Las 4 partes del sistema nervioso (características y funciones)

El sistema nervioso está formado por distintas estructuras que, trabajando de forma coordinada, permiten que la información se genere y viaje por todo el organismo a través de las neuronas.

Partes sistema nervioso

Ver lo que nos rodea, hablar, imaginar, caminar, saltar, correr, escribir, leer, reflexionar, pensar, esquivar obstáculos, levantar objetos… Absolutamente todas las funciones de nuestro cuerpo están controladas por el sistema nervioso.

Este conjunto de neuronas, que son células especializadas en la transmisión de impulsos eléctricos a lo largo y ancho del cuerpo, controla y regula tanto la captación de estímulos del medio como la respuesta que generamos ante ellos, así como todos los procesos intelectuales y cognitivos que suceden en nuestra mente.

En este sentido, el sistema nervioso es el conjunto de neuronas que, organizadas en tejidos y órganos específicos, nos permiten relacionarnos con el exterior (y con nuestro interior) y coordinar todas las respuestas mecánicas y emocionales imaginables.

Como bien sabemos, el sistema nervioso autónomo puede dividirse en distintas partes de acuerdo a su anatomía y localización en el cuerpo. Lo que habremos escuchado todos es que hay un sistema nervioso central y otro de periférico. En el artículo de hoy, veremos, además de cómo se relacionan entre ellos, por qué componentes está formado cada uno.

¿Qué es el sistema nervioso humano?

Antes de profundizar en su estructura, es muy importante entender exactamente qué es el sistema nervioso y en qué se fundamenta su fisiología. Podemos definirlo mediante una metáfora. Y es que el sistema nervioso humano puede entenderse como una “autopista” o una “red de telecomunicaciones” en la que miles de millones de neuronas se transmiten impulsos eléctricos entre ellas.

En estos impulsos eléctricos está codificada toda la información que nuestro organismo necesita para activar la función de cualquier órgano o tejido o para enviar información al cerebro acerca de lo que sucede en el medio o en nuestro cuerpo.

Gracias a la liberación de unas moléculas conocidas como neurotransmisores, las neuronas (no olvidemos que son células individuales) van “pasándose” la información para que, en cuestión de milésimas de segundo (las señales eléctricas viajan por el sistema nervioso a unos 360 km/h), esta llegue a su destino.

Pero, ¿cuál es ese destino? Depende. Puede ser tanto el cerebro (recibe la información de los órganos sensoriales) como los músculos y otros tejidos del cuerpo, los cuales reciben órdenes del cerebro para contraerse, dilatarse y, en definitiva, permitir que, por ejemplo, el corazón lata, los vasos sanguíneos hagan circular la sangre, mastiquemos, hablemos, podamos digerir la comida, andemos, agarremos objetos…

En resumen, el sistema nervioso es el conjunto de miles de millones de neuronas que, organizadas en las estructuras que veremos a continuación, permiten tanto que captemos estímulos del medio como que reaccionemos adecuadamente a ellos, así como que mantengamos nuestras funciones vitales estables, tengamos conciencia y que desarrollemos las habilidades físicas que nos caracterizan.

¿Por qué estructuras está formado?

Como ya hemos comentado, nosotros vamos a analizar sus partes, lo que implica hacer una división de acuerdo a aspectos anatómicos. Por ello, la típica clasificación funcional que lo divide en sistema nervioso autónomo (el que regula las funciones vitales sin tener que pensar en hacerlas, como los latidos del corazón o la respiración) y el somático (el que capta estímulos del medio y permite un control voluntario de los movimientos), pese a ser muy importantes en neurología, no se tratarán en este artículo.

Hoy, pues, lo que nos interesa es la clasificación morfológica. Y en este sentido, hay una clara división en sistema nervioso central y sistema nervioso periférico. Pero, ¿por qué estructuras está formado cada uno? Veámoslo.

1. Sistema nervioso central

El sistema nervioso central es la parte del sistema nervioso encargada de recibir y procesar la información de los distintos sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y de generar respuestas en forma de impulsos nerviosos, al mismo tiempo que conduce estas señales hasta los nervios del sistema nervioso periférico.

En otras palabras, el sistema nervioso central es nuestro “centro de mandos”, pues genera órdenes que viajarán después por todo el cuerpo. Es el componente del sistema nervioso capaz de recibir, procesar y generar información.

Una de sus particularidades es que está rodeado por las meninges, tres capas de tejido conectivo que rodean el sistema nervioso central, protegiéndolo de las lesiones y permitiendo el flujo del líquido cefalorraquídeo, una sustancia incolora que actúa como la “sangre” del sistema nervioso, nutriendo a las neuronas y protegiéndolo de los cambios de presión, así como manteniendo estable la composición química del medio.

Estas meninges rodean a las dos principales estructuras del sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal), situándose entre el tejido nervioso y los huesos del cráneo y de la columna vertebral.

Sistema nervioso central

1.1. Encéfalo

El encéfalo es la parte del sistema nervioso central protegida por los huesos del cráneo. Es el verdadero centro de mandos del organismo, pues es aquí donde la organización e interconexión de neuronas llega a su máximo esplendor y complejidad, pudiendo tanto interpretar la información que llega del medio como generando respuestas y órdenes para controlar al resto de órganos y tejidos del cuerpo.

Es también la región de mayor masa en relación al tamaño. Y es que aunque varía dependiendo de la edad y del sexo de la persona, el encéfalo pesa unos 1’4 kg. Este órgano controla el funcionamiento de todo el organismo y no debe confundirse con el cerebro, pues este cerebro es “solo” una más de las partes en las que se divide el encéfalo:

  • Cerebro: Es el órgano más voluminoso del encéfalo. Dividido en dos hemisferios, el cerebro es la estructura del sistema nervioso central que controla los movimientos musculares, así como la síntesis de hormonas. Del mismo modo, las diferentes estructuras en las que se divide, permiten procesar la información sensorial, desarrollar emociones y sentimientos, almacenar recuerdos, memorizar información, aprender… Como vemos, la complejidad del sistema nervioso es enorme.

  • Cerebelo: Es la parte inferior (por debajo del cerebro) y posterior (en la parte más trasera del cráneo) del encéfalo. Su principal función es la de integrar la información sensorial y las órdenes motrices generadas por el cerebro. En otras palabras, permite que nuestros movimientos voluntarios sean coordinados y que sucedan justo en el momento necesario.

  • Tronco del encéfalo: Formado, a su vez, por otras estructuras famosas como el bulbo raquídeo o el mesencéfalo, a grandes rasgos, el tronco encefálico es una parte del encéfalo que, además de ayudar a regular funciones vitales como la respiración o los latidos del corazón, permite que el cerebro y el cerebelo se conecten con la médula espinal. En este sentido, es una especie de autopista que conecta el encéfalo con la médula.

1.2. Médula espinal

La médula espinal es una prolongación del tronco encefálico pero que ya no está dentro del cráneo, sino que circula por el interior de la columna vertebral. Sigue estando rodeada por las tres capas de meninges, pero en este caso ya no procesa ni genera información, sino que “únicamente” transmite las señales nerviosas desde el encéfalo hasta los nervios periféricos.

En este sentido, la médula espinal es la autopista central del sistema nervioso, mientras que el resto de nervios que salen de ella son pequeñas carreteras nacionales, para encontrar un paralelismo. Tiene un peso de unos 30 gramos y una longitud de entre 43 y 45 cm.

Tiene dos funciones básicas: la aferente y la eferente. La función aferente hace referencia a que transmite mensajes que “suben”, es decir, información sensorial desde los órganos y tejidos del cuerpo (tanto internos como externos) hacia el encéfalo. Por otro lado, la función eferente hace referencia a todos aquellos mensajes que “bajan”, es decir, generados en el encéfalo (principalmente el cerebro) que tienen codificadas órdenes para alterar la funcionalidad de los músculos del cuerpo. Un adecuado funcionamiento de la ruta eferente es imprescindible para permitir los actos reflejo.

2. Sistema nervioso periférico

Dejamos el encéfalo y la médula espinal y pasamos a analizar el sistema nervioso periférico, que es el conjunto de nervios que, partiendo generalmente (y ahora veremos por qué decimos generalmente) de la médula espinal, forman un entramado de fibras de neuronas cada vez más ramificadas que cubren la totalidad del organismo.

En otras palabras, el sistema nervioso periférico es una prolongación del sistema nervioso central en la que las neuronas, lejos de poder procesar y generar información, tienen la única función de conducir señales eléctricas.

Su importancia es capital, pues este sinfín de redes de neuronas permiten conectar todos los tejidos y órganos de nuestro cuerpo con el encéfalo y el encéfalo con el resto del organismo, lo que nos permite tanto captar estímulos del medio como regular las funciones mecánicas del cuerpo, respectivamente.

El sistema nervioso periférico constituye lo que popularmente conocemos como “nervios”, que son todas aquellas fibras de neuronas que se dedican exclusivamente a transmitir información y que no están protegidas ni por el cráneo ni por la columna vertebral y, por lo tanto, tampoco están rodeadas de las meninges.

Dependiendo de si los nervios nacen directamente del encéfalo (lo menos común) o de la médula espinal, el sistema nervioso periférico puede ser de dos tipos.

Sistema nervioso periférico

2.1. Nervios espinales

Los nervios espinales, también conocidos como nervios raquídeos, son 31 pares de nervios que nacen de distintos puntos de la médula espinal. Partiendo de la médula espinal, estos 31 pares (un total de 62) se van ramificando hasta llegar a conectar todas las partes del cuerpo con el sistema nervioso central.

Cada par de nervios tiene una función específica, aunque podríamos resumirlo en que los nervios espinales envían información sensorial (temperatura, dolor, posición, lesiones, cortes…) al sistema nervioso central, al mismo tiempo que envían las órdenes motoras generadas por el cerebro al órgano o tejido diana.

2.2. Nervios craneales

Los nervios craneales son 12 pares de nervios que nacen directamente de distintos puntos del encéfalo, llegando a distintas regiones sin tener que pasar por la médula espinal. Los nervios craneales se encargan de enviar y recibir información de los distintos sentidos y músculos presentes en la cara.

En este sentido, envían la información del sentido de la vista, oído, olfato, gusto y tacto (el tacto del rostro) en dirección al encéfalo, al mismo tiempo que envían desde el cerebro las órdenes para mover los ojos, cambiar las expresiones faciales, masticar, mantener el equilibrio, mover la cabeza, hablar…

Todo lo que implique sentidos situados en la cabeza y las funciones motoras faciales está transmitido a través de los nervios craneales, pues es mucho más efectivo (por cercanía) que vayan directamente del cerebro y que no tengan que pasar por la médula espinal para después volver a subir.

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