Las 8 diferencias entre ola monstruo y tsunami

Hasta hace unos años, se creía que las olas monstruo no eran más que leyendas de marineros. Pero lo cierto es que estos extraños fenómenos son reales y hacen empequeñecer a los propios tsunamis.

Diferencias ola monstruo tsunami

El mar nos asombra y, a la vez, nos atemoriza. Casi tres cuartas partes de la Tierra están cubiertas por agua. Por lo tanto, no es de extrañar que los océanos sigan escondiendo muchos misterios a la espera de ser descubiertos. Unos misterios que, en ocasiones, pueden ser terroríficos.

Las leyendas de marineros hablaban de que en alta mar y surgiendo de la nada, podían formarse muros verticales de agua con suficiente fuerza como para engullir a cualquier embarcación hasta lo más profundo del océano.

Evidentemente, se creyó que esto no era más que un mito. Una historia más. Pero todo cambió cuando, en 1995, una estación petrolífera grabó como, en medio de una tormenta, se formó una ola de más de 26 metros de altura.

Desde entonces, la ciencia ha estudiado estos fenómenos. Y lejos de suavizar las leyendas, hemos visto que la realidad es mucho más temible que la ficción. Pero, ¿son como los tsunamis? No. No tienen nada que ver. Son infinitamente peores. Son los verdaderos monstruos del mar.

¿Qué son los tsunamis? ¿Y las olas monstruo?

En el artículo de hoy y para comprender la envergadura de ambos fenómenos, analizaremos las diferencias entre una ola monstruo y un tsunami. Pero antes, es importante analizarlas individualmente. Y es que definiéndolas, es posible ver ya por dónde van los tiros.

Tsunamis: ¿qué son?

Los tsunamis son eventos oceanográficos extremadamente destructivos en los que, debido generalmente a los movimientos de las placas tectónicas sumergidas en el agua de los océanos, se desplaza verticalmente una gran masa de agua.

Es decir, a causa generalmente de un terremoto (las placas tectónicas de la corteza terrestre friccionan entre ellas) pero también de la erupción de un volcán, se transfiere una enorme energía a la superficie del agua, haciendo que se formen unas olas que transportan esta energía hasta que no se encuentran con ningún obstáculo. Un obstáculo que, por desgracia, es la costa.

En este sentido, un tsunami, también conocido como maremoto, es el conjunto de olas inusualmente grandes y veloces que se forman por el desplazamiento vertical de una enorme masa de agua a causa de una también enorme fuerza de empuje. El 90% de las veces, esta fuerza está generada por un terremoto en la corteza terrestre inundada en alta mar.

En contadas ocasiones, el tsunami puede estar provocado por una erupción volcánica e incluso por el impacto de un meteorito. De hecho, el que puso fin a la era de los dinosaurios hace 66 millones de años, hizo que se formara un tsunami de más de 1 km de altura.

Sea como sea, lo importante es que estas olas del tsunami se forman por la aplicación de fuerzas de empuje muy grandes, que hacen que se transfiera mucha energía al agua. Por lo tanto, no se forman como las olas convencionales, las cuales aparecen por simple fricción con el viento que sopla en la superficie del mar.

La crudeza de los fenómenos geológicos que propician la formación de tsunamis es tal, que las olas de estos maremotos son de unos 7 metros (en ocasiones excepcionales pueden llegar a los 30 metros, pero es extremadamente extraño) y pueden viajar a la increíble velocidad de 700 km/h. Una ola convencional viaja a entre 10 y 30 km/h. Las más rápidas registradas apenas llegan a los 30 km/h. Por lo tanto, estamos ante un fenómeno colosal y muy veloz.

Esto, junto con el hecho de que las olas continúan transmitiendo la energía hasta que llegan a la costa explica que sean tan extremadamente destructivos. Un tsunami se forma mar adentro pero las olas no desaparecen hasta que impactan con tierra firme.

En resumen, un tsunami es el conjunto de olas de unos 7 metros de altura que, viajando a una velocidad de hasta 700 km/h y estando formadas prácticamente siempre por un terremoto a alta mar, llegan hasta tierra firme, donde liberan toda esta energía de origen geológico.

Tsunami

Olas monstruo: ¿qué son?

Las olas monstruo, también conocidas como olas errantes, gigantes o vagabundas, son olas extremadamente grandes que se forman de manera espontánea en alta mar, sin sucesos geológicos, oceanográficos o climáticos que expliquen su aparición.

Estamos hablando de olas de más de 25 metros de altura que no viajan en conjunto, sino que es simplemente una ola (como muchísimo, tres) que, de la nada, se alza como un muro vertical de agua con una altura muchísimo superior a la del resto de olas del mar en ese momento.

Incluso cuando el clima está en calma y el mar plano, sin motivo aparente, pueden aparecer estas paredes de agua casi verticales de más de 8 pisos de altura. Son unas olas que pueden ir en contra de la corriente oceánica e incluso en dirección opuesta a la del resto de olas.

Para que se formen, deben reunirse condiciones extremadamente específicas de forma simultánea: una fuerte corriente circula en dirección contraria a la de las olas de la superficie, las olas chocan en un ángulo muy concreto y se suman dando lugar a una de más altura, alguna energía fuerza a las olas a ir en contra de la corriente, el viento sopla en una dirección muy específica…

Dado que hay muchos factores que entran en juego, la mayoría de oceanógrafos creían que era imposible que estos fenómenos ocurrieran en la naturaleza. Y de hacerlo, la probabilidad sería tan baja que apenas se formaría una ola monstruo en el océano cada 10.000 años.

Pero cuando en 1995, las cámaras de la estación petrolífera Draupner (en el mar del Norte) registraron el impacto de un muro vertical de agua (una ola como las que narraban las historias de los marineros), empezaron a estudiar estos fenómenos.

Cartografiando los mares gracias a un proyecto de la Agencia Europea Espacial en 2003, vieron que, en apenas tres semanas, se habían formado en el mundo 10 olas de más de 25 metros de altura. Y ninguna de ellas a causa de un terremoto. Eran, sin lugar a dudas, olas monstruo.

Desde entonces, su existencia está más que comprobada. Estamos ante unas olas que se forman en alta mar y que, debido a su colosal altura, colapsan a los pocos segundos o, como mucho, minutos. Por lo tanto, son fenómenos muy efímeros que jamás llegan a tierra firme.

Pero como una embarcación se cruce con ellas, puede venir el desastre. Los navíos de todo el mundo están diseñados para resistir impactos con una fuerza de hasta 150 kPa (la unidad de presión estándar). Teniendo en cuenta que una ola en una tormenta muy violenta puede impactar, como mucho, con una fuerza de 59 kPa, los barcos van sobrados.

Pero en el poco tiempo de vida de estas olas monstruo, la cantidad de agua que arrastran es tal que pueden ejercer fuerzas de impacto de casi 1.000 kPa. Una ola monstruo puede destruir por completo un barco considerado como indestructible. De hecho, desde su descubrimiento (o, más bien, aceptación), muchas desapariciones inexplicables de barcos se han atribuido a estas olas monstruo.

En resumen, una ola monstruo es un muro vertical de agua de más de 25 metros de altura que se forma a alta mar de forma solitaria y sin ningún fenómeno geológico que explique su aparición, colapsando bajo su propio peso pocos instantes después de su formación.

Ola monstruo definición

¿En qué se diferencia un tsunami de una ola monstruo?

Tras definir ambos fenómenos individualmente, podemos ver que, más allá de que consisten en la transferencia de energía a través de ondulaciones en la superficie de agua de los océanos, los tsunamis y las olas monstruo son totalmente distintos. Pero ahora veremos exactamente por qué.

1. Los tsunamis se forman por terremotos; las olas monstruo no tienen explicación

Como hemos comentado, los tsunamis se forman siempre como consecuencia de un fenómeno geológico, el cual es, en el 90% de los casos, un terremoto. También las erupciones volcánicas o el impacto de un meteorito pueden provocarlos. Pero lo importante es que detrás de ellos hay un fenómeno natural que explica su formación.

En el caso de las olas monstruo, no. Aparecen sin motivo aparente cuando muchos factores complejos ocurren de forma simultánea, pero no hay una explicación clara. Es decir, no aparecen después de ningún fenómeno geológico como puede ser un terremoto.

2. Los tsunamis llegan a tierra firme; las olas monstruo, no

Los tsunamis transfieren, a través de las olas, la energía generada por el fenómeno geológico en cuestión. Y esta energía seguirá viajando hasta que se encuentre con un obstáculo, el cual es siempre tierra firme. Por lo tanto, los tsunamis pueden viajar decenas de kilómetros desde su lugar de formación hasta impactar con la costa, liberando ahí toda su energía y provocando desastres.

Las olas monstruo, al ser tan gigantescas, colapsan poco tiempo después de su aparición. Las más “pequeñas” pueden viajar hasta 1 km, pero la mayoría de ellas colapsan bajo su propio peso a los pocos segundos. Jamás llegan a tierra firme, pues no transfieren ninguna energía geológica. Se forman en alta mar y desaparecen al poco tiempo en alta mar.

Tsunami costa

3. Las olas monstruo triplican en tamaño a los tsunamis

Los tsunamis tienen una altura promedio de 7 metros, pero es muy frecuente que sus alturas sean de entre 2,5 y 5 metros. Ya es mucho, pero lo verdaderamente peligroso de los tsunamis no es su altura, sino su velocidad y energía que transmiten, que es lo que provoca desastres en las zonas costeras donde impactan.

Las olas monstruo pueden triplicar su tamaño. Tienen alturas de más de 25 metros y algunas incluso pueden superar los 30 metros. Por lo tanto, y pese a que algunos tsunamis pueden superar los 30 metros, de forma general, las olas monstruo son mucho más grandes que los tsunamis.

4. Los tsunamis son más veloces que las olas monstruo

Mientras que una ola monstruo se desplaza a la velocidad de las olas convencionales (entre 10 y 15 km/h), los tsunamis tienen velocidades de más de 100 km/h que, en ocasiones, pueden llegar a ser de 700 km/h. Los tsunamis son muchísimo más rápidos que las olas monstruo ya que, a diferencia de ellas, están transfiriendo energías inmensas.

5. Los tsunamis no representan un peligro para las embarcaciones; las olas monstruo, sí

Como su altura no suele ser muy grande, los tsunamis no representan ningún peligro para los barcos que se cruzan con ellos. El verdadero problema de los tsunamis viene cuando llegan a tierra firme tras viajar varios km, donde liberan toda su enorme energía.

Las olas monstruo, en cambio, como colapsan rápidamente, no llegan a tierra firme, por lo que no son un peligro para las costas. Pero sí lo son (y mucho) para las embarcaciones que tienen la mala fortuna de cruzarse en su camino durante su corta existencia. Al ser muros casi verticales de agua, impactan contra los barcos como si fuera una pared de acero, pudiendo destruirlos en un instante.

Freak Wave

6. Las olas monstruo siempre son solitarias; los tsunamis, no siempre

Las olas monstruo siempre son olas solitarias. Es decir, no viajan en conjunto. Los tsunamis, en cambio, pese a que también pueden ser olas solitarias, frecuentemente viajan en forma de grupos de olas que transfieren la energía geológica en cuestión.

7. Las olas monstruo son muros de agua; los tsunamis, no

Las olas monstruo se alzan como muros casi verticales de agua con una altura de más de 8 pisos, que es lo que hace que sean paredes en el océano. Los tsunamis, en cambio, responden a la forma de una ola convencional. De ahí que no representen un peligro para las embarcaciones.

8. Los tsunamis viajan en el sentido de las olas; las olas monstruo, no siempre

Una característica extraña de las olas monstruo es su capacidad para viajar en el sentido opuesto al del resto de olas del mar. Los tsunamis, en cambio, viajan siempre en la misma dirección de la corriente. Como vemos, las olas monstruo son fenómenos muy extraños que estamos lejos de conocer por completo.

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