Los 6 tipos de quimioterapia (y para qué son útiles)

El cáncer es uno de los problemas de salud más importantes a nivel mundial a día de hoy. Descubre cómo se trata a nivel farmacológico a través de la quimioterapia.

Tipos quimioterapia

El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo, tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el año 2015, esta enfermedad se llevó la vida de 8,8 millones de pacientes, lo que se traduce en la siguiente cifra: una de cada 6 defunciones en cualquier momento y lugar dados se debe, estadísticamente, a un cáncer.

El riesgo de padecer un cáncer varía dependiendo de la edad del individuo y su estilo de vida. Sin ir más lejos, se estima que alrededor de ⅓ de las muertes por cáncer se deben a factores controlables. Entre ellos encontramos la sedentariedad, índice de masa corporal elevado (sobrepeso y obesidad), ingesta reducida de frutas y verduras, consumo de tabaco y consumo de alcohol. Solamente el tabaco provoca un 22% de las muertes causadas por cánceres.

A las edades de 80-84 años, casi un 50% de los hombres y un 32% de las mujeres tendrán cáncer. Estas cifras asustan, sí, pero no debemos olvidar que estamos hablando de un grupo heterogéneo de patologías que, en muchos casos, se pueden tratar. Hoy te lo contamos todo sobre los 7 tipos de quimioterapia y para qué son útiles: el diagnóstico de un tumor maligno casi nunca es el final del camino, así que solo queda luchar y confiar en la medicina.

¿Qué es el cáncer?

Nuestro deber siempre es informar, pero más aún cuando se trata de temas tan delicados como este. Por ello, esclarecemos que nos hemos basado en fuentes contrastadas especializadas en la materia: la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la Sociedad Americana del Cáncer, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y otros portales prestigiosos nos ayudan a brindarte toda esta información.

Debemos tener una serie de bases claras antes de comenzar con el tratamiento del cáncer. En la siguiente lista, recogemos toda la información basal que cualquier paciente oncológico debe conocer:

  • El cáncer no es una enfermedad, sino un término que engloba a muchas patologías con características comunes. Hay cánceres que presentan síntomas drásticamente diferentes entre ellos.
  • El cáncer se puede desarrollar casi en cualquier parte del cuerpo en la que haya división celular.
  • Las células normales se dividen a un ritmo concreto y mueren de forma programada. Cuando una línea celular muta y no responde a los patrones de crecimiento normales, se produce un tumor.
  • Un tumor puede ser benigno o maligno. La malignidad radica en la capacidad de diseminación, es decir, la habilidad de las células mutantes de crear o no metástasis.
  • El tumor maligno original es el primario, pero este puede diseminarse a otras zonas si no se trata.

Así pues, un tumor en el pulmón derivado de un cáncer de mama sin tratar no es un cáncer de pulmón, sino un tumor secundario que ha crecido en este órgano por una expansión de las células cancerígenas originadas en los senos. Si se aíslan muestras de ambos tumores, los médicos comprobarían que la estirpe celular del cáncer inicial y del tumor secundario son las mismas.

¿Qué es la quimioterapia y cuáles son sus tipos?

La cirugía y la radioterapia son tratamientos contra el cáncer que tratan de eliminar el tumor a nivel local. La quimioterapia, por contraparte, se distribuye de forma sistémica en el organismo del paciente. Esto significa, a grandes rasgos, que la acción química de la quimio actúa tanto localmente como en todas las zonas accesorias del cuerpo, lo que permite la destrucción de células malignas que se encuentran a distancia del tumor primigenio.

Por su parte, el término “quimio” proviene del griego khymei o alquimia, así que no es difícil imaginar que basará su tratamiento en la utilización de compuestos químicos, es decir, fármacos con diversas características según el tipo de cáncer y el paciente. De todas formas, los fármacos utilizados tienen un uso común: inhibir el crecimiento celular de las células cancerígenas.

Esto se puede conseguir mediante diversas vías: actuando sobre la síntesis y función de las macromoléculas, modificando la acción citoplasmática de las células cancerígenas, actuando sobre la síntesis y función de la membrana celular o sobre el entorno canceroso en crecimiento. En resumen: los fármacos usados durante la quimio atacan a las células que se dividen muy rápidamente, así que dañarán más a las cancerígenas, que se multiplican a ritmos inusuales.

Existen más de 100 tipos de medicamentos distintos que se utilizan durante una quimioterapia, pero podemos dividirlos en una serie de categorías en base a sus propiedades y funciones. Vamos a ello.

1. Agentes alquilantes

Impiden la división de las células cancerígenas dañando su ADN. Existen diversos tipos de agentes alquilantes, entre los que se encuentran los siguientes: derivados del gas mostaza, etileniminas, alquilsulfonatos, hidrazinas, triazinas y sales de metal, entre otros.

Por desgracia, algunos agentes alquilantes pueden dañar a las células madre hematopoyéticas, las cuales se sitúan en la médula ósea. En algunos casos, esto puede ocasionar leucemia en el paciente. Las probabilidades de desarrollar leucemia tras una quimioterapia a base de estos fármacos depende de la dosis administrada y del tiempo que dura.

Las nitrosoureas son un tipo de agentes alquilantes especiales. Son lipofílicas (tienen afinidad por los lípidos) y, por ello, pueden cruzar la barrera hematoencefálica. Debido a esta propiedad, estos fármacos se usan en el tratamiento de tumores cerebrales.

Agentes alquilantes

2. Antimetabolitos

Estos fármacos inhiben la acción de las enzimas relacionadas con la síntesis de purinas y pirimidinas, es decir, las bases esenciales para dar lugar a las cadenas de ADN y de ARN necesarias para el metabolismo y replicación celular. Algunos de los medicamentos englobados en esta categoría son los antifolatos, análogos de las pirimidinas, análogos de las purinas y análogos de las adenosinas.

Los antimetabolitos son específicos del ciclo celular, así que atacan a células en fases muy específicas de su ciclo de vida. Se suelen utilizar para cánceres como el de mama, de cabeza y cuello, leucemias, linfomas, cánceres colorrectales y otros muchos más.

3. Antibióticos antitumorales

Los antibióticos antitumorales se sintetizan a base de productos naturales generados por hongos del género Streptomyces. Ejercen su acción al cambiar el ADN dentro de las células cancerosas para impedir que crezcan y se multipliquen. En este grupo encontramos a las antraciclinas, actinomicina D, mitomicina C y bleomicina. Cabe destacar que no tienen nada que ver con los antibióticos utilizados para curar una infección bacteriana, a pesar de su nombre.

4. Inhibidores de la topoisomerasa

Como su propio nombre indica, estos fármacos interfieren con la actividad de las enzimas topoisomerasas (I y II), que ayudan a separar las hebras de ADN en el núcleo celular para que se puedan replicar en el proceso de división. El irinotecan inhibe la acción de la topoisomerasa I, mientras que el etopósido actúa sobre la topoisomerasa II, aunque existen muchos más fármacos dentro de estas categorías.

Los inhibidores de la topoisomerasa se utilizan para tratar ciertas leucemias, cánceres de pulmón, cánceres gastrointestinales, colorrectales, de ovarios y muchos tipos más.

Inhibidores topoisomerasa

5. Inhibidores de la mitosis

También reciben el nombre de alcaloides de origen vegetal, ya que provienen de determinados tipos de plantas presentes en el entorno natural. Como su propio nombre indica, su labor principal es detener la división celular, lo que evita que el tumor siga creciendo y se extienda a otras partes del cuerpo. Los alcaloides de la vinca, taxanos, podofilotoxinas y análogos de camptotecina son algunos de los fármacos englobados dentro de este grupo.

6. Corticosteroides

Son medicamentos que se utilizan durante la quimioterapia para aliviar los síntomas derivados de los fármacos previamente citados, como náuseas, vómitos y la prevención de reacciones alérgicas graves.

Resumen

Todo lo aquí citado puede sonar ideal, fácil y sencillo, pero es nuestra obligación destacar que no todos los tipos de quimioterapia funcionan y que, en muchos casos, el tratamiento es casi más agresivo a nivel sintomático que el propio tumor. Hasta ahora hemos visto cómo los fármacos atacan a las células tumorales, pero el problema es que muchos de ellos también se cobran la integridad de otras células que no son malignas.

Por ejemplo, al atacar a las células que se dividen rápidamente, los fármacos también pueden llevarse por delante a los cabellos y sus productores o a algunos cuerpos celulares específicos en la piel. También provocan malestar general, vómitos, cansancio, desmayos, anemia, infecciones y una larga lista de efectos secundarios.

Por desgracia, a veces no existe otra opción más allá de la quimioterapia, así que el tratamiento sigue la siguiente premisa: “mal de hoy, bien para mañana”. Cualquier persona que se someta a una quimioterapia debe tener claro que muy probablemente va a pasarlo mal, pero todo sufrimiento se encamina a un bien mayor: superar una de las patologías más problemáticas a día de hoy. No olvides que, con una buena actitud y creencia en la ciencia, muchos pacientes oncológicos sobreviven para ver un nuevo día.

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