8 curiosidades sobre la ansiedad (que no conocías)

La ansiedad es un estado por el cual nuestro organismo entra en alerta ante la percepción de un potencial peligro o amenaza. Cuando sufrimos una respuesta de ansiedad se producen cambios no sólo a nivel fisiológico, sino también emocional, cognitivo y conductual. El simple hecho de sentir que algo no va bien (sea esta percepción real o no) hace que se inicie toda una cascada de reacciones que nos preparan para luchar, huir o, en el peor de los casos, quedarnos inmóviles.

Nuestro corazón empieza a latir a toda velocidad, un sudor frío recorre nuestro cuerpo, experimentamos temblores, nuestro estómago se revuelve y los músculos se tensan para actuar rápidamente. Aunque la ansiedad es habitualmente demonizada, es importante tener en cuenta que este tipo de respuesta es esencial para la supervivencia. Sin ella, los humanos nos habríamos extinguido hace siglos.

Gracias a ella, podemos activarnos, afrontar la adversidad con una disposición adecuada y aumentar las probabilidades de salir del paso. En niveles moderados, la ansiedad nos permite mantener la concentración en un examen, superar una entrevista laboral o resolver un problema con eficacia. La ansiedad se convierte en algo problemático cuando deja de utilizarse ante peligros reales o su intensidad es desproporcionada acorde a la situación.

En estos casos, deja de resultar adaptativa y, en lugar de ayudarnos a superar peligros, se transforma en un obstáculo que impide vivir una vida satisfactoria. Aunque hoy en día se habla frecuentemente de la ansiedad patológica, aún existe bastante desconocimiento acerca de ella. En este artículo comentaremos algunos datos curiosos que quizá desconozcas sobre la ansiedad.

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¿Qué son los trastornos de ansiedad?

Antes de nada, es importante definir qué entendemos por trastorno de ansiedad. Se trata de un problema de salud mental por el cual la ansiedad persiste en el tiempo, aparece en momentos en los que no debería hacerlo o lo hace con una intensidad desmedida. Sin el tratamiento adecuado, un trastorno de ansiedad puede llegar a empeorar, interfiriendo seriamente en las diferentes áreas vitales de la persona. Existen distintos tipos de trastorno de ansiedad:

• Trastorno de ansiedad generalizada: En este trastorno la persona manifiesta preocupaciones excesivas y constantes acerca de problemas cotidianos como la salud, el dinero, el trabajo y la familia. Esto supone una importante interferencia con la vida normal, ya que los pensamientos aparecen prácticamente a diario con una fuerte intensidad.

• Trastorno de pánico: Las personas con trastorno de pánico experimentan ataques de pánico repentinos y repetidos en el tiempo, que se caracterizan por una sensación de miedo intenso y la aparición de síntomas fisiológicos como mareos,temblores, taquicardias, sudores fríos, etc. Estos episodios pasan a dominar la vida de la persona, que teme volver a experimentar un nuevo ataque y comienza a poner en marcha conductas para evitarlo.

• Fobias: Las personas que sufren alguna fobia experimentan una sensación de miedo intenso ante un estímulo determinado. Algunas de las fobias más comunes son las alturas, las arañas o la sangre. En algunos casos, la fobia puede darse ante situaciones de tipo social, lo que da lugar a un trastorno en sí mismo conocido como Ansiedad Social.

8 curiosidades sobre la ansiedad

A continuación, vamos a comentar algunas curiosidades interesantes acerca de la ansiedad.

1. La ansiedad no siempre es perjudicial

Como ya adelantamos al introducir este artículo, la ansiedad no siempre constituye una respuesta perjudicial. Por el contrario, representa un mecanismo que favorece la supervivencia en momentos de amenaza. Esta actúa como un mensajero que nos hace saber que algo no va bien. Si ignoramos esta respuesta, no podemos entenderla ni aprender a manejarla, favoreciendo que cada vez cobre más fuerza e interferencia en nuestra vida. Por ello, lejos de demonizar la ansiedad debemos comprender su razón de ser y tratar de encontrar herramientas que nos permitan gestionarla eficazmente, de forma que si aparece sea sólo para facilitarnos la superación de la adversidad.

2. La mayoría de las personas han sufrido síntomas de ansiedad

Dado que se trata de una respuesta innata ante el peligro, no es de extrañar que la mayoría de la gente haya vivido en algún momento sintomatología ansiosa. Sin embargo, debemos diferenciar el experimentar ansiedad en un momento puntual y justificado de sufrir un trastorno de ansiedad que persiste en el tiempo y merma seriamente el bienestar y la salud de la persona.

3. La educación emocional es clave para prevenir problemas de ansiedad

Aunque las cosas están empezando a cambiar, es cierto que aún queda mucho camino por recorrer en materia de educación emocional. Aún sigue muy implantada la idea de que hay emociones buenas y malas y que estas últimas deben ser reprimidas o ignoradas. Lo cierto es que aprender a abrirnos a la experiencia emocional con independencia de su valencia es algo crucial si queremos disfrutar de una salud mental adecuada.

Transitar estados como la rabia, la frustración, el miedo… sin juzgarnos ni sentirnos culpables por ello es especialmente importante. Cuando aprendemos a relacionarnos con todas las emociones de forma saludable, aprendemos a gestionarlas mejor y esto reduce el riesgo de desarrollar psicopatologías.

4. La ansiedad no supone una amenaza para la vida

La ansiedad genera un enorme sufrimiento en las personas. Los síntomas que se asocian a ella son muy floridos y pueden confundirse con otros fenómenos, como los ataques cardíacos. Cuando se vive esta experiencia, es lógico que el individuo sienta que se está volviendo loco o que corre el riesgo de morir. Sin embargo, es importante aclarar que, aunque producen un intenso malestar, las crisis de ansiedad no ponen en riesgo la vida de la persona.

5. La ansiedad se relaciona con la autoexigencia

La ansiedad guarda mucha relación con la autoexigencia. Quienes sufren este tipo de problemáticas suelen mantener un diálogo dañino consigo mismos, además de mantener unas expectativas acerca de lo que deberían ser o hacer alejadas de la realidad. También suelen percibir la realidad en términos dicotómicos (todo/nada), sin dejar cabida para impresiones moderadas con matices.

En el discurso de las personas autoexigentes predominan los “tengo que” y los “debería”. La persona actúa acorde a estos imperativos y se vuelve una esclava de sus propios pensamientos. Su voz interna actúa como un juez crítico que siempre le recuerda que es insuficiente, de manera que se autoboicotea continuamente. En este estado de cosas, no sorprende que el individuo experimente una respuesta ansiosa ante diversas situaciones.

6. La evitación alimenta la ansiedad

Cuando una situación o estímulo despierta ansiedad, la reacción natural de la mayoría de personas es huir de ello. Sin embargo, la evitación es una estrategia peligrosa que puede acabar por agravar el problema. Si bien a corto plazo nos proporciona alivio, a medio y largo plazo incrementa la respuesta de ansiedad ante aquello que evitamos.

Al evitar y huir continuamente, no permitimos a nuestro sistema nervioso comprobar que esa situación no es tan horrible como pensamos. Sencillamente, alimentamos la idea de que ese evento es terrorífico a la vez que limita nuestra vida. Empezar a evitar puede llevarnos a un bucle en el que cada vez nos “protegemos” más de los peligros, haciendo que nuestros espacios de funcionamiento se vean cada vez más reducidos.

7. La ansiedad se relaciona con el deseo de control

En muchos casos, la ansiedad se relaciona con un intenso deseo de control. La persona necesita tener todo atado y se siente abrumada ante pequeños cambios o imprevistos. Es incapaz de “soltar” y aceptar que en la vida hay aspectos que escapan a nuestro control. Esto produce un enorme sufrimiento, ya que el intento por controlar lo incontrolable incrementa aún más el sufrimiento que se experimenta.

8. La ansiedad se puede tratar

Afortunadamente, los trastornos de ansiedad pueden ser tratados. El tratamiento exclusivo con psicofármacos no es aconsejable, ya que si bien puede aliviar los síntomas no brinda herramientas a la persona para manejar la ansiedad y comprenderla. Por ello, es importante que, ya sea con el acompañamiento de fármacos o sin ellos, el individuo pueda realizar un proceso de psicoterapia de la mano de un profesional de salud mental. Cabe señalar que no todos los psicólogos y psiquiatras abordan la problemática de la ansiedad desde una misma perspectiva. Así, dependiendo de la persona un tipo de tratamiento puede brindar mejor resultado que otros.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas curiosidades interesantes acerca de la ansiedad. Aunque se encuentra muy demonizada, es importante tener en cuenta que la ansiedad es una respuesta útil que favorece nuestra supervivencia en situaciones de peligro. Sin embargo, en ocasiones puede dejar de ser adaptativa y ocasionar sufrimiento cuando aparece con una intensidad desproporcionada o en situaciones donde no existe un riesgo objetivo.

Es importante tener presente que la ansiedad es un problema habitual entre la población. También debemos saber que la educación emocional es de gran ayuda para ayudar a las personas a comprender sus emociones difíciles y manejarlas. Aunque produce mucho sufrimiento, la ansiedad no supone un riesgo para la vida y puede ser tratada por parte de profesionales capacitados. Además, la ansiedad guarda estrecha relación con el deseo de control y la autoexigencia.