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Los psicólogos pueden presumir de poseer una de las profesiones más bonitas y gratificantes, aunque al mismo tiempo esta es sin duda una de las que más desgaste y estrés provoca. Aunque la psicología constituye un campo de trabajo muy amplio, lo cierto es que todo psicólogo, con independencia de su especialidad, debe contar con una serie de cualidades transversales para ejercer su papel.
No obstante, es cierto que el ámbito clínico y sanitario es uno de los más exigentes a nivel emocional, pues trabajar con los problemas de otras personas es una tarea delicada que implica una gran responsabilidad. Así, afrontar este desafío requiere un bagaje de habilidades diverso. En este artículo profundizaremos sobre las diferentes cualidades que todo psicólogo debería tener.
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¿Qué cualidades debe tener un psicólogo?
A continuación, veremos algunas de las cualidades esenciales que todo buen psicólogo debe tener.
1. Autocontrol emocional
Esta cualidad es especialmente importante, ya que es clave para que el psicólogo pueda preservar su equilibrio emocional. Un profesional con esta cualidad puede regular sus emociones y mantenerse psicológicamente estable a pesar de lo que ocurra durante sus consultas. El autocontrol no hace que los psicólogos sean inmunes al impacto que los pacientes y sus historias tienen sobre ellos.
Más bien, esta habilidad permite gestionar las emociones que la terapia puede despertar en ellos, pues, al fin y al cabo, son humanos con una historia vital propia. El autocontrol emocional hace que el psicólogo pueda presentarse a sus pacientes como alguien estable y confiable, transmitiendo la serenidad necesaria para que otras personas depositen en él su malestar.
2. Empatía
Por supuesto, no podemos hablar de la figura del psicólogo sin hacer mención a la capacidad de empatía. Ser empático permite al profesional comprender la forma de pensar, sentir y actuar de sus pacientes. Es decir, la empatía nos ayuda a adoptar una perspectiva diferente a la nuestra y ponernos en los zapatos de otra persona. Lograr esto es un requisito esencial para que el psicólogo pueda brindar su ayuda a quien tiene frente a él, pues de lo contrario puede caer en el error de no entender el problema de fondo, minimizar el dolor ajeno o realizar una intervención ineficaz.
3. Tolerancia
Un psicólogo debe estar preparado para escuchar relatos que chocan de pleno con su propio sistema de creencias y valores. Es decir, el profesional debe ser capaz de abrir su mente y ser tolerante para aceptar otras formas de ver la vida que no tienen nada que ver con la suya. Si el profesional no posee esta habilidad, lo más probable es que, incluso de forma inconsciente, transmita su rechazo o juzgue a la persona que tiene delante. Huelga decir que esto impide que se forme un vínculo terapéutico adecuado y, por ende, que la terapia resulte eficaz.
4. Introspección
Esta cualidad es de vital importancia, pues es la que permite al psicólogo conocerse y ser capaz de entender sus propios estados emocionales. Cuando el profesional es consciente de su propio mundo interior, esto le permite identificar cuándo está siendo objetivo en terapia y cuándo se está dejando llevar por sus propios sesgos.
Añadido a esto, la introspección debe ir acompañada de una gran dosis de honestidad, de forma que el psicólogo comunique a su paciente cuándo no está plenamente capacitado para abordar su situación. Esta sinceridad es necesaria para que la terapia siga un buen progreso, pues de lo contrario es probable que se produzca un estancamiento debido a que el profesional está condicionado por sus propias respuestas emocionales.
5. Habilidades comunicativas
Es evidente que todo buen psicólogo debe contar con unas buenas habilidades comunicativas. Al fin y al cabo, la terapia utiliza la palabra como medio de transmisión y la comunicación es un pilar central en todas las relaciones sociales. El psicólogo debe saber manifestar lo que piensa de manera precisa y comprensible, apoyándose en elementos no verbales para reforzar su mensaje.
No obstante, un profesional con buenas habilidades comunicativas no sólo es capaz de expresar sus ideas con claridad, sino que también es hábil a la hora de escuchar al otro y captar tanto la información verbal como la no verbal (gestos, expresión facial, postura corporal…). La relación que se forma entre el terapeuta y el paciente implica mucha claridad, sinceridad y sobre todo asertividad.
Así, el profesional actúa como un modelo de referencia en términos comunicativos, que puede ayudar al paciente a adquirir habilidades que luego se generalizan más allá de la consulta. Además, la comunicación también resulta clave para que el profesional pueda transmitir a la persona el plan de acción que se va a seguir y cómo progresa el curso de la terapia.
6. Habilidades sociales
Todo buen psicólogo debe tener lo que popularmente se denomina “don de gentes”, es decir, debe saber desenvolverse en las interacciones con otras personas. Esta profesión requiere un contacto continuo con la gente y por ello este aspecto debe estar bien dominado.
7. Ética
Más allá de los conocimientos específicos para el desarrollo de su profesión, el psicólogo debe ser conocedor de los principios éticos que regulan su trabajo. El código deontológico en psicología aglutina una serie de normas que no deben quebrantarse si se quiere realizar un adecuado ejercicio de la profesión. Este documento indica aquellos límites que no se deben sobrepasar para garantizar un servicio de salud mental de calidad. Por ello, todo psicólogo debe respetar este código, pues es su responsabilidad respetar los derechos de sus pacientes y cumplir con las obligaciones pertinentes.
8. Paciencia
Todo psicólogo debe entrenar la paciencia. Esto es necesario, ya que el progreso de los pacientes no siempre es lineal y es habitual que se produzcan recaídas. Este curso de los acontecimientos puede mermar la seguridad del profesional, que puede dudar acerca de su trabajo. Por otro lado, la alianza que se forma entre terapeuta y paciente no siempre es perfecta, y en muchas ocasiones el profesional deberá ser especialmente paciente para manejar la situación de manera correcta.
9. Observación
Los psicólogos deben ser muy hábiles a la hora de observar aquello que ocurre en consulta. Aunque las palabras son una parte importante de la comunicación, el grueso del mensaje se encuentra muchas veces en las señales no verbales. Por ello, un profesional de salud mental siempre debe estar atento a los indicadores más sutiles: un gesto, una mirada, un cambio en la postura…pues todo ello brinda una valiosa información.
10. Habilidades de resolución de problemas
Muchas personas que acuden a la consulta del psicólogo lo hacen debido a que se encuentran en una situación de bloqueo por la incapacidad para encontrar una solución a sus problemas. Esto lleva en muchas ocasiones a un sentimiento de encontrarse en un callejón sin salida en el que no hay escapatoria.
El psicólogo muchas veces deberá poner a prueba sus habilidades de resolución de problemas, pues muchas veces su labor se centrará en transformar las situaciones de bloqueo en aprendizajes constructivos. La terapia también puede permitir al paciente aprender a conocerse mejor y explorar vías de solución que, por diferentes motivos, ni siquiera se había planteado.
11. Reconocer los propios límites
Otra característica clave de un buen psicólogo es que este debe conocer sus propios límites. Es decir, debe ser consciente de hasta dónde llega su capacidad. Esto es esencial, pues muchas veces los profesionales no muestran la humildad suficiente para reconocer que no saben abordar un caso en particular.
Esto, como es de esperar, supone un gran problema para el propio profesional y para el paciente, que no estará recibiendo la mejor intervención posible. Por eso, un buen psicólogo siempre debe saber derivar a otro profesional cuando crea que no es el más capacitado para intervenir, ya que de lo contrario estaríamos hablando de una mala praxis profesional.
12. Capacidad analítica
Un profesional de la psicología debe ser capaz de interpretar el mensaje central de lo que su paciente le está relatando. De entre toda la maraña de palabras que fluyen en la conversación, el psicólogo debe ser capaz de seleccionar aquello de mayor relevancia, con el fin de quedarse con la información más importante. En otras palabras, a partir de un cúmulo de información desordenada debe lograr crear un hilo conductor que le permita comprender el problema de su paciente. Esta capacidad analítica también es clave para elaborar un plan eficaz de acción y valorar los resultados obtenidos.
Conclusiones
En este artículo hemos hablado acerca de las cualidades más importantes que todo psicólogo debe tener. Aunque esta profesión puede llegar a ser muy gratificante, también es cierto que produce un importante nivel de estrés y desgaste. Así, no cualquiera puede desempeñar este rol y por ello un buen psicólogo debe contar con un amplio bagaje de habilidades.
Entre ellas se encuentra el autocontrol emocional, la empatía, la capacidad de introspección, las habilidades sociales y comunicativas, la capacidad analítica, la ética, la capacidad de observación, la paciencia, la tolerancia y el saber reconocer los propios límites profesionales. El conjunto de estas cualidades hace que el psicólogo lleve a cabo un ejercicio responsable y eficaz, en el que el paciente se siente arropado y comprendido y donde la relación terapéutica se basa en la asertividad y la honestidad.
