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Todos nos encontramos familiarizados con el término autoestima, aunque muchas veces existe confusión respecto a qué significa exactamente disfrutar de una autoestima adecuada. Siempre asociamos esta idea con la imagen de una persona egocéntrica que se cree superior a los demás y libre de defectos, pero nada más lejos de la realidad.
La autoestima nos permite aceptarnos tal y como somos, reconociendo nuestras virtudes y defectos desde una perspectiva compasiva. Sin embargo, la capacidad para querernos y reconocer nuestra valía como individuos no es algo que dependa exclusivamente de nosotros. Por el contrario, la autoestima se va desarrollando a lo largo de la vida, siendo especialmente relevantes los primeros años de la infancia.
En función de cómo nos haya tratado nuestro entorno próximo, nos percibimos de una forma o de otra, configurando distintas percepciones y opiniones acerca de nuestra persona. De esta forma, nuestros seres queridos ocupan un importante papel en el desarrollo de nuestra autoestima. Ya desde los primeros momentos de nuestra vida necesitamos sentirnos cuidados, protegidos y queridos, pues gracias a ello podremos disponer de la base segura necesaria para aceptarnos, querernos y confiar en nuestro valor como personas siendo adultos.
Cuando los demás nos estimulan para superarnos, refuerzan nuestros logros y nos proporcionan atención, es más probable que nos convirtamos en personas seguras de sí mismas. En este artículo vamos a hablar sobre qué es eso que conocemos como autoestima y qué señales nos dan pistas de que alguien posee una autoestima adecuada.
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¿Qué es la autoestima?
Antes de definir qué es la autoestima, es necesario conocer qué es el autoconcepto. El autoconcepto se define como esa imagen mental que formamos acerca de quiénes somos y de las características físicas y psicológicas que tenemos. Este plano mental de nuestra persona se va elaborando con el tiempo, fruto de nuestra interacción con el mundo desde la infancia más temprana. El autoconcepto puede ajustarse más o menos a la realidad. Cuánto más realista sea la imagen que tenemos de nosotros mismos, será más probable que nos aceptemos y que funcionemos de una manera adaptativa.
Por su parte, la autoestima se define como la valoración emocional que hacemos de ese concepto que tenemos de nosotros. Las personas que disfrutan de una adecuada autoestima se evalúan de una manera objetiva y abrazan quienes son. Al contrario de lo que se suele creer, la autoestima no es una entidad fija y estable. Por el contrario, se caracteriza por ser dinámica y cambiar en función de las circunstancias que vamos viviendo a lo largo de la vida.
En general, las personas que disfrutan de una buena autoestima son aquellas que se sienten valoradas y aceptadas, seguras y orgullosas de sus capacidades. Además, suelen tener pensamientos positivos acerca de su persona y confían en ellas mismas en las diferentes situaciones a las que se enfrentan. En cambio, quienes poseen una baja autoestima suelen ser especialmente críticos consigo mismos y tienden a compararse con los demás, concluyendo que estos son mejores que ellos en absolutamente todo. Todo ello lleva a que se sientan inseguros, sin la confianza suficiente para creer en su capacidad.
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Rasgos de las personas con buena autoestima
Seguramente a lo largo de tu vida te has encontrado con varias personas que han destacado por la seguridad y confianza que transmiten. Individuos que reflejan una tendencia prosocial, carácter proactivo y desempeño que no dejan a nadie indiferente. Te sorprenderá saber que la causa de esta actitud cargada de seguridad reside en una autoestima sólida. Por eso, a continuación, vamos a ver qué características clave pueden darnos pistas de que alguien posee una buena valoración de su autoconcepto.
1. Seguridad
No es sorprendente que las personas con una autoestima fuerte sean aquellas muy seguras de sí mismas. Ante la adversidad, reaccionan eficientemente porque interpretan los obstáculos del camino como retos pendientes por superar. Esto les hace especialmente resilientes, pues al confiar en sus capacidades logran desenvolverse hasta en los peores escenarios.
2. Eficiencia
Las personas con una adecuada autoestima muestran un excelente desempeño en las tareas que afrontan. Conocen sus puntos fuertes y cuentan con una elevada autoeficacia, lo que les permite confiar en su capacidad para superar diversas actividades. Esto les convierte en personas muy eficientes en todas las áreas de la vida.
3. Apertura social
Las personas con una autoestima sólida se sienten cómodas en las interacciones sociales. Por ello, tienden a disfrutar de sus relaciones y no temen salir heridas de ellas. En definitiva, se trata de individuos prosociales que suelen vivir rodeados de una red social muy funcional.
4. Liderazgo
Las personas con una buena autoestima tienden a actuar como buenos líderes. Al disfrutar de seguridad en sí mismas, se sienten capaces de transmitir esa seguridad a los demás. Además, confían en su capacidad para tomar decisiones y dirigir los grupos sin miedo al error. Logran equilibrar su firmeza a la hora de coordinar a los demás con la cercanía y la flexibilidad, por lo que son excelentes líderes de estilo democrático.
Por todo ello, muchos grandes líderes suelen ser personas seguras de sí mismas, que no se echan atrás ante la responsabilidad. Creen firmemente que pueden liderar y ello hace que los demás también lo crean.
5. Autoconocimiento
Las personas con una buena autoestima también muestran grandes dosis de autoconocimiento. Esto se traduce en que conocen a la perfección sus puntos fuertes, pero también sus defectos. Al tener una imagen realista de su persona, siempre tratan de seguir adelante abrazando quienes son, sin perder la oportunidad de crecer y mejorar en la medida de lo posible.
Este conocimiento de su persona les permite extraer infinidad de aprendizajes a lo largo de la vida, pues siempre trabajan para salir de la zona de confort. Se exponen a todo tipo de retos porque saben en qué pueden fallar y, en el peor de los casos, tienen la seguridad de que se llevarán una enseñanza aplicable al futuro.
6. Implicación e iniciativa
Las personas con una adecuada autoestima se implican en aquello que hacen de forma real. No realizan actividades por inercia, sino que se comprometen con el objetivo marcado plenamente. Creen en su capacidad por aportar algo a la sociedad, lo que les lleva a actuar en favor de esas metas en las que confían. En definitiva, se trata de personas implicadas que no dudan en tomar la iniciativa. No se dejan llevar por la corriente, sino que proponen y ejecutan acciones con firmeza y disposición.
7. Autosuficiencia
Las personas que disfrutan de una autoestima adecuada se caracterizan por ser autosuficientes. Esto significa que disfrutan de tomar las riendas de sus vidas desde la responsabilidad. Lejos de depender de los demás para conseguir lo que quieren, se bastan a sí mismos para conseguirlo. Se desenvuelven bien a la hora de tomar decisiones y desarrollan un criterio propio y firme que orienta sus acciones sin dejarse presionar por el resto.
8. Altruismo
Una autoestima sólida contribuye a que las personas orienten su comportamiento hacia los demás. Al percibirse como individuos competentes con algo que aportar a la sociedad, se inclinan por actos altruistas.
9. Inteligencia emocional
Las personas con una autoestima adecuada también son hábiles a la hora de identificar sus emociones y las de los demás. Saben regularse y gestionar sus estados internos correctamente y expresan cómo se sienten abiertamente, con naturalidad.
10. Responsabilidad
Una adecuada autoestima también favorece que la persona sea responsable. Así, de forma consciente esta es capaz de reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos.
11. Opinión propia
Las personas con una autoestima sólida también son capaces de manifestar su opinión sin temor a ser juzgadas. Poseen criterio propio y confían en él, por lo que no dudan en pronunciarse en debates y conversaciones. No sufren por lo que los demás puedan rebatir u opinar, se sienten seguras con sus razonamientos y por ello los exponen.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de las señales que nos indican que una persona disfruta de una adecuada autoestima. La autoestima se puede definir como la valoración que hacemos de nuestra persona, y depende en gran parte del entorno en el que nos hemos desarrollado. Cuando quienes nos rodean confían en nuestra capacidad y nos transmiten amor y afecto, es más probable que seamos adultos seguros de sí mismos. No obstante, las circunstancias vitales que atravesamos pueden ir modulando nuestra autoestima para bien y para mal, pues esta es dinámica y cambiante.
En general, las personas que disfrutan de una buena autoestima suelen ser seguras de sí mismas y muestran una gran apertura social. Por ello, disfrutan de relaciones satisfactorias y una red funcional alrededor. También son eficientes en las distintas áreas de su vida, se conocen bien y se comportan como buenos líderes. Se implican en aquello que hacen plenamente, son responsables y toman la iniciativa. En general, se conocen muy bien y saben cuáles son sus puntos fuertes y débiles. Añadido a esto, tienden a ser altruistas, desarrollan una excelente inteligencia emocional y no dudan a la hora de expresar su criterio y opinión ante los demás.
