Perros y bebés: 6 claves para una convivencia exitosa

La convivencia satisfactoria entre perros y bebés es posible, siempre y cuando se lleve a cabo una adaptación progresiva y unas medidas preventivas antes de la llegada del recién nacido.

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La llegada de un bebé es siempre un evento que transforma la vida de los recién estrenados padres y de toda la estructura familiar si ya hay hijos anteriores. Recibir al nuevo miembro despierta emociones como la alegría o la ilusión, que van a acompañadas de rituales de preparación en los momentos cercanos al nacimiento. Sin embargo, cuando hay un peludo en la familia son muchos los progenitores que se preocupan acerca de esta cuestión.

Aparecen dudas acerca de cómo será la convivencia entre el animal y el bebé, posibles peligros o dificultades que puedan surgir, etc. Lo cierto es que entre perros y bebés existe una sintonía natural. No obstante, eso no significa que no sea importante realizar una preparación previa que sirva para que el perro pueda adaptarse a esa nueva personita que va a formar parte de la familia. En este artículo vamos a comentar algunas claves que pueden ser de gran ayuda para favorecer la convivencia entre perros y bebés.

Perros y bebés: un vínculo especial

Lo cierto es que existe una sintonía natural entre los humanos y los animales. El vínculo que formamos con ellos ha sido ampliamente estudiado, lo que ha dado lugar a diferentes teorías explicativas:

  • Teoría de la biofilia (O.Wilson, 1989): Esta teoría habla de una tendencia innata que nos predispone genéticamente a mostrar atracción e identificación hacia la naturaleza. No es algo sorprendente si tenemos en cuenta que hemos evolucionado como especie dentro de un entorno natural donde los animales han jugado un importante papel.

  • Teoría del aprendizaje social (Bandura, 1977): Desde esta teoría se habla acerca de cómo las personas adquirimos numerosos aprendizajes mediante la observación de los demás. Cuando vemos que quienes están cerca interactúan con los animales, es más probable que nosotros imitemos dicha tendencia.

  • Teoría del perro como elemento de transición (Fine, 2010): Desde esta teoría se considera que los animales domésticos como el perro son grandes facilitadores de la interacción social. Así, cuando mantenemos contacto habitual con ellos, parece que se producen cambios neurofisiológicos observables.

En definitiva, los animales tienen un efecto positivo en el desarrollo de los más pequeños, favoreciendo la adquisición de aspectos como la empatía, la capacidad para cuidar, el lenguaje, la moral o las habilidades sociales. De manera instintiva, los niños muestran apertura hacia la interacción con los seres vivos, siempre y cuando no se haya producido algún tipo de aprendizaje o condicionamiento en sentido negativo.

Los niños cuyos padres temen o rechazan a los animales y aquellos que han tenido experiencias negativas en primera persona con un animal, serán menos tendentes a este acercamiento. Sin embargo, en el momento que en casa hay un peludo que forma parte de la familia, basta con adoptar algunas medidas para garantizar que existe un vínculo afectivo satisfactorio entre este y el nuevo bebé.

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6 claves para una convivencia exitosa entre perros y bebés

Como venimos comentando, la llegada de un bebé a la familia siempre es un evento importante que despierta muchas emociones. En cierta manera, también es un momento estresante, pues implica cambios y ajustes en el sistema familiar. Aunque los humanos podemos entender la situación y gestionar esas emociones intensas, no es así con los animales. Por ello, es importante ayudarles a la hora de preparar el recibimiento del bebé y facilitar así su adaptación a la nueva dinámica en el hogar.

1. Habitúa a tu perro a los estímulos

Si hay más niños en casa es posible que el perro se encuentre acostumbrado a ciertos estímulos propios de los bebés. Sin embargo, cuando se trata del primer hijo puede que sea necesario realizar un proceso gradual de adaptación a este tipo de estímulos.

A nivel auditivo, lo más destacable es el llanto del bebé. Para asegurarte de que el can va a estar bien habituado, puedes probar a utilizar grabaciones de llanto de bebé antes del nacimiento. Empieza poniéndolas a un volumen bajo y asociadas a momentos gratificantes para el peludo (comiendo, jugando…). Poco a poco, puedes ir aumentando el volumen hasta que haya una habituación completa.

A nivel visual, es importante que el perro pueda familiarizarse con los objetos asociados al bebé. Su cuna, su carrito, sus juguetes… especialmente cuando se mueven o emiten sonidos, ya que estos captarán más su atención. De la misma forma que en el caso anterior, se recomienda exponerlo a ellos progresivamente antes de que llegue a casa el bebé.

A nivel olfativo, es posible que tu perro note nuevos olores fruto de los productos utilizados con el recién nacido e incluso por el propio olor corporal del bebé. En este sentido, puedes dejarle oler primero alguna prenda usada por el recién nacido. Si acompañas esta experiencia con un premio, conseguirás que se produzca una asociación positiva.

2. Enséñale a alejarse cuando sea necesario

Cuidar de un bebé es una tarea delicada y desafiante. Por eso, en algunos momentos puntuales puede que sea necesario que tu peludo sepa cuándo es mejor que se aleje. Si, por ejemplo, el bebé está llorando porque está malito, es preferible que el can tome distancia. Entrenar a tu perro en este sentido implica escoger una palabra clave que, al decirla, sirva para que él entienda que debe alejarse. De forma progresiva, puedes conseguir una aproximación sucesiva a esta conducta utilizando premios. El objetivo es que tu peludo acabe entendiendo que esa palabra es sinónimo de alejarse sin que tengas que estar premiando cada vez que lo hace.

3. Asegúrate de que tu peludo tiene habilidades básicas de comportamiento

La adaptación no servirá de mucho si tu perro no domina las habilidades más básicas. La convivencia con un bebé requiere que el peludo pueda sentarse, tumbarse, quedarse quieto, pasear a tu lado y responder a su llamada sin dificultad. También es aconsejable que se entrene el saludo sin saltar, jugar sin morder, saber soltar objetos dentro de la boca e incluso discriminar qué objetos son suyos y cuáles del bebé. La convivencia entre niños y animales es sencilla siempre y cuando no existan problemas de conducta en el animal. Si es tu caso, lo mejor que puedes hacer es recurrir a un profesional de la etología o el entrenamiento canino para resolver estos problemas antes de que el bebé llegue a la familia.

4. Fomenta la asociación entre el bebé y los momentos positivos

Cuando los padres tienen su primer hijo, muchas veces se dedican tantas atenciones al recién nacido que se ignora por completo (muchas veces de manera inconsciente) al animal. Recuerda que tu perro sigue necesitando amor y cuidados, por lo que será fundamental que la llegada del nuevo miembro no transforme la manera en la que le quieres. Además, te ayudará el poder vincular al recién nacido con momentos agradables. Mientras tienes al bebé despierto, acaricia también a tu perro, dale comida o juega con él. Esto evitará que el can aprenda que la presencia del bebé es sinónimo de soledad y rechazo.

5. Higiene y precauciones

Además de toda la preparación en términos de habituación y entrenamiento, no está de más cuidar la forma en la que ambos se conocen. Lo más recomendable es que el primer encuentro se produzca en el exterior, dejando que el peludo huela al bebé antes de entrar dentro de casa. Esto ayudará a que la familiarización con el aroma del bebé sea más fácil y menos intrusiva.

En términos de higiene, es buena idea que acudas al veterinario unos días antes de que nazca el bebé. Así, tu can podrá pasar por una revisión que garantice que su salud está perfecta, además de asegurar el cumplimiento de todas sus vacunas y tratamientos desparasitarios. Puedes darle un baño antes de que el niño llegue a casa para asegurar la máxima limpieza.

Al principio es recomendable que el perro no chupe o lama al bebé, ya que sus defensas aún se encuentran a mínimos. Sin embargo, a medida que el niño crezca y fortalezca su sistema inmune, no habrá problemas en que el perro le demuestre todo su afecto. Es importante recordar que los bebés pueden enfermar por muchas razones. Evita depositar en el animal toda la culpa de lo que le sucede al recién nacido, ya que esto se traducirá en un comportamiento desigual hacia el animal que producirá tensiones y conflictos.

6. Paseos en familia

Es recomendable que el bebé también esté presente a la hora de pasear. Sacar al perro en familia es una forma de fomentar la convivencia y el vínculo. Si por alguna razón encontráis dificultad para pasear al perro en la medida que lo necesita en los primeros meses, recurrid a apoyos. Pedir a otras personas que lo paseen es una buena idea, ya que dejar al animal sin su tiempo de ejercicio nunca es una opción. No obstante, siempre que sea posible es preferible que las rutinas se mantengan lo más similares posibles a como eran antes de que el niño naciera.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunas recomendaciones útiles para fomentar una adecuada convivencia entre los perros y los bebés. La llegada de un recién nacido es un evento importante que transforma las dinámicas en la familia y los peludos no son ajenos a todos estos cambios.

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