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Si hay un miedo común extendido en la población general ese es el miedo a la muerte. Con independencia de la fe religiosa y el marco cultural, la mayoría de la gente percibe la muerte como algo desconocido e incierto, lo que despierta sentimientos desagradables y mucho rechazo. Aunque todos, en mayor o menor medida, mostramos miedo ante la posibilidad de morir, lo cierto es que en algunos casos este temor es tan intenso que constituye una fobia en toda regla.
Esta se denomina tanatofobia y puede llegar a dificultar enormemente el funcionamiento normal de la persona que la sufre. El miedo irracional a morir puede llevar al individuo a sentir auténtico pánico ante ciertas situaciones o indicios que se vinculan con la muerte. Este temor no aparece por una causa única, aunque está profundamente influido por los cambios sociales que hemos vivido en torno al concepto de muerte.
Si bien hace tan sólo unas décadas la muerte se asimilaba como parte natural de la vida, actualmente esta se ha convertido en un asunto tabú. El temor ante ella se ha hecho más intenso que nunca porque se vive como algo anecdótico y excepcional. En este artículo vamos a hablar acerca de qué es el miedo a la muerte o tanatofobia, así como las claves que pueden ser importantes para combatirlo y vivir una vida plena.
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La muerte como tabú en la actualidad
Todos podemos sentir gran temor y agitación ante la posibilidad de morir o perder a los seres queridos. Nuestro cerebro no es amigo de la incertidumbre, pues prefiere la lógica y la seguridad. Un concepto tan ambiguo como es la muerte nos descoloca y nos saca de aquello que podemos entender con facilidad. Nadie sabe qué sucede tras morir y este desconocimiento hace que el miedo a la muerte sea algo, en cierta forma, natural.
No obstante, el temor hacia el hecho de fallecer se ha ido intensificando mucho en los últimos años, hasta el punto de convertirse en una auténtica fobia que afecta a la vida y la salud de numerosas personas. En este sentido, es indudable que ha influido la manera en la que las sociedades modernas lidian con la muerte.
En el último siglo se han producido enormes avances en materia de salud e higiene, permitiendo conocer, prevenir y tratar numerosas enfermedades que habían resultado mortales. Estos cambios han favorecido una mejor calidad de vida y una mayor esperanza de vida. Si bien estos logros son más que positivos, también han favorecido la percepción de la muerte como algo anecdótico, extraño y ajeno, en lugar de como una parte natural de la vida misma.
Los progresos científicos han hecho que el proceso mismo de morir se haya vuelto más aséptico, dejando a un lado viejas tradiciones que acercaban la muerte a las personas. Este es el ejemplo de los antiguos velatorios en los que el cuerpo del difunto se mantenía en el hogar familiar para permitir a los allegados transmitir su pésame. En definitiva, se ha ido generando una distancia cada vez más acentuada entre las personas y la muerte, lo que hace que esta se viva como algo cada vez más extraño y atemorizante.
¿Qué es la tanotofobia o el miedo a la muerte?
La tanatofobia, también conocida como miedo a la muerte, constituye una fobia por la que el individuo siente un intenso miedo a morir. Se trata de un temor irracional que roza lo obsesivo, por lo que genera una enorme interferencia en la vida y el bienestar de la persona. A veces, este miedo a la muerte se relaciona con la incertidumbre acerca de lo que puede venir después. En otros casos, el temor a morir tiene que ver con un miedo a sufrir y atravesar un final de vida agónico.
Generalmente, las personas con miedo a morir también desarrollan hipocondría de manera paralela. Esto se traduce en numerosas preocupaciones alrededor de la salud, lo que lleva al individuo a revisar continuamente su cuerpo en búsqueda de indicios que indiquen la presencia de una grave enfermedad. Todo lo que sucede en el organismo se interpreta como una amenaza y una señal de que hay una muerte inminente. Incluso, la persona puede realizar visitas reiteradas al médico con el fin de descartar la existencia de dicha patología.
En general, las personas con miedo a la muerte muestran elevados niveles de ansiedad, pensamientos obsesivos sobre la muerte, angustia, estados depresivos, problemas de sueño, conductas de evitación e incluso ataques de pánico. Como ya adelantamos, el miedo a morir es una consecuencia esperable en el mundo en el que vivimos. Recurrimos a un vocabulario repleto de eufemismos para hablar de la muerte, ocultamos la muerte a los niños para evitar que se traumaticen y apenas visualizamos a nuestros seres queridos una vez que han perdido su vida. Todo este hermetismo en torno al hecho de morir hace que el final de la vida se presente como algo aterrador y repleto de incógnitas.
Qué hacer ante el miedo a la muerte
Si te sientes identificado con la descripción de la tanatofobia, es posible que tu salud mental y tu vida se hayan visto seriamente afectadas. Se trata de un temor que acaba por ocupar una gran parte de nuestro pensamiento y nos impide disfrutar plenamente de la vida. Sin embargo, hay formas de actuar que nos pueden ayudar a plantar cara a este temor y cambiar la forma en la que percibimos la muerte.
1. La aceptación nos brinda paz mental
Que la muerte forma parte de la vida es un hecho que no podemos cambiar. Aunque la sociedad moderna trata de actuar como si la muerte no existiera y nunca fuese a llegar, lo cierto es que todos en algún momento acabamos alcanzando el final de la vida. Aceptar esto en lugar de luchar contra lo evidente nos puede ayudar a ganar paz mental.
Por el contrario si vivimos fingiendo que la muerte no existe y que podemos controlar este fenómeno, no haremos más que incrementar nuestro temor. Acercarnos a la muerte nos ayuda a comprenderla dentro de unos límites y dejar de verla como una amenaza atemorizante. Aceptar no significa dejar de sentir dolor cuando alguien muere. El duelo es una reacción natural y adaptativa ante las pérdidas. Sin embargo, cuando aceptamos somos conscientes de que no podemos controlar la muerte y eso nos ayuda a digerirla e integrarla en nuestra historia personal.
2. Sin la muerte, la vida no tendría sentido
Si la vida tiene tanto valor para nosotros es porque sabemos que esta tiene una duración limitada. Por eso, ser conscientes de la muerte y mirarla con naturalidad nos ayuda a revalorizar nuestra existencia. Sin fingimos que la muerte no está ahí, perdemos el disfrute de las pequeñas cosas, damos por hecho a nuestros seres queridos y no conectamos tanto con el aquí y el ahora. Por ello, hablar de la muerte y naturalizarla es una manera de vivir una vida más plena y consciente.
3. Acude a terapia
El miedo a morir puede llegar a ser muy incapacitante y provocar un intenso sufrimiento. A veces, este es tan desbordante que es preciso acudir a un profesional para poder trabajarlo y aprender a vivir aceptando la muerte. En ocasiones, es posible que la tanatofobia se relacione con experiencias pasadas de tipo traumático. Por ejemplo, un duelo patológico que ha quedado sin cerrar. En estos casos, contar con un espacio terapéutico es esencial para reintegrar lo vivido y poder convertir las heridas en cicatrices. Recuerda que pedir ayuda no debe ser motivo de vergüenza ni te hace más débil. Por el contrario, reconocer que necesitamos apoyo profesional y abrirnos para sanar es un acto de enorme valentía.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca del miedo a la muerte, también conocido como tanatofobia. Si bien es cierto que todas las personas podemos mostrar cierto temor ante la posibilidad de morir, hay quienes sufren enormemente porque experimentan una fobia a la muerte en toda regla. Aunque son muchas las variables que influyen en el desarrollo de la tanatofobia, lo cierto es que en este fenómeno influyen mucho los cambios sociales que hemos ido viviendo respecto a la muerte.
Antiguamente, morir era algo natural y normalizado. Sin embargo, en el último siglo hemos logrado grandes avances médicos que han permitido aumentar la esperanza de vida y controlar enfermedades que habían resultado mortales. La ciencia ha vuelto el proceso de morir mucho más aséptico, lo que ha generado más distancia entre las personas y la muerte. Por ello, la sociedad moderna parece actuar como si nunca fuéramos a morir. Esto hace que un concepto de por sí abstracto se vuelva más desconocido y atemorizante para muchos.
Ante esta realidad, es importante aprender a trabajar la aceptación de la muerte como parte de la existencia. Al fin y al cabo, la vida cobra valor y sentido porque sabemos que tiene una duración limitada. Vivir una vida plena pasa por reconocer que esta no es eterna, lo que nos ayuda a conectar más con el aquí y el ahora.
