Es mucha la gente que entiende que ser carismático es mostrar una actitud extrovertida, pero el carisma es mucho más que eso, una persona introvertida también puede ser percibido como carismático, siendo así importantes otras características. Hay diferentes tipos de carisma pero se ha visto que son cuatro los más relevantes y representativos.
En este artículo haremos mención de estos cuatro estilos de carisma, dando a conocer qué entendemos por cada uno de ellos, qué aspectos son importantes para valorarlos y qué ventajas y desventajas presentan.
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¿Qué es el carisma?
Entendemos por carisma la capacidad que posee una persona para atraer y fascinar, una de las características que más resalta y se presenta con más frecuencia es considerar que un individuo presenta una presencia extraordinaria.
La autora Olivia Fox Cabane, especialista en el estudio del carisma, ha apuntado que el carisma se desarrolla mediante el aprendizaje. En su obra titulada “The Charisma Myth: How Anyone Can Master the Art and Science of Personal Magnetism” señala que mediante técnicas cognitivo conductuales es posible conseguir o aumentar la personalidad carismática. La especialista referirá que del mismo modo que existen diferentes personalidades también se pueden presentar diferentes tipos de carisma.
Para mostrarte carismático es necesario tener la habilidad de poder, entendida como la capacidad de producir en efecto en el mundo que nos rodea y poder influir sobre él; por otra parte también será imprescindible mostrarse cálido, descrita esta habilidad como la voluntad, predisposición que se presenta hacia los demás.
¿Qué clases de carisma existen?
Como ya hemos apuntado Olivia Fox Cabane observa 4 tipos de carisma en los negocios, estos serían los siguientes:
1. Carisma de focalización
El carisma de enfoque haría referencia o se relacionaría con estar presente en la situación, en la conversación. Es decir, mostrar que uno está atento a lo que le dicen, que escucha, da la sensación de que le interesa y comprende lo que le están contando.
En ocasiones se considera que una persona carismática será aquella que atraiga la atención, con una personalidad extrovertida que no pase desapercibida, pero el carisma de focalización muestra una capacidad muy importante y necesaria para hacer notar que estamos atentos, escuchamos a nuestro interlocutor, de este modo, este percibirá que nos interesa y estamos pendientes de lo que nos cuenta, presentando este estilo de carisma una gran fuerza.
Para que la persona que nos habla perciba, tenga la sensación de que estamos pendientes de lo que nos cuenta, será relevante nuestro lenguaje corporal, es decir, la conducta externa que mostremos. Para transmitir la sensación de presencia, es fundamental mostrar que estamos escuchando y comprendiendo, esto lo podemos conseguir, mostrándonos activos, mediante escucha activa, por ejemplo, mirando a los ojos, asintiendo, participando y respondiendo cuando sea preciso.
Por tanto, para ser un buen oyente, con buen carisma de focalización, será necesario poseer habilidades de escucha y ser paciente ante lo que nos expresa el interlocutor. Este estilo de carisma se vincula con una sensación de confianza y cordialidad que será de gran utilidad para conseguir que el individuo se abra y nos cuenta realmente lo que siente y piensa.
Aún y lo beneficios que se han observado también puede presentar dos tipos de riesgos: primeramente, al mostrarnos atentos y escuchar, si no mostramos poder, no influimos o no producimos efecto en el interlocutor, puede dar la sensación de actitud servil, con actitud de sumisión. Por otro lado, si no se demuestra cordialidad, es decir, amabilidad y sinceridad, puede dar la impresión de que la conversación se ha convertido en una entrevista o un interrogatorio.
Descritas las principales características de este estilo de carisma, se considera que cuando nuestra finalidad es mostrar una elevada autoridad o queremos conseguir que se nos obedezca de forma inmediata, conducta necesaria en situaciones de emergencia, el carisma de enfoque no será eficaz y se recomendará mostrar otro estilo.
2. Carisma de visión
El carisma de visión producirá en los otros una sensación de inspiración y de creer en algo. Este tipo de carisma no tiene porque ir ligado a gustar a los demás, esto significa, que podemos ser considerados por los individuos que nos rodean como seres visionarios y carismáticos, pero al mismo tiempo generar miedo y críticas.
El hecho de creer en algo y sentirse inspirado por alguien, ayuda a fortalecer, ordenar, aclarar la visión que tenemos del mundo, es decir, nos da algo en que confiar y fiarnos. Para transmitir este estilo de carisma será imprescindible mostrarse seguro y plenamente convencido de la causa. Será necesario expresar poder, pero a diferencia del tipo de carisma anterior, la cordialidad no es un rasgo que presenten todos los individuos con carisma de visión. Aunque sí, junto a la creencia plena en el mensaje que transmiten será importante un mínimo grado de altruismo o nobleza para que el oyente perciba al hablante como carismático.
Del mismo modo que el carisma de focalización, en este estilo de carisma también será relevante para demostrarlo y valorarlo el lenguaje corporal y la actitud. Será fundamental transmitir que creemos y estamos cien por cien convencidos de lo que pensamos. Esta creencia plena en algo, puede conllevar el riesgo de desarrollar cierto fanatismo, creencia ciega en algo, adhesión incondicional a una causa que puede generar consecuencias horribles. Esta conducta fanática es muy característica en los individuos pertenecientes a sectas.
El carisma visionario será de gran utilidad cuando el objetivo sea inspirar a alguien y conseguir en él un desarrollo y mejora de sus capacidades creativas.
3. Carisma de bondad
El carisma de bondad se diferencia de los anteriores donde el poder tenía una importancia más relevante. En este caso, será la cordialidad, la característica necesaria para presentar este tipo de carisma. Es fundamental mostrarse cálido, que aceptamos y acogemos a los demás sin que estos se sientan criticados o juzgados.
De igual forma que venimos apuntando la utilidad de la actitud y lenguaje corporal en la percepción del carisma, este caso no será contrario, siendo vital para transmitir esta bondad la expresión facial y en concreto la mirada. Del mismo modo será necesario mostrar actitudes como la gratitud, la benevolencia, la compasión o la indulgencia.
Pese a lo mencionado al principio de este apartado, como en cualquier tipo de carisma sí que será indispensable un mínimo grado de fuerza o poder, ya que de lo contrario daríamos la sensación de sumisión y de tener como única finalidad complacer y satisfacer los deseos de otros.
Presentadas las principales características, el alto grado de cordialidad que este estilo presenta será de gran utilidad cuando se quiera formar o fortalecer el vínculo con otra persona, haciendo que esta se sienta segura y nos vea como una figura en la que puede confiar y sentirse cómoda. De este modo, esta relación más estrecha y afectiva nos beneficia en situaciones donde se tenga que transmitir malas noticias o cuando la otra persona sea de trato difícil.
No será recomendable mostrar este tipo de carisma cuando el único y principal objetivo sea actuar con autoridad, mandar y gobernar, o si percibimos que desaparecen los límites, haciéndonos la otra persona demasiado partícipes de su vida. Relacionado con el párrafo anterior, el carisma amable puede presentar el riesgo de desarrollar un vínculo excesivo, donde la otra persona siempre nos pida y reclame más de nosotros, mostrándose triste y resentido, si no se siente plenamente acogido o que no estamos cien por cien volcados en él.
4. Carisma de autoridad
En el carisma de autoridad, contrariamente al carisma de bondad, es fundamental la habilidad de poder, generando la sensación que las personas que poseen este tipo de carisma pueden influir en nosotros. Este alto nivel de autoridad y poder puede hacer que estos individuos no siempre gusten o sean bien percibidos por los demás.
Debido a sus características y su alto grado de poder, probablemente sea el estilo de carisma más poderoso. Para valorar este carisma es necesario fijarnos en cuatro aspectos fundamentales: el lenguaje corporal, será imprescindible, muy importante, transmitir y mostrar seguridad y confianza en uno mismo para que los demás perciban en nosotros un carisma de autoridad; el puesto, el lugar de a jerarquía en el que nos situamos dentro de la sociedad; en relación con el punto anterior, será importante nuestra apariencia que reforzará el lugar que ocupamos así como nuestro estatus en la sociedad; por último para valorar si se presenta este tipo de carisma también se tendrá en cuenta que efecto se produce en las otras personas, por ejemplo, si los demás no lo respetan ni lo admiran es probable que yo tampoco lo haga.
Para transmitir este tipo de carisma será esencial mostrarse seguro de uno mismo, dando un discurso adecuado y entendible, presentando una imagen externa acorde a nuestro poder, como sería el hecho de ir bien vestidos.
El carisma de autoridad tendrá como beneficios el ser escuchado y en la mayoría de ocasiones obedecido, pero también se pueden activar reacciones no deseadas como: producir la desaparición del pensamiento crítico en los oyentes, podemos perder información y feedback de los demás y es posible que parezca que nos sentimos superiores y que no somos humildes.
Este tipo de carisma será útil en situaciones de urgencia, donde se necesite una respuesta inmediata, ser escuchados y obedecidos en ese mismo instante. Contrariamente no será recomendado en situaciones donde queremos conseguir que la audiencia sea creativa, crítica y sea ella misma la que construya su opinión.
