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El cerebro humano es el órgano central de nuestro sistema nervioso. Si bien su estructura anatómica se asemeja a la de otros mamíferos, las personas poseen un córtex mucho más desarrollado. Lo cierto es que la complejidad de esta parte de nuestro cuerpo es impactante, algo esperable debido a que se trata del director de orquesta que dirige al organismo. Así, nuestro cerebro recibe información del resto del cuerpo y la interpreta con el fin de guiar una respuesta adecuada. En otras palabras, es el último responsable del pensamiento y movimiento que llevamos a cabo.
Gracias al cerebro podemos interpretar estímulos de todo tipo, como sonidos, luces, olores o dolor. También está implicado en nuestras funciones vitales, como respirar, mantener una presión arterial adecuada o liberar hormonas. Por si no fuera suficiente, el cerebro también es el motor que nos permite interactuar de manera adecuada con nuestro entorno, comunicarnos con otras personas y manipular objetos.
La enorme complejidad que caracteriza a nuestro cerebro ha dado pie a un gran interés por estudiarlo y conocer toda su estructura y funciones. Gracias a la ciencia, hoy se conoce mucho más acerca de este órgano pensante, lo que se ha traducido en numerosos avances con aplicaciones muy importantes para la sociedad y la salud de las personas.
Sin embargo, a pesar del gran trabajo científico que se ha venido realizando en los últimos años, siguen circulando algunas creencias erróneas sobre el cerebro. Estos mitos han calado tanto que aún son asumidos como verdad por muchas personas, aunque nada más lejos de la realidad. Uno de los mitos más extendidos afirma que los seres humanos sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro. En este artículo vamos a conocer qué dice la ciencia de esta creencia.
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¿En qué consiste el mito del 10% del cerebro?
Este antiguo mito, que circula desde hace más de un siglo, afirma que los seres humanos sólo utilizamos el 10% de la capacidad del cerebro. Aunque se ha rebatido en numerosas ocasiones con argumentos científicos, lo cierto es que aún es una creencia extendida en la población. Su alcance ha sido tal, que incluso el cine lo ha utilizado como argumento central para muchas películas.
Ni siquiera personas con profesiones cualificadas y formación están exentas de caer en este neuromito. De acuerdo con un estudio realizado por Marta Ferrero y su equipo en el año 2016, el 44% de los maestros españoles de primaria y secundaria creen realmente que usamos sólo el 10% de nuestro cerebro. Si estos porcentajes te resultan alarmantes, te sorprenderá saber que esta creencia ha calado aún más fuerte en países como Estados Unidos, donde más del 60% de la población da por cierta esta afirmación.
Muchas personas con formación e interés sobre el cerebro perpetúan este falso mito, ya que muchas veces no distinguen la ciencia de la pseudociencia. Esto supone un riesgo, ya que muchos maestros que en principio cuentan con preparación adecuada pueden transmitir a sus alumnos estas ideas equivocadas sin evidencia científica.
Seguramente te preguntes cómo se pudo originar este mito tan polémico. Lo cierto es que muchos atribuyen su origen a una frase del célebre psicólogo William James (1842-1910), que en una publicación de 1907 afirmó que “Estamos haciendo uso de solo una pequeña parte de nuestros recursos mentales y físicos posibles”.
La expansión de este mito ha sido tal que se ha llegado a vincular con el hecho de que muchos grandes pensadores y científicos sean más inteligentes que la media. Es decir, si se asume que las personas por norma general sólo aprovechamos una ínfima parte, por consiguiente los humanos más brillantes de la historia, como por ejemplo Einstein, son los pocos capaces de explotar su cerebro al 100%.
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¿Por qué es falso el mito del 10% del cerebro?
Lo cierto es que la neurociencia ha desmentido tajantemente esta creencia tan extendida. Se ha demostrado que las personas sí utilizamos la totalidad de nuestro cerebro para realizar distintas tareas. Mediante estudios con escáner, se ha podido observar que esto es así incluso cuando nos encontramos en un estado de reposo.
Solo dejamos de utilizar el 100% del cerebro en casos especiales, como cuando existe una lesión cerebral que ocasiona la inactividad de alguna zona. No utilizar el total del cerebro se traduce en una merma de las capacidades cognitivas, conductuales y vegetativas. Como ya mencionamos anteriormente, este órgano se encuentra implicado en infinidad de funciones, por lo que parece poco lógico que sólo estemos empleando una ínfima parte de él. A continuación, vamos a conocer las pruebas que la ciencia ha empleado para desmentir esta creencia:
1. Estudios sobre el daño cerebral
Si fuese cierto que el 90% del cerebro es inutilizado, no debería producirse una afectación en el rendimiento cuando se da una lesión en alguna zona. No hay ningún área cerebral que pueda ser dañada sin que se produzca la pérdida de alguna habilidad. Incluso las lesiones aparentemente mínimas pueden suponer implicaciones graves a nivel conductual.
2. Evolución
Nuestro cerebro requiere un gasto energético muy elevado para poder funcionar con normalidad, por lo que consume un alto porcentaje del oxígeno y los nutrientes de los que disponemos. Si el 90% del cerebro no fuese utilizado como defiende este mito, los humanos con el cerebro de menor tamaño serían más aptos para la supervivencia, pues serían mucho más eficientes. Por esta lógica, la propia selección natural habría eliminado progresivamente a los individuos de cerebros más grandes, pues es absurdo destinar un gasto energético elevado a un órgano no aprovechado.
3. Imágenes cerebrales
Gracias a las nuevas tecnologías como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la imagen por resonancia magnética funcional (fMRI), se ha logrado monitorizar en tiempo real la actividad cerebral de las personas vivas. Esto ha permitido observar que, incluso en estados de reposo, todas las partes de nuestro cerebro se mantienen con un mínimo de actividad. Solo los daños y lesiones cerebrales pueden hacer que algunas zonas queden totalmente inactivas.
4. Todas las zonas poseen alguna función
Lejos de funcionar como una masa unitaria, se conoce que el cerebro posee distintas regiones con funciones diferentes. La investigación ha permitido crear una especie de mapa, donde todas las áreas cerebrales poseen algún tipo de función. Es decir, no hay un solo espacio de este órgano que no esté implicado en el funcionamiento del cerebro.
5. Estudios metabólicos
Mediante estudios que emplean moléculas de 2-desoxi-D-glucosa etiquetadas con reactivos en el cerebro, se ha podido observar que existe actividad metabólica en todo el cerebro, por lo que es insostenible la idea de que el 90% se encuentra inutilizado.
6. Enfermedades neuronales
Si el 90% del cerebro está siendo inutilizado, las células de las zonas inactivas deberían degenerarse. De esta manera, en las autopsias de cerebros adultos podría observarse en todas las personas una degeneración cerebral muy profunda, algo que no sucede. Como vemos, existen numerosos argumentos con base científica que demuestran que la idea de que solo usamos el 10% del cerebro es completamente falsa.
La pregunta que cabe hacerse es…¿Por qué se sigue perpetuando este mito de forma tan extensa en la población? Algunos opinan que la creencia de que sólo usamos una ínfima parte del cerebro nos transmite esperanza, pues nos brinda esa sensación de que los seres humanos disponemos de un enorme potencial que puede llegar a ser explotado en el futuro con resultados espectaculares.
Muchos han fantaseado con la idea de que, si se averigua el supuesto secreto para explotar al máximo un cerebro poco aprovechado, las personas podremos ser prodigios capaces de aprender decenas de idiomas, tocar instrumentos musicales, ser grandes atletas e intelectuales.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de un mito muy extendido en la población, que afirma que las personas solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro. Esta creencia errónea ha circulado desde hace un siglo, de forma que incluso aquellas personas formadas e interesadas en las neurociencias la consideran una afirmación verdadera. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Algunos creen que el origen de este mito se debe al psicólogo William James, autor que afirmó que las personas solo hacíamos uso de una pequeña parte de nuestros recursos mentales. Desde entonces, un porcentaje amplio de la población así lo ha sostenido, llegando a extenderse esta creencia a las películas.
Sin embargo, la neurociencia ha rebatido este mito una y otra vez desde que comenzó a extenderse. Lo cierto es que, gracias a las investigaciones, hoy sabemos que el cerebro es utilizado al 100% cuando desempeñamos nuestras tareas, e incluso en estado de reposo. Son muchos los argumentos que rebaten este mito. A nivel evolutivo no parece ser lógico que nuestro cerebro de gran tamaño, gran consumidor de energía, esté siendo preservado por la selección natural sin resultar eficiente.
Además, este mito no encaja con el hecho de que toda lesión cerebral siempre implica una merma en alguna habilidad. Los estudios metabólicos también han podido determinar que existe actividad de este tipo en todas las regiones. Añadido a esto, si esta idea fuese cierta, cabría esperar que nuestras neuronas degenerasen en su mayoría con el paso del tiempo. Sin embargo, en las autopsias de personas adultas no se observan degeneraciones del cerebro a gran escala. Aunque todos estos argumentos son más que válidos y se basan en la evidencia científica, aún hay personas que confían en un supuesto potencial humano sin explotar.
