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Son muchos los aspectos biológicos y psicológicos que nos hacen humanos. Las personas somos una proeza de la evolución por muchos motivos, pero sin duda, el rasgo más importante, el que más nos diferencia de los animales y el que, por ende, ha permitido (para bien y para mal) que nos convirtamos en la especie dominante del planeta y en un animal que ha roto todas las fronteras que la naturaleza nos había puesto, es nuestra capacidad de aprender.
Desde que nacemos y a medida que nuestro cerebro va desarrollándose y madurando, adquirimos nuevos conocimientos que se implantan en nuestra mente y que nos dan no solo información acerca de ciertos temas, sino la posibilidad de relacionarnos con el medio y con las personas de nuestro alrededor de una forma increíblemente compleja.
El aprendizaje, pues, es la piedra angular de nuestra existencia. Aprendemos a hablar, a leer, a entender las emociones ajenas, a realizar razonamientos lógicos, a pensar de forma crítica, a practicar deportes, a tocar instrumentos, a dibujar, a escribir… La vida es un continuo aprendizaje y, por ende, este proceso mental de aprender es clave para nuestro desarrollo.
Ahora bien, ¿el aprendizaje se expresa de una única forma? No. Ni mucho menos. Estamos ante la que seguramente es la capacidad humana más compleja, por lo que ha sido necesario diferenciar distintas manifestaciones de la misma para así ver de cuántas formas diferentes podemos adquirir conocimiento; es decir, aprender. Y en el artículo de hoy, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, vamos a analizar las particularidades de cada uno de los tipos de aprendizaje.
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¿Qué es el aprendizaje?
El aprendizaje es el proceso mental a través del cual adquirimos conocimiento mediante la experiencia, la imitación, el ejercicio o el estudio. Así pues, aprender implica el uso de todas aquellas capacidades y habilidades humanas para asimilar información, conductas y valores, siendo así una de las funciones más importantes en los seres humanos.
Se trata de un proceso que, estando muy vinculado con el desarrollo personal y con la educación, permite a la persona adquirir conocimiento, asimilar informaciones, desarrollar habilidades o adoptar estrategias de comportamiento. En este sentido, entendemos el aprendizaje como toda aquella modificación de una actividad que no responde ni al crecimiento ni a la alteración del estado del organismo, sino a la adquisición de conocimiento.
Estos cambios, muy relacionados con la conducta, son perdurables en el tiempo y se generan a través de la experiencia y de asociaciones entre estímulo y respuesta. Por ello, la comunicación es un elemento esencial en el aprendizaje, pues nos permite obtener información del entorno y de cualquier contexto a través de otras personas.
A nivel neurofisiológico, las bases del aprendizaje siguen sin estar demasiado claras, pero sabemos que la máxima receptividad se da durante los primeros tres años de vida y que, de acuerdo a los indicios, se estima que está muy relacionado con la modificación de las conexiones sinápticas, es decir, las comunicaciones entre neuronas.
Los procesos de aprendizaje son dinámicos y son actividades totalmente individuales que, a su vez, dependen del contexto social y cultural en el que se encuentra la persona. Al mismo tiempo, todo el aprendizaje supone un cambio en la estructura física del cerebro, relacionándose, a su vez, con la memoria y con otros procesos cognitivos.
Por tanto, más allá de que aprender sea un fenómeno global que todos desarrollamos constantemente, sus bases psicológicas y fisiológicas son tremendamente complejas. No es de extrañar, pues, que para encontrar cierta calma dentro de este caos científico, haya sido una necesidad desarrollar una clasificación del aprendizaje de acuerdo a distintos parámetros. Y esto es precisamente en lo que vamos a profundizar a continuación.
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¿Qué tipos de aprendizaje existen?
Tras comprender, hasta donde es posible, las bases psicológicas y fisiológicas del aprendizaje, llega el momento de profundizar en el tema que nos ha reunido hoy aquí. Y es el de descubrir qué formas de aprender existen. Porque como hemos dicho, el aprendizaje, dependiendo de las vías por las cuales adquirimos conocimiento, puede clasificarse en distintos tipos. Veámoslos.
1. Aprendizaje explícito
El aprendizaje explícito es aquel en el que la persona tiene la intención de aprender y es consciente de que está realizando todo un proceso para adquirir conocimiento. Requiriendo de la activación de los lóbulos prefrontales, es aquel aprendizaje que desarrollamos, por ejemplo, cuando estudiamos.
2. Aprendizaje implícito
El aprendizaje implícito es aquel en el que la persona no tiene la intención de aprender y no es consciente de que está realizando un proceso de adquisición de conocimiento. Es el más “natural” y el que ejercemos, por ejemplo, al aprender a caminar o al hablar o al incorporar información simplemente escuchando a otras personas.
3. Aprendizaje asociativo
El aprendizaje asociativo es aquel en el que la persona aprende asociando dos estímulos entre sí o un estímulo y un comportamiento. Es decir, el aprendizaje emerge al relacionar ideas o conceptos entre ellos, cosa que nos lleva a aprender nuevas cosas acerca del entorno.
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4. Aprendizaje no asociativo
El aprendizaje no asociativo es aquel en el que la persona no aprende asociando estímulos o ideas, sino que un único estímulo es suficiente para cambiar nuestras respuestas al ser continuo y repetido. Así, se trata de una forma de aprendizaje muy vinculada a procesos de sensibilización y de habituación.
5. Aprendizaje colaborativo
El aprendizaje colaborativo es aquel en el que, en el contexto de un centro educativo, un maestro elige una temática y los alumnos deciden la metodología a seguir para que cada niño o joven desarrolle y destaque en sus propias habilidades. El profesor propone un problema y el alumno es el que decide cómo abordarlo.
6. Aprendizaje cooperativo
El aprendizaje cooperativo es aquel en el que, también en el contexto de un centro educativo, varios alumnos se juntan para abordar un problema en común y así, a través de la cooperación que da nombre a esta forma de aprender, llegar a un aprendizaje en común.
7. Aprendizaje significativo
El aprendizaje significativo es aquel en el que la persona recoge y organiza una información para, estableciendo relaciones con conocimientos previos que ya tenía, conseguir nuevas habilidades o conocimiento.
8. Aprendizaje basado en la experiencia
El aprendizaje basado en la experiencia es aquel que, como su nombre indica, emerge de la vivencia de sucesos en nuestra vida. Las experiencias y los acontecimientos que vivimos son una fuente de conocimiento que moldea nuestras habilidades y la visión que tenemos del mundo. A través de procesos de autorreflexión, la experiencia nos lleva a aprender de nuestros errores y a adoptar nuevas posturas ante lo que sucede a nuestro alrededor.
9. Aprendizaje emocional
El aprendizaje emocional es aquel que nos lleva a aprender a manejar, conocer y gestionar nuestras emociones y sentimientos. Así pues, aprender a relacionarnos mejor y de una forma más profunda con lo que sentimos es algo que nos lleva a crecer como personas, a favorecer nuestro desarrollo personal, a tener una visión más enriquecedora de la vida y a disponer de las suficientes herramientas para mejorar nuestras relaciones con los demás.
10. Aprendizaje observacional
El aprendizaje observacional es aquel que se desarrolla principalmente a través de procesos de imitación. Es decir, adoptamos un papel de observador cuando nos encontramos juntos a una persona que va a funcionar como modelo, de la cual, consciente o inconscientemente, vamos a aprender cosas o a imitar sus conductas o adoptar sus patrones de comportamiento. Es especialmente habitual entre los niños y sus padres.
11. Aprendizaje receptivo
El aprendizaje receptivo es aquel que sucede a través de un proceso de recepción impuesta de la información. Es decir, la persona, generalmente un alumno, recibe una información que debe aprender, ya sea para memorizarla o para comprender un contenido que va a necesitar para desarrollar sus habilidades académicas.
12. Aprendizaje memorístico
El aprendizaje memorístico es aquel que se basa en la memoria. Más que aprender y comprender, lo que hacemos es almacenar un contenido o una información concreta en nuestra mente para después, generalmente en el contexto de un examen o prueba académica, demostrar que hemos sido capaces de memorizar dicho contenido.
13. Aprendizaje por descubrimiento
El aprendizaje por descubrimiento es aquel que, lejos del receptivo y del memorístico, que por regla general son más impuestos, se basa en la propia voluntad de la persona, que movida por las ganas de aprender cosas acerca del mundo que la rodea, usa sus propios medios para conocer nuevas informaciones.
14. Aprendizaje social
El aprendizaje social es aquel en el que la persona moldea su comprensión del mundo y adquiere conocimientos a través de un proceso de interacción con otras personas, pero no de individuos particulares, sino de la sociedad en su conjunto. De forma inconsciente, el entorno social en el que vivimos moldea nuestro aprendizaje. Y esto es a lo que se refiere esta forma de aprender.
15. Aprendizaje online
El aprendizaje online hace referencia a todos aquellos mecanismos para aprender que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Y es que en pleno siglo XXI, el aprendizaje se ha desplazado al mundo digital, donde Internet y los dispositivos electrónicos han cambiado por completo el mundo y han hecho que aprender sea mucho más sencillo y rápido que nunca.
