La necesidad de aprobación en la infancia: 5 claves para gestionarla

La intensa necesidad de aprobación suele guardar relación con una autoestima débil. La forma en la que nos vemos a nosotros mismos depende de muchas variables, entre ellas el entorno familiar en el que somos criados durante la infancia.

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Los seres humanos somos seres de naturaleza social. Esto implica que necesitamos sentirnos acompañados y aceptados por otras personas para sentirnos bien. A lo largo de nuestra vida pertenecemos a numerosos grupos: familia, escuela, trabajo, amigos… y en todos ellos es preciso encontrar nuestro lugar para ganar seguridad. Negar esta necesidad implicaría obviar lo que nos hace, sencillamente, humanos.

El problema aparece cuando la imperiosa urgencia de ser aceptados nos lleva a adoptar comportamientos inadecuados. Requerir la aprobación externa antes de dar cualquier paso en la vida puede suponer un problema, pues priorizamos la opinión ajena antes que el propio criterio. Aunque muchos adultos muestran intensa necesidad de aprobación, lo cierto es que este fenómeno también se observa en la infancia.

Esto no debe sorprendernos, pues la niñez es una etapa de intensos cambios y desarrollo a todos los niveles. La personalidad no está formada y el tiempo en el centro escolar ocupa una gran parte del tiempo. Por ello, sentirse aceptado y querido por los iguales se vuelve un asunto central. A través de las relaciones con sus compañeros, los niños van formando su forma de ser, su autoestima y visión del mundo en general.

En algunos pequeños puede ocurrir que, por distintos motivos, aparece una imperiosa necesidad de aprobación. En estos casos, es posible que surjan problemas, ya que se adopta un rol de extrema amabilidad y complacencia por el que se olvidan las propias opiniones y necesidades. Esto puede complicar el establecimiento de límites y dar pie a comportamientos indeseados. Por ello, en este artículo hablaremos sobre la necesidad de aprobación en la infancia y cómo puede ser gestionada.

Familia y necesidad de aprobación

La necesidad de aprobación suele guardar relación con una autoestima débil. La forma en la que nos vemos a nosotros mismos depende de muchas variables, entre ellas el entorno familiar en el que somos criados. Para cualquier niño, lo habitual es que sus padres sean las figuras de máxima referencia, con las que se establece el vínculo de apego más fuerte. Es natural que los pequeños busquen en ellos respuesta a sus preguntas y refugio ante los miedos y las dudas. Sin embargo, la forma en la que los padres responden determinará si el niño crece dependiente de la aprobación externa o, por el contrario, construye una autoestima firme.

Lo ideal es que los adultos se sirvan de la confianza que sus hijos depositan en ellos para ayudarles a ser cada vez más autónomos y seguros de sí mismos. Cuando un niño crece en un contexto familiar donde prima el respeto, el amor incondicional y la seguridad, es más probable que no necesite imperiosamente la aprobación externa. Progresivamente y con el apoyo de los padres, podrá desarrollar criterio propio, tomar decisiones y asumir responsabilidades porque se sentirá capaz y válido para ello.

No obstante, hay familias en las que este proceso se ve entorpecido, bien sea por una excesiva exigencia o por un clima de intensa sobreprotección. En estos casos, los niños aprenden a ser “buenos” y se convierten en pequeños extremadamente obedientes que se regulan en base a directrices externas. Cualquier intento de independencia o autonomía es castigado, pues se ignora el criterio del niño por completo. La crianza adopta un estilo dictatorial, en el que el amor no es incondicional, sino que se gana cuando se complacen las expectativas de los demás.

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La necesidad de aprobación en el centro escolar

Como venimos comentando, la autoestima se construye en base al entorno en el que el niño se desarrolla. No obstante, esta no sólo se fomenta en el hogar, sino también en el aula. El centro escolar no sólo es un lugar donde adquirir conocimiento, sino que también constituye un importante espacio de socialización donde se forjan valores y una visión determinada del mundo y las relaciones sociales.

Los niños necesitan sentir que son aceptados por los iguales que les acompañan en clase. Sin embargo, en ocasiones pueden darse situaciones que conducen a una necesidad de aprobación desmedida. Un ejemplo de ello lo encontramos en el acoso escolar. Cuando un niño sufre violencia (verbal o física) por parte de otros menores, su autoestima se ve claramente dañada. Esto puede llevarle a intentar ser aceptado por todos los medios, sometiéndose a la voluntad de los demás con tal de encajar en el grupo.

En general, los niños inseguros son los que más riesgo tienen de sentir esta enorme necesidad de aprobación. En lo más profundo sienten que no merecen el cariño o respeto de otras personas y que tienen que “ganarse” ese afecto a cualquier precio. Saber encauzar esta necesidad intensa de aprobación en la infancia es esencial, pues de lo contrario lo esperable es que esta se haga cada vez más acentuada. En la adolescencia, esta puede conducir a dificultad para poner límites, formar una opinión propia y tener gustos propios al margen de los de los demás.

Cómo gestionar la necesidad de aprobación en los niños: 5 claves

Como venimos comentando, es importante saber gestionar la necesidad de aprobación para favorecer el adecuado desarrollo social y emocional durante la infancia. La crianza es dura y no viene con manual de instrucciones, pero a continuación vamos a comentar algunas claves que pueden ayudar a que los niños no dependan imperiosamente de la aprobación ajena.

1. Refuerza sus cualidades

Ayudar a que un niño se sienta seguro requiere reforzar aquello positivo que tiene. No dudes en destacar sus virtudes cuando tengas ocasión. No obstante, es importante saber cómo elogiar. Evita hacer halagos de manera impostada en situaciones forzadas. Además, es recomendable que huyas de etiquetas que, aunque bien intencionadas, pueden ser perjudiciales y fomentar la complacencia por sistema (El clásico ser un “niño bueno”). En definitiva, trata de que tus elogios sean genuinos y sinceros.

2. Fomenta que se exprese y dé su opinión

Muchos adultos ignoran por completo la opinión de los pequeños en casa y optan por educar con normas impuestas. Aunque hay límites no negociables, es importante que trates de comunicarte con tu hijo de tú a tú, de manera que escuches aquello que él piensa o necesita antes de llegar a un acuerdo entre los dos. Esto no sólo permite que las normas sean interiorizadas de forma real (porque se enseña para qué sirven), sino que también ayuda a que el niño sienta que su voz y opinión sí cuentan. Esto le dará seguridad y le permitirá ganar autonomía sin que esto suponga un riesgo para la educación y los límites en casa.

3. Resalta lo bonito de la diversidad

Los niños inseguros tienden a buscar ser como los demás en todo, ya que creen que esto les facilitará el ser aceptados. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Fomentar el valor de la individualidad y lo bello de que cada uno seamos distintos es clave para criar niños seguros de sí mismos que no necesiten complacer a todos permanentemente. Algunos cuentos infantiles como “Orejas de Mariposa” o “Por cuatro esquinitas de nada” pueden ayudar a fomentar en casa la importancia de la autoaceptación y las diferencias individuales.

4. Ayúdale a poner límites

Los niños inseguros y complacientes suelen tener problemas a la hora de marcar límites en sus relaciones sociales y decir que NO. Por ello, es importante trabajar en casa la capacidad para comunicarse asertivamente. Ser asertivo significa que se transmiten las propias necesidades y deseos a los demás de forma firme pero respetuosa. Se trata de evitar que el pequeño caiga en la sumisión como estrategia para intentar ser aceptado y que, en su lugar, sepa respetar sus derechos.

5. Critica conductas, no su persona

Muchas veces, cuando se desea corregir un mal comportamiento en un niño, se suelen utilizar etiquetas negativas. Por ejemplo, si ha dejado su cuarto sin recoger, se le puede decir “Eres un vago, ¡Recoge tu habitación!”. Sin embargo, emplear estas etiquetas es dañino y perjudicial para su autoestima. Recuerda que se trata de corregir conductas, no su persona. Por ello, en el ejemplo de la habitación sería mejor decir: “No está bien que dejes tu cuarto desordenado, ve y recógelo”. El efecto será el mismo, solo que evitarás mermar su seguridad y confianza innecesariamente.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado sobre la necesidad de aprobación en la infancia. Muchos niños se sienten inseguros consigo mismos y esto les lleva a depender intensamente de la aprobación externa. Es importante trabajar desde casa esta cuestión para criar niños seguros con una autoestima firme. La inseguridad hace que muchos pequeños hagan todo lo posible por encajar, obviando incluso sus propios derechos y opiniones con tal de ser aceptados por sus padres e iguales.

La necesidad de pertenecer es algo natural en todos los seres humanos, pero son los adultos de referencia los que deben encauzar esta necesidad de afecto para convertir niños con criterio propio que no necesiten la aprobación de todo el mundo en cada paso que dan. En este sentido, es importante reforzar las cualidades del niño, fomentar que se expresen y den su opinión, negociar normas cuando sea posible, resaltar lo bonito de la diversidad y la individualidad, ayudar a que sea asertivo y ponga límites, y criticar conductas, no su persona en general.

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