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Todos los años se repite la misma historia. Comienza el buen tiempo, se acerca el verano y llega el momento de lucir nuestros cuerpos. Es entonces cuando comienza el bombardeo de la llamada “operación bikini”. La publicidad, los medios de comunicación y las redes sociales se encargan de recordarnos (especialmente a las mujeres) que es momento de adelgazar, de conseguir ese cuerpo soñado que nos permitirá ser más felices y vivir ese verano que tanto deseamos.
Por supuesto, huelga decir que esta campaña lleva implícito el mensaje de que nuestros cuerpos, tal y como son, no son válidos. No podemos llegar a la época estival sin encajar en ese ideal de delgadez que tanto se venera. Por supuesto, la trampa que nos tiende la cultura de la dieta está presente en todas las estaciones del año. La operación bikini es sólo una más, pues sólo meses atrás ya se nos advertía de que había que compensar esos excesos navideños imperdonables.
Sin embargo, la subida de las temperaturas y la imperiosa necesidad de despojarnos de capas de ropa hace que el cuerpo quede más expuesto que nunca, lo que acrecienta más (si cabe) la presión por adelgazar. En estos meses la población general asiste a un desfile de campañas publicitarias en el que el denominador común es la pérdida de peso y el afán por lograr un cuerpo ideal.
Se promocionan batidos mágicos para perder peso de manera rápida, se plantean retos de ejercicio físico para ser la mejor versión de ti mismo cuando llegue el verano o se anuncian infusiones que te ayudarán a deshinchar tu organismo y desintoxicarlo (a saber de qué). En definitiva, se nos ofrece una variada gama de soluciones que nos ayudarán a estar preparados para los meses de sol. Si te está entrando algo de agobio con tanto plan pre verano, te hacemos un spoiler: la operación bikini no sólo es absurda, sino que es peligrosa. En este artículo vamos a comentar qué es esta tortura llamada operación bikini y cómo puede cargarse la salud física y mental de las personas.
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¿Qué es la operación bikini?
Esencialmente, la operación bikini es una campaña que comienza a coger impulso los meses previos al verano, por la que muchas personas se enzarzan en conductas alimentarias perjudiciales para la salud. Particularmente común es la restricción calórica, muchas veces por debajo de las necesidades del organismo, que entra en combinación con la práctica intensa de ejercicio físico. ¿El objetivo? Alcanzar un número en la báscula o enfundarse en esas prendas que cubren poca superficie de piel.
La operación bikini es otra muestra de la influencia que la cultura de la dieta ejerce sobre cada uno de nosotros, transmitiendo el mensaje subliminal de que el disfrute del verano sólo está permitido a aquellas personas que han dedicado sacrificio a conseguir ese cuerpo tan deseado y normativo.
Si bien los defensores de la operación bikini suelen justificar esta maratón de restricciones en pro de la salud, la realidad es que la motivación primaria es puramente estética. Muchas personas que poseen unos indicadores de salud adecuados no son consideradas aptas acorde a los estándares de belleza actuales. Por ende, reciben una importante presión social para cambiar sus cuerpos a cualquier precio.
Con independencia de si se alcanza o no esa ansiada bajada de peso, el daño de la operación bikini es una realidad y trastoca la salud física y mental de quien se ve atrapado en ella. Quienes caen rendidos a esta práctica pueden debutar en un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) y desarrollar una relación tóxica con la comida. De la misma manera, pueden asimilar que sus cuerpos no merecen ser expuestos, sentir vergüenza por el mero hecho de mostrarlos y ver mermado el disfrute de las típicas actividades veraniegas, como acudir a la playa o la piscina.
¿Merece la pena este sufrimiento? ¿Perder peso es la solución a nuestros problemas? ¿Hay otra manera de relacionarnos con la comida y con nuestro propio cuerpo?...Son algunas de las preguntas que cabe hacerse ante semejante panorama. Afortunadamente, hay otros caminos posibles lejos de las dietas milagro, la cultura de la delgadez y la relación destructiva con nuestro cuerpo y con la comida.
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¿Por qué no deberías hacer operación bikini?
Son muchos los motivos por los que la operación bikini constituye un riesgo para la salud física y mental. A continuación, vamos a comentar algunos de los más importantes.
1. Promueve la insatisfacción corporal
En primer lugar, la operación bikini es una fuente garantizada de frustración. Realizar una dieta extrema a contrarreloj con el fin de conseguir el supuesto cuerpo ideal no es realista y hace chocar de frente nuestras expectativas con la realidad. Evidentemente, esto no hace más que aumentar la insatisfacción que sentimos respecto de nuestro propio cuerpo. Es algo así como batallar continuamente con nosotros mismos hasta el punto de odiarnos por no haber conseguido eso que nos habíamos propuesto firmemente.
2. Fomenta una relación inadecuada con la comida
La alternativa a la operación bikini es una dieta equilibrada y variada durante todo el año, que te aporte la energía que necesitas para funcionar. A nivel psicológico, esto tendrá una importante repercusión y te aportará equilibrio. Cuando nos enzarzamos en conductas alimentarias de riesgo para lucir un bikini tendemos a caer en dinámicas rígidas por las que nuestra relación con la comida solo comprende dos extremos: el control absoluto (restricción y ejercicio hasta que el cuerpo aguante) o el descontrol total (atracones post restricción debido a la ansiedad que provoca vivir en déficit calórico y con numerosas reglas y prohibiciones alimentarias). Restaurar la relación con la comida y disfrutarla nos permitirá reconciliarnos con nuestro cuerpo y aceptar nuestro peso natural sin obsesionarnos por una delgadez forzada.
3. Efecto rebote
Aunque parezca irónico, la operación bikini favorece el aumento de peso. Las razones por las que esto sucede no están del todo aclaradas, pero las hipótesis que plantea la ciencia son de carácter esencialmente metabólico. El ciclo de dietas, especialmente cuando este se prolonga en el tiempo, contribuye a alterar el metabolismo corporal.
Esto explicaría por qué muchas personas que comienzan una dieta terminan recuperando su peso inicial e incluso ganando algo de peso extra. De hecho, parece que la probabilidad de pesar más tras hacer una dieta es superior entre aquellas personas que comienzan su plan dietético estando en normopeso frente a quienes lo hacen ya en situación de obesidad.
4. Detonante de un TCA
Los TCA constituyen un fenómeno multifactorial, ya que resultan de la confluencia de factores predisponentes y precipitantes, manteniéndose además por la influencia de otras variables mantenedoras. Realizar una dieta es uno de los factores precipitantes más potentes a la hora de desarrollar un TCA en aquellas personas que poseen cierta predisposición (elevado perfeccionismo, necesidad de control, sobrepeso en la infancia, baja autoestima, baja tolerancia a la frustración…).
Otro camino es posible
El mejor antídoto contra la operación bikini es un estilo de vida saludable durante todo el año. Poseer unos buenos hábitos de alimentación, practicar ejercicio físico regular, gestionar el estrés adecuadamente o adquirir buenas habilidades de gestión emocional son algunas de las claves para disfrutar de una buena salud física y mental.
En lo que refiere a la imagen corporal, un primer paso para sentirnos bien en nuestro cuerpo es conseguir aceptarlo. Recuerda que este es tu hogar, te acompañará siempre y es el medio del que dispones para moverte y realizar todas tus actividades, por lo que merece ser bien tratado. El cuidado de nuestro cuerpo debe hacerse siempre de manera orgánica, sin obsesiones ni sufrimiento.
Está bien querer cambiar algunos hábitos inadecuados, pero conseguirlo puede llevar algo de tiempo y requiere tener muy claro el por qué deseas modificarlos. Igualmente esencial es trabajar para cambiar la mirada hacia el propio cuerpo. En lugar de poner el foco en esas partes que menos te agradan, trata de pensar en aquellas que más te gustan y poténcialas.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de la operación bikini y por qué no deberías realizar esta práctica. Esta consiste en la búsqueda de la pérdida de peso a costa de una importante restricción calórica y una intensa práctica de ejercicio físico, con el fin de encajar en el ideal de delgadez que la cultura de la dieta impone.
Sin embargo, esta práctica es, además de inútil, muy peligrosa para la salud física y mental. Enzarzarse en hábitos alimentarios de riesgo no sólo puede dar el resultado contrario al esperado y favorecer la ganancia de peso, sino también deteriorar la satisfacción con el cuerpo, fomentar una relación inadecuada con la comida y actuar como detonante de un TCA. La alternativa a la cultura de la dieta es un estilo de vida saludable en el que nos alimentemos de manera equilibrada y consciente, realizando ejercicio regular y cuidando la salud sin extremos ni obsesiones.
Por supuesto, la salud también implica aprender a gestionar nuestras emociones y manejar el estrés. La satisfacción del cuerpo parte de la aceptación, por lo que es importante hacer un trabajo profundo por el que aprendamos a enfocarnos en aquello que más nos gusta de nosotros en lugar de fijarnos en lo que más nos desagrada.
