Las 5 diferencias entre abuso y acoso sexual (explicadas)

Por desgracia, los conceptos de abuso y acoso están actualmente en boca de todos. Y aunque solamos usarlos prácticamente como sinónimos, lo cierto es que especialmente en el ámbito sexual adquieren definiciones muy distintas.

Diferencias abuso acoso sexual

Es horrible acudir a las estadísticas y ver que en un país desarrollado como España, cada mes se registran más de 1.000 denuncias por abuso o acoso sexual. Y es que más allá de campañas manipuladas sobre denuncias falsas, la realidad es innegable: la inmensa mayoría de mujeres han tenido, tienen o tendrán que verse expuestas al acoso sexual. Esta problemática social es una de las mayores a las que se están enfrentando los países del primer mundo.

Y es que por desgracia, conceptos como agresión, abuso o acoso sexual inundan las noticias y los periódicos todas las semanas. Pero cuando algo se convierte en un tema de interés popular, es habitual también que llegue la desinformación. Y en este contexto, uno de los errores que solemos cometer es el de referirnos al acoso y al abuso sexual como sinónimos.

Porque aunque evidentemente guardan una estrecha relación, son términos que, de acuerdo a la legislación, quedan definidos de forma muy distinta. El abuso sexual hace referencia a acceder al cuerpo de una persona sin consentimiento pero sin violencia (entonces estaríamos hablando de agresión sexual); mientras que el acoso sexual se basa en las conductas intimidantes y coercitivas que una persona realiza para obtener favores de naturaleza sexual.

Pero estas dos definiciones, si bien son muy útiles para quedarnos con la idea clave, no son suficientes para comprender ambos conceptos en su plenitud. Por ello, en el artículo de hoy y con el más sincero objetivo de fomentar el conocimiento acerca de estas realidades para así combatirlas, vamos a entender exactamente qué son el abuso y el acoso sexual y a analizar las principales diferencias entre ellos en forma de puntos clave.

¿Qué es el acoso sexual? ¿Y el abuso sexual?

Antes de entrar en profundidad y presentar las diferencias entre ambos conceptos en forma de puntos clave, es interesante (a la vez que importante) ponernos en contexto y entender, individualmente, en qué consisten ambos términos. Por ello, vamos a definir tanto el acoso sexual como el abuso sexual. Empecemos.

Acoso sexual: ¿qué es?

El acoso sexual consiste en el desarrollo de reiteradas solicitudes de contacto sexual con una persona que las está rechazando. Estamos ante un delito que se basa en la presencia más o menos continuada de requerimientos verbales o escritos para tener relaciones sexuales con alguien que ya ha manifestado que no quiere tal cosa. Cuando alguien insiste en recibir favores sexuales haciendo uso de conductas coercitivas, intimidantes o humillantes, está acosando sexualmente a una persona.

Para hablar de acoso sexual, al menos desde el punto de vista legal, para que esta acoso sexual pueda considerarse como tal, debe producirse, aunque sea de forma puntual o continuada en el tiempo, en el contexto de las relaciones laborales, de la docencia o de la prestación de servicios, aunque en la calle o en espacios públicos evidentemente también puede ocurrir.

En este sentido, el acoso sexual queda definido, de acuerdo al artículo 184 del Código Penal Español, de la siguiente manera: “El que solicitare favores de naturaleza sexual, para sí o para un tercero, en el ámbito de una relación laboral, docente o de prestación de servicios, continuada o habitual, y con tal comportamiento provocare a la víctima una situación objetiva y gravemente intimidatoria, hostil o humillante.”.

Estamos, pues, ante un delito que es castigado con una pena de prisión de 3 a 5 años o una multa de 6 a 10 meses. Esto sin contemplar agravantes. Como cualquier otra forma de acoso, es un acto que atenta directamente contra la libertad de la persona que lo sufre, pues se siente intimidada y puede ver atentado su desarrollo normal en el día a día. Y por desgracia, muchas personas, especialmente mujeres, tienen que convivir de forma más o menos reiterada y más o menos grave, con estas conductas de acechamiento de naturaleza sexual.

En resumen, el acoso sexual es aquella conducta en la que una persona realiza acercamientos verbales, físicos o escritos no deseados y de contenido sexual hacia una persona que ya ha manifestado que no tiene ningún interés en establecer contacto. Pedir favores sexuales a alguien que claramente no los desea y así lo ha manifestado es acosar sexualmente.

Acoso sexual

Abuso sexual: ¿qué es?

El abuso sexual consiste en acceder al cuerpo de una persona sin su consentimiento pero sin hacer uso de la violencia física, en cuyo caso estaríamos hablando de una agresión sexual. Estamos ante un delito que se basa en realizar actos que atenten contra la libertad o indemnidad sexual de una persona sin que haya consentimiento pero tampoco violencia.

El abuso sexual, pues, ocurre sobre los menores de edad, sobre las personas con algún tipo de incapacidad y sobre aquellas personas que, al estar bajo los efectos de una droga, del alcohol o de un fármaco, no pueden autorizar la actividad sexual. En definitiva, en todas aquellas situaciones donde hay un contacto sexual sin consentimiento, estamos ante un abuso.

En este abuso sexual, no se usa ni la violencia física ni la intimidación directa, pero el que comete el delito se aprovecha de la incapacidad de la persona para consentirla. Ni violencia, ni intimidación ni consentimiento. Estas son las tres características de un delito que, en España, se castiga con penas de entre 1 y 3 años de prisión o multas de 18 a 24 meses. Aunque si hay acceso carnal (entendido como la penetración del órgano sexual masculino en algún orificio natural de la persona), la pena mínima es de 4 años y la máxima, de 10.

Los menores de edad son las principales víctimas (realizar actos sexuales con un menos de 16 años se considera abuso sexual sin contemplar el consentimiento) y el que abusa suele utilizar la manipulación, el control emocional y la persuasión (hace uso del acoso) para lograr acceder a su cuerpo, ocurriendo generalmente en un contexto privado y de confianza con la víctima.

En resumen, el abuso sexual es un delito que consiste en acceder al cuerpo de una persona sin consentimiento de la misma ya que esta no tiene las facultades (por edad o por incapacidad mental) o no está en un estado óptimo (por acción de drogas) para consentir dicho acercamiento, pero sin hacer uso de la violencia física ni de la intimidación directa (en cuyo casos sería una agresión física), sino que el abusador aprovecha su confianza con la víctima y su capacidad de persuadirla.

Abuso sexual

¿En qué se diferencian el acoso sexual y el abuso sexual?

Tras definir ambos conceptos, seguro que las diferencias entre ellos han quedado más que claras. Aun así, por si necesitas tener la información más resumida y con un carácter más visual, hemos preparado las principales diferencias entre acoso y abuso sexual en forma de puntos clave.

1. En el abuso se da un contacto sexual; en el acoso, no

La diferencia más importante y con la que debemos quedarnos. Y es que aunque el acoso se basa más en conductas de intimidación y en solicitar contacto sexual a alguien que ha manifestado su no consentimiento, no se llega a producir dicho contacto. En cambio, en el abuso sí que se da este contacto, con un perpetrador que aprovecha la incapacidad de la víctima para negarse a que se produzca este acto.

2. El acoso se suele dar en un contexto profesional; el abuso, en un contexto íntimo

En líneas generales, el acoso sexual tiende a producirse en el contexto de las relaciones laborales, de la docencia o de la prestación de servicios. En cambio, el abuso sexual no se da normalmente en estas situaciones, sino que tiende a ocurrir en un contexto privado o íntimo. Y es que el perpetrador del abuso suele conocer a la víctima y aprovecharse de la confianza que esta tiene en él, de ahí que suela ocurrir a nivel familiar. Aun así, evidentemente también hay abusos en los que la víctima y el perpetrador no se conocen.

3. En el acoso hay intimidación; en el abuso, no

El acoso sexual se basa en la intimidación y las conductas coercitivas para buscar que una persona acceda a tener relaciones sexuales. Por tanto, se crea un ambiente hostil para la víctima, que ya ha manifestado que no va a complacer estas exigencias del acosador. En el abuso, en cambio, no se observa una intimidación directa ni violencia. El perpetrador no quiere crear un ambiente hostil, sino todo lo contrario para así ganarse la confianza de la víctima.

4. En el acoso, las víctimas suelen ser mujeres adultas; en el abuso, niños

Ambos delitos pueden ocurrir contra cualquier grupo social. Pero las estadísticas demuestran que mientras que el acoso sexual es más común que sea sufrido por mujeres adultas y adolescentes, las principales víctimas de abuso son los menores de edad, especialmente niños y niñas.

5. En el acoso, la víctima no da consentimiento; en el abuso, no puede darlo

Y terminamos con una diferencia basada en un matiz muy importante. En el acoso, la víctima ha manifestado claramente su no consentimiento a mantener contacto sexual con el acosador. Por tanto, hay un rechazo. En el abuso, no puede haber rechazo ya que la víctima, ya sea por su edad, por una incapacidad o por estar bajo los efectos de las drogas, no puede manifestar su no consentimiento.

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