¿Qué es el duelo patológico? Causas, síntomas y tratamiento

El duelo patológico es un fenómeno por el cual una persona no es capaz de procesar la pérdida de un ser querido. A pesar del paso del tiempo, síntomas como la tristeza no mejoran e incluso se agravan.

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La vida y la muerte representan dos realidades antagónicas e irreconciliables. Sin embargo, la existencia de cada una de ellas no sería posible sin la otra. En otras palabras, si la muerte no existiera la vida no tendría valor alguno. La oposición entre vivir y morir es lo que nos hace valorar nuestra existencia y temer cualquier amenaza que la ponga en peligro.

La muerte, la pérdida y el duelo

En los últimos años, hemos asistido a un cambio notable en la manera de concebir la muerte. Hace no mucho, morir era visto como un fenómeno natural, intrínseco a la vida. Las personas sufrían cuando perdían a sus seres queridos, pero aceptaban este hito como uno más en el ciclo vital de los seres humanos.

Con los avances de la sociedad, hemos aumentado nuestra esperanza de vida y hemos aprendido a mantener a raya enfermedades que antaño eran mortales Aunque estos logros son indudablemente positivos, también cabe señalar que la ciencia ha hecho más aséptico ese proceso por el cual alguien llega a los últimos momentos de su vida. La mayoría de la gente ya no fallece en el calor del hogar, sino en frías habitaciones de hospital.

Los antiguos velatorios en los que el cuerpo permanece en la casa familiar son hoy vistos como una broma de mal gusto. Poco a poco hemos perdido la perspectiva de lo que es la muerte, la hemos escondido, tapado y ocultado para convencernos de que no existe. Así, morir ya no es algo propio de los seres que han vivido, sino una anécdota que sucede muy de vez en cuando.

Aunque la forma en la que encaramos la muerte ha cambiado, lo cierto es que el dolor que esta deja en nuestra alma sigue siendo el mismo. Siempre que vivimos una pérdida, se inicia un proceso de adaptación emocional conocido como duelo. Este puede ser más o menos difícil dependiendo de la personalidad de cada individuo, del tipo de pérdida que se haya vivido o del grado de vinculación con la persona fallecida, entre otros factores.

En la mayoría de los casos, los procesos de duelo se terminan resolviendo con el tiempo, de manera que la persona es capaz de integrar la pérdida y avanzar con su vida. Sin embargo, en algunos casos el individuo se queda atrapado en un duelo que no logra cerrar, lo que conduce a un enorme sufrimiento emocional. Estamos hablando del duelo patológico.En este artículo vamos a hablar acerca del duelo patológico, en qué consiste y cómo se puede manejar.

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¿Qué es el duelo patológico?

El duelo es ese proceso psicológico que se pone en marcha cuando experimentamos la pérdida de un ser querido. En los primeros momentos no es posible discriminar si una persona está atravesando un duelo normal o patológico, pues los síntomas en ambos casos son muy similares durante las fases iniciales. Es natural que, si el fallecimiento de alguien cercano es relativamente reciente, nos sintamos tristes y abatidos.

Sin embargo, en los duelos normales el paso del tiempo contribuye a que estos signos se vayan suavizando, de forma que la persona afectada puede regresar a su vida normal paulatinamente. En el duelo patológico o complicado las personas muestran tristeza y otros síntomas relacionados de una forma persistente. Lejos de mejorar con el tiempo, se mantienen en un estado permanente de angustia, mostrando en los casos más graves un empeoramiento creciente de los síntomas.

Lo cierto es que no se puede marcar una línea nítida que separe lo que es patológico de lo que no. El duelo, su dificultad y forma de expresión varían en cada persona y cada situación, por lo que no hay reglas universales que permitan definirlo. No obstante, se considera que pasado un año desde la pérdida es importante atender a posibles señales que alertan que algo no va adecuadamente.

Síntomas del duelo patológico

Como venimos comentando, no existen reglas matemáticas en lo que respecta al duelo. Sin embargo, cuando ya ha pasado al menos un año desde la pérdida, es importante prestar atención a determinados comportamientos que podrían indicar que el proceso de duelo no está siendo normal. A continuación, vamos a repasar algunos síntomas habituales del duelo patológico.

La persona no acepta la muerte del ser querido. En cualquier duelo normal, es normal que los primeros momentos se caractericen por un estado de shock, de manera que la persona no termina de creerse lo que ha sucedido. Sin embargo, cuando esta incredulidad permanece y la persona sigue sintiendo que esa persona volverá a pesar del paso del tiempo, es importante valorar la situación.

Las personas que sufren un duelo complicado suelen experimentar sentimientos persistentes de soledad, tristeza, ira, culpa…incluso cuando ya han pasado meses o años desde el fallecimiento. Muchas veces estos estados emocionales se viven con mucha intensidad, hasta el punto de sentir que no pueden controlarse. Esto lleva a la persona a evitar cualquier estímulo que le recuerde a la persona fallecida, así como a rechazar compartir su dolor con los demás.

Es frecuente que en el duelo complicado se produzcan recuerdos intrusivos sobre la persona fallecida. Quien sufre la pérdida no puede dejar de dar vueltas a las circunstancias en las que el ser querido murió, lo que impide tener una vida normal en el día a día. Al contrario de lo que se suele pensar, las personas con duelos patológicos no suelen tener pesadillas, sino sueños en los que se reencuentran con esa persona que han perdido. Evidentemente, al despertar aparece una enorme tristeza al descubrir la realidad.

Cuando la persona fallecida es alguien con la que se solía convivir, es habitual que quien vive con duelo complicado se vea incapaz de afrontar la rutina en soledad. Hasta las tareas más monótonas se viven como un suplicio, lo que puede generar profundas alteraciones en el funcionamiento normal y conducir a problemas de salud mental, como la depresión.

El duelo que sigue un curso patológico lleva a la persona afectada a aislarse del mundo, lo que reduce sus interacciones sociales y produce una importante afectación de la red social de apoyo. En algunos casos pueden observarse fenómenos bastante perturbadores, como es el caso de las alucinaciones visuales y auditivas. Muchas personas que viven este tipo de duelo afirman haber visto u oído a la persona fallecida. Lejos de leyendas fantasmales, esto es una muestra más de lo fascinante que puede ser nuestra mente.

Y aunque pueda sonar algo extraño, muchas personas sienten un profundo sentimiento de culpa por el hecho de seguir viviendo a pesar de la muerte de un ser querido. En cierta manera, sienten que están traicionando o dejando atrás a esa persona que ya no está. Esto es un enorme obstáculo para poder avanzar y retomar el disfrute por la vida, lo que puede impedir que un duelo se elabore de manera saludable.

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Causas del duelo patológico

Como comentamos al principio, no hay dos duelos iguales. No es fácil predecir cuándo una persona desarrollará un duelo patológico, aunque sí que podemos conocer algunos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que esto ocurra.

  • Tipo de muerte: Se conoce que los fallecimientos inesperados o en condiciones violentas son mucho más difíciles de afrontar. Cuando perdemos a alguien que se encontraba enfermo desde hace tiempo sufrimos muchísimo, pero antes de su muerte ya habíamos, inconscientemente, empezado a prepararnos para decir adiós. Esos “preparativos” no se dan en las muertes repentinas, por lo que el shock es mucho más intenso y por ello es más probable que el duelo no se resuelva con normalidad.

  • Edad de la persona fallecida: Como es de esperar, no se lidiará igual con la pérdida de una persona mayor que con la de alguien que es muy joven. Cabe señalar la especial dureza de los duelos que viven aquellos padres que pierden a sus hijos. Por una razón esencialmente biológica, no estamos preparados para digerir la muerte de nuestra descendencia, por lo que los duelos complicados son mucho más habituales en estos casos.

  • Tipo de vinculación con la persona fallecida: El tipo de relación que se mantenía con la persona fallecida también tiene gran influencia sobre nuestra manera de llevar el duelo. Cuando esa persona era alguien íntimo o muy cercano, tras el fallecimiento es de esperar que se produzcan una serie de cambios profundos en la organización de la vida, lo que puede dificultar la elaboración normal del duelo.

  • Historia previa de la persona afectada por el duelo: La historia previa de la persona que transita por el duelo también puede darnos pistas acerca de su duelo. Así, quienes tienen antecedentes de trastornos psicológicos suelen ser más vulnerables a sufrir un duelo complicado.

Qué hacer ante el duelo patológico

Ante una situación de duelo, lo normal es que el paso del tiempo y el apoyo del entorno sean suficientes para que poco a poco la pérdida se vaya elaborando. Así, lo habitual es que las personas terminen por recomponerse después de perder a sus seres queridos sin mayores complicaciones.

No obstante, no todas las pérdidas son iguales. Algunas se producen en circunstancias especialmente complejas, lo que implica que el proceso de duelo se hará más difícil. Atender a las señales que hemos comentado es esencial, ya que en caso de que estas persistan pasado un año es necesario acudir a un profesional. El apoyo terapéutico de un psicólogo especializado en duelo es la mejor alternativa para evitar complicaciones a medio y largo plazo.

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