Los 12 tipos de actitud (y sus características)

Las actitudes se entienden como predisposiciones aprendidas a lo largo del tiempo que condicionan nuestra manera de actuar ante futuros estímulos.

Tipos actitud

Los seres humanos somos animales sociales, y por tanto, requerimos del contacto y acercamiento con otros de nuestra especie para desarrollarnos en nuestra totalidad. Aún así, en un mundo con más de 7.700 millones de integrantes, a veces resulta un poco difícil autodefinirse a uno mismo y mantener cierta individualidad.

Es por esta razón que definir conceptos tales como rol, actitud y predisposición puede resultar un poco complejo. ¿Dónde empieza el individuo y termina la sociedad? ¿Nos define nuestra función en la población o solo somos nosotros cuando estamos libres de obligaciones? Desde luego, la respuesta a estas preguntas no es para nada fácil de obtener.

Más allá de cuestiones filosóficas, algunas de estas palabras se pueden compartimentalizar según ciertos rasgos identificativos. Por ello, hoy te presentamos los 12 tipos de actitud y sus características, pues aprender a diferenciarnos del resto es, sin duda, el primer paso para identificar y solucionar nuestras carencias.

¿Qué es la actitud?

Diversos portales sociológicos subrayan que, solo echando una mirada a bibliografía pasada, nos encontraremos con más de 100 definiciones de la palabra “actitud”. Estamos ante un concepto bastante ambiguo, que además, propone diversos impedimentos metodológicos a la hora de investigarlo. Una definición extendida, brindada por Floyd Allport (el que es considerado como padre de la psicología social) es la siguiente:

“Una actitud es una disposición mental y neurológica, que se organiza a partir de la experiencia que ejerce una influencia directriz o dinámica sobre las reacciones del individuo respecto de todos los objetos y a todas las situaciones que les corresponden”.

Así pues, podemos vincular a la actitud a otros conceptos como las creencias, estereotipos, sentimientos, opiniones, motivaciones, prejuicios e ideologías. En general, este complejo conglomerado terminológico se puede resumir como una predisposición aprendida que influye en la forma que tenemos de relacionarnos con los distintos desafíos presentados por nuestro entorno, la cual está formada por un componente cognitivo, otro afectivo y otro conductual.

¿Qué actitudes podemos adoptar en la vida?

Una vez hemos delimitado qué es la actitud y hemos mostrado una definición férrea del término, es hora de sumergirnos, sin más dilación, en los 12 tipos de actitud más relevantes en el ser humano. Te los mostramos sin orden específico.

1. Actitud positiva

Por chocante que pueda parecer, diversos estudios (con grupos muestrales muy extensos) han demostrado que una actitud positiva ante la vida puede llegar a reducir la mortalidad individual. En uno de estos estudios, con más de 7.000 mujeres encuestadas, se descubrió que en un lapso temporal de 12 años las mujeres positivas presentaron un 30 % menos de probabilidades de morir (sobre todo por infartos).

La actitud positiva no se basa en enmascarar los malos sucesos y hacer como que no existen: se trata de buscar los mejores resultados en las peores situaciones, pues esto otorga al individuo una mayor fuerza y voluntad para afrontar sus problemas de forma efectiva.

Actitud positiva

2. Actitud derrotista

Hemos querido evitar el término “negativa” a conciencia, pues muchas de las actitudes que vamos a mostrar en esta lista son, sin duda, negativas de forma objetiva. El derrotismo es una de ellas, es decir, sentir que la batalla está perdida de antemano.

Una actitud derrotista promueve la desmotivación y la falta de creencia en uno mismo, hecho que desde luego se traduce en peores resultados. Si crees que algo que vas a hacer va a salir mal sí o sí, es posible que se cumpla.

3. Actitud pasiva

La persona pasiva se caracteriza por una gran facilidad para ser manipulada, una falta de autoestima, depresión y sensación de “ser invisible al resto”. En un mundo donde quien grita más alto es el más escuchado, el echarse a un lado y esperar a que las cosas se solucionen por sí solas nunca es una opción. Los psicólogos contrarrestan esta actitud mediante técnicas de asertividad, pues hacerse oír (de forma educada) es un derecho para todos y cada uno de nosotros.

4. Actitud altruista

En el mundo natural, el altruismo es un término muy controvertido. El sacrificio para el beneficio de otros es un concepto continuamente puesto en duda, pues al final, casi siempre se obtiene un beneficio a la hora de actuar para o por alguien (ya sea un aumento de realización propia o estatus social). Aun así, ser altruista con el prójimo siempre es positivo.

5. Actitud neutra

Este tipo de actitud pocas veces se presenta, pues se define como una herramienta en la que el individuo se abstrae de sus percepciones y sentimientos y observa las situaciones desde un punto de vista objetivo. Como todos sabréis, dejar atrás factores tanto afectivos como racionales a la hora de juzgar un concepto suele ser extremadamente difícil para el ser humano.

6. Actitud agresiva

Este tipo de actitud hace referencia a un conjunto de patrones de actividad individual que pueden manifestarse con intensidad variable, incluyendo desde la pelea física hasta los gestos o palabras, que aparecen durante la interacción con otro conespecífico. Esta forma impulsiva de afrontar las cosas es, sin ninguna duda, la mejor forma de ganarse un enemigo.

Actitud altruista

7. Actitud empática

La empatía se caracteriza por ponerse en el lugar del otro, ser capaz de entender sus motivos y razones y actuar en consecuencia a ellos. Así pues, una persona con actitud empática estará predispuesta a entender a su igual antes de que el mismo deba justificar sus sentimientos y motivos de acción. Recordemos que la empatía no solo se basa en escuchar, pues también se requiere de interiorización y entendimiento.

8. Actitud flexible

Las personas con actitudes flexibles se caracterizan por poder adaptarse a situaciones ajenas sin necesidad de rechazar sus características intrínsecas propias. Esto permite a estos individuos entender mejor el concepto de la vida misma: el entorno cambia más allá de nuestros deseos e intenciones, y por lo tanto, adaptarse a él es necesario para nuestro bienestar tanto mental como físico.

9. Actitud inflexible

Un patrón rígido de conducta y pensamiento lleva a una actitud inflexible. Las personas con este rasgo necesitan tener su entorno bajo absoluto control (conocerlo y dominarlo) y cuando no es así, sienten agobio y malestar, pues hay fuerzas que se escapan a la suya propia. Ser claro y tajante en ocasiones puede ser recomendable, pero en general, una actitud inflexible suele traer muchos problemas.

10. Actitud moralista

Utilizar la moralidad como motor vital puede ser positivo, pues tratar de actuar en base a una serie de reglas sociales y psicológicas establecidas puede reportar ciertos beneficios individuales. Aun así, una persona con actitud moralista puede incurrir en el simplismo, pues está obviando una serie de perspectivas y percepciones necesarias (que se escapan de la moral) para comprender el ambiente en su totalidad.

11. Actitud nihilista

El nihilismo se basa en negar la capacidad de conocimiento, la existencia y el valor de todas las cosas. Al final, todo se reduce a la nada, y por ello, nada tiene sentido. Este tipo de actitudes pueden ser muy peligrosas, pues más allá de la divagación filosófica, merman la voluntad y las capacidades individuales. Recordemos: un punto de vista crítico puede ser beneficioso, siempre y cuando se busquen soluciones para el problema que se está subrayando.

12. Actitud suspicaz

Este tipo de actitud se caracteriza por una desconfianza excesiva ante cualquier tipo de estímulo, pues el individuo suele sospechar de intencionalidades ocultas, motivos intrincados o fuerzas que se encuentran más allá de la situación planteada.

Andarse con ojo en ciertos ambientes o ante algunas personas puede ser buena idea, pero el desarrollo de la paranoia no beneficia a nadie. En estos casos, ante la sospecha siempre es mejor preguntar a la otra parte de interacción: en muchas ocasiones, la reafirmación vocal es una cura ante la duda.

Actitud suspicaz

Resumen

Como hemos visto en estas líneas, podemos afirmar que existirán, al menos, tantas actitudes como rasgos que definan al ser humano. Nos hemos dejado en el tintero actitudes aprensivas, emocionales, analíticas, sardónicas y otras muchas. Al fin y al cabo, si entendemos a la actitud como una predisposición mental y nerviosa, casi cualquier característica que nos defina y se repita en el tiempo se puede considerar como tal.

Más allá de las definiciones y el conglomerado terminológico en el que se encuentra envuelto el término, una cosa nos queda clara: nuestra predisposición a la hora de afrontar los desafíos e interacciones condicionan, en parte, cuál será el desenlace de ellos.

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