6 beneficios de saber decir “no”

Decir que “no” suele ser visto como un gesto egoísta o maleducado. Por el contrario, aprender a poner límites de esta manera es una forma de autocuidado que favorece un estado psicológico equilibrado.

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Todos vivimos situaciones cotidianas en las que sentimos la necesidad de decir que NO. Sin embargo, muchas veces evitamos expresar nuestra negativa para ajustarnos a las normas sociales o simplemente evitar un conflicto. Esto nos lleva a hacer cosas que no queremos o podemos hacer, una actitud pasiva que termina por producir desgaste a largo plazo. Responder a todas las demandas que nos plantea el entorno nos deja agotados y favorece la acumulación de estrés y tensión. Así, llega un día en el que sentimos que no podemos más y acabamos brotando con una reacción emocional intensa.

Antes de llegar a este extremo, es más adecuado adquirir habilidades para gestionar estas situaciones tan frecuentes de una forma saludable. No podemos impedir que quienes nos rodean nos propongan cosas. Lo que sí podemos es aprender a poner límites, escuchar nuestras propias necesidades y defender nuestros derechos.

Decir que NO no nos hace maleducados, desagradecidos o peores personas. Siempre que logremos hacerlo con asertividad, decir que NO es un derecho que nadie debe arrebatarnos. Aprender a decir que NO puede costar al principio, pero una vez que se consigue, es un hábito que favorece la salud mental. En este artículo hablaremos acerca de los beneficios que puede brindarnos el saber decir que NO.

¿Qué es la asertividad?

Antes de nada, es importante entender que saber decir que no es una habilidad de carácter asertivo. La asertividad es la habilidad para comunicar las propias opiniones, sentimientos y deseos a los demás. Ser asertivo implica defender los propios derechos sin caer en la agresividad, de forma que se logra un equilibrio entre el respeto por los demás y la satisfacción de las necesidades propias.

Las personas asertivas logran una comunicación eficiente con los demás, ya que no se muestran frágiles o inseguras, ni tampoco llegan a avasallar a los otros. Por ello, quienes tienen esta habilidad suelen ser individuos exitosos, resolutivos, que piden lo que necesitan y consiguen lo que quieren sin pisar a otras personas. En definitiva, ser asertivo y saber decir que no es clave para lograr un mejor equilibrio psicológico y favorecer relaciones saludables con los demás.

La asertividad implica aprender a comunicar nuestros sentimientos de forma más consciente a los demás. Así, aprender a ser asertivos puede ayudarnos a ganar autoestima y confianza en nosotros mismos, pues dejamos de vivir a expensas de los deseos de los demás para defender nuestra pequeña parcela de derechos y necesidades.

Por supuesto, es imposible ser la persona más asertiva del mundo en todas las situaciones. Al fin y al cabo, somos humanos, por lo que es natural que en ciertos momentos nos dejemos llevar por las emociones del momento. Además, debes saber que la asertividad no es un truco de magia, por lo que incluso siendo muy habilidoso podrás toparte con respuestas negativas. No obstante, entrenar la habilidad de ser asertivo puede ser muy interesante, ya que esto nos permite muchas funciones:

  • Dar tu opinión, pedir favores sin sentirte culpable por ello y hacer peticiones de forma espontánea y natural.
  • Expresar las emociones negativas, hacer críticas, presentar una queja o manifestar desacuerdo con algo sin herir a los demás.
  • Expresar emociones positivas, manifestar orgullo, alegría, agrado, atracción o hacer cumplidos.
  • Iniciar, continuar, cambiar y finalizar conversaciones de forma adecuada, sin generar situaciones incómodas o parecer grosero con los demás.
  • Compartir tus sentimientos, emociones y experiencias con los demás y que ellos se sientan cómodos contigo para hacer lo propio.
  • Resolver problemas o conflictos cotidianos sin dejarse llevar por el enfado, la ira o el estrés.
  • Saber decir que NO ante las peticiones o propuestas de otras personas sin sentir culpa por ello. Esta habilidad es una de las más importantes y en la que nos centraremos a lo largo del artículo. Sin embargo, son muchos los temores que nos frenan a la hora de expresar nuestra negativa. Entre los más comunes se encuentra el miedo al rechazo social, a parecer un egoísta, dejar de ser importante, crear conflictos, quedarse solo o simplemente sentir culpa y remordimientos.
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6 beneficios de saber decir que NO

Cuando aprendemos a decir que no y marcar límites, obtenemos diversos beneficios emocionales. Entre ellos destacan los siguientes.

1. Mejora la autoestima

Aprender a dar importancia a nuestras propias necesidades y dejar de priorizar siempre las de los demás es una forma de autocuidado. Las personas que cuidan de sí mismas y se tratan con compasión son aquellas con mejor autoestima, pues reconocen su valor intrínseco como individuos. Esto les permite decir que no sin sentirse profundamente culpables por ello, ya que saben que es su derecho.

2. Evita explosiones repentinas de rabia

Las personas extremadamente complacientes dicen que sí a todo, pues priorizan lo que los demás quieren sin escuchar sus propias necesidades. Esto les lleva a acumular tensión y malestar progresivamente, ya que se pasan la vida haciendo cosas que no desean hacer. Sin embargo, como nunca expresan lo que sienten ni defienden sus derechos, a ojos de los demás todo parece estar en orden.

Poco a poco, la persona llega hasta un punto en el que se siente sobrepasada, lo que conduce a arranques de ira que sorprenden enormemente al entorno. Por ello, aprender a decir que NO nos ayuda a disfrutar de un estado emocional mucho mejor, ya que con ello cuidamos de nosotros mismos y sabemos poner límites para evitar sobrecargarse. Además, al aprender a decir que NO de forma asertiva también evitamos asociar el defender nuestros derechos con la creación de conflictos.

3. Favorece relaciones saludables con los demás

Saber decir que No también es clave para formar un vínculo satisfactorio con otras personas. Ninguna relación (pareja, familia, amigos…) puede ser saludable si no existe una comunicación asertiva entre las personas implicadas. Comunicar lo que sentimos, pensamos o necesitamos nos permite estar en sintonía con quienes nos rodean. Si optas por una postura de sumisión donde todo el mundo puede pisar tus derechos, es difícil que puedas sentirte querido y valorado. En estos casos, lo más importante es saber marcar líneas inquebrantables desde el principio.

4. Previene situaciones abusivas

Cuando aprendemos a decir que no, también estamos construyendo un escudo frente a potenciales abusos. Las personas que manipulan, maltratan y abusan suelen buscar presas fáciles, es decir, personas que tienden a infravalorar sus derechos y hacen lo que sea por satisfacer a los demás. Saber marcar límites firmes es una manera de protegernos de relaciones abusivas y nos permitirá mantener lejos a quienes sólo nos valoran por lo que hacemos por ellos y no por lo que somos.

5. Fomenta el autoconocimiento

Cuando aprendemos a decir que NO también hacemos un ejercicio de introspección para identificar qué queremos, qué valores consideramos importantes, qué necesitamos de los demás, etc. En definitiva, aprender a poner límites nos permite mejorar nuestro autoconocimiento, pues dejamos de pensar continuamente en los demás y pasamos a focalizarnos en nuestro mundo interior.

6. Mejora el rendimiento laboral

La dificultad a la hora de decir que NO suele ser muy frecuente en entornos laborales. La presión de los superiores, la competitividad entre compañeros o el clima de la empresa pueden hacer que una persona se sienta anulada e incapaz de ser firme en la defensa de sus derechos. Sin embargo, cada vez parece más evidente que aprender a decir que NO no sólo es clave para la salud mental, sino que además aumenta la satisfacción en el trabajo y la productividad. Por ello, desarrollar esta habilidad asertiva proporciona el beneficio de rendir mejor y disfrutar de un clima de trabajo más favorable.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de los beneficios que nos puede aportar el saber decir que NO a los demás. En muchas ocasiones, nos produce reparo expresar nuestra negativa cuando alguien nos pide o propone algo. Sin embargo, decir que NO es un derecho que todas las personas tienen. El problema es que muchas veces se vincula el decir que no con resultar egoísta, poco afable, dejado o indigno de recibir igualmente un trato respetuoso. Muchas personas viven su día a día desde la complacencia, anteponiendo siempre las necesidades de los demás frente a las propias.

Sin embargo, esta estrategia no permite disfrutar de relaciones sociales plenas y satisfactorias, pues se vive acumulando tensión por ignorar permanentemente los propios derechos. Es por ello que aprender a decir que no constituye una habilidad importante para poder disfrutar de una adecuada salud mental. Cuando perdemos el miedo a defender nuestros derechos y poner límites, mejoramos nuestra autoestima, evitamos explosiones de rabia, disfrutamos de relaciones más saludables con los demás, prevenimos caer en relaciones abusivas, mejoramos el autoconocimiento e incluso nuestro rendimiento laboral.

Por todo ello, es importante aprender a desarrollar la asertividad, pues esta nos ayuda a mejorar la calidad de nuestra comunicación con el resto de personas. Quienes logran ser asertivos encuentran un equilibrio entre la agresividad y la pasividad, de manera que escuchan sus necesidades sin por ello menospreciar las de los demás. Más allá de las convenciones sociales, decir que NO es un acto revolucionario que nos ayuda a cultivar la paz mental y la salud.

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