¿Cómo influye el Estrés Postraumático en las relaciones? 6 consecuencias

Las personas afrontamos con frecuencia situaciones estresantes que nos ponen en alerta. La mayoría son eventos que forman parte de la vida cotidiana, por lo que nuestra respuesta de activación es puntual y no conlleva mayor trascendencia en nuestro funcionamiento y salud mental. A pesar de la mala fama que gira en torno al concepto de estrés, lo cierto es que este es necesario en dosis moderadas, ya que nos permite responder eficazmente ante las demandas del entorno.

Sin embargo, en algunas ocasiones podemos afrontar escenarios extraordinarios que impactan de manera muy intensa en nosotros. A veces tenemos que enfrentar acontecimientos bruscos, inesperados e incontrolables, que hacen peligrar nuestra integridad física y/o psicológica. Esto puede hacer que nos sintamos desbordados por nuestras emociones hasta el punto de ser incapaces de responder ante la situación de forma adaptativa. En estos casos, es posible que podamos llegar a sufrir un trauma psíquico.

No obstante, no todas las personas que viven una experiencia emocionalmente intensa llegan a desarrollar un trauma. La mayoría de nosotros contamos con cierta resiliencia, lo que nos permite recomponernos de forma natural con el paso del tiempo. Por ello, no es preciso calificar como traumático un evento, sino el efecto que dicho evento tiene en cada individuo. Dos personas pueden lidiar con una misma situación y, sin embargo, mostrar una respuesta psicológica bien diferente.

Que la mayoría de la gente pueda llegar a recuperarse espontáneamente no debe hacernos olvidar que hay quienes, después de un episodio impactante, desarrollan problemas de salud mental. En este sentido, uno de los más comunes es el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Este puede llegar a ser muy incapacitante y mermar el funcionamiento de la persona en las diferentes áreas de su vida, especialmente en lo que concierne a sus relaciones sociales. Por ello, en este artículo hablaremos acerca del impacto que el TEPT puede tener en las relaciones sociales de las personas que lo sufren.

• Te recomendamos leer: "¿Por qué se pelean las parejas? Las 6 principales razones por las que discuten las parejas"

¿Qué es el estrés postraumático (TEPT)?

El TEPT es un trastorno que se clasifica dentro de los llamados trastornos de ansiedad. Este se origina a raíz de la exposición a una situación extrema de ansiedad (accidentes, catástrofes naturales, abusos y violaciones, guerras…). No obstante, hay personas que pueden desarrollarlo tras haber vivido una situación menos obvia pero muy dolorosa y sostenida en el tiempo, como por ejemplo sucede en algunas víctimas de violencia de género. En general, no podemos calificar ninguna situación como traumática a priori, pues el impacto emocional de los diferentes sucesos depende más de la propia persona que del suceso en sí mismo.

De acuerdo con su temporalidad, el TEPT puede ser agudo (dura menos de 3 meses), crónico (se prolonga 3 meses o más) y de inicio demorado (los síntomas aparecen a los 6 meses o más tras haber vivido el evento). Los síntomas del TEPT pueden clasificarse en varios grupos: recuerdos intrusivos, evasión, cambios en el pensamiento y los estados de ánimo y reacciones físicas y emocionales.

• Recuerdos intrusivos: La persona con TEPT puede experimentar recuerdos recurrentes, involuntarios y angustiantes sobre el evento, revivirlo como si estuviera sucediendo de nuevo o tener sueños y pesadillas relacionados.
• Evasión: La persona con TEPT puede llevar a cabo conductas de evitación, tratando de no pensar o hablar sobre el suceso, así como evitar lugares, actividades o personas que recuerden el evento traumático.
• Cambios en el pensamiento y estado de ánimo: La persona puede mostrar pensamientos negativos sobre sí misma, el mundo o los demás, desesperanza acerca del futuro, problemas para recordar el suceso traumático y para formar relaciones cercanas. De la misma forma, puede aparecer distanciamiento de los seres queridos, desinterés por actividades que antes eran agradables, imposibilidad para experimentar emociones positivas y apatía.
• Reacciones físicas y emocionales: La persona puede asustarse fácilmente, estar siempre alerta, mostrar problemas de sueño, conductas de riesgo, irritabilidad y arrebatos de ira o sentimientos de culpa o vergüenza.

¿Cómo influye el TEPT en las relaciones?

Como vemos, el TEPT abarca todo tipo de síntomas y afecta a diversas áreas de la vida de la persona. El trabajo y los estudios, la salud, la capacidad de disfrute y, por supuesto, las relaciones con los demás. Aunque puede existir gran variabilidad dependiendo de la persona, en general el TEPT puede acarrear los siguientes efectos en el plano social.

1. Problemas para establecer límites

Las personas con TEPT pueden tener dificultad a la hora de marcar límites en sus relaciones. Tras haber vivido una situación de desprotección y gran vulnerabilidad, es posible que la asertividad sea difícil de llevar a cabo. Esto puede deberse al temor a la soledad o a revivir el sufrimiento. Por eso, la persona tiende a optar por acatar con lo que los demás desean sin pronunciarse al respecto. Cuando la experiencia traumática ha tenido relación con malos tratos, es posible que la víctima normalice el recibir un trato vejatorio por parte de los demás, minimizando el dolor que esto le produce.

Por ello, acepta como natural el tolerar malas palabras, tonos inadecuados, desprecios y faltas de respeto. La normalización sirvió en su día como un mecanismo de defensa ante el sufrimiento, pero una vez que este ya no se produce sólo favorece el dar carta blanca a los otros para que repitan el daño. La incapacidad para expresar lo que uno mismo quiere o necesita es un requisito esencial para cualquier relación saludable, por lo que es esperable que los vínculos de la persona con TEPT no sean los más satisfactorios.

• Te recomendamos leer: "5 pautas para marcar límites en tu relación de pareja (y respetarlos)"

2. Dificultad para pedir ayuda

Las personas con TEPT pueden llegar a pensar que los demás no van a comprender su dolor, por lo que establecen una barrera entre ellos mismos y el resto. Así, lidian con su sufrimiento en solitario, sin pedir ayuda a quienes están alrededor, por temor a sentirse juzgados o incomprendidos. Aceptan que su malestar no es tan importante y se avergüenzan de sentirse como lo hacen.

3. Incapacidad para disfrutar

La persona con TEPT vive en un estado de alerta constante. Esto implica mucha rigidez y autocontrol por miedo a que el peligro esté al acecho. La sobreactivación nerviosa está siempre ahí, pues haber vivido una experiencia traumática nos predispone a estar siempre pendientes de nuestra supervivencia. Salir corriendo es la prioridad, por lo que se hace muy complicado poder disfrutar de la vida en esta tesitura. La persona no es capaz de abrirse al disfrute, ya sea sola o en compañía de los demás. Esto favorece el aislamiento social y el distanciamiento entre ella y su entorno cercano.

4. Rechazo a la intimidad

Cuando el suceso traumático que se ha vivido guarda relación con la violencia sexual, es posible que la víctima rechace la cercanía física y emocional con otras personas, incluyendo su propia pareja si está en una relación. Cualquier situación íntima se convierte en algo muy angustiante y en absoluto placentero, lo que puede causar mucho sufrimiento.

5. Aislamiento social

Debido a que se vive en alerta constante por temor a que el peligro regrese, la persona se desvive por reducir el riesgo a la mínima expresión. Poco a poco, cada vez serán más evidentes sus evitaciones. El temor a revivir lo sucedido y sufrir de nuevo hace que se produzca aislamiento social, que brinda una falsa sensación de seguridad. Sin embargo, esto no hace más que agravar el problema, pues la persona no disfruta de algo tan necesario para la salud mental como son las relaciones sociales.

6. Ser invisible

Desear ser invisible es una forma de protegerse del peligro que hay fuera. Por ello, la persona busca ser siempre secundaria, sin llamar la atención y logrando la máxima discreción posible. Esto hace que se muestre siempre cohibida, contenida, sin capacidad para ser ella misma y ocupar su lugar.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de las consecuencias que el TEPT puede acarrear en el plano de las relaciones sociales. Vivir un evento emocionalmente intenso no siempre es sinónimo de sufrir TEPT. La mayoría de las personas logran, gracias a su capacidad de resiliencia, recomponerse con el tiempo. Sin embargo, también hay quienes desarrollan problemas de salud mental a raíz de esta experiencia, siendo particularmente frecuente el TEPT.

Este problema psicológico abarca todo tipo de síntomas, que van desde los recuerdos intrusivos hasta las reacciones emocionales intensas, pasando por conductas de evitación que tratan de reducir el dolor. Todo ello hace que la vida social se vea especialmente perjudicada. La persona puede encontrar grandes problemas para formar vínculos saludables con los demás debido a su dificultad para establecer límites y ser asertiva. También puede tomar distancia de los otros y aislarse, pues puede avergonzarse de cómo se siente y asumir que los demás no van a comprenderlo.

De igual forma, desaparece la capacidad de disfrute, pues la persona se encuentra continuamente alerta. La persona puede desear ser invisible y no llamar la atención para protegerse, lo que puede perjudicar seriamente su red social. Puede, además, aparecer un rechazo total a la intimidad y la cercanía emocional y física con otras personas incluyendo la propia pareja, sobre todo cuando el evento traumático ha sido de tipo sexual. Finalmente, la dificultad para pedir ayuda puede hacer que la persona afronte el dolor en soledad sin apoyarse en los demás.