6 características (y rasgos) de las parejas resilientes

Las parejas resilientes son aquellas capaces de amoldarse y ser flexibles ante las adversidades de la vida. Aunque hay momentos de tensión, los dos miembros logran progresivamente ajustarse, seguir funcionando e incluso salir fortalecidos de las experiencias difíciles.

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Cada pareja es única y diferente, por lo que en lo que respecta al amor pocas veces se pueden establecer generalizaciones. Sin embargo, es cierto que aquellas parejas más estables y duraderas suelen compartir algunas características favorables. En estos casos, se suele hablar de parejas resilientes, es decir, aquellas en las que ambos miembros cooperan y saben sobreponerse ante los obstáculos y los problemas que puedan surgir.

Aunque no existen las relaciones perfectas, saber cómo gestionar las dificultades hace que el vínculo de amor sea más sólido y favorece que la unión se mantenga en el tiempo. En este artículo vamos a profundizar sobre qué son las parejas resilientes y qué características suelen definirlas por norma general.

¿Qué es la resiliencia?

Antes de nada, es importante clarificar el concepto de resiliencia. La resiliencia se define en psicología como la capacidad de algunas personas para recuperarse y mantener una conducta adaptativa tras haber vivido un suceso estresante. Dicho de otra forma, es la habilidad para mantener un funcionamiento adaptativo en situaciones críticas. En definitiva, las personas resilientes se adaptan mejor a los traumas, amenazas u otras fuentes significativas de estrés.

El concepto de resiliencia no es fácil de acotar, ya que se trata de una cualidad relativa y dinámica. Es decir, la capacidad de ajuste de una persona ante la adversidad puede ser diferente en cada una de las etapas de su vida o estar presente en ciertas áreas vitales y no en otras. Por ejemplo, hay quienes son altamente resistentes al estrés en su ámbito laboral y, sin embargo, son vulnerables en el plano personal.

La capacidad de ser resiliente no es algo absoluto que se adquiere una vez y ya no es posible perder. Como venimos comentando, esto es resultado de un proceso dinámico de interacción entre la persona y su entorno. Es por este motivo que es posible trabajarla y entrenarla. Cuando aplicamos el concepto de resiliencia a la dinámica de las relaciones, podríamos decir que las parejas resilientes son aquellas capaces de amoldarse y ser flexibles ante las adversidades de la vida.

Los dos miembros de la díada pueden transitar momentos de tensión, pero progresivamente logran ajustarse, seguir funcionando e incluso salir fortalecidos de las experiencias difíciles. Más allá del amor y el deseo, las dos personas colaboran para unir fuerzas y lograr así resolver sus conflictos y diferencias. Así, lo que para otras parejas puede desembocar en una crisis, en las relaciones resilientes puede ser una oportunidad de aprendizaje que une aún más a los dos miembros.

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6 características de las parejas resilientes

A continuación, hablaremos más concretamente acerca de las características que definen a las parejas resilientes.

1. Aceptación de las diferencias

Habitualmente, se vende una idea de amor por la que se asume que dos personas que forman una relación de pareja deben coincidir en absolutamente todo. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Las parejas más resilientes son aquellas que viven su vínculo de forma realista, aceptando que las diferencias y los desencuentros forman parte natural de él. Aceptan que cada uno es independiente del otro y, por ello, las opiniones y puntos de vista pueden chocar en algunos aspectos. Sin embargo, con una base de respeto, apertura y amor logran resolver sus diferencias y llegar a un punto común satisfactorio para ambos.

2. Validación de las emociones

Las parejas resilientes suelen desarrollar su relación en un clima de aceptación incondicional del otro. En particular, hay una validación de las emociones que favorece la conexión y el entendimiento. Cada uno de los miembros se esfuerza por empatizar con el otro, entiendo sus sentimientos y trabajando para no dañarlos. Lejos de infravalorar o minimizar las preocupaciones y emociones de la otra persona, hay un interés genuino por conectar con ellas y fomentar la sintonía.

3. Comunicación de calidad

En las relaciones resilientes nunca se juega a leer la mente del otro ni se hacen interpretaciones aleatorias. Se produce una comunicación abierta, clara y respetuosa por la que ambas personas comparten sus ideas, pensamientos y emociones sin miedo. Se mantiene siempre un clima de absoluto respeto y no se entra en dinámicas de chantaje ni castigos de silencio para herir deliberadamente.

En definitiva, ambos se comunican con buenas dosis de asertividad, defendiendo sus derechos sin por ello menoscabar los del otro. En lugar de recurrir a mensajes acusatorios (“Tú…”) se apuesta por mensajes conciliadores donde se señalan conductas y emociones, no ataques personales (“Yo me siento así cuando tú haces x”). De esta manera, no se entra en conflictos constantes ni se buscan culpables por cada desencuentro. En su lugar, se unen fuerzas para encontrar soluciones consensuadas.

4. Tendencia a relativizar

Las parejas más resilientes son capaces de mantener una tendencia al optimismo, relativizando y dotando a los problemas la importancia justa que merecen. Lejos de crear un drama ante los más mínimos imprevistos, se lidia con la incertidumbre con una actitud más positiva. En la relación predomina el sentido del humor y el buen ánimo para afrontar las dificultades. De esta manera, los problemas se sobrellevan mejor, se hacen más livianos.

5. Compromiso recíproco

En las relaciones satisfactorias existe un importante componente: el compromiso. Ambas partes se comprometen de la misma manera y depositan ganas y esfuerzo en cuidar su relación cada día. Aunque dependiendo del momento uno puede necesitar destinar algo más de recursos para apoyar al otro, lo cierto es que hay un balance equilibrado y no se percibe que siempre uno de los dos es el que tira del carro.

Este compromiso hace que la relación sea regada como una pequeña planta todos los días, lo que permite que florezca y no se marchite. Además, ayuda a que los dos miembros de la relación se sientan valorados y confiados, pues saben que la otra persona está totalmente implicada en el vínculo y que no se marchará. Por ello, ante momentos difíciles las cosas se hacen más llevaderas porque se tiene la certeza de que la pareja estará al cien por cien al lado.

6. Admiración

Un componente que muchas veces se deja de lado cuando se habla de relaciones de pareja tiene que ver con la admiración. Las parejas más resilientes son aquellas en las ambas personas sienten admiración mutua. Ver en el compañero/a sentimental a alguien a quien valoramos y aceptamos de forma incondicional hace que el vínculo resulte mucho más firme. Si tratamos constantemente de cambiar quien el otro es, lo más probable es que los cimientos de la relación se tambaleen y, cuando aparezcan problemas, surjan crisis.

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La resiliencia en la pareja y el mito del amor romántico

Como ya mencionamos anteriormente, muchas veces se nos presenta una idea del amor romántico muy idealizada. Esto hace que nuestra concepción de las relaciones de pareja esté algo distorsionada y alejada de la realidad. Las parejas resilientes son aquellas que tienen una percepción realista del amor. No esperan encontrar en su compañero a la media naranja ni desean coincidir en absolutamente todo. Creen en el amor desde una mirada más ajustada, donde más allá de mariposas también se contempla la posibilidad de encontrar diferencias, conflictos y obstáculos. Entender las relaciones de pareja desde este prisma nos permite rebajar las expectativas y evitar frustraciones y decepciones.

No existen las relaciones perfectas. De hecho, los vínculos más estables y satisfactorios suelen ser aquellos que aceptan este hecho con naturalidad. No se busca crear una relación sin defectos ni cambiar al otro. Al mismo tiempo, tampoco se espera que el amor lo pueda todo. Se conoce que el esfuerzo y el trabajo de ambas partes es un requisito esencial para cultivar el amor cada día y formar así una base sólida que ayude a sobrellevar la adversidad.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas características centrales que suelen caracterizar a las relaciones de pareja resilientes. Las parejas resilientes son aquellas capaces de sobreponerse a la adversidad y salir fortalecidas de ella. Lejos de hundirse ante los obstáculos, extraen aprendizajes de lo vivido y siguen hacia adelante. Hay una importante cooperación por ambas partes, de forma que los dos miembros caminan en la misma dirección con un compromiso firme. La resiliencia en la pareja poco tiene que ver con la perfección.

De hecho, las relaciones más resistentes a los obstáculos son aquellas que viven el amor de manera realista, aceptando que las diferencias y los conflictos son parte de ellas y que el otro no tiene que ser la media naranja. No se busca coincidir en todo, no tener discusiones ni mantener el amor igual de intenso con el paso del tiempo. Por el contrario, se busca cooperar, entender, validar y aceptar al otro de forma incondicional. Se conoce que el amor es como una flor que debe ser regada con frecuencia para no marchitarse. Por ello, se cultiva la buena comunicación con asertividad, así como el sentido del humor y la empatía. No se construyen dramas a raíz de cada problema, sino que se aprende a relativizar y dotar a los reveses de la importancia justa que merecen.

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