Gripe Porcina (gripe H1N1): causas, síntomas y tratamiento

La gripe porcina es una enfermedad vírica causada por la cepa H1N1 del virus Influenza, siendo una infección que afecta a los cerdos pero que puede transmitirse también a los humanos. Un análisis de sus bases clínicas.

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La gripe es una de las enfermedades más frecuentes del mundo. Y es que hasta el 15% de la población mundial se infecta cada año por los virus responsables, siendo una patología infecciosa estacional. A diferencia de otras enfermedades, el cuerpo no puede desarrollar inmunidad frente a ella, pues los virus están constantemente mutando.

Y a pesar de que no suela ser grave, en pacientes de riesgo puede derivar en complicaciones serias, cosa que explica que cada año la gripe sea responsable de entre 300.000 y 600.000 defunciones. Aun así, no todas las gripes son iguales. Es una enfermedad vírica causada por el virus Influenza, pero hay tres subtipos capaces de hacer que desarrollemos esta patología: A, B y C.

Los virus de la gripe de tipo A son los más agresivos y, a la vez, más frecuentes. El influenzavirus A, al mismo tiempo, se clasifica en distintos subtipos en función de cómo son las proteínas que lo recubren. Pero actualmente, los dos subtipos que están circulando por el mundo son el H3N1 y el H1N1, este último siendo más conocido como gripe porcina.

Este virus es una combinación de virus de cerdos, aves y humanos que puede enfermarnos. En la primavera de 2009, esta cepa H1N1 dio el salto del ganado porcino a los humanos y ocasionó una pandemia en todo el mundo. Un año después, se declaró el fin de la misma pero, desde entonces, el virus de la gripe H1N1 se convirtió en uno de los que causan gripe de temporada. Y en el artículo de hoy, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, analizaremos las causas, síntomas y tratamiento de la gripe porcina.

¿Qué es la gripe porcina?

La gripe porcina es una enfermedad vírica causada por la cepa H1N1 del virus Influenza, siendo una infección que afecta a los cerdos pero que puede transmitirse también a los humanos. Tiene este nombre porque es el ganado porcino quien contrae la enfermedad, pero a través de un proceso zoonótico pueden darse infecciones en humanos.

En la primavera del año 2009, los científicos detectaron una cepa particular del influenzavirus A afectando a humanos conocida como H1N1, una cepa que se había desarrollado de forma natural como una combinación de virus de cerdos, aves y humanos. Durante esa temporada de gripe, la de 2009-2010, esta cepa H1N1 ocasionó infecciones respiratorias en personas que recibieron el nombre de gripe porcina.

Con un gran número de personas enfermando en todo el mundo, la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró la gripe porcina como una pandemia. Durante esa temporada de gripe, hubo un total de 491.382 casos confirmados en laboratorio, pero se estima que el número real de personas que podían haber sido infectadas sería de entre 700 millones y 1.400 millones.

Del mismo modo, el número de muertes confirmadas por la gripe fue de 18.449, pero las estimaciones hablan de más de 284.000 fallecimientos a causa de la cepa H1N1. Finalmente, en agosto de 2010, la OMS declaró el fin de la pandemia, pero desde entonces, el virus de la gripe H1N1 se ha convertido en una de las cepas que causa la gripe de temporada.

El virus es contagioso y, a pesar de su origen zoonótico, puede transmitirse de persona a persona por el aire, pues las gotículas respiratorios que expulsamos al hablar, toser o estornudar contienen, en personas infectadas, unas partículas víricas que pueden ser introducidas en el cuerpo de una persona sana.

Una vez en el organismo, los síntomas de la gripe porcina son similares a los de la gripe común o de temporada, con fiebre, dolor muscular, fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, tos y picazón de garganta. Pero, como siempre, en pacientes de riesgo puede derivar en complicaciones severas como daños neurológicos, neumonía e insuficiencia respiratoria.

Por suerte, puede prevenirse con la vacunación. Y es que la cepa H1N1 está ahora incluida en la vacuna contra la gripe de temporada. Esta vacuna puede reducir el riesgo y la gravedad de esta enfermedad, al tiempo que disminuye las probabilidades de desarrollar complicaciones graves. Por eso es tan importante vacunarse, especialmente si somos personas de riesgo.

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Causas de la gripe porcina

Las causas de la gripe porcina es sufir una infección de las células que recubren la nariz, garganta y pulmones por parte de virus influenzavirus A de la cepa H1N1. Se trata de una enfermedad que tuvo su primer caso en un proceso zoonótico por contagio desde un cerdo infectado (no se transmite por comer carne de cerdo), pero la patología, como cualquier otra forma de gripe, tiene contagio entre humanos.

El virus se transmite entre personas por el aire o por contacto indirecto. En primer lugar, puede haber un contagio aéreo en el que una persona enferma, al hablar, toser o estornudar libera unas gotículas respiratorios que contienen partículas víricas, pues el virus se encuentra en las mucosas del sistema respiratorio. Si hay una persona sana cerca, es posible que esta inhale las gotículas, permitiendo así la entrada del virus.

En segundo lugar, puede haber un contagio sin necesidad de contacto directo entre enfermo y sano. Y es que puede haber un contagio indirecto en el que las gotículas respiratorias caen en la superficie de objetos inanimados como picaportes, mesas, teléfonos o monedas, quedando así contaminados (aunque el virus resiste solo unas pocas horas en las superficies) y, en caso de que una persona que lo toque y posteriormente se lleve las manos al rostro, puede haber un contagio.

Una vez tenemos el virus, somos contagiosos desde aproximadamente un día antes de que surjan los primeros síntomas (es el periodo más peligroso ya que las probabilidades de propagarlo son mucho mayores al no sentirnos todavía enfermos) hasta unos cinco días después de que empiecen. Dicho esto, veamos cuáles son estos síntomas.

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Síntomas y complicaciones

El periodo de incubación es muy corto, de unas 12-48 horas tras el contagio con el virus H1N1. Después de este tiempo, la infección de las células de la nariz, garganta y pulmones ocasiona una sintomatología que es muy similar a la de otros virus de la gripe de temporada. Desde la pandemia de 2009, el virus ha reducido su agresividad por simple adaptación a nuestro organismo.

Generalmente, los síntomas más comunes son fiebre, fatiga, dolor muscular, dolor de cabeza, escalofríos, tos, picazón de garganta, náuseas, vómitos, diarrea, ojos llorosos y enrojecidos, dolor en el cuerpo y congestión o goteo nasal. No es necesario solicitar atención médica a no ser que estés embarazada o que sufras alguna enfermedad crónica como patología cardíaca, diabetes o asma.

Cuando sí que habría que solicitar ayuda es si observamos algunos de los signos clínicos que indican emergencia, pues estos son señal de que los daños son más severos de lo normal y que hay riesgo de estar desarrollando (o haber desarrollado ya) una complicación grave.

Las convulsiones, el empeoramiento de los síntomas de una enfermedad ya existente antes de la gripe, el dolor en el pecho, la dificultad para respirar, los mareos constantes, los dolores musculares intensos, la extrema debilidad y, en niños, labios azulados y deshidratación, son los principales signos de alarma que indican que podemos estar ante un caso grave.

Y es que especialmente en pacientes de riesgo (niños, mujeres embarazadas, ancianos, personas con una enfermedad subyacente crónica y pacientes inmunodeprimidos), la gripe porcina puede derivar en complicaciones tales como empeoramiento de la patología de fondo, neumonía, daños neurológicos e insuficiencia respiratoria. Todas estas son complicaciones potencialmente mortales.

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Tratamiento

La gripe porcina puede prevenirse gracias a la vacunación. Se recomienda recibir la vacuna antigripal anual, que confiere protección frente a los tres o cuatro virus de la gripe que se espera que vayan a presentar la mayor incidencia en la temporada de gripe de ese año (y desde 2009 se incluye la cepa H1N1), para todas las personas mayores de seis meses de edad, pero especialmente para todos aquellos pacientes de riesgo.

Esta vacuna antigripal reduce el riesgo y gravedad de la gripe porcina, al tiempo que disminuye las probabilidades de desarrollar complicaciones graves como las que hemos mencionado. La vacuna está disponible en forma de inyección y también de atomizador nasal, aprobado para personas de 2-50 años pero no recomendado para mujeres embarazadas ni pacientes inmunodeprimidos.

Aun así, en la mayoría de casos de gripe porcina, no es necesario un tratamiento como tal. Basta con tomar medidas para aliviar los síntomas (hidratarse, tomar analgésicos de venta libre y descansar) para favorecer la recuperación mientras el cuerpo combate la enfermedad. Pero en casos más graves y/o donde hay riesgo de complicaciones, sí que puede ser necesario un tratamiento.

En estas situaciones, los medicamentos antiviruales como el Oseltamivir, el Zanamivir, el Peramivir o el Baloxavir están aprobados para, en el primer o segundo día de los síntomas, reducir el impacto de la enfermedad. Pero como los virus pueden desarrollar resistencias, se reservan solo para las personas de riesgo y con más probabilidades de presentar complicaciones.

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