Los seres humanos somos animales sociales y, como tal, estamos programados evolutivamente para vivir en comunidad. Pero no nos hemos limitado a esto. Y ya no solo es que hayamos creado sociedades increíblemente complejas, sino que nuestro desarrollo como especie ha estado, está y estará ligado a las relaciones interpersonales.
Nos relacionamos de forma muy estrecha con las personas de nuestro círculo social porque hemos sentido y sentimos una atracción especial hacia ellas. Todas nuestras relaciones se basan en la atracción, el fenómeno psicológico y fisiológico a través del cual sentimos un deseo de estar al lado de alguien.
Y aunque tradicionalmente se haya asociado al ámbito sexual, lo cierto es que la atracción puede manifestarse de muchas formas distintas sin que tenga por qué haber ese deseo de contacto físico. Podemos sentir atracción de amistad, intelectual, romántica, física… Hay muchas maneras de atraer o ser atraído por alguien.
Y en el artículo de hoy, pues, nos sumergiremos en el apasionante mundo de las relaciones humanas interpersonales para comprender la naturaleza de la atracción, viendo cómo se clasifica dependiendo de su desencadenante y analizando las particularidades de cada tipo de atracción. Vamos allá.
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¿Qué es la atracción y cómo se clasifica?
La atracción interpersonal es un tipo de fuerza psicológica y emocional que nace de otras personas hacia nosotros y de nosotros hacia otras personas, consistiendo en un deseo por conocer, acercarnos, conversar y establecer, si se da la situación, un vínculo personal fuerte.
La atracción entre personas puede manifestarse, evidentemente, con el deseo por mantener relaciones sexuales. Pero, como ya hemos recalcado, no es la única forma de atracción descrita. Y es que el sexo no es lo único que puede atraernos de una persona. La fuerza que nos atrae hacia una persona no tiene por qué estar asociada con ello.
Sea como sea, la atracción interpersonal puede entenderse como un fenómeno social que se produce entre dos personas y que se caracteriza por el impulso a realizar ciertas reacciones para conseguir que esa persona que nos ha atraído, porque nos gusta o porque nos hace sentir bien, forme parte de nuestra vida de forma temporal y/o más a largo plazo.
La amistad, el amor, el sexo… Muchos ámbitos importantísimos de nuestra vida están estrechamente ligados con esta atracción, la cual, a su vez, está muy ligada con la familiaridad y la proximidad. Pero, ¿qué formas de atracción interpersonal existen? Esto es precisamente lo que vamos a explorar ahora.
1. Atracción sexual
Seguramente, la más conocida, pero no, como hemos visto, la única. La atracción sexual es aquella que sentimos hacia alguien con quien queremos tener un contacto íntimo. La atracción hacia una persona que nos despierta deseo sexual. Es una forma de atracción muy intensa, carnal y profunda pero que, generalmente, dura poco tiempo.
En la atracción sexual se entremezcla el deseo, la sexualidad y la necesidad tanto de cercanía como de contacto físico. Es importante tener en cuenta que puede surgir sola, es decir, sin necesidad de enamoramiento, o que sí que haya una combinación con la atracción romántica que ahora analizaremos.

2. Atracción romántica
La atracción romántica es aquella basada en el amor, en el deseo por mantener una relación íntima con una persona. Es una atracción emocional y profunda que no tiene por qué estar asociada a la sexual. Es más, con el tiempo, en una relación puede difuminarse la atracción sexual, pero la romántica pervive.
El amor se fundamenta en la atracción romántica, que va mucho más allá del sexo. No solo es una atracción física, sino el deseo de mantener una relación sentimental (de pareja) con una persona porque sentimos que nos llena en todos los aspectos de nuestra vida.
3. Atracción física subjetiva
La atracción física es aquella que sentimos por una persona que nos atrae por su aspecto físico. Puede (o no) estar asociada con la atracción sexual, pero merece su mención particular. Y es que alguien puede atraernos físicamente pero sin llegar a sentir una profunda atracción sexual. En su vertiente subjetiva, la atracción física va asociada a imaginar situaciones con esa persona.
Nos explicamos. La atracción física subjetiva es aquella forma de atracción basada en el físico que va evolucionando con el paso del tiempo a medida que cambia la relación que tenemos con ella. Es una atracción hacia personas conocidas o desconocidas que tiende a estar asociada con fantasías sexuales que hacen que la atracción aumente y que aparezca la atracción sexual.
4. Atracción física objetiva
La atracción física objetiva es aquella que experimentamos hacia personas que conocemos pero con las que nunca tendríamos una atracción sexual ni fantaseamos. Es decir, podemos ver, objetivamente, que un amigo o amiga de la infancia es atractivo o atractiva, pero sin llegar a imaginar nada o desear tener relaciones sexuales con ella. Nos atrae su aspecto físico pero sin que haya posibilidad de llevarlo al terreno de la sexualidad.
5. Atracción de amistad
La atracción de amistad es aquella que sentimos hacia nuestros amigos y amigas. No hay ni una atracción sexual ni tiene por qué haber una física, pero sí que sentimos ese deseo de compartir momentos y vivir experiencias juntos, pues te aportan muchas emociones positivas.
Es una forma de atracción que se separa de la sexual, de la física y de la romántica y sobre las que se fundamentan todas nuestras amistades, con esa atracción hacia nuestros amigos que no va más allá de la amistad pero que hacen de nuestra vida una experiencia mucho mejor. Como bien dicen, quien tiene un amigo tiene un tesoro.

6. Atracción sensorial
La atracción sensorial o sensual es aquella que, estando más asociada a la atracción sexual y romántica, se basa en el deseo de experimentar sensaciones vinculadas a los cinco sentidos con una persona. Los besos, los mimos, las caricias, los abrazos, los susurros…
En este sentido, la atracción sensorial es la forma de atracción que nos hace tener ganas de que una persona que nos gusta nos haga sentir sensaciones puras y enriquecedoras. Una persona que nos atrae en todos los aspectos también lo hace a nivel sensorial.
7. Atracción intelectual
La atracción intelectual es aquella que sentimos hacia una persona que puede aportarnos cosas a nivel de conocimientos y experiencias. No hay un deseo sexual ni romántico y, ni siquiera tiene por qué haber una atracción de amistad, pero es alguien que, intelectualmente, nos atrae. Por su inteligencia, cultura, conocimientos… Queremos estar cerca de ella para conversar e intercambiar ideas.
Ahora bien, es cierto que esta atracción intelectual, al poder ser tan fuerte y estimular una conexión emocional muy profunda, puede abrir las puertas a la atracción de amistad y, muy frecuentemente, a la atracción sexual. Al final, el cerebro puede ser la parte de tu cuerpo más sexy.
8. Atracción sentimental
La atracción sentimental es aquella que se fundamenta en los sentimientos que nos genera una persona, pudiendo estar asociada o no a la atracción romántica. Evidentemente, en una relación de amor de una pareja existe una atracción sentimental, pero también se da entre madres e hijos, entre hermanos, entre amigos muy cercanos…
Es una atracción menos intensa que la romántica propiamente dicha pero esencial para nuestras relaciones personales más próximas, basándose en la admiración, el orgullo, el respeto, la confianza y los vínculos más fuertes. Los familiares, los amigos y las parejas pueden despertarnos emociones y sentimientos muy intensos.
9. Atracción estética
La atracción estética es aquella similar a la física, en el sentido que se fundamente en la fuerza que nos atrae hacia una persona por su físico, pero en este caso no tiene por qué asociarse a su aspecto, sino a su carisma, vestuario, forma de moverse, estilo… Como dice su nombre, es la atracción que sentimos por alguien pero no por cómo es, sino por su estética y estilo.
Es decir, podemos sentir atracción estética hacia una persona que, en cambio, no nos genera atracción física ni sexual. Puedes ver a alguien por la tele que físicamente no te gusta pero te encanta su vestuario, por ejemplo. Esto sería una atracción estética. Los iconos del cine, de la moda, de la música, de la televisión, etc, que ni física ni sexualmente nos atraen pueden generarnos esta atracción estética que, en algunos casos, puede despertarnos la voluntad de imitarlos.
10. Atracción basada en la cercanía
La atracción basada en la cercanía es aquella que experimentamos hacia personas con quienes convivimos. Es la forma de atracción que, estando muy asociada a la sentimental, sentimos hacia nuestros padres, abuelos, hermanos, primos, tíos, amigos más próximos, compañeros de piso, compañeros de trabajo e incluso hacia nuestras mascotas.
Es una forma de atracción poco conocida, pero, como no tiene por qué estar asociada a una atracción de amistad, sexual, romántica o física, merece su propia mención. Hay personas de nuestro círculo con las que, por el simple hecho de convivir con ellas o pasar mucho tiempo con ellas, establecemos unos vínculos emocionales muy fuertes. La cercanía genera atracción.
