Los 11 tipos de Alzheimer (y cómo diferenciarlos)

El Alzheimer es un tipo de demencia que consiste en un deterioro neurológico y progresivo de las células del cerebro. Las causas siguen siendo desconocidas, pero sabemos que existen distintas clases según su progreso.

Tipos alzheimer

Los datos oficiales nos indican que casi 50 millones de personas en el mundo sufren alguna forma de demencia. Cada año, 8 millones de nuevos casos de estas enfermedades que afectan gravemente a la memoria, el pensamiento, la comprensión, la coordinación y las habilidades sociales son diagnosticados, especialmente a partir de los 65 años de edad.

Y de ellos, hasta el 70% corresponden al Alzheimer, uno de los trastornos más crueles de la naturaleza. Una enfermedad neurológica sin cura y cuyas causas son desconocidas que provoca un deterioro grave de la memoria y, en última instancia, cuando el cerebro ya no puede mantener estables las funciones vitales, la muerte.

Se trata de una enfermedad horrible y que, pese a ser la forma de demencia más común en todo el mundo, sigue siendo una gran desconocida para la ciencia. Pero poco a poco, vamos avanzando en su conocimiento. Y uno de los pasos más importantes se logró en abril de 2021, con un estudio que mostró que, a nivel clínico, el progreso de esta patología puede ser de 4 tipos distintos.

Así pues, en el artículo de hoy, de la mano tanto de este artículo como de otras prestigiosas publicaciones científicas que podrás consultar en el apartado final de referencias, además de entender las bases del Alzheimer, exploraremos las particularidades de los diferentes subtipos de este trastorno neurológico. Empecemos.

¿Qué es el Alzheimer?

El Alzheimer es la causa de demencia más común y consiste en un trastorno neurológico en el que se observa un deterioro progresivo de las células del cerebro. Con esta enfermedad, las neuronas cerebrales van degenerándose poco a poco hasta morir. Si en el mundo hay 50 millones de casos de demencia, se estima que entre el 50% y el 70% podrían ser de alzheimer.

La patología provoca una lenta pero continua pérdida de la capacidad mental, algo que inevitablemente deriva en una pérdida de las habilidades de sociabilidad, físicas y conductuales. Los casos aparecen después de los 65 años de edad y, con el tiempo, la persona es incapaz de vivir de forma autónoma.

Tras varios años de afectación de la enfermedad, el Alzheimer causa un grave deterioro de la memoria (primero, de la de corto plazo y, al final, de la de largo plazo), del razonamiento, de la sociabilidad, de las aptitudes físicas, del habla, de la comprensión, del control de las emociones, de la conducta y, ya en última instancia, cuando el daño neurológico es tal que ni siquiera se pueden mantener las funciones estables, provoca la muerte de la persona.

Y, por desgracia, las causas no se conocen. Sabemos que existen distintos factores de riesgo (donde incluso se incluye una mala higiene dental), pero su origen exacto sigue siendo un misterio. Algo que impide que podamos prevenir el Alzheimer de forma eficaz y que, como sucede con el resto de patologías neurológicas, exista cura.

Y es que aunque haya medicamentos que mejoren los síntomas de forma temporal para que así el paciente pueda mantener su autonomía e independencia el mayor tiempo posible, al no haber cura, no hay forma de evitar que la enfermedad progrese hasta el fatídico desenlace. Por ello, cualquier progreso que se logre en el conocimiento de este trastorno es tomado como un gran éxito en el campo. Y ahora vamos a analizar uno de los más importantes.

Qué es alzheimer

¿Qué clases de enfermedad de Alzheimer existen?

En abril de 2021 se publicó un artículo científico que marcó una auténtica revolución dentro del campo de la neurología. Four distinct trajectories of tau deposition identified in Alzheimer’s disease nos mostró cómo el Alzheimer puede clasificarse en distintos subtipos según su progreso y síntomas, algo que, según los autores, debería hacernos dejar de pensar en un “Alzheimer típico” y empezar a abordar clínicamente las distintas entidades de forma individual.

Pero además de estos cuatro subtipos, también podemos clasificar el Alzheimer según su gravedad, su aparición y sus reacciones inflamatorias asociadas. Así pues, estas son las principales clases de Alzheimer que existen y que se pueden diferenciar a nivel clínico.

1. Alzheimer límbico

El Alzheimer límbico, conocido como el subtipo 1, es la variante observada en el 33% de los pacientes con esta forma de demencia y es aquella que podemos considerar como “Alzheimer típico”. Tiene una aparición tardía y, aunque los pacientes con esta variedad muestran mejores resultados en lo que a habilidades cognitivas se refiere, la pérdida de memoria es más grave.

2. Alzheimer medio temporal

El Alzheimer medio temporal, conocido también como el subtipo 2 o MTL, es la variante observada en el 18% de los casos y es la que tiene una aparición más temprana, con una especial afectación a las funciones ejecutivas. Al mismo tiempo es, dentro de lo que cabe, la que menos afecta a la memoria.

3. Alzheimer posterior

El Alzheimer posterior, conocido también como el subtipo 3, es la variante observada en el 30% de los casos. La afectación se da especialmente en la corteza visual, es de progreso más lento y la aparición también es tardía. Destaca, a nivel clínico, por los efectos dañinos en las habilidades visuales-espaciales.

4. Alzheimer lateral temporal

El Alzheimer lateral temporal, conocido también como el subtipo 4, es la variante observada en el 19% de los casos y se caracteriza especialmente por su asimetría, pues el hemisferio izquierdo del cerebro es el que está más afectado. Su progreso es más rápido, destaca por los daños en la habilidad del lenguaje y su aparición es particularmente temprana. Con esta variante, terminamos con los subtipos descritos por el artículo mencionado. Pero hay más.

Alzheimer lateral temporal

5. Alzheimer leve

De acuerdo a la severidad de la patología, el Alzheimer puede clasificarse en tres grupos: leve, moderado y grave. Cabe destacar, sin embargo, que un paciente con esta enfermedad pasará por las tres clases, pues el progreso lento pero continuo hace que, si bien se empiece por la fase leve, termine entrándose en la más severa.

Sea como sea, por Alzheimer leve entendemos aquella etapa de la patología en la que los síntomas son menos intensos y, en ocasiones, incluso difíciles de percibir. Se trata de las primeras manifestaciones de la debilitación cognitiva, por lo que, si bien pueden haber problemas para recordar tareas diarias, el paciente mantiene su autonomía y no se observan signos clínicos severos.

6. Alzheimer moderado

Con el tiempo, el Alzheimer, que había empezado siendo leve, pasa a la siguiente fase. Por Alzheimer moderado entendemos aquella etapa de la patología en la que los síntomas se hacen más intensos. La pérdida de memoria se hace notable, surgen problemas en el control de las emociones y la sociabilidad, la confusión se hace más notoria y, aunque las capacidades físicas todavía no se hayan visto dañadas, es difícil que puedan mantener su autonomía plena.

7. Alzheimer grave

El Alzheimer es una enfermedad sin cura y de progreso irrefrenable, por lo que inevitablemente, el paciente acabará entrando en la última y más severa fase de la enfermedad. Por Alzheimer grave entendemos la etapa final de la patología, con los síntomas más severos y con una afectación profunda a nivel de memoria, capacidades físicas y habilidades sociales.

El paciente no se comunica, ha perdido su memoria a corto, medio y largo plazo, sus capacidades físicas están mermando enormemente y ha perdido ya su autonomía. Con el tiempo, cuando el cerebro ya no sea capaz ni siquiera de mantener estables las funciones vitales a causa del daño neurológico, la muerte llegará inevitablemente.

Alzheimer grave

8. Alzheimer inflamatorio

El Alzheimer inflamatorio es aquella variante de la enfermedad en la que, además de los síntomas cognitivos y físicos que ya hemos nombrado, se observa una cantidad elevada de proteína C-reactiva, una proteína producida por el hígado y que se envía a la circulación sanguínea como respuesta a una inflamación. Esto puede ocasionar dolor, enrojecimiento e hinchazón en distintas regiones del organismo.

9. Alzheimer no inflamatorio

El Alzheimer, pese a que exista la variante que acabamos de describir, no se considera una enfermedad inflamatoria. Y es que muchas veces, no va vinculado a niveles elevados de biomarcadores inflamatorios como esta proteína C-reactiva. Así pues, un caso de Alzheimer no inflamatorio es aquel que no va asociado a reacciones de inflamación, pero sí que puede vincularse con otras anomalías metabólicas. Por ejemplo, el subtipo cortical se debe a deficiencias de zinc (un mineral importante para la división celular) en distintas zonas del cerebro.

10. Alzheimer de inicio tardío

Por último, podemos clasificar el Alzheimer en dos variedades según su momento de aparición. El alzheimer de inicio tardío es aquel que aparece después de los 65 años. Es la forma más común de la enfermedad, pues, de hecho, el 95% de los casos de Alzheimer aparecen (o, al menos, muestran los primeros síntomas) después de los 65 años.

Alzheimer tardío

11. Alzheimer de inicio temprano

Por último, el Alzheimer de inicio temprano, conocido también como Alzheimer precoz, que es la variedad más extraña, es aquella que aparece antes de los 65 años. Solo el 5% de los casos de Alzheimer son diagnosticados antes de esta edad. Generalmente, estos casos de Alzheimer precoz (que aparecen entre los 40 y los 50 años) se deben a factores genéticos extraños y con cierta heredabilidad.

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