Los 10 tipos de Relaciones Tóxicas (y cómo identificarlas)

Como bien dicen, cada relación es un mundo. Y todos nosotros, siendo, no lo olvidemos, seres sociales, desarrollamos relaciones con las personas de nuestro alrededor, ya sean amigos, familiares, compañeros de trabajo, parejas amorosas, conocidos, vecinos… Las relaciones son una parte fundamental de nuestra vida.

Y aunque sea precisamente en estas relaciones donde encontramos seguridad, afecto, cariño, compañía y un sinfín de elementos que potencian nuestra salud emocional, pueden ser también el foco de nuestros problemas. Porque si la psicología de cada persona es compleja, las bases psicológicas de una relación interpersonal lo son todavía más.

De ahí que haya veces que las relaciones, sin que necesariamente existan malas intenciones, pueden convertirse en un espacio destructivo para nuestra integridad emocional. Estamos hablando, por supuesto, de las relaciones tóxicas, aquellas en las que uno o ambos miembros desarrolla conductas dañinas para la integridad de dicha relación.

Y como detectar estas relaciones tóxicas para así terminar con ellas es esencial pero complicado, pues es difícil darnos cuenta de que estamos inmersos en una, en el artículo de hoy y de la mano tanto de nuestro equipo de psicólogos colaboradores como de las más prestigiosas publicaciones científicas, vamos a indagar en las principales clases de relaciones tóxicas que existen.

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¿Qué es una relación tóxica?

Una relación tóxica es un tipo de relación interpersonal de carácter cercano y estrecho en la que uno o ambos miembros de la misma desarrollan comportamientos dañinos, patológicos y destructivos, creando un clima de toxicidad que, mezclado con la dependencia emocional y la tendencia a la posesión en los que suelen derivar, convierte la relación en un espacio totalmente insano para nuestra integridad emocional.

Aunque solemos referirnos a ellas en el contexto de las relaciones de pareja, lo cierto es que no siempre tienen que involucrar el amor romántico. La toxicidad puede desarrollarse en cualquier ámbito de nuestra vida donde tengamos contacto cercano y vínculos afectivos con otras personas, por lo que se incluyen familiares, amigos e incluso compañeros de trabajo.

Así, una relación tóxica es aquella en la que, en el contexto del amor, familia, amigos o profesional, desarrollamos con una persona, una persona desarrolla con nosotros o ambos desarrollamos unos patrones repetitivos e insanos que hacen que la relación termine por generarnos más mal que bien, con conductas insanas generalmente ligadas a los celos, el control, la manipulación, la envidia, el abuso verbal, la violencia psicológica, la posesión o, como suele ocurrir, una combinación de varias de estas.

Debemos destacar también que la dependencia emocional suele ser la semilla de la mayoría de relaciones tóxicas, pues esta creencia de que nuestro bienestar emocional depende total y exclusivamente de la relación que tengamos con una persona abre la puerta a que toleremos conductas inaceptables. Y si tenemos en cuenta que hasta el 70% de relaciones tienen trazas de dependencia emocional, vemos que estamos ante un grave problema social.

Además, con esta dependencia surge la gran problemática de las relaciones tóxicas: la incapacidad para cortar la relación. Si no hubiera dependencia, no toleraríamos ciertas conductas insanas y dejaríamos la relación al instante. Pero como existe dependencia, callamos y toleramos unos comportamientos tóxicos que, a su vez, justificamos o perdonamos.

Todo deriva en discusiones y malestar, terminando por hacer que la relación sea el origen de prácticamente todos nuestros males, convirtiendo hasta momentos supuestamente alegres en momentos de toxicidad. Con el tiempo, la parte dominante, que siempre suele haber una, termina por mermar enormemente la autoestima de la otra persona.

Por todo ello y teniendo en cuenta que, en cuanto una relación se convierte en un espacio tóxico no hay forma (por mucho que nos intentemos engañar) de que vuelva a ser algo saludable, la única alternativa es cortar la relación. Cada caso es único y no tiene por qué haber un culpable, pero si encuentras trazas de toxicidad en alguna de tus relaciones, por tu salud busca fuerza en tus seres queridos e incluso en profesionales de la salud mental para liberarte de esa relación que tanto daño te ha hecho, hace y te seguirá haciendo.

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¿Qué clases de relaciones tóxicas existen?

Una vez entendidas las claves psicológicas y sociales de las relaciones tóxicas, llega el momento de indagar en aquello que nos ha reunido hoy aquí, que es descubrir qué tipos de relaciones tóxicas existen. Así que sin más preámbulos, veamos cómo se clasifican en función de distintos parámetros.

1. Relación tóxica amorosa

Una relación tóxica amorosa es aquella que se desarrolla en el contexto de una relación de pareja, siendo así la forma en la que primero pensamos al hablar de relaciones tóxicas. Es también la más frecuente pues el vínculo afectivo y sentimental que se desarrolla de forma tan estrecha en un noviazgo hace que sea más propensa a aparecer la dependencia emocional y las conductas patológicas que hemos analizado.

2. Relación tóxica familiar

Una relación tóxica familiar es aquella que se desarrolla en el contexto de la familia, con un miembro más o menos cercano de nuestra familia teniendo comportamientos patológicos con nosotros. Especialmente cuando esta relación es cercana (como un padre) y se da cuando todavía dependemos económicamente de ellos, puede ser muy dañina para nuestra integridad emocional, siendo muy difícil escapar de ella.

3. Relación tóxica en la amistad

Una relación tóxica en la amistad es aquella que se da en el contexto de una relación entre amigos. Especialmente entre aquellos más cercanos, es posible que se desarrolle una dependencia emocional similar a la de una pareja, convirtiendo esta amistad en el centro de gran parte de nuestros problemas.

4. Relación tóxica profesional

Una relación tóxica profesional es aquella que se da en el contexto laboral, con un compañero de trabajo, un superior o un subordinado desarrollando conductas patológicas con nosotros. Muy asociado al mobbing o acoso laboral, la única forma de terminar con estas relaciones es, o bien denunciar el suceso y luchar para que la persona en cuestión marche de la empresa, o ser nosotros quienes buscamos otro trabajo.

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5. Relación tóxica por chantaje emocional

Una relación tóxica por chantaje emocional es aquella en la que la persona que desarrolla los patrones repetitivos y dañinos basa su comportamiento tóxico en este chantaje emocional, manipulando a la víctima de la relación para evitar su responsabilidad, tergiversar la situación, buscar que la otra persona se sienta culpable, sacar sucesos del pasado para que la otra persona se sienta mal… Existe un claro rol de chantajista, que es la persona que está destruyendo la relación.

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6. Relación tóxica de poder

Una relación tóxica de poder es aquella que está fundamentada en la dominancia. La persona con las conductas tóxicas se siente libre de dominar a la víctima consciente de su poder económico, físico o social, sabiendo así que la otra persona, dependiente de ella, no se va a quejar. La relación se basa en una insana jerarquía que hace que uno tome el papel de jefe, tomando todas las decisiones e inhibiendo el poder del otro miembro.

7. Relación tóxica de cese de necesidades

Una relación tóxica de cese de necesidades es aquella en la que la toxicidad se fundamenta en cómo, generalmente a raíz de la manipulación emocional que ejercen en nosotros, terminamos por desatender nuestras propias necesidades. No nos importa nuestro bienestar ni nos preocupamos por lo que necesitamos, e incluso si supone un perjuicio para nuestra integridad, priorizamos siempre las necesidades de la otra persona. Así es como se crea un clima de toxicidad sin que aparentemente haya un culpable.

8. Relación tóxica por mentiras

Una relación tóxica por mentiras es aquella en la que lo que dinamita la toxicidad son las mentiras perpetradas generalmente por uno de los miembros de la relación. Mentir, en cualquiera de las formas, crea un clima de desconfianza y de malestar que solo puede derivar en conductas patológicas por parte tanto del que tiene el rol de mentiroso como de la otra persona, que vive con malestar constante por no poder confiar en él. Los engaños son un ingrediente “perfecto” para las relaciones tóxicas.

9. Relación tóxica victimista

Una relación tóxica victimista es aquella en que está fundamentada en el victimismo. Una de las dos personas de relación, que siempre es la que está desarrollando las conductas patológicas y repetitivas, lucha por conseguir tener el papel de víctima, tergiversando la situación y haciendo creer a la otra persona que la culpable es ella. Quien está creando toxicidad en la relación de disfraza consciente o inconscientemente de víctima para responsabilizar a la otra parte de todo el malestar que se está creando en la relación.

10. Relación tóxica basada en el miedo

Y terminamos con la relación tóxica basada en el miedo, aquella que, como se puede deducir por el nombre, se fundamenta en cómo la víctima tiene miedo de quejarse de la situación sabiendo las consecuencias que esto puede tener, pues quien tiene el rol de dominador puede empezar a agredirla verbal e incluso físicamente. El miedo es precisamente lo que impide que la persona, conocedora de que está inmersa en una relación tóxica, ponga fin a dicha relación.