Los 4 tipos de Bulimia (causas, síntomas y tratamiento)

La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria en la que la persona, después de darse atracones de comida, utiliza cualquier vía, generalmente el vómito, para deshacerse de las calorías ingeridas. Veamos cómo se clasifica.

tipos bulimia

Lejos de ser un proceso simple, la alimentación, que al fin y al cabo es aquella vía para cumplir con la función vital de la nutrición, es muy complejo a nivel tanto fisiológico como, y aquí viene la parte importante, psicológico. Y teniendo en cuenta que la mente puede jugarnos muchas malas pasadas e incluso puede enfermar, es posible que nuestra relación con la comida se convierta en algo tóxico para nuestra salud emocional y física.

Y es aquí donde entran en juego, por desgracia, los trastornos de la conducta alimentaria, unas patologías graves de la salud mental relacionadas con conductas peligrosas adoptadas con la comida, las cuales, por su impacto tanto en la salud psicológica como en la física por los problemas nutricionales que comportan, tienen un enorme impacto en la vida del paciente.

Y si a esto le añadimos que, en algunos sectores de la población, especialmente entre adolescentes, estos trastornos de la conducta alimentaria pueden llegar a tener una prevalencia del 4,5%, se hace más que evidente que, por mucho estigma que exista alrededor de la salud mental, es necesario hablar de ellos sin tapujos, de forma clara y concisa.

Y esto es precisamente lo que haremos en el artículo de hoy. De la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, indagaremos en las bases clínicas y psicológicas del que, junto a la anorexia, es el trastorno de la conducta alimentaria más común: la bulimia. Analizaremos sus características y las particularidades de las distintas formas de bulimia que existen.

¿Qué es la bulimia?

La bulimia nerviosa, conocida simplemente como bulimia, es una enfermedad mental englobada dentro de los trastornos de la conducta alimentaria en la que la persona, después de darse atracones de comida, siente una irrefrenable y enfermiza necesidad de deshacerse de las calorías ingeridas, así que recurre a cualquier medio o vía que le permite hacerlo, el cual, como bien sabemos, tiende a ser la inducción del vómito.

Así pues, la bulimia es un trastorno psicológico con un componente compulsivo muy intenso en el que no existe una restricción de la ingesta calórica como sí ocurre con la anorexia, sino todo lo contrario. Y es que con mayor o menor frecuencia, el paciente tiene momentos de comer cantidades excesivas de comida, con una más que evidente pérdida del control.

Y a esta ya de por sí peligrosa conducta alimenticia, se le suma el miedo total a aumentar de peso, por lo que la persona sentirá una incontrolable necesidad de expulsar rápidamente los nutrientes ingeridos para evitar así las calorías. Es por este motivo que una persona con bulimia, tras estos atracones, tiende a vomitar.

Esta inducción del vómito hace que a todo el impacto psicológico y físico por los problemas nutricionales derivados del trastorno tengamos que añadir los daños y complicaciones que el hecho de vomitar acarrea para el sistema digestivo, poniendo en riesgo a la persona de desarrollar problemas graves de salud.

A nivel clínico y de forma general, la bulimia se diagnostica y se considera que la persona sufre esta patología cuando realiza estas purgas posterior a un atracón al menos una vez por semana. Se considera que, llegados a este punto, estamos ante una enfermedad mental como tal cuyo impacto en la salud tanto física como emocional, por los problemas nutricionales, psicológicos y derivados del acto de vomitar, pueden, por su gravedad y destructividad, poner en peligro la vida de la persona.

bulimia qué es

Aun así, existe un gran problema para su diagnóstico. Y es que a diferencia de la anorexia, donde existe un claro infrapeso y la persona se ve extremadamente delgada (el IMC está por debajo de 17’5 cuando el óptimo se sitúa entre 18’5 y 25), por muy sorprendente que parezca, una persona bulímica suele tener un peso corporal dentro de este rango considerado como adecuado.

Debemos destacar también que, junto a la anorexia, la incidencia de estos dos trastornos (es complicado encontrar cifras individuales para cada uno de ellos, aunque las estadísticas sugieren que la anorexia es algo más frecuente que la bulimia) puede llegar a ser de 8 casos por cada 100.000 habitantes, con una prevalencia especialmente alta entre las mujeres jóvenes (este grupo reúne hasta el 90% de los casos) y una afectación máxima en la franja de edad de entre los 12 y los 18 años.

Se estima que 3 de cada 1.000 niñas en esta edad sufren bulimia o anorexia en algún momento de su adolescencia. De todos modos, también es cierto que la bulimia tiende a manifestarse más tarde que la anorexia, pues a diferencia de esta, que es más común entre menores de edad, la bulimia tiene una afectación especialmente alta entre los 18 y los 25 años.

Los ingresos hospitalarios son más frecuentes en pacientes anoréxicos que en bulímicos, pero eso no significa, en absoluto, que la bulimia no pueda comprometer gravemente la salud emocional y física de la persona que la sufre. Y es que, de hecho, por sus complicaciones, la tasa de mortalidad de la bulimia se sitúa alrededor del 5%. Este horrible dato, junto a su incidencia, hace que conocer sus manifestaciones sea una total necesidad.

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¿Qué clases de bulimia nerviosa existen?

Tras esta extensa pero necesaria introducción donde hemos asentado las bases clínicas generales de la bulimia, es el momento de contemplar matices. Y es que la bulimia no se expresa siempre de la misma forma. Y conocer de qué manera lo hace es esencial para brindar un correcto tratamiento y apoyo psicológico a la persona. Por ello, a continuación vamos a indagar en las características de los diferentes tipos de bulimia que existen.

1. Bulimia purgativa

La bulimia purgativa es aquella forma de este trastorno de la conducta alimentaria en la que se dan actitudes purgantes, cumpliendo así con la definición general que hemos visto y siendo, como es lógico, la manifestación más frecuente de la bulimia. Su principal característica es que los atracones de comida vienen acompañados de una fase de purgación, es decir, comportamientos para deshacerse de las calorías ingeridas.

Y aunque a veces la purgación se basa en el consumo de diuréticos o laxantes, lo más habitual es que consista en la inducción del vómito. Así pues, vomitar es la actitud purgativa más común, siendo una medida desesperada para revertir los efectos del atracón y suprimir la culpabilidad por haber comido tanto de golpe.

Esta bulimia purgativa es especialmente destructiva para la salud tanto emocional como física de la persona, pues vomitar con tanta frecuencia puede ocasionar daños gastrointestinales graves, reflujo gastroesofágico, deshidratación crónica, rotura de capilares sanguíneos, trastornos metabólicos, erosión de dientes, etc. Estos efectos pueden ser duraderos y continuar incluso después de que los actos purgativos asociados a la bulimia hayan terminado.

bulimia purgativa

2. Bulimia no purgativa

La bulimia no purgativa es aquella manifestación del trastorno en el no se dan conductas de purgación. En lugar de las purgas a través de la inducción del vómito, los atracones de comida propios de esta patología vienen acompañados de la práctica de excesivo ejercicio físico o de días de ayuno para compensar esta ingesta calórica excesiva.

En otras palabras, el atracón no viene seguido de una purga a través del vómito, sino de conductas compensatorias tales como el deporte o el ayuno. Las personas con este tipo de bulimia son conscientes de que la purgación no impide que las calorías se asimilen una vez ha comenzado la digestión, por lo que, para compensar esto, practican muchas horas de ejercicio cardiovascular o pasan largos periodos (incluso días) en ayunas o con una ingesta alimenticia muy restringida.

3. Bulimia asociada al peso variable

La bulimia asociada al peso variable hace referencia a aquella manifestación de la enfermedad en la que, habiendo o no actos purgativos, el paciente va subiendo y bajando de peso constantemente. Así, la persona bulímica experimenta cambios de peso exagerados, creyendo que, cuando quiera, podrá volver a su peso normal.

Rara vez las personas con esta forma de bulimia son conscientes de su problema, por lo que es más difícil que soliciten ayuda profesional. Y es que creen que, aunque se sientan mal tanto física como emocionalmente, su verdadera identidad es la del “yo con poco peso”. Y como sube de peso con facilidad, cree que podrá volver a tener la grasa y masa muscular óptima cuando quiera.

bulimia peso variable

4. Bulimia asociada a la obesidad

La bulimia asociada a la obesidad hace referencia a aquella manifestación de la enfermedad en la que, habiendo o no actos purgativos, el paciente presenta sobrepeso u obesidad. El problema radica, aunque intervienen muchos factores, en el malestar emocional que siente por su peso y apariencia física, algo que desencadena las conductas peligrosas con la comida.

La persona bulímica empieza a paliar este malestar psicológico por su sobrepeso con comportamientos compulsivos con la comida en forma de atracones para, después de ellos, compensar sus actos con purgación a través de la inducción del vómito o con conductas como la práctica excesiva de deporte o el ayuno. Todo ello tiene, como vemos, un claro componente de baja autoestima.

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