vive tranquilamente en ellos.

Al colonizar las paredes del estómago, las daña (se cree que la mitad de la población mundial podría estar infectada, pero menos del 10% tienen síntomas), pudiendo provocar así la aparición de úlceras gástricas que cursan con dolor y ardor de estómago, hinchazón, náuseas, acidez, intolerancia a alimentos grasos y a refrescos con gas…

En este caso, el tratamiento consistirá en combatir la infección mediante antibióticos o abordar el factor desencadenante (si es efecto secundario de un fármaco) rápidamente, pues si van aumentando grados, puede producirse un sangrado interno. Por ello, suelen recetarse también medicamentos que reducen la producción de ácidos estomacales, pues así se favorece la cicatrización de la herida.

Úlcera gástrica

2. Úlceras duodenales

Las úlceras duodenales son aquellas llagas abiertas que se desarrollan a nivel del duodeno, la parte superior del intestino delgado que comunica con el estómago. Es otro tipo de úlcera péptica con las mismas causas, sintomatología y opciones de tratamiento que las gástricas, aunque en este caso la complicación más grave es que se produzca una obstrucción intestinal, pues estas úlceras en el intestino delgado pueden impedir la entrada del bolo alimenticio a esta parte del sistema digestivo.

3. Úlceras bucales

Las úlceras bucales, más conocidas como aftas o simplemente llagas, son aquellas que se desarrollan en el tejido de revestimiento de la boca. Sus causas siguen sin estar demasiado claras, aunque podría ser una combinación de factores hormonales, genéticos y de estilo de vida (especialmente alimentación y estrés). Sin embargo, lo que está claro, por ahora, es que no son fruto de una infección.

El principal síntoma es el dolor, aunque pueden llegar a dificultar el hablar y el tragar alimentos. De todos modos, la inmensa mayoría de personas desarrollan las que se conocen como aftas menores, las cuales, si bien pueden ser dolorosas, desaparecen en un máximo de dos semanas sin necesidad de tratamiento. De hecho, a pesar de que existen pomadas, enjuagues e incluso medicamentos que pueden ayudar a acelerar la curación, todavía no existe ningún tratamiento eficaz del todo.

El verdadero problema llega con las aftas mayores, las cuales, si bien son muy poco frecuentes, son graves. La lesión llega a capas mucho más profundas, llegando a ser insoportablemente dolorosas y pudiendo incluso requerir de cauterización. Sea como sea, la curación puede requerir de casi dos meses y quedan cicatrices permanentes en la boca.

Úlcera bucal

4. Úlceras cutáneas

Las úlceras cutáneas son todas aquellas lesiones abiertas que se desarrollan en la piel sin que haya una causa de fricción detrás de ellas. Por lo tanto, son todas aquellas llagas que se desarrollan en las capas externas de tejido epitelial (la piel) sin que haya una causa clara que explique su aparición. En este caso, al ser más accesibles, pueden tratarse con pomadas que aceleran la curación.

5. Úlceras por presión

Las úlceras por presión son un tipo de úlceras cutáneas en las que la causa está muy clara: la fricción. En este sentido, durante varias horas e incluso días, una región de nuestra piel sufre rozamientos y presiones de forma continuada, dañando así a las capas más externas, que se pierden, dejando expuestas a zonas internas.

Son muy comunes en las regiones del sacro en pacientes que están postrados en cama o que tienen muy poca movilidad, especialmente en aquellos con algún problema que les impide comunicar que sienten dolor en esa zona. Por ello, es importante que las personas ingresadas en un hospital y que no puedan moverse por sí solas, dispongan de un profesional que cure estas heridas antes de que aumenten de grado y, sobre todo, que las prevenga, realizando ejercicios de movilidad en el paciente.

úlcera presión

6. Úlceras genitales

Las úlceras genitales son todas aquellas lesiones abiertas que se desarrollan, como su propio nombre indica, en las áreas genitales (y sus alrededores), es decir, pene y vagina. En este caso, la causa de su aparición suele ser una enfermedad de transmisión sexual (como por ejemplo la sífilis), aunque también pueden deberse a trastornos inflamatorios, reacciones alérgicas, uso de productos cosméticos inadecuados e incluso traumatismos de fricción.

Sea como sea, debido a su localización, además del dolor habitual de las úlceras, estas vienen acompañadas de picor, agrandamiento de glándulas en la zona de la ingle, aparición de sarpullidos y, a menudo, fiebre. El tratamiento dependerá de la causa, aunque si es una enfermedad de transmisión sexual, en caso de que haya opción, se basará en antivirales o antibióticos.

7. Úlceras corneales

Las úlceras corneales son aquellas que se desarrollan en la córnea, que es la región con forma de bóveda situada en la parte más anterior del ojo, es decir, la parte del globo ocular que más sobresale y que tiene la función de guiar el haz de luz hacia la pupila.

Debido especialmente a infecciones oculares o traumatismos, es posible que las capas externas de la córnea se dañen, provocando así la aparición de una llaga que puede dificultar la visión y, en caso de no tratarla adecuadamente, provocar secuelas con déficits visuales.

8. Úlceras venosas

Las úlceras venosas son aquellas en las que, debido a problemas en el sistema circulatorio, las paredes de las venas se dañan y se forman llagas en ellas. Deben tratarse rápidamente, pues pueden afectar a la circulación sanguínea. Sin embargo, el tratamiento puede alargarse más de un año.

9. Úlceras arteriales

Las úlceras arteriales son aquellas que se desarrollan en las paredes de las arterias debido a distintas causas relacionadas con un deterioro crónico del sistema circulatorio, igual que las anteriores. Sin embargo, estas son más difíciles de curar y, aunque resulte sorprendente, son el tipo de úlcera más dolorosa. Más que cualquiera de las otras de esta lista.

10. Úlceras mixtas

Las úlceras mixtas son extremadamente raras pero muy graves, pues el paciente ha desarrollado úlceras tanto en sus venas como en sus arterias. Sus causas no están del todo claras, pero sí se sabe que son prácticamente imposibles de curar.

11. Úlceras esofágicas

Las úlceras esofágicas son aquellas que se desarrollan en el esófago, el conducto que conecta la boca con el estómago. Estas llagas generalmente se desarrollan como consecuencia de la enfermedad por reflujo gastroesofágico, una patología en la que los jugos gástricos circulan en sentido contrario y pasan a este esófago, irritándolo.

Cuando estos episodios de reflujo son habituales, la irritación esofágica puede llegar a ser suficientemente pronunciada como para derivar en la formación de llagas, que se manifiestan con sensación de ardor en el pecho.

Ante casos graves que no se solucionan con cambios en el estilo de vida (muchas veces, cuidar la alimentación, no fumar, mantener un peso adecuado, evitar medicamentos irritantes, etc, es suficiente para evitar el reflujo), es posible tomar medicamentos o someterse a cirugía para tratar el reflujo, pues si este desaparece, es raro que el esófago se irrite.

Úlcera esofágica

12. Úlceras oncológicas

Las úlceras oncológicas son todas aquellas llagas que se desarrollan en distintas regiones de tejido epitelial como consecuencia de un crecimiento tumoral maligno. El tratamiento consistirá en abordar el cáncer en cuestión, siendo importante observar estas úlceras para detectarlo precozmente.

13. Úlceras iatrogénicas

Las úlceras iatrogénicas son todas aquellas llagas que se desarrollan fruto de una infección en la que las bacterias aprovechan una debilitación del sistema inmunitario. Por ello, solo suelen aparecer en pacientes hospitalizados o en personas inmunodeprimidas. De ahí que sea tan importante mantener unas buenas condiciones higiénicas en el ámbito hospitalario.

14. Úlceras rectales

Las úlceras rectales son todas aquellas llagas que se desarrollan en el recto debido, generalmente, a procesos de fricción y que tienen carácter benigno. Por ello, es importante saber diferenciarlas de otros daños epiteliales que sí que pueden indicar, por ejemplo, un cáncer. Sea como sea, estos tipos de úlceras son poco comunes y se manifiestan con dolor y esfuerzo excesivo al defecar, aunque puede tratarse normalmente con un aumento de la fibra en la dieta y, en casos excepcionales, medicamentos tópicos.

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