Los 7 tipos de Lumbalgia (causas, síntomas y tratamiento)

La lumbalgia es un trastorno musculoesquelético que se manifiesta con dolor en la zona baja de la espalda como consecuencia de daños morfológicos sobre los músculos. Veamos cómo se clasifica.

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El dolor de espalda es toda aquella molestia fisiológica de naturaleza dolorosa que experimentamos en la parte posterior del cuerpo troncal que se extiende desde la base del cuello y los hombros hasta la pelvis, siendo así un concepto muy amplio que cubre uno de los principales signos clínicos de muchos trastornos musculoesqueléticos, reumatológicos e incluso neurológicos que pueden padecerse en la espalda.

Y es que, sin lugar a dudas, siendo una región esencial para proteger la columna vertebral, mantenernos erguidos y hacer posible el desplazamiento, la espalda es una de las regiones del cuerpo que más expuesta se encuentra constantemente a esfuerzos físicos, malas posturas, malos gestos e incluso patologías o traumatismos.

No es de extrañar, pues, que las molestias en la espalda sean, después del resfriado, el principal motivo de consulta médica en países desarrollados y uno de los principales motivos de absentismo laboral y discapacidad. Pero de todos los trastornos que cursan con dolor de espalda, hay uno que, por incidencia, es especialmente relevante en el mundo de la clínica.

Hablamos de la lumbalgia, una patología osteomuscular que se manifiesta con dolor en la zona baja de la espalda como consecuencia de, generalmente, daños morfológicos sobre los músculos de la región lumbar. Y en el artículo de hoy y, como siempre, de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, vamos a indagar en la naturaleza clínica de la lumbalgia, analizando sus causas, síntomas, tratamiento y, sobre todo, clasificación.

¿Qué es la lumbalgia?

La lumbalgia es un trastorno musculoesquelético que cursa con dolor en la región lumbar de la espalda, aquella zona que nace después de las costillas y que se prolonga por la parte inferior de la espalda hasta llegar a la región sacra. La región lumbar de la espalda está compuesta por un total de cinco vértebras (de la L-1 hasta la L-5) y es la zon más maciza y robusta de la columna vertebral.

Esta región lumbar se encarga de soportar la mayor parte del peso corporal y de recibir todos los impactos generados al correr, saltar, andar, etc, al tiempo que libera de tensión a las otras partes de la columna vertebral más especializadas en proteger órganos internos. Así, no es de extrañar que la mayoría de lesiones y molestias se concentren en esta zona.

De hecho, la lumbalgia, con una incidencia de más del 80% (8 de cada 10 adultos van a sufrirla en algún momento de su vida), es la enfermedad osteomuscular más frecuente del mundo. Y tanto es así que se usa casi como sinónimo de “dolor de espalda”, aunque este, como ya hemos mencionado, es un síntoma de otros muchos trastornos.

En la lumbalgia, debido a golpes, caídas, levantamiento de objetos pesados con una mala técnica, traumatismos, malas posturas, posiciones incorrectas al estar sentado, malos gestos, etc, los músculos de la región lumbar de la espalda se resienten y sufren daños o contracturas (contracción involuntarias de las fibras musculares), algo que deriva en la sintomatología de la patología. Cabe destacar, sin embargo, que en un pequeño porcentaje, esta surge no por daños en el sistema muscular, sino por alteraciones congénitas en la columna vertebral sin, eso sí, afectación en el sistema nervioso.

El dolor en la zona baja de la espalda es el principal y, en muchos casos, único síntoma. Y aunque la mayoría de casos son agudos, de duración corta, relacionados con pequeñas lesiones musculares y tratables simplemente con reposo (pero no permaneciendo tumbado, pues es contraproducente) o con analgésicos de venta libre, lo cierto es que no todos los casos son iguales. Por ello, es esencial conocer la clasificación de la lumbalgia.

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¿Qué clases de lumbalgia existen?

Como hemos dicho, la lumbalgia es un trastorno osteomuscular que cursa con dolor en la zona baja de la espalda por, generalmente, daños en los músculos de esta región lumbar. Ahora bien, dependiendo tanto del origen como duración del cuadro de dolor, la lumbalgia puede tomar distintas formas. Y a continuación vamos a indagar en las bases clínicas de las principales.

1. Lumbalgia aguda

La lumbalgia aguda es aquella en la que el dolor en la parte baja de la espalda aparece de forma súbita, con una sintomatología repentina que no se prolonga más de 15 días. Es decir, si mejora por sí sola o con tratamiento en menos de medio mes, estamos ante un cuadro agudo.

2. Lumbalgia subaguda

La lumbalgia subaguda es aquella en la que el dolor en la parte baja de la espalda también aparece de forma súbita, pero en este caso la sintomatología dura entre 15 y 30 días. Es decir, si el cuadro se prolonga más de dos semanas pero menos de un mes, estamos ante un cuadro subagudo.

3. Lumbalgia crónica

La lumbalgia crónica es aquella en la que no hay un súbito dolor de aparición repentina, sino que se trata de un malestar doloroso más continuo y de naturaleza más difusa que, además y a diferencia de los dos anteriores, no mejora por la noche e incluso puede empeorar. Esto coincide con aquella lumbalgia que se prolonga más de 30 días. Es decir, persiste pasado el mes desde el primer síntoma.

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4. Lumbalgia inespecífica

Por lumbalgia inespecífica entendemos aquel caso en el que no podemos localizar la causa exacta detrás del dolor en la zona lumbar de la espalda. Representa aproximadamente el 80% de los casos, así que la mayoría de cuadros de lumbalgia son de causa parcialmente desconocida. Suele estar relacionada con malos gestos, malas posturas, malestar psicológico, obesidad, etc, pero no hay un desencadenante claro del problema. El tratamiento va enfocado, pues, a aliviar el malestar mientras el propio cuerpo se recupera.

5. Lumbalgia específica

El 20% restante de los casos corresponden a la lumbalgia específica, aquella en la que sí que se puede localizar la causa exacta detrás del dolor en la zona lumbar de la espalda. Es decir, se consigue localizar una enfermedad subyacente que explica el trastorno. La inmensa mayoría de veces, se trata de una afección “leve” como puede ser la osteoporosis, la artrosis, una hernia discal, la estenosis vertebral (un estrechamiento del canal de la médula espinal) o la artritis degenerativa. El tratamiento, pues, va enfocado a corregir el problema de fondo.

6. Lumbalgia mecánica

Además de en inespecífica o específica, la lumbalgia también se puede clasificar en mecánica y no mecánica. La lumbalgia mecánica, que representa el 90% de los casos, es aquella que se debe a daños morfológicos asociados a malas posturas, golpes, caídas, malos gestos y, en definitiva, cualquier afección que dañe el sistema muscular. La sintomatología aparece durante el movimiento y mejora con el reposo, estando muy asociado a los cuadros agudos y subagudos.

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7. Lumbalgia no mecánica

La lumbalgia ciática, que representa el 10% restante de los casos, es aquella que no se debe a daños morfológicos en los músculos u otros componentes del sistema locomotor, sino a trastornos en otros sistemas del cuerpo. Así, la lumbalgia puede aparecer a causa de infecciones (bacterias o virus colonizando las vértebras de la región lumbar), tumores, daños en órganos internos de la región (especialmente sistema digestivo y urinario, por localización) o inflamación de las articulaciones de las vértebras lumbares.

En este caso, no mejora con el reposo e incluso puede empeorar durante la noche, estando así más asociado con los casos crónicos de lumbalgia. Esto explica que tanto el diagnóstico como el tratamiento sea más complejo que en el caso de la lumbalgia mecánica.

8. Lumbociática

La lumbociática es aquella forma de la enfermedad que surge como una combinación entre esta patología y la ciática. Es decir, es una forma de lumbalgia que se desarrolla como consecuencia no de lesiones mecánicas o de daños en las vértebras, sino a raíz de una compresión del nervio ciático, el cual se extiende desde la parte inferior de la espalda hasta abajo de cada pierna.

La ciática tiene una incidencia de apenas el 2%, así que aquella situación en la que se combinan ambos trastornos es estadísticamente extraña. Aun así, en la lumbociática, la lesión del nervio ciático hace que se manifieste dolor en la parte baja de la espalda pero sin afectación a las piernas. A diferencia de la ciática propiamente dicha, no hay un pinzamiento en las extremidades inferiores. Así, se trata de un cuadro de lumbalgia pero con el origen nervioso de la ciática.

Cabe destacar que el dolor es realmente discapacitante, aunque, por suerte, los medicamentos analgésicos suelen ser de ayuda para aliviar la sintomatología. Además, al tratarse de una compresión del nervio ciático, a diferencia de los casos generales crónicos de lumbalgia, aquí puede contemplarse, si estamos ante un caso especialmente grave, una intervención quirúrgica para curar la ciática. Eso sí, evidentemente la cirugía debe reservarse como último recurso, siendo una alternativa para casos severos donde el dolor limita la calidad de vida del paciente.

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