Las 8 partes de los músculos (características y funciones)

El cuerpo humano está compuesto de más de 650 músculos. Un repaso de la anatomía muscular y de las características fisiológicas y funcionales de las estructuras que conforman los músculos.

Partes músculos

Hasta el 40% de nuestro peso corresponde a la masa muscular. Y es que por sorprendente que resulte, más de 650 músculos constituyen el sistema muscular humano. Los músculos cumplen con innumerables funciones esenciales dentro del aparato locomotor: permitir el movimiento, mantener el corazón latiendo, desarrollar expresiones faciales, sostener los huesos, levantar pesos…

Estando formados por tejido muscular, son parte fundamental de nuestro cuerpo. Cada uno de nuestros músculos puede considerarse como un órgano individual perfectamente diseñado a nivel morfológico y fisiológico para cumplir con su función que, fundamentada en la capacidad contráctil, es muy específica.

Y aunque cada uno de nuestros músculos sea único, lo cierto es que todos ellos responden a una estructura morfológica básica. Los músculos se constituyen por una agrupación ordenada de distintas estructuras que trabajan de forma coordinada para dotar a las fibras musculares de su capacidad para contraerse y relajarse.

Así, pues, en el artículo de hoy y de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, exploraremos las distintas partes de los músculo, viendo cómo se estructuran a nivel anatómico y cuáles son las funciones de cada una de las estructuras que conforman esta masa muscular en los seres humanos. Vamos allá.

¿Qué son los músculos?

Los músculos son órganos del aparato locomotor formados por tejido muscular y que, gracias a una conexión con el sistema nervioso, están provistos de la capacidad de contraerse y de relajarse. Y es precisamente esta contracción y relajación lo que permite que los músculos cumplan con sus funciones fisiológicas.

Como hemos dicho, hay más de 650 músculos en el cuerpo humano. Y a pesar de que cada uno de ellos sea único, podemos dividirlos en tres grandes grupos: músculos lisos (de control autónomo, es decir, sus movimientos son involuntarios), músculos cardíacos (se encuentran exclusivamente en el corazón y son de control involuntario) y músculos estriados (su movimiento es voluntario y representan el 90% del total).

En conjunto (cada músculo se especializa en unas concretas), todo el sistema muscular humano cumple con las siguientes funciones: estabilidad (mantienen el cuerpo equilibrado), locomoción (transmiten la fuerza a los huesos para permitir el desplazamiento), postura (mantienen la postura estable), protección (protegen a los órganos internos), generación de calor (cuando consumen energía), propiocepción (conocer la posición de nuestro cuerpo), transmisión de información (da mensajes sobre posibles dolencias o lesiones) y movimiento de órganos internos (los músculos lisos y cardíacos mantienen operantes los órganos internos).

Dependiendo de las funciones que desarrollan, los músculos están adaptados en lo que a forma se refiere, pudiendo ser planos y anchos (como los músculos de la caja torácica que hacen posible la respiración), fusiformes (grandes en el centro y delgados en los extremos), orbiculares (como los fusiformes, pero con un orificio en el centro, como los oculares), circulares (tienen forma de aro y sirven para controlar el cierre y apertura de orificios naturales, como el ano) o abanicoides (con forma de abanico).

Como vemos, la diversidad de músculos en el cuerpo humano en lo que a funciones, control por parte del sistema nervioso y forma se refiere es inmensa. Aun así, todos ellos tienen una estructura básica en común que comentaremos en el siguiente apartado.

Sistema muscular

¿Cuál es la estructura de los músculos?

Cada uno de nuestros 650 músculos está compuesto por unas estructuras que, si bien son distintas, se agregan de forma ordenada y coordinada para hacer posible que los músculos cumplan con sus funciones de contracción y relajación. Veamos, pues, cuál es esta estructura morfológica y fisiológica de un músculo. Empezaremos por lo más pequeño e iremos viendo cómo se van agregando estructuras hasta llegar al órgano completo.

1. Miofibrillas

Las miofibrillas son unos orgánulos intracelulares presentes en el citoplasma (o sarcoplasma) de los miocitos o fibras musculares, las cuales analizaremos justo después. Se trata de unas fibras o filamentos microscópicos con propiedades contráctiles, por lo que son estas miofibrillas las que permiten que el músculo se contraiga y se relaje. Sin estructuras que, estando conectadas con el sistema nervioso, guían el movimiento del tejido muscular.

Estas miofibrillas, a su vez, están formadas por la unión de dos tipos de filamentos que se van alternando: unos delgados compuestos por actina (una proteína globular) y unos gruesos compuestos por miosina (una proteína fibrosa). En resumen, las miofibrillas son filamentos presentes en el interior de las células musculares y que, gracias a la actina y la miosina, dan al músculo su capacidad de contracción y relajación.

2. Miocitos

Como hemos dicho, las miofibrillas son orgánulos dentro de los miocitos. Por lo tanto, está claro que el siguiente nivel de organización serán estos miocitos. También conocidos simplemente como fibras musculares, los miocitos son la unidad más pequeña, funcional y estructural de los músculos. Cada miocito es una célula muscular.

Estas fibras o células musculares tienen apenas 50 micrómetros de diámetro, pero su longitud puede llegar a ser de varios centímetros. Consisten en células multinucleadas (un citoplasma con varios núcleos) que están envueltas de lo que se conoce como sarcolema. Pero lo importante es tener en cuenta que miocito es sinónimo de célula muscular, unas células que se observan como fibras y que, gracias a las miofibrillas que contienen, son capaces de contraerse y de relajarse.

3. Sarcolema

El sarcolema es la membrana plasmática de los miocitos. Se trata de una membrana lipídica y semipermeable, como la de cualquier otra célula de nuestro cuerpo. Pero este sarcolema que envuelve a las células musculares tiene una particularidad. Presenta unas invaginaciones conocidas como túbulos-T, unas extensiones de este sarcolema que penetran dentro de los miocitos y que constituyen un sistema de membranas con grandes concentraciones de canales iónicos.

En este sentido, el sarcolema, por sí solo, delimita las células musculares o miocitos, pero gracias a este sistema de túbulos-T, ayuda a regular el potencial de acción de la célula y la concentración de calcio, algo que, a nivel bioquímico, facilita mucho los procesos de contracción y relajación. El sarcolema protege y contribuye a la función muscular.

Estructura músculo

4. Endomisio

El endomisio es una fina capa de tejido conectivo que rodea cada fibra muscular. Es decir, es una especie de medio constituido principalmente por colágeno, formando una red altamente ordenada de fibras ricas en esta proteína y que sirve como soporte estructural. Básicamente, es un espacio que forma una vaina que separa a las células musculares entre ellas pero que las mantienen también en su sitio. Todos los miocitos incluidos dentro de un mismo endomisio conforman lo que se conoce como fascículo muscular.

5. Fascículo muscular

Un fascículo muscular es una estructura que nace de la unión de diversos miocitos incluidos en un mismo endomisio. Es un nivel de organización muscular superior que consiste, básicamente, en un haz de fibras asociadas gracias a un tejido conectivo rico en colágeno. Cada uno de estos fascículos está delimitado por lo que se conoce como perimisio. El conjunto de fascículos musculares es el músculo en sí.

6. Perimisio

El perimisio es una membrana de tejido conectivo blanca y brillante que rodea a cada uno de los fascículos musculares. En este sentido, es una fina capa que recubre los fascículos musculares y que se localiza entre el endomisio y el epimisio. En este sentido, cada uno de los fascículos está limitado por un perimisio. Y el conjunto de fascículos se encuentran dentro de un medio que, a su vez, está recubierto por el epimisio.

7. Epimisio

Como hemos dicho, el músculo en sí es el conjunto de fascículos musculares. Y este conjunto de fascículos está envuelto por el epimisio, una capa de tejido conectivo que envuelve a todo el músculo, dando estructura y forma al órgano muscular como tal. Otorga unidad estructural y hace posible que los nervios y los vasos sanguíneos penetren al interior del músculo. Por lo tanto, está en contacto inmediato con el músculo, regula su forma y permite que se mantenga activo.

8. Tendón

Ya hemos visto toda la estructura del músculo en sí, pero hay una región que, si bien no forma parte como tal de ellos, sí que es indispensable para que cumpla con su función. Estamos hablando de los tendones, unas estructuras de tejido conectivo fibroso que unen los músculos a los huesos. En este sentido, los tendones son bandas o haces de fibras conjuntivas ricas en colágeno que, gracias su alta resistencia, se sitúan en los extremos de los músculos y los anclan a los huesos.

Un tendón es una estructura muy elástica y resistente (gracias a ser rico en colágeno) que transmite la fuerza generada por el músculo al hueso, desarrolla la función propioceptiva muscular (informa al sistema nervioso de los cambios en la contracción, relajación, estiramiento y tensión de los músculos), ayuda a soportar la tensión mecánica y, en el caso de los músculos oculares, une estos músculos al globo ocular. Es una especie de pegamento músculo-esquelético que no está diseñado para realizar esfuerzos físicos. De hecho, su sobrecarga puede comportar su irritación e inflamación, dando lugar a lo que se conoce como tendinitis.

Tendón
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