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El ajetreado y exigente ritmo de vida que tenemos en las sociedades occidentales hace que prácticamente todos experimentemos estrés con mayor o menor frecuencia. La continua avalancha de información (y también de desinformación), la enorme competitividad laboral, las exigencias autoimpuestas… Son muchas las experiencias y situaciones que pueden desestabilizarnos.
Y aunque el estrés en su justa medida sea algo positivo ya que es una reacción fisiológica necesaria para nuestra supervivencia pues activa los mecanismos de respuesta del cuerpo ante las amenazas, hay veces en las que este se cronifica, surge en momentos no justificados y nos domina.
En este momento hablamos de un estrés negativo (conocido técnicamente como distrés) que neutraliza nuestras habilidades y que abre la puerta al desarrollo de un cuadro de ansiedad, un trastorno mental que conforma una de las grandes pandemias del siglo XXI. Por desgracia, el estigma hace que no conozcamos bien sus bases psicológicas y que, por tanto, sea complicado darnos cuenta de que la sufrimos en nuestras propias carnes.
Por ello, en el artículo de hoy y, como siempre, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, además de indagar en la naturaleza de los trastornos de ansiedad, vamos recoger algunas de las principales señales de alerta y síntomas que pueden indicar que padecemos ansiedad y que, por tanto, necesitamos contar con ayuda por parte de un profesional de la salud mental.
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¿Qué es la ansiedad?
Como hemos dicho, el primer paso es familiarizarnos con este trastorno. La ansiedad es una enfermedad mental en la cual la persona experimenta unas preocupaciones y miedos muy intensos ante situaciones diarias que, o bien encierran un peligro cuya gravedad es mucho menor de la que se puede presuponer por la reacción somática o no representan una amenaza real.
No es vivir agobiado ni ser un “estresado”. Estamos hablando de un trastorno en el que el miedo se convierte en una reacción patológica y clínicamente significativa que afecta, de acuerdo a la OMS, a más de 260 millones de personas en el mundo. Y como psicopatología que es, debe ser tratada como es debido.
Y es que la ansiedad lleva al padecimiento de unos episodios más o menos intensos y más o menos recurrentes de un extremo y patológico nerviosismo, hipertensión, cansancio, incremento del ritmo cardíaco, ataques de pánico, miedos irracionales, hiperventilación, presión en el pecho…
Y aunque es cierto que vivir sucesos emocionalmente dolorosos o experiencias traumáticas puede desencadenar dichos episodios, la verdad es que las causas exactas detrás del origen de la ansiedad en sí siguen sin estar demasiado claras, algo que nos indica que su desarrollo iría mediado por una compleja interacción de factores neurológicos, genéticos, personales e incluso sociales.
Y a pesar de que hablemos de “ansiedad” como un único concepto, lo cierto es que no existe una única forma, sino que estamos ante un grupo de trastornos donde se encuentran la ansiedad generalizada (lo que generalmente conocemos como ansiedad a secas, consistiendo en una constante sensación de malestar pero sin episodios de sintomatología demasiado aguda ni grave), el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el trastorno de angustia, el trastorno de pánico, el estrés postraumático, las fobias, la ansiedad por separación, etc.
Todo esto explica que la ansiedad sea un trastorno tan complejo y que muchas veces sea difícil no solo darnos cuenta de que necesitamos ayuda, sino incluso que tenemos un problema, pues podemos creer que estos síntomas forman parte simplemente de nuestra personalidad. Pero es esencial ver que existe un problema que debe ser tratado.
Y es que la ansiedad no puede ser tratada ni con libros de autoayuda ni con los familiares u otros seres queridos (pueden ofrecer ayuda, pero no tienen las herramientas necesarias para el abordaje terapéutico), sino que se necesita un tratamiento por parte de profesionales de la salud mental, consistiendo en psicopterapia y/o, en casos graves, una administración de medicamentos antidepresivos o una combinación de ambas.
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Señales de alerta que indican que podemos sufrir ansiedad
Como es obvio, el diagnóstico de un cuadro de ansiedad o de cualquier otra enfermedad mental debe correr a cargo de un profesional de la salud mental. Con este artículo, no pretendemos estimular los autodiagnósticos, sino simplemente ofrecer una guía para que aquellas personas que llevan un tiempo sintiéndose extrañas emocionalmente, puedan encontrar aquí algunos de los síntomas que experimentan, pues suelen ser señales que indican un posible cuadro de ansiedad. Veámoslas.
1. Te preocupas excesivamente por todo
La excesiva preocupación por cosas cotidianas es una señal clara del trastorno de ansiedad generalizada. Así, si junto a otros síntomas que veremos a continuación, sientes que te preocupas por todo de una forma desproporcionada, incluso por cosas que no tienen gran relevancia en tu día a día, quizás sí que exista este problema de ansiedad.
2. Te sientes siempre nervioso, agitado y tenso
El constante nerviosismo, agitación y tensión es un rasgo bastante habitual en los cuadros de ansiedad. Y es que estas reacciones asociadas al estrés indican que el cerebro está interpretando una situación como una amenaza, activando los mecanismos de supervivencia del cuerpo.
3. Experimentas aceleraciones del ritmo cardíaco
El incremento del ritmo cardíaco es una señal común del estrés negativo, pues el cuerpo está acelerando el corazón para bombear una mayor cantidad de sangre y así asegurarse de que todos los músculos están listos para reaccionar ante la amenaza. Así, si sientes que ante situaciones cotidianas tu pulso se acelera, quizás sí exista un problema de ansiedad.
4. Tienes la sensación de peligro inminente
La desagradable sensación de estar todo el tiempo alerta, pues sentimos que a todas horas hay peligros acechándonos, es un rasgo común de la ansiedad. Y si normalmente tienes pensamientos catastrofistas o te adelantas a los peligros, es posible que exista un problema de ansiedad que debe ser abordado.
5. Padeces problemas gastrointestinales
El malestar emocional suele somatizarse especialmente a nivel intestinal y sobre todo en cuadros de ansiedad. Y es que las reacciones ligadas al estrés afectan al funcionamiento del sistema gastrointestinal, por lo que si siempre tienes problemas de tránsito o malestar a nivel intestinal, quizás sea una señal de que existe un cuadro de ansiedad.
6. Sueles evitar situaciones que te generan estrés
El trastorno evitativo es una señal habitual de los cuadros de ansiedad. Así, nos veremos haciendo cualquier cosa para evitar las situaciones o contextos que nos generan estrés, algo especialmente habitual en caso de que sean las situaciones sociales las que más malestar nos generan.
7. Te cuesta conciliar el sueño
La ansiedad tiene en los problemas para dormir uno de sus principales síntomas. Así, si sientes que generalmente tienes problemas para conciliar el sueño (o para mantenerlo), es posible que exista un cuadro de ansiedad que explique estas dificultades.
8. Te cuesta concentrarte
Las personas con ansiedad tienden a focalizar toda su atención en las preocupaciones que les generan malestar, por lo que los problemas de concentración y las dificultades para prestar toda la atención en una tarea concreta son señales habituales.
9. Hiperventilas cuando te pones nervioso
La hiperventilación es uno de los síntomas más importantes y notorios de un episodio de ansiedad, por lo que sentir estos momentos de respiración agitada, acompañados generalmente de sensación de mareo, es una de las señales más claras de que puede existir este problema.
10. Te sientes inexplicablemente cansado
El malestar emocional, junto con los problemas para dormir, hacen que las personas con ansiedad tiendan a sentirse cansadas, débiles y/o fatigadas todo el tiempo y sin explicación. Así, si te sientes así constantemente y no puedes ligar el cansancio a ninguna causa física, es posible que exista un cuadro de ansiedad de fondo.
11. Estás irritable
La irritabilidad es una de las principales señales de la ansiedad, pues es un síntoma de que estamos constantemente en este estado de alerta ligado al estrés. Así, si te sientes irritable y reacciones de forma desmedida incluso en situaciones y personas que no lo merecen, es posible que exista un problema de ansiedad.
12. Notas que la musculatura se tensa
La tensión en los músculos es uno de los principales signos de los episodios de ansiedad, pues está ligado a esta activación por estrés. Así, si notas que la musculatura se tensa cuando estás nervioso e incluso sin explicación, es posible que exista un cuadro de ansiedad de fondo.
13. Tienes ataques de pánico
Los ataques de pánico son un síntoma muy claro de la ansiedad. De hecho, es uno de los signos que más evidencian que una persona sufre ansiedad, por lo que si los has padecido alguna vez o son recurrentes, habría que consultar la situación con un profesional de la salud mental.
14. Tienes miedos irracionales
Las fobias son un tipo de trastorno de ansiedad caracterizado por unos miedos irracionales, patológicos y clínicamente significativos hacia objetos o situaciones que no esconden un peligro real. Así, si experimentas estos miedos intensos, es posible que exista un problema de fobia.
15. Sufres episodios de temblores y sudoración
La sudoración y los temblores son reacciones físicas en los episodios de ansiedad, por lo que si habitualmente te ves teniendo estos síntomas, es posible que exista un problema de ansiedad que debe ser tratado por un psicólogo.
