¿Cómo favorecer una buena autoestima en los niños? 10 (+1) consejos para mejorarla

La autoestima es la forma en la que nos valoramos a nosotros mismos. Esta se construye desde la infancia y depende en gran medida de la forma en la que nos tratan nuestros adultos de referencia.

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La salud mental y el bienestar con uno mismo es algo que se cultiva desde los primeros años de nuestra infancia. El entorno en el que crecemos moldea quienes somos y la forma en la que nos percibimos. Cuando somos niños los adultos reflejan en nosotros sus percepciones y opiniones, por lo que es a través de ellos que construimos nuestra autoestima.

El desarrollo de la autoestima comienza desde que somos prácticamente bebés. El hecho de sentirnos cuidados, protegidos y queridos es un primer requisito esencial para aceptarnos, querernos y confiar en nuestro valor como personas más adelante. Con el paso del tiempo, las experiencias de socialización ayudarán a consolidar ese sentimiento de seguridad, siempre que el entorno nos refuerce, nos brinde atención y nos permita explorar y experimentar con libertad.

A lo largo del desarrollo, los niños necesitan sentirse alentados a poner a prueba sus habilidades, recibir la aprobación y aprecio de sus figuras de referencia y aprender cosas, pues todo ello supone una oportunidad clave para configurar una autoestima adecuada. En otras palabras, la autoestima tiene que ver con cumplir objetivos, adquirir aprendizajes, recibir elogios, sentirse aceptado, comprendido e incluido, formar parte de un grupo social (familia, amigos…) y, en definitiva, percibirse como un individuo funcional y capaz con un valor intrínseco.

Muchos niños experimentan problemas de baja autoestima por diferentes razones. Así, muchos padres observan este problema en sus hijos y se cuestionan de qué forma pueden cambiar esta situación. Precisamente, en este artículo vamos a hablar acerca de la autoestima infantil y de qué manera esta puede ser fomentada.

¿Qué es la autoestima?

Antes de entrar a definir qué es la autoestima, es necesario conocer qué es el autoconcepto. El autoconcepto consiste en esa imagen mental que formamos acerca de quiénes somos y de las características físicas y psicológicas que tenemos. Este plano mental de nuestra persona se va elaborando con el tiempo, fruto de nuestra interacción con el mundo desde la infancia más temprana.

El autoconcepto puede ajustarse más o menos a la realidad. Cuánto más realista sea la imagen que tenemos de nosotros mismos será más probable que nos aceptemos y que funcionemos de una manera adaptativa. Por su parte, la autoestima se define como la valoración emocional que hacemos de ese concepto que tenemos de nosotros. Las personas que disfrutan de una adecuada autoestima se evalúan de una manera objetiva y aprecian la persona que son.

Cabe señalar que la autoestima no es un ente fijo y estable. Por el contrario, se caracteriza por ser dinámica y experimentar cambios que resultan de las circunstancias que vamos viviendo a lo largo de la vida. En general, los niños que disfrutan de una buena autoestima son aquellos que se sienten valorados y aceptados, seguros y orgullosos de sus capacidades. Además, suelen tener pensamientos positivos acerca de su persona y confían en ellos mismos en las diferentes situaciones a las que se enfrentan.

En cambio, los niños que poseen una baja autoestima suelen ser especialmente críticos consigo mismos y tienden a compararse con los demás, concluyendo que estos son mejores que ellos en absolutamente todo. Todo ello lleva a que se sientan inseguros, sin la confianza suficiente para creer en su capacidad.

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¿Cómo se puede mejorar la autoestima de mi hijo o hija?

Ahora que ya hemos comentado qué es la autoestima y cómo se forma a lo largo del desarrollo, vamos a comentar algunas pautas muy interesantes para favorecer que un niño desarrolle una autoestima saludable.

1. Dedícale tiempo

Los niños necesitan sentirse importantes y contar con la valoración y aprecio de sus adultos de referencia. Por ello, es esencial que los padres pasen tiempo de calidad con ellos, en los que toda la atención vaya dirigida a ellos. Jugar, pasear, practicar un deporte…son ejemplos de actividades cotidianas en la que los adultos pueden enfocarse priorizando al niño.

Cuando un niño percibe que el adulto está atento a otras cosas antes que a él, es probable que se sienta poco valorado y asuma que no es importante y no merece atención.

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3. Corrige desde el cariño

Lograr que un niño desarrolle una buena autoestima no implica que no se le deba corregir cuando se equivoca, ya que de esta manera le impediremos aprender y progresar. Lo importante es saber corregir utilizando las formas adecuadas. Por ello, no grites ni hagas sentir culpa al niño cuando este comete un error. En su lugar, utiliza ese momento para crear una oportunidad de interacción y explícale que equivocarse es normal y necesario para aprender.

4. Fomenta su autonomía

La autoestima tiene que ver con sentirnos competentes y útiles. Por ello, es especialmente importante que los niños asuman responsabilidades ajustadas a su edad. Aprender a vestirse solos, dejarles que ayuden en las tareas de casa o dejarles tomar pequeñas decisiones son formas sencillas de conseguir que se sientan capaces de hacer cosas.

5. No compares

Es muy cierto eso de que las comparaciones son odiosas, especialmente cuando estas se hacen entre niños. Comparar a un niño con los demás es la peor de las ideas si lo que quieres es que crezca con una buena autoestima. Esto solo servirá para hacerle sentir mal y poco valioso. En su lugar, enséñale que todos somos diferentes, pero nadie es mejor o peor que nadie. Ayúdale a apreciar las diferencias y a valorar lo que le hace único y distinto de los demás niños.

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6. Olvida las etiquetas

Si hay otro enemigo de la autoestima estas son las malditas etiquetas. Desde la infancia nos exponemos a términos con los que otros nos definen, y que absorbemos como esponjas de forma inconsciente. Así, nos creemos como una verdad absoluta lo que los demás dicen de nosotros, ya sea positivo o negativo. Si siempre nos han dicho que somos malos o torpes, creceremos aceptando que esto es cierto y tendremos una autoestima muy pobre.

Recuerda que puedes calificar el comportamiento de un niño (por ejemplo, puedes indicar que está mal quitarle el juguete a otro niño), pero no al propio niño (nunca le digas a un niño que es malo por quitarle el juguete a otro niño). Esta regla también se aplica a las etiquetas positivas. Decirle a un niño que es muy bueno o listo es abstracto y no le permitirá entender qué ha hecho bien. Por ello, califica lo que hace (por ejemplo, puedes decirle que ha hecho muy bien una tarea), pero no quien es.

7. Valora el proceso, no el resultado

Muchas veces los adultos tienden a valorar el resultado obtenido, pero no el esfuerzo que hay detrás de él. El ejemplo más clásico de esto son las notas. Los padres y profesores suelen valorar y premiar un sobresaliente, pero no un suspenso o aprobado justo.

Sin embargo, para un niño puede ser especialmente frustrante haberse esforzado y no ser premiado porque el resultado no se ajusta a lo que otros esperaban de él. Fomentar la autoestima implica no quedarse en lo superficial, sino valorar todo el trabajo y constancia que el niño hace día a día.

8. Sé concreto

En la línea de lo que comentamos en relación con las etiquetas, es importante recordar ser específico cuando señalamos una conducta, sea ésta buena o mala. No utilices etiquetas generales y, en su lugar, explica al niño qué ha hecho bien o mal y por qué. De esta manera, evitarás confusión y separarás quién es del resultado, lo que le ayudará a sentirse competente y aprender sin sentirse mal cuando cometa un error.

9. Valida sus emociones

Desde pequeños nos enseñan que sentir rabia o frustración está mal. Así, cuando lloramos nos piden que dejemos de hacerlo, y cuando nos sentimos angustiados nos responden con el clásico “No pasa nada, no te preocupes”. Aunque los adultos responden de esta manera con buena intención la mayoría de veces, lo cierto es que esto es una forma de invalidar las emociones de los niños. Construir una autoestima adecuada pasa por ayudarles a entender sus emociones, aceptarlas y manejarlas de forma adaptativa. Por tanto, no restes importancia a sus sentimientos y bríndale comprensión y consuelo.

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10. Evita la sobreprotección

Son muchos los padres que, deseando lo mejor para sus hijos, tienden a caer en la sobreprotección. Esto, lejos de beneficiar a los niños, solo permite generar inseguridad y dependencia, algo incompatible con una autoestima adecuada. Muchos niños han crecido renunciando a muchas oportunidades de exploración y aprendizaje por el control de los adultos, lo que obstaculiza el convertirse en personas confiadas y seguras de sí mismas.

11. Hazle sentir especial

Esto es especialmente importante en aquellas familias donde hay más de un hijo. En estos casos, es esencial que cada uno de los hermanos sientan que tienen su momento de protagonismo. Por ello, reserva a cada uno un momento de vez en cuando, en el que ellos sean la prioridad y podáis hablar o realizar actividades conjuntas.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de la autoestima infantil y de algunas pautas que pueden ser útiles para fomentarla. La forma en la que nos percibimos y valoramos se comienza a moldear desde los primeros momentos de la infancia, teniendo especial importancia el entorno y la forma en la que los adultos tratan a los niños.

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