Los 12 mitos sobre el amor romántico

Tener claros los mitos y las idealizaciones acerca del amor romántico es imprescindible para prevenir las relaciones tóxicas y destructivas e incluso para reducir el riesgo de que algunas de ellas terminen con maltratos.

Mitos amor romántico

El amor es una reacción bioquímica que sucede en nuestro cuerpo con la finalidad biológica de culminar con el acto reproductivo y así garantizar la supervivencia de la especie. Es simplemente un mecanismo evolutivo gracias al cual nuestros genes (no olvidemos que no somos más que un transportador de genes) “saben” que tienen más opciones de pasar de generación en generación.

Más allá de esto, todos los significados que le damos al amor son debidos única y exclusivamente a nuestro afán por idealizarlo todo y a intentar encontrar la parte romántica de algo que, en realidad, es una estrategia de supervivencia de nuestra especie.

Evidentemente no hay nada malo en intentar buscar la parte más mágica y espiritual del enamoramiento, pero el problema es que esta idealización, generalmente provocada por las ideas que el cine y las series nos transmiten e incluso a las concepciones sociales, puede hacer que el amor se convierta en algo dañino, destructivo y tóxico.

Y es que el conocido como amor romántico puede dar lugar al desarrollo de relaciones poco sanas en las que el afán por intentar acercarse a los patrones de conducta que la sociedad ha establecido termina por hacer que ambos componentes de la pareja sufran e incluso aumenta el riesgo de que termine con maltratos. En el artículo de hoy, pues, desmontaremos los mitos acerca de este amor romántico.

¿Qué es el amor romántico y qué mitos lo rodean?

El amor romántico es una construcción social en la que se rodea al propio amor de unas concepciones que no son reales, sino que se acercan a la idealización de este proceso bioquímico del cuerpo. Y aunque la finalidad de esta construcción haya sido envolver al amor de un componente mágico y bonito, también lo ha convertido en algo destructivo.

Por ello, a continuación presentaremos los principales mitos de este amor romántico con el objetivo de dar una visión más real de todo lo que tiene que ver con el enamoramiento, el cual, evidentemente, es una de las mejores cosas que le pueden pasar a uno, pero manteniendo siempre los pies en la tierra y olvidándonos de que todo va a ser como en las películas.

1. “Tienes que encontrar a tu media naranja”

El mito de la media naranja es uno de los más aceptados en la sociedad y, a la vez, uno de los más destructivos para nuestra autoestima y que puede dar lugar a relaciones en las que la dependencia emocional es el pilar de la convivencia.

Tener que encontrar a tu media naranja implica que te falta una mitad. Y esto no es así. Cualquier persona ya está completa y no necesita a nadie para estarlo. En este sentido, el amor debe ser entendido como un fantástico complemento a nuestro “todo”, pero jamás como aquello que nos hará, por fin, estar completos.

Este mito implica que somos personas incompletas que únicamente pueden alcanzar la felicidad y la plenitud en el momento en el que encuentran a alguien que, en teoría, debe ser perfecto. Y es que ya no solo no necesitas a nadie para ser una persona completa, sino que la idea de encontrar a la persona ideal es, de nuevo, una utopía. Olvídate de encontrar a la persona perfecta para ti, porque no existe. Céntrate en encontrar a la persona que te aporte emociones positivas pero que entienda que no sois ninguna naranja.

2. “Los celos son una señal de amor”

Colgado

Este es el mito más destructivo. Y es que es la excusa perfecta para los maltratadores tanto psicológicos como físicos. Los celos no son, en absoluto, una señal de amor. Los celos son una señal de dependencia emocional tóxica que se manifiesta con comportamientos destructivos y que denotan inseguridad, tanto hacia uno mismo como hacia la pareja en sí.

Y es que aunque es normal que a menudo haya celos en una relación, estos nunca deben sobrepasar ciertos límites. Una relación en pareja debe basarse en la confianza y la comunicación, así que si en algún momento surgen miedos o inseguridades, lo mejor que se puede hacer es hablar.

Porque cuando no se hace, los celos pueden entrar en una espiral de comportamientos tóxicos que empiezan con controlar el móvil, revisar las redes sociales, interrogar, etc, pero pueden terminar en maltratos psicológicos y físicos. Los celos no son bonitos. Puede quererse mucho a alguien sin sentir celos constantemente. Un amor sin celos es mucho más enriquecedor.

3. “El amor todo lo puede”

Creer que el amor es una fuerza divina capaz de luchar contra vientos y mareas es, de nuevo, una idealización. El amor, si bien es cierto que puede darnos fuerzas ya que compartes la vida con alguien, no siempre gana.

Y considerar este mito como cierto es la puerta de entrada a aguantar actitudes intolerables por parte tanto de uno como del otro miembro de la pareja. Hay veces en las que el amor no triunfa y en las que, por mucho que intentemos arreglar la relación, las cosas simplemente no funcionan. Llegados a este punto, lo mejor es aceptar que nuestros caminos quizás deban ir en direcciones distintas.

4. “Las discusiones destruyen a las parejas”

Las películas y las series nos han hecho creer que el amor de verdad es aquel en el que se vive un cuento de hadas. Pero en la vida real, no existe el “vivieron felices y comieron perdices”. El amor es una relación social más y, como sucede en cualquier interacción humana, hay veces en las que nuestros intereses chocan con los de la otra persona.

Las discusiones no destruyen en absoluto la pareja. Es más, son necesarias para fortalecerla. Y es que la comunicación es uno de los pilares de las relaciones. Siempre que se hable con respeto y sin atacar a la otra persona, las discusiones son una parte importante del amor.

5. “El enamoramiento dura para siempre”

Este es uno de los mitos más peligrosos, pues provoca que los componentes de la pareja terminen siendo infelices. Este mito nos hace creer que cuando termina la pasión, se ha terminado el amor. Y no. En absoluto.

Y es que una cosa es el enamoramiento y otra el amor. El enamoramiento son un conjunto de reacciones bioquímicas muy intensas en las que nuestra producción de hormonas vinculadas al bienestar se disparan, lo que nos lleva a experimentar emociones de atracción muy fuertes.

Pero esto es algo muy costoso para nuestro metabolismo, por lo que, en cuanto la presencia de esa persona en nuestra vida se vuelve algo rutinario, regresamos a un estado de calma emocional. En este momento puede parecer que ya no estemos enamorado, pero el amor no implica estar completamente locos por alguien.

Cuando termina la pasión, el amor continúa. Queda el cariño, la confianza, el respeto, la comunicación, el afecto y, sobre todo, las ganas de ser feliz junto a alguien. Pero olvidémonos de la idea de que estaremos locamente enamorados de alguien el resto de nuestra vida.

6. “Solo tengo ojos para ti”

Mentira. Estar enamorado de alguien no implica que dejemos de sentir atracción por otras personas. El hecho de aceptar esto es muy importante en una relación, pues lo contrario se abre la puerta a los celos y comportamientos destructivos.

Tienes que ser consciente de que tanto tú como tu pareja seguiréis encontrando atractivas a otras personas. Y eso no significa que la quieras más o menos.

7. “Cuando quieres a alguien, sois uno”

Para nada. De nuevo, este mito abre las puertas de par en par a la dependencia emocional, uno de los fenómenos más destructivos tanto para la relación en sí como para cada uno de sus miembros. Todos nacemos completos. Y la idea de que cuando te enamoras de alguien tienes que prescindir de tu independencia para convertiros en un único ser es algo totalmente tóxico.

Cuando te enamoras de alguien, sigues siendo una persona libre que mantiene su autonomía. Son simples matemáticas. Uno más uno son dos, no uno.

8. “Polos opuestos se atraen”

Cuidado con este mito. Y es que si bien es cierto que la pasión puede despertarse con alguien con quien no se tienen muchas cosas en común, cuando este enamoramiento desaperece y vemos las cosas de una forma más objetiva, vienen los problemas.

Evidentemente no pasa nada si tú eres más de cine y tu pareja, de teatro. O si sois de equipos de fútbol distintos. Las diferencias enriquecen la relación. Pero si vuestros planes de futuro son muy distintos, si vuestras intenciones en cuanto a tener hijos también son diferentes, si os movéis por círculos sociales muy distintos, cuidado. Los polos opuestos quizás se atraen al principio, pero después se repelen. Cuantas más cosas compartas con alguien, más fácil será entenderos y convivir.

Amor dañino

9. “El matrimonio es la finalidad del amor”

La idea de que el amor tiene que culminar sí o sí en el matrimonio es algo casi primitivo. Al igual que lo de tener hijos. Tu puedes querer mucho a alguien pero no querer casarte o no tener hijos. No pasa nada por no hacer lo que la sociedad espera de ti.

Mientras se hable con la pareja y haya entendimiento, cada uno puede querer como quiera. No hace falta expresarlo en una boda. Puedes querer a tu pareja igual o más que aquellas que llevan puesto un anillo.

10. “Tu pareja te hace feliz”

No. De nuevo, uno de los mitos más destructivos para tu independencia emocional. La felicidad es un estado emocional que, como tal, nace en tu interior. Nadie (más que tú) puede generarte estas emociones.

Por lo tanto, siempre que eres feliz, quien lo hace eres tú mismo. Tu pareja no puede hacerte feliz (ni infeliz), simplemente es un, por otra parte, magnífico, complemento que, en caso de que te aporte ingredientes positivos, puede ayudarte a conseguir la felicidad. Pero es “solo” un ingrediente más.

No bases tu felicidad en tu pareja porque en cuanto falle, realmente creerás que no puedes ser feliz. Si desde el primer momento tienes claro que quien genera la felicidad eres tú mismo, seguirás disfrutando de los ingredientes que no vienen de la pareja (amistades, aficiones, familia, deporte…) y no desarrollarás la tan destructiva dependencia emocional.

11. “El amor a primera vista es real”

La atracción sexual quizás sí que se da a primera vista, pero no podemos creer que el amor nace también por un flechazo. Creer esto es jugársela mucho. Y es que cuando empiezas una relación con alguien a quien prácticamente no conoces porque, a tu parecer, Cupido te ha lanzado una flecha nada más verle, es posible que termine en una relación tóxica.

Antes de enamorarte de alguien, tienes que saber cómo es por dentro aquella persona, cómo se comporta, cuáles son sus planes de futuro, cómo conectáis emocionalmente… Y esto no puede saberse, por mucho que las películas nos digan que sí, a primera vista.

12. “El amor es posesión”

No. En el amor, tú no eres de nadie. Sigues siendo tuyo y solamente tuyo. El amor no es, en absoluto, posesión. El amor sano es aquel en el que ambos miembros de la pareja son conscientes de su independencia y autonomía y, respetando esto, conviven y se aportan cosas positivas.

Relacionar amor con posesión es lo que abre más las puertas no solo a los celos y las conductas destructivas y tóxicas, sino al maltrato tanto emocional como físico. Y es que querer no es poseer, sino respetar.

Referencias bibliográficas

  • Mao, S. (2013) “The Science of Love”. Elsevier.
  • Bisquert Bover, M., Giménez García, C., Gil Juliá, B. et al (2019) “Mitos del amor romántico y autoestima en adolescentes”. Salud, Psicología y Educación.
  • Sepúlveda Navarrete, P.A. (2013) “El mito del amor romántico y su pervivencia en la cultura de masas”. Ubi Sunt Revista de Historia.
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