Los 8 tipos de dislexia (y sus características)

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que consiste en dificultades para leer a causa de problemas a la hora de comprender cómo se relacionan las letras y las palabras o de identificar los sonidos del habla. Veamos qué clases existen.

Tipos dislexia

Los seres humanos somos mucho más que el resultado de la suma de las 30 millones de millones de células que conforman nuestro organismo. Y es especialmente a nivel neurológico que hemos sido capaces de evolucionar de una forma sin precedentes en la naturaleza. Pero de esta complejidad fisiológica de nuestras capacidades mentales deriva también la posibilidad de desarrollar todo tipo de trastornos.

Y en este contexto, los trastornos del aprendizaje, que son todos aquellos problemas de procesamiento de la información que hacen que un niño presente dificultades para adquirir habilidades vinculadas al entorno educativo, son uno de los más comunes y, también, con mayor relevancia a nivel social y clínico.

Y de los diferentes trastornos del aprendizaje reconocidos por la ciencia, hay uno que, por su frecuencia, es especialmente importante: la dislexia. Un trastorno que consiste en dificultades para leer a causa de problemas a la hora de comprender cómo se relacionan las letras y las palabras o de identificar los sonidos del habla.

Se estima que entre el 10% y el 15% de la población podría sufrir este trastorno, pero, ¿todos los casos de dislexia son iguales? No. Ni mucho menos. Dependiendo de sus bases clínicas, podemos diferenciar diversas formas de dislexia. Y en el artículo de hoy y, como siempre, de mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, entenderemos qué es la dislexia y analizaremos las particularidades de cada una de sus clases.

¿Qué es la dislexia?

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que se basa en un alteración de la capacidad de leer como consecuencia de la confusión o alteración del orden de las letras, sílabas o palabras. Se trata, pues, de dificultades en la lectura debido a problemas a la hora de comprender cómo se relacionan las letras y las palabras o de identificar los sonidos del habla.

Se trata de un trastorno que afecta a regiones del cerebro vinculadas al procesamiento del lenguaje, pero las personas disléxicas disponen de una inteligencia normal, pudiendo tener perfectamente éxito académico si recibe el apoyo necesario por parte del personal de la escuela en lo que se refiere tanto a facilidades de enseñanza como a lo emocional.

Antes de la etapa escolar, pueden observarse algunos indicios de dislexia, como que el niño aprende palabras nuevas a un ritmo lento en comparación con otros e incluso que empieza a hablar tarde, le cuesta aprender canciones, tiene problemas para recordar el nombre de los colores, confunde palabras que suenan similares o muestra problemas para formar palabras.

Ya en la edad escolar, los síntomas se hacen más notorios y es el profesor el primero que, generalmente, detecta el problema. El niño tendrá un nivel de lectura muy por debajo del esperado para su edad, evitará tareas que impliquen leer, tendrá problemas para deletrear palabras, le costará comprender y procesar aquello que escucha, tendrá dificultades para recordar secuencias, le costará encontrar similitudes y diferencias entre palabras y mostrará serios problemas para pronunciar palabras desconocidas.

Además, hay que tener en cuenta que la dislexia no tiene cura y que dura de por vida, con unos síntomas en adultos muy similares en niños pero que se adaptan al contexto de la vida profesional y personal de las personas mayores. De todos modos, una detección precoz (hay veces que el problema pasa inadvertido durante años) es clave para garantizar un pronóstico mejor.

Las técnicas educativas, los planes académicos individualizados y el apoyo de los padres y tutores son importantes en el tratamiento de la dislexia para, dentro de las dificultades inevitables, mejorar la situación y, sobre todo, reducir el riesgo de que surjan complicaciones como bajo rendimiento académico, problemas sociales (puede afectar a la autoestima y la confianza) y problemas en la adultez que derivan tanto de los problemas académicos en la infancia como del impacto a nivel social.

La dislexia, que, como hemos dicho, afecta a entre el 10% y el 15% de la población (entre un 5% y un 8% de los niños en edad escolar presentan este problema), es de causa parcialmente desconocida. Sabemos que el componente genético es muy importante (con cierto factor hereditario) y que el nacimiento prematuro, el bajo peso al nacer, la exposición a nicotina (y otras drogas) durante el embarazo y las diferencias físicas en el cerebro son factores de riesgo, pero las causas exactas siguen sin estar claras.

Dislexia qué es

¿Qué clases de dislexia existen?

Ahora ya hemos entendido las bases clínicas de la dislexia en general, pero como hemos dicho, no existe una única forma de dislexia. En realidad, este trastorno del aprendizaje puede manifestarse de distintas formas que analizaremos a continuación. Veamos, pues, qué tipos de dislexia existen.

1. Dislexia fonológica

La dislexia fonológica es aquella que se debe a un mal funcionamiento de la ruta fonológica, la capacidad neurológica que constituye la vía indirecta que usamos para la conversión grafema-fonema para acceder al léxico. En condiciones normales, cuando leemos una palabra conocida, asociamos esa imagen con un sonido y la leemos sin necesidad de interpretar la regla de pronunciación. En esta forma de dislexia, esta ruta léxica está dañada.

Se producen problemas en la decodificación de palabras desconocidas o largas, dificultades de lexicalización, errores visuales (leer “casa” donde dice “caso”) o en los derivados de palabras. Aun así, no presentan tantos problemas en la lectura de palabras que les son familiares.

2. Dislexia superficial

La dislexia superficial es aquella que se debe a un mal funcionamiento de la ruta visual, no de la ruta fonológica. Así, en este caso, no hay problemas en la conversión grafema-fonema, pero sí errores de omisión, adición o sustitución de letras. Se guían principalmente por la información auditiva, por lo que tienden a confundir palabras homófonas.

A diferencia de la anterior, donde hay problemas a la hora de dividir las palabras en partes, aquí hay dificultades en leer de manera global. Estas dificultades son más relevantes en la lectura de idiomas como el inglés, donde “no se escribe como se pronuncia”. De ahí que estas personas puedan tener dislexia en algunos idiomas pero no en su lengua materna si esta es, por ejemplo, el español.

3. Dislexia profunda

La dislexia profunda es aquella en la que hay una afectación a la ruta tanto visual como fonológica. Así pues, es una forma de dislexia mixta que, además de los errores propios de las dos clases anteriores, se presentan también errores semánticos. Es decir, la persona sustituye una palabra por otra que no tiene ningún parecido visual pero sí de significado (semántico).

Dislexia profunda

4. Dislexia leve

La dislexia leve es aquella que, si bien se manifiesta con dificultades en el aprendizaje en una o dos áreas académicas, la afectación es lo suficientemente baja como para compensarla con apoyo en la enseñanza tanto a nivel académico como a nivel emocional. Es una forma de dislexia con poco impacto en la vida escolar y personal, al tratarse de una manifestación leve del trastorno.

5. Dislexia moderada

La dislexia moderada es aquella que se encuentra a medio camino entre la leve y la grave. La afectación en las capacidades de aprendizaje en una o más áreas académicas es notable, por lo que las complicaciones en lo educativo y lo personal pueden ser importantes si no recibe un intensivo apoyo y técnicas educativas específicas. El niño, que tiene una manifestación más seria del trastorno, necesitará ayuda académica durante toda su vida escolar.

6. Dislexia grave

La dislexia grave es la manifestación más seria del trastorno. Hay dificultades graves en el aprendizaje que afectan a muchas áreas académicas. Necesitará, para toda su vida, adaptaciones y apoyo en lo académico, personal y profesional. El niño (y más tarde, el adulto) tendrá serias dificultades para realizar actividades que involucren la lectura.

7. Dislexia evolutiva

Por dislexia evolutiva entendemos aquella forma de dislexia que no viene causada por ninguna lesión cerebral específica. Es decir, no puede detectarse ninguna lesión física concreta en las regiones del cerebro involucradas en el procesamiento y manejo de las habilidades y aptitudes de lectura.

Conocida también como dislexia del desarrollo, es el tipo de dislexia más común y el que más se observa en niños en edad escolar. Se trata de una forma de dislexia en la que las dificultades del aprendizaje surgen por causas desconocidas (muy asociadas a la genética) pero relacionadas con trastornos de origen neurológico en las áreas del cerebro que controlan la lectura pero en ausencia de una lesión cerebral.

8. Dislexia adquirida

Por el contrario, la dislexia adquirida es aquella forma de dislexia que sí se debe a una lesión cerebral específica. En este caso, el origen de las dificultades en el aprendizaje sí que tienen una causa concreta: un traumatismo o lesión física en las áreas del cerebro que controlan las habilidades y aptitudes de lectura. Así pues, si bien puede aparecer en niños, también puede desarrollarse en adultos que de niños no habían presentado ningún problema de dislexia.

Dislexia adquirida
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