7 errores que nos impiden desarrollar la escucha activa (y cómo evitarlos)

La escucha activa es una habilidad que nos permite escuchar el mensaje de nuestro interlocutor gracias a un esfuerzo consciente y voluntario que nos ayuda a prestar la debida atención.

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Hoy en día todo el mundo parece estar demasiado ocupado, con demasiada prisa. Además, las personas cada vez nos encontramos más inmersas en nosotras mismas y nuestra realidad particular. Nos hemos vuelto más egocéntricos que nunca y esto nos dificulta conectar con los otros de forma genuina. La invasión de las nuevas tecnologías nos ha hecho perder grandes oportunidades de comunicación cara a cara, favoreciendo un modelo de interacción más frío y distante. En este sentido, nuestras habilidades de conversación ya no se cultivan tanto y esto se traduce en una mayor dificultad para saber no sólo hablar, sino también escuchar.

Cuando se habla de buenos comunicadores, generalmente pensamos en esas personas que se expresan con fluidez y saben captar la atención del interlocutor. Sin embargo, comunicar también implica saber escuchar al otro de forma real, de manera que la conversación no acabe por convertirse en un monólogo. Todos en algún momento hemos podido sentirnos ignorados por la persona que tenemos delante. Sentimos que el otro no nos está escuchando de forma auténtica, sino que se limita a oír y asentir con escaso interés.

A veces, en lugar de escuchar nos limitamos a esperar a que llegue nuestro turno para hablar. Creemos que lo que nosotros tenemos que decir siempre es más importante que las palabras ajenas, lo que se traduce en interrupciones, cambios bruscos en la conversación o juicios precipitados. En este sentido, la escucha activa es una habilidad esencial, pues nos ayuda a conectar de manera profunda con los demás, resolver conflictos, incrementar la empatía y la flexibilidad ante otros puntos de vista. Aunque puede parecer sencillo, lo cierto es que aprender a escuchar activamente puede ser difícil si no estamos habituados a ello. Especialmente al principio, son comunes algunos errores. En este artículo vamos a revisarlos.

¿Qué es la escucha activa?

Antes de nada, es importante definir qué entendemos exactamente por escucha activa. Esta se define como una habilidad que nos permite escuchar el mensaje de nuestro interlocutor gracias a un esfuerzo consciente y voluntario que nos ayuda a prestar la debida atención. Cuando escuchamos de forma activa somos capaces de seguir el hilo conductor de la conversación y, por ello, comprendemos el mensaje real que el otro trata de transmitirnos.

Escuchar es un acto mucho más difícil que oír. Cuando oímos un mensaje estamos limitándonos a percibir estímulos de una manera automatizada, mientras que al escuchar debemos adoptar una actitud consciente y una predisposición adecuada para atender lo que el otro nos transmite. Saber escuchar es incompatible con las distracciones, las interrupciones o los juicios. Entender el mensaje del otro requiere como condición estar dispuestos a acoger lo que nos quiere decir más allá de nuestro punto de vista. En cierta manera, ser un experto de la escucha implica hacer un ejercicio de apertura de la propia mente, pues conversar requiere no sólo exponer los propios argumentos sino también atender a los del otro.

Si realmente deseas mejorar tus habilidades de escucha, es importante que tengas en cuenta que ello requerirá esfuerzo e interés. Precisamente, esta capacidad se conoce como escucha activa debido a que requiere la implicación del individuo. Sin embargo, cabe señalar que no resulta fácil cambiar patrones que llevamos manteniendo durante mucho tiempo, por lo que es natural que no consigamos modificar determinadas maneras de funcionar de la noche a la mañana.

La mayoría de nosotros tenemos muy interiorizada una forma de escuchar superficial, en la que estamos más preocupados por pensar qué vamos a responder que por comprender los mensajes que recibimos. Cuando escuchamos a otra persona activamente, le estamos dando la oportunidad de expresarse con libertad, sintiéndose acogida y comprendida.

Es decir, escuchar requiere saber manejar otras habilidades relacionadas, especialmente la empatía, ya que de esta forma podemos reflejar al otro que estamos en sintonía no sólo con su mensaje literal sino también con las emociones subyacentes. Si crees que puedes mejorar esta habilidad, debes saber que un primer paso para empezar a escuchar mejor es el de reconocer los errores más comunes que cometemos cuando nos comunicamos con otras personas.

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7 errores que nos impiden desarrollar la escucha activa

A continuación, comentaremos los errores más habituales que nos impiden desarrollar la escucha activa.

1. Pisar la palabra al interlocutor

En ocasiones caemos en el error de esperar nuestro turno sin prestar atención real a la intervención de la otra persona. Esto puede llevar a que pisemos la palabra al otro antes de que termine, interrumpiendo y evitando que pueda finalizar su mensaje. Esto, desde luego, no es una forma de escuchar activamente. En estos casos estamos dejando claro que no nos interesa lo que el otro nos desea transmitir, porque nuestro foco va dirigido a nuestra aportación personal. Por ello, un primer paso para empezar a escuchar pasa por dejar que los demás puedan expresarse libremente sin cortarles de manera brusca.

2. Llevar la conversación hacia ti

Toda buena conversación consiste en una interacción bidireccional en la que ambos participantes intercambian sus ideas, emociones, impresiones, etc. Por ello, es importante que además de hablar sobre nosotros seamos capaces de escuchar al otro activamente. Esto implica dejar a un lado el egocentrismo y mostrar un interés sincero hacia lo que el otro nos está transmitiendo. De lo contrario, estaremos oyendo y creando un monólogo, dejando al interlocutor con la sensación de no ser tenido en consideración.

3. Cegarte por los prejuicios

Todos tenemos prejuicios y eso es inevitable. A veces, nuestra educación, experiencias o marco cultural nos llevan a desarrollar opiniones preconcebidas acerca de algo o alguien. Sin embargo, es importante mostrar tolerancia y apertura y saber dejar nuestros prejuicios en un segundo plano cuando hablamos con alguien distinto a nosotros.

Escuchar activamente requiere dejar al otro expresar su opinión o punto de vista incluso cuando no estamos de acuerdo. En ocasiones, nos dejamos cegar por los prejuicios que tenemos y esto nos impide entrar en conversaciones interesantes y aprender de los demás. Deja los monólogos y deja que los otros muestren su postura, solo así podrás decidir con fundamento si estás de acuerdo o no.

4. Hacer un monólogo

Como venimos comentando, escuchar activamente implica construir una conversación en la que ambas partes participen por igual. A veces, nos olvidamos del otro y entramos en un discurso que se convierte en todo un monólogo. Aunque quizá te sorprenda, un buen conversador siempre debe dedicar más de la mitad del tiempo a escuchar a su interlocutor.

5. Impedir que el otro pueda expresarse

Saber escuchar activamente requiere evitar que el otro se sienta avasallado. Hablar sin parar e impedir que el otro tenga espacio para intervenir es incompatible con mantener una comunicación fluida y bidireccional. Por ello, es importante evitar la verborrea y saber hacer pausas que den pie al otro a participar y expresar su mensaje.

6. Dejarse llevar por las emociones

Las emociones nos hacen perder capacidad de escucha, ya que nos hacen poner el foco únicamente en lo que nosotros queremos decir, ignorando las aportaciones de los demás. Por eso, participar en el curso de una conversación y escuchar de forma activa requiere saber gestionar nuestros estados internos. Por ejemplo, si otra persona opina distinto a nosotros tendremos que aprender a controlarnos y no brotar con una rabia o frustración intensas por el choque de puntos de vista.

7. No cuidar el lenguaje no verbal

Escuchar activamente no solo tiene que ver con el aspecto verbal, sino también con el lenguaje no verbal. De hecho, los gestos, las miradas o la postura de nuestro cuerpo dicen mucho más a nuestro interlocutor que las palabras que pronunciamos. Por ello, saber escuchar requiere cuidar este tipo de aspectos. Es importante mirar a los ojos, mostrar cercanía, asentir cuando el otro habla y evitar estar atentos a otras distracciones mientras esa persona nos está comunicando el mensaje.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunos errores frecuentes que pueden impedirnos desarrollar la escucha activa. La escucha activa es una habilidad que nos permite entender y conectar con el mensaje que el otro nos transmite de forma genuina. Se trata de una habilidad esencial en nuestras relaciones sociales, aunque muchas veces no somos conscientes de que comunicar requiere respetar las intervenciones de los otros y escuchar de forma real.

Además de saber expresar sus ideas, un buen conversador es aquel que respeta los turnos de los demás, escucha sin interrumpir o prejuzgar y no convierte la conversación en un monólogo. Escuchar de forma activa también implica saber gestionar nuestras emociones y prestar especial cuidado al lenguaje no verbal, es decir, mostrar una orientación corporal hacia la otra persona, mirarla a los ojos y asentir para reforzar sus palabras.

En un mundo cada vez más individualizado donde las interacciones cara a cara cada vez son más infrecuentes, aprender a escuchar de verdad se hace especialmente necesario para recuperar la conexión y el aprendizaje que podemos obtener gracias a las aportaciones de los demás. Cuando escuchamos no sólo estamos respetando al otro, sino que también construimos un vínculo más estrecho y satisfactorio.

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