Los 24 tipos de sentimientos (y para qué sirven)

Nuestro cerebro es capaz de hacernos experimentar muchos sentimientos distintos a lo largo del día, pero, ¿cuáles son su funciones biológicas?

Tipos de sentimientos

Somos seres sentimentales. Los sentimientos forman parte de nuestra naturaleza y a lo largo del día experimentamos infinidad de ellos. Alegría, tristeza, preocupación, celos, compasión… Los sentimientos nos hacen ser quienes somos. Nos dan humanidad y permiten que socialicemos con otras personas.

Sin estos sentimientos, no seríamos más que un conjunto de órganos y tejidos que lucha por sobrevivir. Gracias a esta capacidad para experimentarlos, los humanos nos diferenciamos de los animales en el sentido en el que no nos limitamos a comer y reproducirnos.

Para sentirnos vivos, queremos sentir. Y estos sentimientos pueden ser tanto la puerta a disfrutar plenamente de la vida como nuestros peores enemigos, llegando incluso a abrumarnos y a dificultad nuestro normal desempeño.

Pero, ¿de dónde vienen los sentimientos? ¿Son lo mismo que las emociones? ¿Qué tipos existen? ¿Qué finalidad biológica tiene poder experimentarlos? En el artículo de hoy hablaremos sobre los sentimientos, que son, en definitiva, aquellos procesos mentales que nos dan humanidad.

¿Qué son los sentimientos?

Tradicionalmente analizados desde el punto de vista poético y metafórico, los sentimientos también pueden ser interpretados desde un punto de vista científico. Y es que absolutamente nada de lo que sucede dentro de nuestro cuerpo es fruto de la casualidad. Todo responde a un propósito biológico. Los sentimientos incluidos.

Los sentimientos son unos procesos mentales, es decir, una experimentación de sucesos que nacen en el interior de nuestro cerebro y que son igual de reales que ver, oír, escuchar u oler. Y es que los sentimientos surgen cuando se realizan una serie de conexiones neuronales concretas dentro del encéfalo.

Decimos que los sentimientos son lo que nos hace ser humanos porque nacen de la conciencia, es decir, de ser capaces de interpretar lo que ocurre a nuestro alrededor de una forma más compleja de la que lo hacen los otros animales. Los humanos somos capaces de ligar experiencias sensoriales con emociones. Y estas emociones con estados anímicos concretos. Cuando se llega a este último punto, hablamos de sentimiento.

Los sentimientos son los pensamientos que nacen después de experimentar una emoción y que, debido a los cambios hormonales derivados de estas conexiones neuronales concretas, nuestro estado fisiológico cambia. Los sentimientos moldean nuestros niveles hormonales y nacen de la interpretación racional de lo que nos sucede y de la anticipación a futuros sucesos.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre emoción y sentimiento?

Imaginemos que vamos por la calle y vemos un ladrón atracando a una señora mayor. ¿Qué pasará en nuestro cerebro? Primero, llegará al encéfalo la información visual con un mensaje claro: “ahí hay un atracador”. El cerebro humano (y el de todos los animales) es capaz de interpretar esta información visual y dar lugar a una emoción, que no es más que una respuesta cerebral que tiene el objetivo de cambiar nuestro comportamiento.

En este caso, la emoción que nos generará el cerebro es miedo: “ese atracador puede hacerme daño también a mí, tengo que huir”. Por ello, lo más probable es que, guiados por esta emoción primitiva que es el miedo, marchemos de ahí.

Y aquí es donde se quedarían todos los animales, como sucede cuando les persigue un depredador. Huyen sin más. Sin pensar. El problema es que los humanos sí que pensamos. Y al pensar, somos capaces de, una vez experimentado el suceso y la emoción, interpretamos lo que ha pasado.

Y en el momento en el que interpretamos la emoción, cuando ya no estamos en medio de esta respuesta primitiva como puede ser el miedo, nuestra conciencia nos lleva a pensar cosas: “¿hubiera podido hacer algo?”, “¿qué habrán pensado de mí?”, “¿y si han hecho daño a la señora?”. En este momento, estamos sintiendo. Estamos teniendo un sentimiento. Que seguramente es el de culpa.

Por lo tanto, emoción y sentimiento se diferencian entre sí en el sentido que la emoción es una respuesta fisiológica primitiva (más intensa pero menos prolongada en el tiempo) que nace después de percibir algo a través de los sentidos, mientra que los sentimientos son algo así como “emociones complejas” que nacen al interpretar de forma racional lo que sucede y las emociones que experimentamos. Los sentimientos son menos intensos pero más prolongados en el tiempo.

Por lo tanto, podemos considerar un sentimiento como el estado anímico que nos genera haber experimentado una emoción. Y estos sentimientos son diferentes en cada persona ya no solo porque el cerebro varía mucho en cuanto a anatomía, hormonas y química entre individuos, sino porque cada uno ha vivido circunstancias diferentes y tiene unos recuerdos distintos a los que recurrirá para interpretar cada situación.

Las emociones son más comunes entre todos, pues son las respuestas normales a un estímulo. Los sentimientos dependen más de cada uno pues nacen en función de nuestros valores, pasado, perspectivas de futuro, educación, etc.

¿Para qué sirven los sentimientos?

¿Realmente tienen alguna utilidad biológica? La respuesta es un “sí” rotundo. Y es que absolutamente nada de lo que sucede dentro de nuestro cuerpo (cerebro incluido) es casualidad. Y los sentimientos no son una excepción. Y vamos a ver por qué.

Si nos comparamos con otros animales, los humanos somos muy débiles físicamente. Solo hace falta ver que, en la naturaleza, los recién nacidos tienen que buscarse la vida nada más nacer. Nosotros tardamos, al menos, 10 años en ser mínimamente independientes para vivir sin que estén cuidándonos a todas horas.

No somos buenos cazadores, no aguantamos el frío ni el calor, no somos rápidos, no somos fuertes, no somos buenos nadadores… ¿Qué nos ha dado la naturaleza? Para compensar esta falta de recursos físicos que, en principio, supondría la extinción de nuestra especie, nos ha dado un bien único: la conciencia.

De esta conciencia ha nacido no solo la inteligencia, sino la capacidad de sentir y ver cómo las otras personas sienten. Esta inteligencia emocional, que es la capacidad de percibir los sentimientos que expresan los demás, no es más que una estrategia de supervivencia.

Todos los sentimientos responden a algo, ya sea para socializar con los de nuestra especie como para impulsar cambios en nosotros mismos. Cada sentimiento tiene una utilidad. Sentir esperanza es la manera que tiene el cerebro de asegurarse que queramos seguir vivos. Mostrar gratitud es el modo para conectar con los demás. Sentir rabia es la manera que tenemos de demostrar que algo nos disgusta y que queremos que cambie. Y la lista sigue.

Por lo tanto, los sentimientos sirven para mucho: para impulsar cambios en nuestro propio comportamiento y para obtener lo que necesitamos de los demás.

¿Cuáles son los principales sentimientos?

El cerebro humano es, sin duda, el órgano más complejo del cuerpo. Por ello, no es de extrañar que la experimentación de sentimientos sea también muy complicado tanto de entender como de realizar clasificaciones. Sea como sea, estos son los principales sentimientos que los humanos podemos sentir, valga la redundancia.

1. Amor

El amor es un sentimiento positivo que nace del afecto hacia una persona, animal, objeto e incluso una idea. Nace de las valoraciones subjetivas que hacemos al analizar algo que percibimos.

2. Tristeza

La tristeza es un sentimiento negativo que nace después de interpretar y analizar situaciones que previamente nos han llevado a sentir emociones dolorosas.

3. Euforia

La euforia es un sentimiento que nace después de que algunas hormonas hayan cambiado nuestra fisiología y nos hayan llevado a experimentar un “subidón” de energía y vitalidad, por lo que interpretamos todo lo que nos rodea como algo maravilloso.

4. Admiración

La admiración es el sentimiento de agrado que nace después de analizar los éxitos o aspectos positivos de otra persona, pero de una forma sana, sin envidia.

5. Odio

El odio es un sentimiento negativo de enorme repulsión hacia alguien que nace después de que esta persona nos haya hecho cosas que interpretamos como negativas o nos haya hecho daño.

6. Envidia

La envidia es un sentimiento negativo que nace de analizar lo que tiene algo y desearlo pero de una forma poco sana, vinculando este deseo con un malestar en nuestro cuerpo.

7. Celos

Los celos son un sentimiento negativo que nace de elucubraciones fundamentadas o no que nos hacen tener miedo de perder a alguien a quien amamos.

8. Afecto

El afecto es un sentimiento positivo que nace de, después de analizar cómo nos relacionamos con alguien, observar que hemos conectado a nivel emocional.

9. Agrado

El agrado es el sentimiento positivo que tenemos hacia algo o alguien que, después de entrar en contacto con ello, debido a sus características y propiedades, nos genera emociones placenteras.

10. Esperanza

La esperanza es un sentimiento positivo que nace de, después de analizar situaciones y perspectivas de futuro, llegar a la conclusión de que es posible lograr las metas que nos proponemos.

11. Optimismo

El optimismo es un sentimiento positivo que nace de analizar nuestra situación en la vida y considerar que lo que nos depara el futuro es bueno o, al menos, que estamos yendo por el buen camino.

12. Gratitud

La gratitud es un sentimiento positivo que experimentamos cuando alguien hace algo bueno para nosotros y le estamos agradecidos.

13. Enfado

El enfado es un sentimiento similar al odio pero menos fuerte en el que, después de que alguien nos haya hecho algo que interpretamos como negativo, sentimos repulsión hacia él.

14. Indignación

La indignación es el sentimiento negativo que experimentos después de exponernos a algo que, a nuestro parecer, es injusto, ya sea hacia nosotros o hacia otra persona.

15. Impaciencia

La impaciencia es el sentimiento que genera nuestro cerebro cuando queremos algo en un momento concreto y parece demorarse más de lo normal.

16. Venganza

La venganza es un sentimiento negativo que consiste en que, después de que alguien nos haya hecho algo que consideramos dañino, queremos pagarle con la misma moneda.

17. Satisfacción

La satisfacción es el sentimiento positivo que experimentos cuando, después de ir en busca de algo, por fin se consigue.

18. Compasión

La compasión es el sentimiento vinculado con la empatía, es decir, aquello negativo que sentimos al ponernos en la piel de otra persona y analizar el dolor que puede estar sufriendo.

19. Alegría

La alegría es un sentimiento similar a la euforia aunque menos exagerado. Es el conjunto de sensaciones agradables que experimentamos ya que consideramos que todo lo que nos rodea es bueno.

20. Culpa

La culpa es el sentimiento negativo que aparece cuando, después de analizar nuestro comportamiento y conducta ante una situación concreta, llegamos a la conclusión de que hemos ido en contra de nuestros valores o de las normas sociales.

21. Resentimiento

El resentimiento es el sentimiento remanente que queda hacia alguien que en el pasado nos ha generado sentimientos de indignación, venganza, odio, enfado, etc.

22. Rabia

La rabia es el sentimiento negativo relacionado con un grado alto de irritabilidad. Es lo que sentimos cuando, después de analizar una situación, consideramos nuestros derechos o los de la otra persona violados.

23. Preocupación

La preocupación es el sentimiento negativo que nace después de que, debido al análisis de consecuencias que pueden tener nuestros actos, consideremos que algo puede afectar a nuestra integridad en el futuro.

24. Desesperación

La desesperación es el sentimiento negativo que nace de, después de analizar nuestra situación actual, considerar que no hay ninguna manera de seguir adelante y de sobreponernos a un suceso dañino de nuestra vida.

Referencias bibliográficas

  • Triglia, Adrián; Regader, Bertrand; García-Allen, Jonathan (2016). Psicológicamente hablando. Paidós.
  • Collier, M. (2011) “Hume's Science of Emotions: Feeling Theory without Tears”.
  • Rosas, O. (2011) “La estructura disposicional de los sentimientos”. Ideas y Valores.
  • Ratcliffe, M. (2005) “The Feeling of Being”. Journal of Consciousness Studies.
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