Los 5 beneficios de tener una rutina diaria (y por qué es importante)

La época navideña ha llegado a su fin, y esto significa que tenemos que regresar a nuestra rutina habitual. Retomamos así nuestros horarios y hábitos normales, algo que suele hacerse cuesta arriba por asociarse con el aburrimiento, la monotonía y las obligaciones. Sin embargo, la mala fama de la rutina no es del todo justa. Lo cierto es que tener orden en nuestra vida cotidiana puede ser más positivo de lo que pensamos, pues beneficia notablemente a la salud mental.

Al fin y al cabo, tener rutina también implica poseer orden, certidumbre y control de la situación. Todo ello nos permite vivir la vida de manera más serena y, por qué no, satisfactoria. Cierto es que cuando pensamos en los momentos más importantes de la vida estos no suelen implicar actividades banales de la cotidianidad. Sin embargo, las pequeñas cosas del día a día son las que nos permiten tener la base segura para aspirar a objetivos más altos.

Vivimos en una época donde se valora enormemente la novedad, el cambio y la imprevisibilidad. En cambio, la monotonía es siempre considerada como algo negativo e incompatible con una vida plena y gratificante. La verdad es que tener cierto orden en nuestra vida nos puede ayudar a sentir que nuestra existencia tiene un rumbo y un sentido. De esta manera, repetir día tras día un esquema de acción parecido puede, contra todo pronóstico, ser de gran ayuda para alcanzar el bienestar emocional. En este artículo hablaremos acerca de los principales beneficios psicológicos que podemos obtener cuando mantenemos una rutina diaria estable.

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¿Qué es una rutina?

Una rutina abarca un conjunto de hábitos que realizamos de forma casi automática. Esta nos permite desempeñar nuestras actividades más cotidianas sin por ello llevar a cabo un gran esfuerzo cognitivo. Cuando algo es rutinario esto significa que es realizado de una manera determinada, regulada y periódica. Al aprender una rutina, con el tiempo esta se consolida y se convierte en un hábito. Las rutinas nos ayudan a tener orden y certidumbre, de forma que el día se presenta como una sucesión predecible de acontecimientos. Crear una rutina nos permite ser más eficientes y productivos, además de reducir los niveles de estrés.

Las rutinas son importantes desde que somos niños. Cuando atravesamos los primeros años del desarrollo necesitamos tener orden y estructura, pues ello nos ayuda a comprender el entorno y a adquirir una autonomía progresiva. Aunque al inicio repetimos pautas indicadas por otras personas, poco a poco estas se interiorizan permitiendo que las ejecutemos por nosotros mismos.

Cuando un niño crece en un clima de desorden, desorganización e inseguridad, es esperable que surjan todo tipo de problemas psicológicos asociados con la conducta, la alimentación, el sueño y la socialización. De la misma manera, los más pequeños pueden sufrir problemas derivados de un clima demasiado rígido en el que no existe la flexibilidad. Por ello, lo ideal es siempre crecer con un balance en el que haya una base ordenada aunque modificable acorde a las circunstancias. En definitiva, la rutina es esencial para poder desarrollar nuestra capacidad de organización, planificación y comprensión del mundo.

¿Cómo podemos establecer una rutina saludable?

A la hora de crear una rutina saludable en nuestro día a día debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:

• Identifica esas acciones cotidianas que más te cuestan. Si, por ejemplo, detestas madrugar, quizá es momento de intentar irte a la cama algo más pronto. Esto te hará sobrellevar el día de forma mucho más liviana.

• Dedica algo de tiempo a lo que te gusta: Vivimos en una época en la que todo el mundo parece siempre muy ocupado o atareado. Sin embargo, toda rutina debe tener presente la importancia del ocio y los momentos agradables para nuestra mente. Por ello, es recomendable que reserves un pequeño rato cada día para hacer eso que más te agrada: leer, hacer deporte, escuchar música, etc.

• Planificar: Tener una rutina implica contar con orden y planificación. Si tienes mucho que hacer, puede que te ayude plasmar por escrito tus tareas en una agenda o planner. Recuerda organizar el tiempo de forma realista, sin saturarte con demasiados compromisos u obligaciones.

• Cuida tus necesidades básicas: Tener una rutina implica mantener un orden en nuestras necesidades más básicas. Esto requiere llevar una dieta saludable y balanceada, dormir al menos 7-8 horas cada noche y practicar ejercicio físico con frecuencia. Todo ello es clave para contar con un estado físico adecuado y disponer de la energía necesaria para realizar todas nuestras actividades del día. Cuidando estos aspectos también hacemos un gran favor a nuestra salud mental, ya que reducimos los niveles de estrés y tensión.

• Atiende a tus relaciones sociales: En toda rutina es importante dejar espacio para cuidar nuestra vida social. Relacionarse con otras personas tiene un efecto muy positivo sobre nuestro bienestar y por ello no debemos renunciar a quedar con un amigo, compañero de trabajo o familiar al menos una vez a la semana.

• Aprende a poner límites: A veces queremos apuntarnos a todo o involucrarnos en más actividades de las que podemos. En este sentido, es importante saber decir que no, ordenar prioridades y poner límites. Nuestra rutina debe ser siempre realista, de forma que no sintamos que la agenda está repleta de compromisos que no podemos cumplir. Enfócate sólo en aquello que es verdaderamente primordial y no busques ser una especie de superhéroe o superwoman.

Los 5 beneficios de tener una rutina diaria

A continuación, comentaremos los principales beneficios psicológicos que podemos obtener al disponer de una rutina diaria estable.

1. Aumenta tu aprovechamiento del tiempo

Tener una rutina implica que no es necesario pensar acerca de lo que tenemos que hacer en cada momento. Actuamos con una especie de piloto automático, lo cual hace que seamos más eficientes a la hora de utilizar nuestro tiempo. Nuestra mente no pierde energía en planificar desde cero toda la jornada, sino que reproduce lo que ha venido haciendo en días previos. Aunque introduzcamos pequeños cambios y variaciones, preservar el esquema básico en el tiempo nos permite ser más productivos.

2. Reduce el estrés

Tener una rutina es de gran ayuda para reducir nuestros niveles de estrés y ansiedad. Disponer de un orden estable nos permite reducir la incertidumbre, lo que nos ayuda a saber con antelación qué ocurrirá después. Esto calma a nuestra mente, que ante una planificación adecuada rebaja sus niveles de alerta porque nos estamos moviendo en terreno conocido. Si vivimos continuamente improvisando o modificamos la rutina con mucha frecuencia, es posible que nuestro cerebro se sienta más estresado al tener que adaptarse todo el tiempo a la novedad.

3. Delimita el tiempo de descanso

Tener rutina es clave para poder delimitar adecuadamente los tiempos. De esta forma, hay una frontera clara entre el trabajo y el ocio. Si no contamos con una organización estable, es fácil que todo se entremezcle y tengamos la permanente sensación de no estar recargando pilas.

4. Evita la procrastinación

Todos hemos pecado alguna vez de posponer tareas pendientes. Aunque puntualmente no es ningún drama hacerlo, tomar este hábito por costumbre puede perjudicar a nuestra salud mental. Aplazar siempre las obligaciones sólo favorece la acumulación de grandes cantidades de trabajo. Cuando contamos con una rutina tenemos bien organizado el tiempo, de manera que las actividades pendientes se distribuyen de forma más práctica. Al dividir el esfuerzo en pequeñas dosis, esto también permite que realicemos nuestras obligaciones de mejor manera.

5. Aumenta la calidad del sueño

Cuando contamos con una rutina ordenada es mucho más probable que la calidad de nuestro sueño sea buena. Nuestro organismo está ajustado y tiene unos ritmos siempre similares, lo que nos ayuda a descansar adecuadamente sin problemas ni molestias de por medio. Si no contamos con una estabilidad y trasnochamos habitualmente, nuestro cuerpo se volverá loco y no podrá recargar energías como debe.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de las rutinas y la importancia que estas tienen para nuestra salud mental. Contar con una rutina diaria nos ayuda a tener orden, coherencia y certidumbre. Usualmente, cuando se habla de rutina esta se concibe con una connotación negativa, pues se asocia con aburrimiento, monotonía y escasa emoción.

Sin embargo, contar con una estructura estable en el día a día nos puede proporcionar muchos beneficios. Ya desde la niñez necesitamos que los adultos nos proporcionen un entorno predecible con pautas claras, pues ello ayuda a comprender mejor la realidad que nos rodea y desarrollar una buena salud psicológica. Entre los aspectos positivos asociados a las rutinas destacan el mejor aprovechamiento del tiempo, la reducción del estrés, la delimitación del tiempo de descanso, la menor procrastinación o el aumento de la calidad del sueño.

Para poder desarrollar una rutina saludable es importante revisar qué acciones nos cuestan más para buscar soluciones, dedicar tiempo a lo que nos gusta, planificar, cuidar las necesidades más básicas de sueño, ejercicio y alimentación, así como cuidar las relaciones sociales, poner límites y ordenar las prioridades. Todo ello es clave para poder disponer de una base segura y predecible que nos permita aspirar a otros objetivos más elevados si lo deseamos.