¿Cómo ayudar a un niño a superar sus miedos? En 11 consejos

Los miedos evolutivos forman parte normal del desarrollo infantil. Sin embargo, cuando se vuelven intensos y persistentes es necesario acompañar al niño para que pueda superar su temor progresivamente.

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A pesar de su mala fama, el miedo es una emoción básica y necesaria para nuestra supervivencia. Aunque molesta, nos permite reaccionar ante potenciales peligros con el fin de luchar o huir rápidamente. El miedo constituye una respuesta instintiva e innata que ya aparece desde los primeros años de la infancia. Por ello, es frecuente que los niños manifiesten respuestas de temor ante diferentes estímulos y situaciones que son novedosas y desconocidas.

Estos miedos infantiles tienen un sentido evolutivo y su propósito no es otro que el de preservar el mantenimiento de la especie. Gracias a ellos, las crías humanas reconocen situaciones amenazantes, lo que les permite mantenerse a salvo cerca de sus cuidadores cuando corresponde. En un proceso de desarrollo normal, los niños logran superar sus miedos evolutivos de manera natural. De la misma forma que llegan se van, logrando que el pequeño vaya adquiriendo habilidades emocionales, cognitivas y conductuales cada vez más complejas.

No obstante, hay determinados miedos evolutivos que pueden ser más intensos o duraderos de lo normal, interfiriendo incluso en la vida cotidiana del pequeño. En estos casos, se hace fundamental que los padres y demás adultos cercanos puedan acompañar al niño y ayudarle a superar ese temor. En este artículo hablaremos acerca de algunas claves que pueden ser de ayuda para acompañar a un niño en la superación de sus miedos.

Los miedos evolutivos en la infancia

Como venimos comentando, los miedos evolutivos forman parte del desarrollo infantil. Aunque cada niño es único y este proceso puede variar dependiendo del caso, normalmente se produce el siguiente esquema a lo largo del tiempo:

  • Entre los 0-2 años, el niño puede sentir miedo ante sonidos estridentes, personas desconocidas, alturas y separación de los progenitores.
  • Entre los 2-4 años, el niño manifiesta temor a la oscuridad, algunos animales, el retrete, el colegio o las tormentas.
  • Entre los 4-6 años es común el miedo a caerse y sufrir un daño físico o a que a los seres queridos les pase algo. También aquí surge el típico miedo a los monstruos y los fantasmas.
  • Entre los 6-8 años puede existir miedo al médico y a la soledad, así como a no ser aceptados o hacer el ridículo.
  • Entre los 8-12 años es habitual el miedo a las enfermedades, la muerte, los accidentes o la separación de los padres.

Cuando uno de estos miedos se vuelve muy intenso y/o persistente, es necesario que los adultos puedan brindar su acompañamiento. De esta manera, el niño podrá superar con ayuda ese temor que le impide llevar una vida normal.

11 claves para ayudar a un niño a superar sus miedos

A continuación, comentaremos algunas de las claves para poder ayudar a un niño a superar un miedo evolutivo.

1. Valida su miedo

Muchos adultos responden a los miedos infantiles como si estos no tuvieran importancia, minimizando el sufrimiento del niño e incluso burlándose de él. Aunque desde la mirada adulta estos temores pueden parecer irrisorios, lo cierto es que para un niño son algo muy real y terrorífico. Por ello, el primer paso esencial siempre es el de validar lo que está sintiendo, invitándole a hablar sobre sus miedos con naturalidad.

2. Evita la sobreprotección

Los niños sobreprotegidos por sus padres son más propensos a manifestar miedos diversos, ya que se sienten profundamente inseguros a la hora de explorar el entorno. Están habituados a mantener constante proximidad con los cuidadores y por ello poseen escasas oportunidades de experimentación. Evitar esto es posible brindando al niño cierta autonomía acorde a su edad. Es decir, permitir que asuma pequeñas responsabilidades que van aumentando progresivamente. Esto favorecerá su autoestima y confianza en sí mismo.

3. Cuidado con tus propios miedos

Muchas veces, los niños desarrollan miedos por puro aprendizaje observacional. Si ven que sus progenitores muestran miedos determinados, asumen que ellos también que ellos deben alejarse de ese estímulo o situación porque no es seguro.

4. Evitar la exposición a ciertos contenidos

Con el auge de internet y las redes sociales, muchos niños consumen contenido en forma de películas, videojuegos y publicaciones que supera su nivel de madurez. Por ello, pueden ver imágenes inadecuadas que acaban por configurar un nuevo temor.

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5. Educación emocional

La educación emocional es clave para que los niños puedan entender y dar sentido a sus propios estados internos. De esta forma, cuando el miedo aparece es recomendable explicarle qué es el miedo, qué sensaciones físicas y pensamientos lo acompañan y qué respuestas nos hace hacer. Hablar sobre el miedo y enseñar a reconocerlo ayudará a que pueda tolerar mejor esta emoción y, a partir de ahí, aprender a gestionarla.

6. Hazle sentir que tiene un papel en la superación de su miedo

Otra forma de ayudar a que supere el miedo es la de hacerle sentir que él mismo tiene las riendas de la solución. En lugar de imponer tú las medidas, habla con él y pregúntale qué cree que le puede ayudar a sentirse mejor. De esta forma, el propio niño será quien plantee la forma de resolver lo que ocurre.

7. Sé creativo

Hay muchas formas de trabajar los miedos evolutivos de manera creativa. Mediante el juego o los cuentos infantiles se puede conseguir hablar de ese temor y buscar alternativas de solución. También se puede emplear el dibujo como una manera de externalizar el miedo y ponerle cara. Incluso puedes proponerle participar en el reto de “cazar” el miedo y eliminarlo para siempre.

8. Revisa si estás contribuyendo a mantener el miedo

En ocasiones, los padres pueden fomentar el mantenimiento del miedo sin ser conscientes. Lo que en un principio se hace para ayudar al pequeño, acaba por perpetuar el problema. Por eso, es importante revisar qué soluciones se han intentado para acabar con el miedo y valorar si están ejerciendo el efecto contrario. Por ejemplo, es posible que se esté evitando continuamente la exposición del niño al estímulo que teme, lo que contribuye a que el miedo se haga cada vez más grande y difícil de enfrentar.

9. Utiliza las autoinstrucciones

El miedo suele desencadenar un diálogo interno muy negativo que retroalimenta el temor y el sentimiento de indefensión ante ese estímulo temido. Una forma de cambiar esto es entrenar al niño en autoinstrucciones, es decir, ayudarle a hablarse a sí mismo en clave positiva para animarse y hacer más fácil el afrontamiento del miedo. Algunos ejemplos son: “puedo conseguirlo”, “todo va a estar bien”, “soy valiente”.

10. Técnicas de relajación

El miedo hace que los niños sufran mucho y experimenten una respuesta intensa de activación. En este sentido, combatir el miedo también puede ser más fácil si se enseñan técnicas de relajación. En la infancia es muy útil practicar el método de Koeppen, una adaptación de la relajación muscular de Jacobson que utiliza las referencias de animales para hacer los ejercicios más sencillos en los más pequeños. También se puede enseñar la respiración diafragmática con la ayuda de recursos como por ejemplo una pelota.

11. Acudir a terapia psicológica

Si tu hijo manifiesta un miedo intenso y persistente a un estímulo o situación determinada que interfiere en su vida normal, puede que todo lo anterior quizá no sea suficiente. En estos casos, lo mejor es acudir a un profesional de psicología infanto-juvenil, ya que este podrá realizar una evaluación exhaustiva del niño e identificar el tratamiento más adecuado. De esta manera, los adultos podréis dejar de prolongar su sufrimiento y probar soluciones inadecuadas que incluso pueden contribuir a mantener y agravar el problema. Si tu hijo es muy pequeño no te preocupes, es posible que el psicólogo trabaje sobre el miedo evolutivo a través de vosotros, proporcionando pautas que ayuden a saber la mejor forma de actuar.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas claves que pueden ser de ayuda para acabar con los miedos evolutivos propios de la infancia. El miedo es una emoción normal y necesaria que nos ayuda a protegernos de potenciales peligros. Por eso, es natural que durante la infancia los niños ya muestren respuestas de temor ante ciertos estímulos y situaciones. A lo largo de la infancia aparecen diversos temores que, tal y como llegan, se van.

Sin embargo, a veces estos miedos pueden volverse más intensos o persistentes de lo normal y producir gran interferencia en la vida normal del niño. En estos casos, es importante que los adultos puedan acompañar al pequeño en el proceso de superación de su temor. Es esencial que puedan validar sus emociones, sin minimizarlas o hacer burla de ellas. También es clave evitar sobreproteger en la crianza y dejar autonomía acorde a la edad, pues de lo contrario los niños adquieren inseguridad y dificultades a la hora de explorar el entorno, incrementando los miedos.

Es igualmente importante filtrar y revisar los contenidos que ven los más pequeños, asegurando que no perciben imágenes que superan su grado de madurez. Hay diversas estrategias que pueden servir para luchar contra ese miedo, algunas muy creativas y camufladas en forma de juegos. Junto a ellas, también es aconsejable recurrir a las técnicas de relajación adaptadas a la infancia.

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