La técnica de la línea de la vida: ¿qué es y cómo nos ayuda?

La línea de la vida es una técnica psicológica que permite a la persona plasmar los acontecimientos más importantes de su historia vital, así como reflexionar acerca del impacto que estos le han provocado.

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En el ámbito de la psicología los profesionales recurren a diversas técnicas a lo largo del proceso de evaluación y tratamiento. Dentro de aquellas pertenecientes al enfoque humanista, una de las más utilizadas es la llamada línea de la vida. Su utilidad a la hora de obtener información del paciente y su historia ha hecho de ella uno de los recursos preferidos de muchos terapeutas.

Todos y cada uno de nosotros poseemos una historia única de vida que configura quienes somos en la actualidad. Sin embargo, no todas las personas poseen una visión ordenada y reflexiva de los eventos vitales que han atravesado y el impacto que estos han tenido en ellas. En este sentido, la línea de la vida permite al individuo ordenar su pasado para comprender mejor el presente, de forma que se construya una narrativa coherente que facilite el autoconocimiento.

Entender el camino que hemos recorrido hasta la fecha nos permite tener claros nuestros valores, entender las decisiones que hemos tomado e identificar esas creencias que hemos interiorizado y condicionan nuestra manera de afrontar la vida. En este artículo hablaremos con detenimiento acerca de qué es la técnica de la línea de la vida, cómo se realiza y qué utilidad tiene.

¿Qué es la línea de la vida?

Todos poseemos una historia propia de vida, una mochila a nuestras espaldas que condiciona lo que somos hoy. El pasado y las vivencias que hemos tenido configuran nuestra persona, aunque muchas veces no asociamos ciertas experiencias con nuestra manera de ser y comportarnos. La línea de la vida permite ordenar todo ese pasado para dotarlo de sentido y establecer una narrativa vital ordenada.

Esta técnica psicológica consiste en crear una línea (preferiblemente gráfica), en la que la persona va colocando esos acontecimientos más relevantes que han tenido lugar en su vida. Empezando desde el inicio de su existencia, el individuo va señalando las experiencias más notables hasta llegar al momento actual. Por lo tanto, se trata de un ejercicio que permite identificar los momentos claves de cambio que se han tenido.

Para que esta técnica resulte efectiva es necesario que la persona disponga de una capacidad mínima de análisis y reflexión. No basta con reflejar gráficamente los eventos importantes, sino que además es preciso profundizar acerca de cómo estos nos hicieron sentir, qué recursos utilizamos en ese momento, cómo aquello pudo influir en quienes somos hoy, si hemos superado esa experiencia, etc. Así, aunque suele concebirse como una técnica de evaluación para obtener información, también es terapéutica en sí misma al permitir a la persona elaborar lo que ha vivido, comprenderse y tender puentes entre su pasado y presente.

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¿Cómo realizar la línea de la vida?

Como ya hemos adelantado, realizar esta técnica implica dos aspectos. Por un lado, el diseño de la línea en sí misma y, por otro, el análisis y reflexión acerca de los eventos identificados como importantes. La persona debe trazar una línea sobre el papel y señalar en ella los siguientes aspectos:

  • Momento actual: Es importante indicar con alguna marca el momento presente en el que la persona se encuentra.

  • Acontecimientos vitales: Aquí se incluyen el nacimiento, la llegada de los hermanos, primos e hijos, la pérdida de seres queridos, el inicio de vínculos de pareja y matrimonio… Por otro lado, será preciso señalar los eventos significativos que se han experimentado en la vida y que han supuesto cambios importantes. Aquí se incluyen posibles cambios de residencia, comienzo y final de los estudios, viajes y cualquier otro evento con repercusión emocional.

  • Momentos de crisis: A lo largo de la vida todos pasamos por momentos de crisis que suponen un antes y un después. Con frecuencia, las crisis marcan la transición entre etapas de la vida diferentes, son puntos de inflexión.

  • Episodios traumáticos: Muchas personas tienen manchas oscuras en la historia de su vida. A veces, creemos que podemos esconder estas vivencias debajo de la alfombra y hacer como si nunca hubieran ocurrido. Sin embargo, mirar hacia otro lado nos impide construir una historia biográfica completa y cerrar las heridas adecuadamente. Por ello, la línea de vida también debería incluir los momentos de mayor impacto y dolor que han podido resultar traumáticos para nosotros.

  • Visión del futuro: No, no podemos predecir con exactitud qué ocurrirá en nuestra vida. Sin embargo, analizar nuestras experiencias previas nos permite trazar la ruta que creemos que seguirá nuestra historia. Por ejemplo, entiendo cómo hemos resuelto conflictos previos, podemos plantear posibles soluciones para los problemas actuales.

Una vez que la línea de vida se encuentra representada con todos estos puntos importantes, es momento de pasar a la fase reflexiva y analítica. Es decir, se trata de profundizar en cada una de esas experiencias vividas para entender cómo han influido en nuestra propia persona. Lo ideal es que este ejercicio se realice con la ayuda de un psicoterapeuta. Así, el profesional será quien realice las preguntas pertinentes que ayuden a la persona a analizar su historia. Mediante esta reflexión, aprendemos a conocernos mejor y entender cómo nuestro yo del pasado ha contribuido a nuestro yo del presente.

Cabe señalar que el acompañamiento del terapeuta es especialmente importante si hemos vivido historias traumáticas. La línea de vida no puede hacerse hasta que esas experiencias se hayan elaborado con el tratamiento psicológico adecuado. De lo contrario, profundizar en aspectos que la persona no está preparada para abrir puede resultar contraproducente.

La utilidad de la línea de la vida

En la línea de todo lo que venimos comentando, la utilidad de la línea de la vida reside en que permite a la persona ordenar su propia historia personal. Construir este mapa de nuestra existencia puede ayudarnos a explorar recuerdos de nuestra infancia y entender cómo han impactado en el presente. También nos puede ayudar a identificar nuestras creencias, valores y prioridades, así como determinar qué esperamos del futuro y cómo nos gustaría enfocarlo.

Es importante que este ejercicio se lleve a cabo siempre y cuando la persona esté dispuesta a hacer un ejercicio honesto de reflexión. Además, es preciso contar con capacidad de síntesis, de forma que el individuo sepa extraer lo más relevante de todo su pasado. Lo esencial es diseñar la línea de vida desde una perspectiva compasiva y libre de juicios. El fin no es castigar a nuestro yo del pasado por lo que hizo o no hizo, sino entender por qué actuamos de esa forma en aquel momento. Es decir, no se trata de regañarnos o criticarnos, sino de aprender de lo que hemos hecho para tomar decisiones más ajustadas en próximas situaciones.

Otro aspecto muy interesante que conseguimos con la línea de vida tiene que ver con la toma de distancia de los problemas. Habitualmente, cuando estamos atravesando un mal momento creemos que este será eterno y eso nos hace sufrir enormemente. Sin embargo, cuando echamos la vista atrás y plasmamos de esta manera nuestras vivencias más significativas, podemos analizar con mayor perspectiva lo que ocurrió y relativizar muchos de nuestros problemas actuales. Así, cuando estamos viviendo un momento difícil puede ser de ayuda revisar nuestra historia de vida y ver que la existencia es una sucesión de subidas y bajadas. De la misma manera que llega un período oscuro, a este le acaba sucediendo otro con algo más de luz.

Dependiendo de cada persona, la línea de vida puede ser de carácter general o, o por el contrario, concentrarse en un período de tiempo concreto o una única esfera vital. Por ejemplo, podemos trazar una línea de vida sobre nuestra pareja o sobre el trabajo. Establecer estos límites nos permite ser más concisos e identificar posibles conflictos y problemas que quizá ni siquiera habíamos reconocido. Muchas veces vivimos con el piloto automático y ni siquiera somos conscientes de los nudos que hemos ido arrastrando sin desenredar. Por eso, la terapia psicológica es una excelente oportunidad para revisar nuestra historia y poner orden en la maraña de problemas que experimentamos.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de una técnica psicológica conocida como la línea de la vida. Se trata de una actividad de enfoque humanista muy utilizada por los profesionales de la psicología. La línea de la vida puede considerarse una herramienta de evaluación, pero también de tratamiento. Se trata de un ejercicio por el cual una persona, con apoyo de un psicoterapeuta, traza gráficamente una línea donde señala los eventos vitales más significativos que ha atravesado.

Una vez representados, se lleva a cabo un ejercicio de análisis y reflexión por el cual el profesional hace preguntas al paciente que le ayudan a comprender si estos han sido superados, cómo se gestionaron en aquel momento, cómo pudieron impactar en la persona qué es hoy, etc. Esta actividad es de gran ayuda para ordenar la propia historia personal, de manera que se construya una narrativa coherente de la vida que se ha tenido. Todo ello favorece el autoconocimiento y permite extraer aprendizajes del pasado desde una perspectiva compasiva y libre de juicios. No se trata de criticarnos por las decisiones y reacciones pasadas, sino de entender por qué hicimos lo que hicimos y cómo ello nos ha conducido hasta el punto actual.

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