Los 14 tipos de tejidos del cuerpo humano (y sus funciones)

Los tejidos son conjuntos de células especializadas morfológica y fisiológicamente que se estructuran entre ellos para formar los distintos órganos del cuerpo. Veamos cómo se clasifican.

Tipos tejidos

Todos y cada uno de los seres vivos de la Tierra están formados, al menos, por una célula. En el caso de los organismos unicelulares, como las bacterias, los protozoos, los cromistas (como las algas) y algunos hongos, una célula es suficiente para sobrevivir.

Pero si hubiera que escoger algún hito de la evolución de los seres vivos este sería, sin duda, el desarrollo de organismos pluricelulares, es decir, formados por la unión de, en la mayoría de casos, miles de millones de células.

Los animales y las plantas somos organismos pluricelulares. Y en el caso de nuestra especie, los humanos somos seres formados por unos 30 millones de millones de células. Pero, ¿basta tener un número tan elevado para ser complejos? No. La vida es tal y como la conocemos porque estas células tienen la increíble capacidad de organizarse formando tejidos.

Desde el tejido muscular hasta el nervioso, el cuerpo humano está constituido por la suma de distintos tejidos con unas propiedades morfológicas únicas y unas funciones específicas que permiten el desarrollo de órganos. En el artículo de hoy veremos las características de los principales tejidos humanos.

¿Qué es exactamente un tejido?

El cuerpo humano está formado por 30 billones de células. Y cada una de ellas, contiene todo nuestro ADN. En otras palabras, una neurona y una célula muscular tienen la misma información genética en su núcleo. Entonces, ¿por qué son tan diferentes?

Porque dependiendo de su localización y de las funciones que tienen que desempeñar, expresarán unos genes concretos y silenciarán a otros. En este sentido, se forman grupos de células que se diferencian entre ellas por los genes que expresan.

Dependiendo de ello, la célula adoptará una morfología determinada y será capaz de realizar unas funciones concretas dentro del organismo. En este contexto, aparece el concepto de tejido, pues se trata de un conjunto de células con un patrón de expresión genética similar.

Es decir, un tejido es el conjunto de células morfológica y fisiológicamente similares que se organizan entre ellas formando una estructura anatómicamente más compleja y capaz de realizar funciones también más complejas.

Los tejidos nacen, pues, de la organización de células similares tanto en forma como en función que, por sí solas, no podrían desarrollar tareas complejas, pero relacionándose entre ellas, sí. Como bien sabemos, los tejidos, a su vez, se organizan entre ellos para dar lugar a los órganos.

De hecho, de la combinación de los 14 tejidos que veremos en este artículo nacen los más de 80 órganos que alberga el cuerpo humano. Desde el corazón hasta el cerebro, pasando por el estómago, el bazo, el páncreas, los testículos, los ovarios, la glándula tiroides, los pulmones, la lengua, los dientes… Todo y cada uno de los órganos están formados por la combinación de diferentes tejidos.

¿Qué tejidos podemos encontrar en nuestro cuerpo?

Como ya hemos comentado, los tejidos son un nivel de organización tisular entre células similares tanto en morfología como en fisiología. Dentro del cuerpo humano, los tejidos pueden funcionar tanto individualmente (como los vasos sanguíneos) como estructurándose entre ellos formando estructuras más complejas llamadas órganos, como el caso del corazón, por ejemplo. Sea como sea, los tejidos que conforman nuestro organismo son los siguientes.

1. Tejido epitelial de revestimiento

El tejido epitelial de revestimiento es, como podemos deducir por su nombre, el conjunto de células que recubren la superficie del cuerpo humano. En este sentido, distintas capas de células se organizan para formar los epitelios, que son distintos tejidos con propiedades diferentes (no es lo mismo el epitelio de los labios que el de las manos o el de los órganos sexuales).

Sea como sea, este tejido reúne células que están unidas estrechamente entre ellas, impidiendo que las sustancias (y gérmenes) dañinos lleguen a nuestro interior y, de igual modo, desarrollando funciones de absorción, sudoración, sentido del tacto, transpiración, etc. La suma de todos los tejidos epiteliales de revestimiento conforman la piel, el mayor órgano (de largo) del cuerpo humano.

Tejido epitelial

2. Tejido conectivo

El conectivo, también conocido como conjuntivo, es todo aquel tejido en el que las células que lo componen están diseñadas para mantener unidos a otros tejidos y órganos. Como su propio nombre indica, los conecta mecánica y fisiológicamente. Más allá de esto, la variedad de tejidos dentro de este tipo es muy grande.

Y es que de tejidos conectivos tenemos desde la sangre (el principal medio de transporte dentro de nuestro organismo no deja de ser un tejido constituido por células sanguíneas y material líquido) hasta fibras de colágeno. Lo importante es que son un tipo de tejido que “rellena” los espacios entre tejidos, manteniendo los órganos en su posición y asegurando que el organismo tenga su forma adecuada.

3. Tejido nervioso

El tejido nervioso, como podemos deducir por su nombre, es aquel que conforma las distintas estructuras y órganos del sistema nervioso, el cual está diseñado para generar, procesar y transmitir señales nerviosas.

En este sentido, el tejido nervioso nace de la unión entre dos tipos de células. Por un lado, tenemos las neuronas, que son las verdaderas unidades funcionales del tejido, pues son células especializadas en generar y transmitir impulsos eléctricos que permiten desde la experimentación de los sentidos hasta el control de los músculos.

Por otro lado, tenemos las neuroglias o células gliales, que son las células presentes en este tejido pero que no están especializadas en la conducción de impulsos nerviosos, sino en servir como soporte estructural para las neuronas. En este sentido, serían como el tejido conectivo o conjuntivo del sistema nervioso tanto central (cerebro y médula espinal) como periférico (nervios).

Tejido nervioso

4. Tejido muscular liso

Junto con el epitelial, conectivo (o conjuntivo) y nervioso, el tejido muscular conforma uno de los cuatro tejidos principales del cuerpo humano. Sea como sea, este puede dividirse en distintos tipos dependiendo de su estructura y funciones.

El tejido muscular liso es aquel que controla los movimientos involuntarios. En este sentido, todas las células musculares que rodean los órganos internos (excepto el corazón), los vasos sanguíneos y los órganos sexuales componen este tipo de tejido. Su movimiento es autónomo, es decir, no lo controlamos.

5. Tejido muscular estriado

El tejido muscular estriado, por su parte, es aquel conjunto de células musculares cuya contracción y relajación sí que se controlan voluntariamente. También conocido como tejido muscular esquelético, es el que se encuentra en el 90% de los músculos (son los órganos que nacen de la unión de tejidos musculares), de los cuales hay más de 650 en el cuerpo humano. Su movimiento es voluntario y es el que permite la locomoción y el desarrollo de todas nuestras funciones motoras.

Tejido muscular

6. Tejido muscular cardíaco

El tejido muscular cardíaco es aquel que, al igual que el liso, es de contracción y relajación involuntaria, aunque, como podemos deducir por su nombre, se encuentra exclusivamente en el corazón. De hecho, este órgano está formado por, junto a otros, por tejido muscular cardíaco, el cual se conoce también como miocardio. Gracias a él, el corazón puede bombear sangre.

7. Tejido epitelial glandular

Habiendo analizado el tejido epitelial de revestimiento, el conectivo, el nervioso y el muscular, ya conocemos los principales tipos de tejidos. Pero lo cierto es que hay más y es importante analizarlos, pues todos ellos son imprescindibles en nuestro organismo.

En este sentido, el tejido epitelial glandular es aquel que conforma todos los órganos destinados a liberar sustancias, ya sean a la sangre (como las hormonas), a otros órganos internos (como la bilis al intestino delgado) o al exterior (como el sudor). Por lo tanto, todas las glándulas del cuerpo humano están compuestas por este tipo de tejido, el cual está formado por células con la importantísima capacidad de sintetizar y secretar productos químicos.

Encontramos desde la glándula tiroides (secreta hormonas) hasta la hipófisis, pasando por las glándulas salivales, las productoras de sudor, etc.

Tejido glandular

8. Tejido epitelial sensorial

El tejido epitelial sensorial es el que conforma, como su propio nombre indica, los distintos sentidos. Destaca por ser un tipo de epitelio en el que, en su superficie, se sitúan distintas neuronas receptoras de señales con una fisiología determinada dependiendo del sentido en cuestión. Los órganos que captan estímulos del exterior están compuestos por este tejido.

En la lengua tenemos papilas gustativas con neuronas quimiorreceptoras, que captan la información química de los alimentos y la transforman en señales nerviosas que viajan al cerebro para su posterior decodificación y permitir la experimentación del sabor.

En la misma línea, en la nariz tenemos un epitelio sensorial que capta los químicos volátiles (para el olfato); en la piel, uno que capta los cambios de presión y de temperatura (para el tacto); en los oídos, uno que capta las variaciones en las vibraciones del aire (para el oído); y en los ojos, uno que capta las variaciones en la luz (para la vista).

9. Tejido adiposo

El tejido adiposo es un tipo de tejido compuesto por unas células muy específicas conocidas como adipocitos, las cuales tienen la propiedad de almacenar lípido (grasas) en su citoplasma. En este sentido, el tejido adiposo nace de la unión de adipocitos, por lo que se trata de un tejido que popularmente conocemos como grasa.

De todos modos, sus funciones son imprescindibles, pues además de servir como un almacén de lípidos (para tener reservas de energía), evita las pérdidas de temperatura corporal, protege órganos internos y amortigua golpes. Representan aproximadamente el 20% del peso de una persona que, en términos de reservas de grasa, se considera media.

Tejido adiposo

10. Tejido óseo

El tejido óseo es aquel que constituye los 206 huesos de nuestro cuerpo, unos órganos que, pese a su dureza, están formados por células vivas. Las células óseas (hay distintos tipos, como los osteocitos o los osteoblastos) conforman un tejido conectivo con una matriz que presenta un alto nivel de mineralización (el 50% de un hueso son sales minerales, especialmente calcio).

Sea como sea, los huesos tienen un tejido compacto en su superficie y, en su interior, un tejido esponjoso, el cual tiene un nivel de mineralización menor (por lo que es menos denso) y tiene la función de albergar los vasos sanguíneos que irrigan los huesos y la médula ósea roja, donde se producen las células sanguíneas.

11. Tejido sanguíneo

La sangre es, junto a la linfa, el único tejido líquido de nuestro cuerpo. En este sentido, el tejido sanguíneo es la unión de un 20% de células sanguíneas (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) y otras sustancias (hormonas, minerales, lípidos, etc) junto a un 80% de agua, que le da la imprescindible fluidez.

En este sentido, la sangre es un tipo de tejido conjuntivo que sirve como sistema de transporte del oxígeno y de los nutrientes, así como de las sustancias de desecho, de todo el organismo, circulando por los diferentes vasos sanguíneos. Pese a ser líquido, es, evidentemente, uno de los tejidos más importantes del cuerpo. Una persona adulta tiene más de 5 litros de sangre fluyendo por su interior.

Tejido sanguíneo

12. Tejido hematopoyético

El tejido hematopoyético es aquel constituido por células especializadas en realizar la hematopoyesis, es decir, la formación de células sanguíneas. En este sentido, siendo la médula ósea (lo que hemos comentado del tejido esponjoso de los huesos) la principal estructura de tejido hematopoyético, unas células madres son capaces de generar glóbulos rojos (transporte de oxígeno), glóbulos blancos (para el sistema inmune) y plaquetas (para la coagulación sanguínea).

Además de la médula ósea roja, encontramos, si bien en cantidades menores, tejido hematopoyético en los ganglios linfáticos, el bazo y el timo. Pero es en el interior de los huesos donde es más importante este proceso.

13. Tejido cartilaginoso

El tejido cartilaginoso es aquel que constituye, como su propio nombre indica, los cartílagos del cuerpo. Destaca por ser un tejido que, además de estar formado por unas células llamadas condrógenas, es rico en fibras elásticas y colágenas y por no disponer ni de irrigación sanguínea ni de nervios, por lo que no sangra ni tiene sensibilidad.

En este sentido, encontramos tejido cartilaginoso no solo en los extremos de una articulación para evitar el roce entre huesos y favorecer la lubricación, sino para dar forma a distintas estructuras del cuerpo, como la tráquea, la nariz o las orejas.

Tejido cartilaginoso

14. Tejido linfático

El tejido linfático es el principal componente del sistema inmunitario. Estando presente especialmente en órganos como el timo, el bazo, las amígdalas y los ganglios linfáticos, pero también disperso en otros sistemas, está formado principalmente por linfocitos, constituye lo que se conoce como linfa.

Esta linfa es un líquido similar a la sangre pero en el que las células mayoritarias son los linfocitos (en la sangre, el 99% de las células son glóbulos rojos, de ahí el color), los cuales inician las reacciones de inmunidad ante una infección, producen anticuerpos y eliminan a los patógenos.

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