Síndrome FOMO: causas, síntomas y tratamiento

El FOMO es un fenómeno por el que al usar las redes tenemos la impresión de que todo el mundo está disfrutando de experiencias gratificantes, mientras la propia vida es aburrida o monótona. Así, necesitamos conectarnos continuamente por temor a perdernos algo.

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Internet ha llegado a nuestras vidas hace ya algunos años y con ello ha revolucionado el mundo entero. Uno de los ámbitos que más profundamente se han transformado desde que todos portamos un dispositivo electrónico en el bolsillo han sido las relaciones sociales. Antaño, la única forma de comunicarnos con los demás era cara a cara, pero las redes sociales han dado un giro a esta realidad al facilitar el contacto con prácticamente cualquier individuo del planeta.

Esto ha llevado a la creación de una extensa y compleja red en la que lo difícil hoy en día es mantenerse ajeno al intenso flujo de información que constantemente recibimos. Aunque así descrita esta transformación parece indiscutiblemente positiva, lo cierto es que cada vez son más evidentes los efectos colaterales de la revolución tecnológica. Así, las redes parecen tener un alto potencial adictivo, logrando atrapar a miles de personas que parecen necesitar imperiosamente la conexión constante con el mundo.

Así, no son pocos los individuos que experimentan temor a perderse algo, lo que ha llevado a patrones de uso de internet inadecuados. En los últimos años se ha llegado a proponer la existencia de un síndrome conocido como “FOMO” por sus siglas en inglés de la expresión “fear of missing out”. Este parece estar haciendo mella en la salud mental de las personas, estimándose que hasta dos tercios de los usuarios en redes sociales lo sufren. Debido a la importancia que tiene esta cuestión, en este artículo hablaremos acerca del síndrome FOMO y cómo afecta a las personas.

¿Qué es el síndrome FOMO?

Como venimos comentando, la llegada de las redes sociales ha transformado el mundo al permitir conectar con cualquier persona del planeta. Al interactuar en estas plataformas no sólo compartimos nuestra vida, sino que también somos espectadores de la de los demás. Así, recibimos un bombardeo de información sobre las vidas ajenas que puede resultar desbordante y generar la falsa percepción de que la existencia de los demás es mejor y más interesante que la propia.

Así, las redes nos hacen caer en la trampa de comparar toda nuestra vida, con sus luces y sombras, frente al escaparate de perfección de los demás. Evidentemente, esta comparación siempre es injusta, pues el resultado es que acabamos continuamente perdiendo. Frente a una vida que conocemos de forma real, envidiamos esa imagen que vemos en los otros, caracterizada por fotos sonrientes por las que asumimos que el resto no tiene problemas, inseguridades, miedos, etc. Exponernos diariamente a estas imágenes adornadas puede provocar un gran daño en nuestra salud mental, dando como resultado el llamado síndrome FOMO.

El síndrome FOMO se conoce con este nombre debido a que corresponde a las siglas en inglés de “fear of missing out”. Consiste en un tipo de ansiedad social provocada por la impresión de que todo el mundo está disfrutando de experiencias divertidas y gratificantes, mientras que uno mismo lleva una vida aburrida o monótona. Así, la consecuencia es que la persona termina por engancharse a las redes a raíz de su deseo de estar siempre conectada y el miedo irracional a perderse algo.

Los expertos en la materia consideran que el trasfondo del FOMO es el miedo natural que todos los humanos tenemos a ser excluidos del grupo social. Sin embargo, este curioso síndrome representa una versión de dicho miedo llevada al extremo, pues las redes actúan como un amplificador del mismo. Aunque todos nos hemos enganchado a las pantallas, lo cierto es que los más jóvenes son el colectivo más afectado por este síndrome.

Las nuevas generaciones han nacido rodeadas de pantallas, por lo que no sorprende que el FOMO sea cada vez más habitual. Continuamente somos testigos de lo que el resto hace, pero evidentemente sólo presenciamos aquello que ellos desean compartir. Viajes, sonrisas, triunfos... que brindan esa falta impresión de llevar una vida perfecta. Al deslizar foto tras foto, es fácil experimentar un cierto sentimiento de aislamiento, tristeza o angustia por no estar viviendo situaciones como las que comparten los demás.

En la actualidad son muchos los usuarios que sufren este problema y terminan por ser esclavos de las redes. Comparten contenido que brinda una imagen distorsionada de sus vidas y consumen internet de forma prácticamente constante. En este sentido, el FOMO está estrechamente relacionado con la adicción a las nuevas tecnologías, un problema de salud mental cada vez más habitual en las consultas de psicología.

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Causas del síndrome FOMO

En el desarrollo del FOMO existen diversas causas que pueden influir. Uno de los aspectos más decisivos tiene que ver con el uso inadecuado de las redes sociales. Pasamos largas horas frente a las pantallas, muchas veces dejando a un lado otras actividades de la vida real. Así, la cada vez mayor tendencia a vivir enfrascados en nuestros dispositivos hace más probable que el FOMO tenga lugar.

Por otro lado, también es importante tener presente la autoestima de cada individuo. Así, hay personas que se sienten inferiores a los demás y no se aceptan tal y como son. En estos casos también será más probable que la relación con las redes sociales no sea positiva, pues estas no harán más que intensificar los problemas de autoestima. La soledad es otro aspecto a tener en cuenta. En la sociedad actual esta constituye un serio problema que afecta a muchas personas, quienes suelen refugiarse en las redes para sentirse acompañadas.

Síntomas del síndrome FOMO

No todo el mundo que utiliza en exceso las redes sociales experimenta FOMO. En general, hay algunas señales que pueden indicarnos si una persona está sufriendo o no este fenómeno. Entre ellas destacan:

  • Uso abusivo de las redes sociales.
  • Sentimiento de malestar cuando amigos o familiares hablan de eventos a los que no se ha acudido.
  • Miedo a que otras personas tengan vidas más satisfactorias y estimulantes.
  • Ansiedad o preocupación si se desconoce lo que amigos o familiares están haciendo.
  • Ser muy activo en redes para no perderse nada de lo que puede estar sucediendo.
  • Frustración cuando las obligaciones del a día impiden conectarse y conocer lo que está ocurriendo.
  • Necesidad de publicar continuamente lo que se está haciendo, especialmente si se trata de eventos positivos o que pueden suscitar admiración: viajes, éxitos, fiestas, etc.
  • Imposibilidad para desconectar de las redes cuando se está viviendo una actividad estimulante, divertida o interesante.
  • Miedo a no ser lo suficientemente importante y valorado en las redes sociales.
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Tratamiento del síndrome FOMO

Tal y como comentamos al principio, el FOMO es un problema muy relacionado con la revolución tecnológica que hemos vivido en este siglo y la enorme presencia que las redes sociales han ido cobrando en nuestras vidas. Así, este problema se encuentra estrechamente relacionado con la adición a las nuevas tecnologías.

De acuerdo con los profesionales especializados, el FOMO es más probable en aquellos usuarios que utilizan durante mucho tiempo móviles, tablets, ordenadores o videojuegos en línea que cuentan además con otros factores predisponentes (ej: baja autoestima, soledad...). Así, el abordaje terapéutico del FOMO va a requerir intervenir de forma similar a una adicción. El tratamiento siempre será necesario, pero este será particularmente importante en aquellas personas con un FOMO severo. Se considera que el problema es grave de acuerdo con criterios como los siguientes:

  • Uso de dispositivos de forma excesiva y casi obsesiva, de manera que la persona está continuamente pegada a internet.
  • Reducción notable de la motivación académica o laboral.
  • Problemas de autoestima, autoconcepto e imagen corporal.
  • Uso de redes para aliviar el malestar a corto plazo, aunque a medio y largo plazo este se mantiene.
  • Déficits en habilidades sociales, especialmente en adolescentes.

Aunque el FOMO pueda ser tratado por un profesional de salud mental de forma similar a una adicción, lo cierto es que tanto o más importante que la intervención es la labor preventiva. Para ello, es fundamental educar a las nuevas generaciones con el fin de que aprendan a utilizar las redes de forma adecuada, a la vez que se refuerzan desde la infancia aspectos como la autoestima o las habilidades sociales.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de un fenómeno conocido como el síndrome FOMO, estrechamente vinculado al cada vez mayor abuso de las redes sociales en la vida cotidiana. En los últimos años, las nuevas tecnologías han llegado para quedarse y han transformado nuestra manera de vivir, especialmente en lo que concierte a las relaciones sociales. Así, además del cara a cara hoy es posible exponer cada paso que damos en nuestro perfil, a la vez que somos testigos de la vida de los demás.

Presenciar los momentos más positivos de las vidas ajenas puede hacernos sentir que nuestra vida no es lo suficientemente interesante y conducir a la necesidad de estar permanentemente conectados a internet por temor a perdernos algo. El FOMO guarda estrecha relación con la adicción a las nuevas tecnologías y es más probable que suceda a aquellas personas que pasan largas horas conectadas a internet, tienen una autoestima pobre, se encuentran solas o muestran déficits en sus habilidades sociales.

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