¿Cómo ayudar a un familiar que sufre un TCA? 6 claves

Las familias son importantes colaboradoras en el proceso de recuperación de una persona con TCA. No obstante, su tesitura es difícil por la complejidad que entrañan estas problemáticas. Algunas pautas pueden ayudar a manejar la convivencia con el familiar enfermo.

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La familia constituye un pilar fundamental en nuestra vida. Por ello, cuando uno de los miembros del sistema familiar padece una enfermedad como es un TCA, el resto de los miembros necesitan saber cómo actuar para favorecer la recuperación de esa persona y evitar reforzar el problema. Cuando una persona se encuentra en tratamiento por un TCA, el profesional debe brindar psicoeducación a la familia para que entienda en qué consisten estas problemáticas e indicar pautas a seguir para su manejo en el hogar. Así, los familiares actúan como colaboradores del profesional para tratar de conseguir mejoría en el paciente.

La tesitura de los familiares en estos casos no es fácil, ya que se trata de problemas de salud mental graves y complejos. No obstante, el seguimiento de las medidas adecuadas favorece que el curso del trastorno vaya a mejor de manera progresiva. En este artículo hablaremos acerca de esas claves que pueden ayudar a los familiares de una persona con TCA.

El TCA y su impacto en la familia

Cuando un hijo/a desarrolla un TCA es común que los padres experimenten culpa. Por su parte, los hermanos pueden sentirse desplazados y, en definitiva, el miembro enfermo puede sentir que toda su familia está en su contra. La comida se convierte en el centro de la familia, que experimenta mucha tensión y conflicto en las comidas. Todo ello empaña la relación con el paciente, entrando así en una espiral donde el problema cada vez se agrava más.

La terapia familiar es un tratamiento basado en la evidencia que permite brindar apoyo no sólo a la persona con TCA, sino también a la familia. Así, los padres y hermanos pueden tener una guía acerca de cómo gestionar la situación correctamente, a la vez que cuentan con apoyo emocional de un profesional.

No podemos olvidar que un TCA constituye una enfermedad mental grave, que pone en riesgo el desarrollo y la vida de la persona que lo sufre. Esto sacude a la familia como un terremoto, descolocando las dinámicas y relaciones dentro del sistema familiar. Los padres comienzan a vivir por y para el TCA, consumidos por la preocupación de ver a su hijo/a no comer. Esto desencadena habitualmente muchos conflictos y peleas, ya que por supuesto la persona con TCA se opone frontalmente a comer con normalidad.

Convivir con un familiar que sufre un TCA y colaborar en su tratamiento no es en absoluto sencillo. Esto se debe a que el paciente normalmente carece de conciencia de enfermedad, es decir, no acepta que haya algo negativo en su relación con la comida. Con el tiempo, la negación total da paso a la ambivalencia. El hijo empieza a desear recibir ayuda, pero al mismo tiempo tiene miedo de abandonar su TCA. En estos pacientes, el trastorno cumple una función muy importante, brindando una falsa sensación de control y seguridad.

A través del control de la comida, la persona siente que puede reafirmarse y controlar algo en su vida, llegando a construir su propia identidad en torno al TCA. Por ello, dar el paso de abandonarlo implica atravesar un duelo que no es fácil de sobrellevar. La sensación que viven en este punto las personas con TCA es la de estar en un océano feroz aferradas a una simple tabla de madera. Si bien desean ser rescatadas de ese océano, soltar la tabla asusta, ya que es el único refugio que se posee. Por esta razón, contar con el apoyo de la familia y otras personas es esencial para empezar a superar dichas resistencias.

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Cómo ayudar a un familiar que sufre un TCA: 6 claves

Es importante tener en cuenta que cada caso de TCA es único. Es decir, no hay recetas mágicas o fórmulas universales que permitan obtener los resultados terapéuticos esperados. Por ello, las orientaciones se deben adaptar a las particularidades de cada caso de la mano de un profesional. También es relevante tener en cuenta que la familia tiene un papel limitado, es decir, no es la responsable de que la persona que sufre un TCA se recupere.

Los familiares son una pieza más del puzzle y, como tales, pueden acompañar y ayudar, pero no deben cargarse todo el peso del tratamiento a las espaldas. Por esta razón, incluso cuando la familia ha dado todo por la mejoría del familiar, hay otros aspectos en juego que impiden la recuperación. A continuación, veremos algunas claves esenciales para ayudar a un familiar que sufre un TCA.

1. Actitud serena

Cuando uno de los miembros de la familia sufre un TCA el clima en casa se vuelve muy tenso y conflictivo. Las horas de las comidas se convierten en una batalla donde los padres tratan de obligar a la hija con TCA a comer a base de enfados, gritos o amenazas. Esta estrategia no sólo es ineficaz, sino que también contribuye a empeorar la situación. En estos casos, los padres y demás familiares deben cambiar su actitud hacia una más calmada y conciliadora. Se trata de entender por qué su hija se comporta de esa forma con la comida, ver qué le ha llevado a esta situación. Intentar escucharla y mostrarle apoyo es mucho más útil que buscar un cambio forzado con agresividad.

2. Firmeza

Los familiares de la persona que sufre un TCA deben ser firmes en las decisiones que toman. Una vez que se ha decidido algo de manera meditada, es esencial que se marquen límites claros. Marcar estas líneas rojas no requiere ser agresivos. De forma asertiva, los padres tienen que mantenerse en su postura y así evitar que las horas de las comidas se conviertan en un momento dramático y cargado de victimismo. Cuando los familiares ceden a chantajes o peticiones sin mostrar coherencia y firmeza en sus acciones, entonces muchas de las pautas son inútiles.

3. Paciencia

La paciencia es otro ingrediente esencial que los familiares de la persona con TCA deben tener en cuenta. El proceso de tratamiento de estas problemáticas es muy largo (hablamos normalmente de años) y además no es lineal, sino que implica recaídas y retrocesos. Por esta razón, se hace esencial que los padres puedan ajustar sus expectativas y ser conscientes de que el tratamiento es una carrera de fondo con momentos dolorosos. No comprender esto puede generar una enorme frustración y desgaste al no ver resultados rápidos.

4. Mensaje unificado y coherente

Otro aspecto importante para ayudar a la persona que sufre un TCA tiene que ver con la coordinación. Los familiares tienen que mostrar una actitud sensata y similar, sin que cada uno responda cómo considera en cada momento. Se trata de enviar al familiar con TCA un mensaje uniforme, resolviendo las posibles diferencias en privado. En definitiva, la familia tiene que hacer equipo para ayudar de manera correcta.

5. Coordinación con los profesionales

Como ya mencionamos, la familia tiene que ser coterapeuta y colaborar con los profesionales. De esta manera, actúan de acuerdo a una guía y disponen de apoyo para lidiar con los momentos más duros. Lo más importante es evitar que la paciente abandone el tratamiento y permanezca sin la ayuda que tanto necesita.

6. Reforzar conductas positivas e inhibir las negativas

Es habitual que las personas con TCA muestren infinidad de obsesiones y pensamientos irracionales. Muchas veces, recurren a la familia para discutirlos, rebatirlos o comprobarlos. El problema es que cuando los familiares hacen esto están reforzando dicho comportamiento. Por ello, es recomendable prestar atención a las conductas positivas, a la vez que se ignoran o dan menos importancia a las patológicas.

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Señales de alarma que indican un posible TCA

Si tienes dudas acerca de si un familiar sufre un TCA, a continuación veremos algunas señales de alarma frecuentes que indican la presencia de posibles problemas de la conducta alimentaria.

  • Realización de dietas hipocalóricas y restrictivas.
  • Preocupación o interés casi obsesivo por la alimentación.
  • Sentimientos de culpa en torno a la comida.
  • Comportamientos extraños en las comidas: comer de pie, desmenuzar la comida, comer demasiado despacio/rápido, esconder comida, saltarse comidas, etc.
  • Pérdida de peso aparentemente injustificada.
  • Miedo y rechazo ante la posibilidad de subir de peso.
  • Visitas al baño tras las comidas, uso de laxantes recurrente, etc.
  • Ausencia de menstruación en mujeres que ya han tenido su primera menstruación o retraso de la primera regla.
  • Percepción distorsionada del propio cuerpo (verse gorda)
  • Práctica excesiva de ejercicio
  • Aislamiento social, abandono de actividades que antes se hacían.

Conclusión

En este artículo hemos hablado acerca de algunas pautas que pueden seguir los familiares de una persona con TCA con el fin de ayudarla. Acompañar a un familiar con TCA es una experiencia muy dura y difícil. Se trata de una problemática complicada debido a la habitual falta de conciencia de enfermedad y la complejidad que entraña el trastorno. Esto hace que las familias se sientan perdidas, confusas e incluso culpables por lo que está pasando. Es importante tener en cuenta que los familiares no son los únicos responsables de que la persona se recupere, sino una pieza más del puzzle del tratamiento.

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