Efecto invernadero: qué es y relación con el cambio climático

El efecto invernadero es un proceso natural e imprescindible para la vida a través del cual determinados gases atmosféricos retienen la radiación solar. El problema es que estamos rompiendo este equilibrio.

Efecto invernadero

La Tierra, a nivel geológico, no es más que una roca de 12.742 kilómetros de diámetro que gira a una velocidad media de 107.280 km/h alrededor del Sol, describiendo una órbita elíptica de 930 millones de km de diámetro. Visto así, nuestro hogar parece de todo menos un hogar.

Y es que lo que hace que la Tierra sea, por ahora, el único planeta en el que la existencia de vida está confirmada es que todos sus ecosistemas se encuentran en perfecto equilibrio. Todas las condiciones de cercanía al Sol, tamaño, temperatura, presión y composición atmosférica han permitido que existamos nosotros y todos los otros seres vivos con los que compartimos este maravilloso mundo.

Y entre la infinidad de procesos que permiten que la Tierra sea un planeta habitable destaca, sin duda, el efecto invernadero. Considerado erróneamente como una consecuencia negativa del cambio climático, el efecto invernadero en realidad es un fenómeno natural causado por determinados gases atmosféricos y que permite calentar la superficie terrestre de tal modo que las temperaturas medias en la Tierra sean óptimas para la vida.

Pero, ¿qué es exactamente el efecto invernadero? ¿Cuáles son los gases de efecto invernadero? ¿Qué pasaría si no existiera este fenómeno? ¿Cuál es su relación con el cambio climático? ¿Puede convertirse en algo peligroso si sigue aumentando? En el artículo de hoy y de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, responderemos a estas y otras muchas preguntas acerca del famoso (y a veces malinterpretado) efecto invernadero.

¿Qué es el efecto invernadero?

El efecto invernadero, también conocido como greenhouse effect, es, en resumidas cuentas, un proceso natural que sucede a nivel atmosférico y que calienta la superficie de la Tierra. Se trata de un fenómeno que permite que, de forma global, la temperatura terrestre sea cálida y estable, sin grandes diferencias entre la noche y el día y haciendo que esta se encuentre en unos rangos óptimos para la vida.

Este efecto invernadero es producido gracias a los conocidos como gases de efecto invernadero (GEI), los cuales se encuentran tienen la capacidad de absorber la radiación solar térmica e irradiarla en todas las direcciones de la atmósfera terrestre, cosa que contribuye al calentamiento de la superficie terrestre y de las capas atmosféricas inferiores.

Pero, ¿en qué consiste realmente? Para responder a esta pregunta, debemos entender el proceso que sigue la radiación solar en su viaje hacia la Tierra. Cuando esta luz solar llega a la atmósfera terrestre, una parte importante (aproximadamente el 30%) es reflejada de nuevo al espacio.

El 70% restante de esta radiación atraviesa la atmósfera e incide, con su poder calorífico, sobre la superficie terrestre, calentando tanto la tierra como los océanos, mares, ríos, etc. Y este calor que se genera en la superficie sólida o líquida de la Tierra es irradiada de nuevo hacia el espacio.

Y de no suceder el efecto invernadero, perderíamos todo este calor. Pero, afortunadamente, es aquí donde entran en juego los gases de efecto invernadero. Parte de esta energía calorífica procedente del calentamiento de la superficie terrestre es absorbida por estos gases, los cuales son principalmente el dióxido de carbono (CO2), el vapor de agua (H20), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono (O3), además de los clorofluorocarbonos (CFC), pero estos tienen un origen artificial y, por suerte, su uso está prohibido desde 1989..

Estos gases de efecto invernadero representan, en global, menos del del 1% de la composición atmosférica. Y el vapor de agua ya representa casi el 0,93%, por lo que los otros son menos de un 0,07% de la cantidad de gases de la atmósfera. Y aun así, son absolutamente esenciales.

Y es que parte de este calor que ha rebotado sobre la superficie terrestre queda atrapado en la atmósfera gracias a estos gases de efecto invernadero, los cuales, por su estructura molecular y propiedades químicas, absorben la energía calorífica y la emiten en todas las direcciones de la atmósfera, impidiendo que toda regrese al espacio y estimulando que parte de ella regrese a zonas inferiores de la atmósfera.

Esto es lo que permite el calentamiento de la superficie terrestre y que las temperaturas globales de la Tierra sean lo suficientemente cálidas como para permitir el desarrollo de la vida. En esto se basa el efecto invernadero: en evitar que todo el calor del Sol regrese al espacio y que lo perdamos. Los gases de efecto invernadero retienen el calor que necesitamos para sobrevivir. Entonces, ¿a qué viene su mala fama? Porque los seres humanos, a través de nuestras actividades, estamos rompiendo el equilibrio.

Qué es efecto invernadero

Efecto invernadero, cambio climático y calentamiento global: ¿quién es quién?

El efecto invernadero es, como hemos visto, esencial para la vida. El problema es que los seres humanos estamos convirtiendo a este efecto invernadero en nuestro enemigo. Y es que la intensificación de este fenómeno es lo que está derivando en el calentamiento global que, a su vez, está provocando que nos encontremos ante un peligroso cambio climático.

El efecto invernadero se está convirtiendo en algo dañino para los ecosistemas de la Tierra por un motivo muy simple: estamos haciendo que los niveles de gases de efecto invernadero estén muy por encima de los valores óptimos.

¿Qué está pasando entonces? Si hay más cantidad de gases de efecto invernadero, es evidente que se absorberá mayor proporción de energía calorífica. Es decir, más parte del calor que ha rebotado sobre la superficie terrestre será atrapado en la atmósfera y menos parte regresará al espacio. Y al retener más calor, las temperaturas globales aumentarán. Y el incremento de las temperaturas o calentamiento global es lo que desencadena el cambio climático.

La quema de combustibles fósiles es la principal responsable de la intensificación del efecto invernadero. El petróleo, el carbón o el gas natural contienen un dióxido de carbono que ha estado “encerrado” en la corteza terrestre durante millones de años. Y con su quema (por actividades industriales o por los vehículos motorizados), estamos liberando todo este dióxido de carbono.

Desde que empezara la era industrial, los niveles atmosféricos de dióxido de carbono han aumentado un 47%. En la atmósfera, hay casi un 50% más de uno de los gases que contribuye a la retención de calor. Por lo tanto, el efecto invernadero es mucho más intenso de lo que debería.

Pero la cosa no termina aquí. La deforestación de bosques y selvas del mundo también están contribuyendo al aumento del dióxido de carbono, pues hay menos árboles que lo absorban. Y no solo eso, sino que si quemamos dichos árboles, directamente estamos liberando más dióxido de carbono por la combustión de la madera.

Y ya hemos visto que el dióxido de carbono no es el único gas de efecto invernadero. Tenemos también, por ejemplo, el óxido nitroso. Y debido tanto a la intensa actividad agrícola como al uso de fertilizantes (que contienen nitrógeno), responsables del 64% de las emisiones de este óxido nitroso, los niveles de este gas en la atmósfera están aumentando a un ritmo vertiginoso. Y no olvidemos que, en su papel como gas estimulador de la retención de calor, es 300 veces más poderoso que el dióxido de carbono.

Por no hablar de los CFC, los gases clorofluorocarbonados. Estos gases (que estaban presentes en aerosoles y pinturas) son 23.000 veces más potentes que el dióxido de carbono como gases de efecto invernadero. Y a pesar de que, debido a esto y a su papel en la destrucción de la capa de ozono, su uso se haya reducido en un 99% desde 1989, tienen una permanencia en la atmósfera de más de 45 años. Por ello, pese a que a actualmente sus niveles desciendan en un 1% cada año, siguen estando ahí arriba.

Y si ya hablamos del impacto de la ganadería, tenemos que recordar que el consumo masivo de carne es, a nivel medioambiental, un auténtico desastre para la Tierra. El sector ganadero es responsable no solo del 9% de las emisiones de dióxido de carbono, sino de hasta el 40% de las de metano, otro gas de efecto invernadero.

Como vemos, la actividad industrial que necesitamos para seguir con nuestro ritmo de vida está provocando la emisión continua de gases de efecto invernadero a la atmósfera, haciendo que se intensifique esta retención de calor. Pero, ¿cuáles son las consecuencias de esto?

Calentamiento global efecto invernadero

Consecuencias de la intensificación del efecto invernadero

1 °C. Esto es lo que ha aumentado la temperatura media de la Tierra desde que empezó la era industrial. Desde entonces, hemos sido responsables de una intensificación del efecto invernadero que ha derivado en un calentamiento global en el que la temperatura media terrestre se ha incrementado en un grado.

Puede parecer poco, casi anecdótico. Pero un “solo” grado de más ha hecho que estemos experimentando ya las consecuencias de un cambio climático cuyos responsables son, por primera vez en la historia de la Tierra, unos seres vivos: los humanos.

El calentamiento global debido a la intensificación del efecto invernadero por la incontrolada emisión de gases de efecto invernadero es una realidad que tiene, en el cambio climático, su principal manifestación. Y solo hace falta ver las innegables evidencias que lo demuestran.

Cada década, hay un incremento de 0,2 °C en la temperatura media de la Tierra, los océanos se están acidificando (porque están absorbiendo 2.000 millones de toneladas de dióxido de carbono más de lo que deberían), hay menos récords de bajas temperaturas y muchos de altas temperaturas, 300.000 millones de toneladas de hielo se derriten cada año (las capas de hielo antárticas y árticas se están encogiendo), el agua de los océanos cada vez está más caliente (en los últimos 40 años ha subido 0,2 °C de media), suceden más eventos climáticos extremos (como huracanes), la nieve se derrite antes, cada día se extinguen 150 especies, los ecosistemas se están desertificando (por la disminución en las tasas de precipitación y el nivel del amor ha aumentado 20 centímetros en los últimos 100 años.

1 °C. Un simple grado de más causado por la intensificación del efecto invernadero ha sido responsable de todas estas consecuencias asociadas al cambio climático. Desestabilizar el efecto invernadero ha provocado una reacción en cadena que ha roto el equilibrio entre todos los niveles geológicos de la Tierra.

El cambio climático es la consecuencia ambiental del calentamiento global de origen antropogénico provocado por la emisión de gases de efecto invernadero que han incrementado peligrosamente los niveles atmosféricos de dichos gases.

Y se estima que de no actuar ya y detener la intensificación del efecto invernadero, en el año 2035 entraremos en un punto de no retorno en el que no podemos impedir que, de cara a 2100, la temperatura media de la Tierra aumente 2 °C más. ¿Qué consecuencias tendrá esto? Esperemos, por el bien de todos, que nunca lleguemos a saberlo.

Efecto invernadero gases
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