15 curiosidades y datos interesantes del sistema inmune

Los seres humanos somos muchísimo más que la suma de las 30 millones de millones de células que constituyen nuestro cuerpo. Somos una máquina casi perfecta en la que los diferentes sistemas del organismo trabajan de forma coordinada para hacer posible el desarrollo de las funciones fisiológicas más complejas y mantenernos con vida.

Pero nada de esto serviría sin un sistema encargado de protegernos de las millones de amenazas que, a todas horas, están acechándonos. Vivimos en constante contacto con miles de millones de microorganismos patógenos diseñados para infectar y colonizar alguna parte de nuestro cuerpo. A todas horas y en cualquier lugar, gérmenes están atacándonos.

Y si enfermamos con relativamente poca frecuencia es porque disponemos de uno de los sistemas biológicos más asombrosos de la naturaleza: el sistema inmune. El conjunto de órganos, tejidos y células especializadas diseñado para detectar y neutralizar las amenazas biológicas y químicas que amenazan a nuestro organismo.

El sistema inmunológico es la defensa natural de nuestro cuerpo. Un sistema asombroso que encierra secretos increíbles y que nosotros, en el artículo de hoy y de la mano de las más prestigiosas publicaciones científicas, recogeremos, analizaremos y utilizaremos para descubrir los datos más interesantes y curiosos acerca del sistema inmunitario humano.

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¿Cuáles son los datos más curiosos e interesantes sobre el sistema inmunitario?

El sistema inmune, inmunológico o inmunitario es aquel que detecta y neutraliza todas aquellas sustancias biológicas o químicas cuya presencia en el interior del organismo puede provocar daños en el mismo. Así pues, se trata de la defensa natural del cuerpo humano ante infecciones por parte de bacterias, virus, hongos y parásitos, así como una barrera ante la entrada de sustancias químicas peligrosas.

A nivel fisiológico, es uno de los sistemas del cuerpo humano más complejos, pues nace de la coordinación de distintos órganos y de la actuación de las células inmunitarias, un conjunto de células muy variado que trabajan constantemente para neutralizar las amenazas que invaden nuestro cuerpo. Y cuanto más aprendemos sobre él, más nos damos cuenta de lo asombroso que es. Y con estas curiosidades, quedará más que claro.

1. El estrés afecta al modo cómo trabaja

Experimentar estrés emocional viene ligado a un incremento en los niveles de cortisol, una hormona que, a valores demasiado altos, puede provocar una disminución de la actividad del sistema inmunitario. De ahí que convivir con estrés nos pueda hacer más propensos a enfermar, pues nuestras defensas naturales no están trabajando al máximo rendimiento.

2. Las alergias son el resultado del sistema inmune reaccionando incorrectamente

Las alergias se deben a una desregulación del sistema inmunitario. Surgen por una desmedida reacción inmunológica ante la exposición a una sustancia (alérgeno) que no tiene por qué ser dañina ni peligrosa para el cuerpo. El sistema inmune, por errores en su “programación”, cree que una partícula es peligrosa cuando en realidad no lo es.

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3. El sistema inmune se puede atacar a él mismo

Las enfermedades autoinmunes son aquellas patologías en las que, debido a trastornos de origen genético, las células inmunitarias atacan a órganos y tejidos sanos del organismo, pues consideran que las propias células del cuerpo son sustancias extrañas que deben ser neutralizadas. La celiaquía, la diabetes tipo 1, el lupus, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, etc, son ejemplos de trastornos autoinmunes.

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4. Ser demasiado limpio puede afectar al sistema inmune

Es normal que pensemos que la higiene es una forma de mantener nuestra salud. Y esto es así siempre y cuando no haya un exceso de la misma. Protegernos demasiado del contacto con los gérmenes del entorno puede hacer que, especialmente en la infancia, el sistema inmunitario no madure como es debido. Para desarrollar inmunidad a los patógenos, debemos exponernos a ellos.

5. Dormir mal disminuye su eficacia

Dormir es esencial para regenerar los órganos y tejidos del organismo. Y el sistema inmune no es una excepción. Cuando no descansamos lo suficiente, las células inmunitarias reducen su rendimiento, haciéndonos más susceptibles de enfermar a causa de infecciones. De hecho, una de las principales complicaciones del insomnio son los daños a nivel de actuación del sistema inmunológico.

6. La flora intestinal estimula al sistema inmunológico

Nuestros intestinos son el hogar de cerca de un millón de millones de bacterias beneficiosas pertenecientes a unas 40.000 especies distintas. Y estas, lejos de ser dañinas para la salud, cumplen con importantes funciones. Y una de ellas es la estimulación del sistema inmune, pues su presencia hace que, pese a que sean bacterias beneficiosas, este siempre tenga que estar alerta.

Por la presencia de todos estos microorganismos, el sistema inmunitario nunca se relaja, estando siempre controlando estas poblaciones de bacterias para que no crezcan demasiado. Así pues, cuando llegue un patógeno real, el sistema inmunitario ya estará en caliente para luchar, pues no se ha “dormido” en ningún momento.

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7. El sistema inmune ataca también a los tumores

El sistema inmunitario no solo nos protege de las infecciones. También nos defiende del desarrollo de tumores. Los linfocitos T CD8+, un tipo de glóbulos blancos, se encargan de reconocer y matar las células cancerosas. A lo largo de nuestra vida, muchas células se convierten en cancerosas a causa de mutaciones genéticas, pero no llega a desarrollarse un tumor maligno como tal gracias al sistema inmunológico. Por desgracia, no siempre son capaces de detener esta situación.

8. El “síndrome del niño burbuja” es real

El famoso “síndrome del niño burbuja”, que se hizo famoso a raíz de la película de 1976 protagonizada por John Travolta, no es ninguna creación ficticia. Es una realidad. La inmunodeficiencia combinada severa (SCID) es una enfermedad genética rara que afecta a 1 de cada 100.000 personas y en la que los valores de linfocitos T son escasos e incluso nulos, haciendo que el paciente sea tremendamente sensible a contraer enfermedades infecciosas.

9. En la Antigua Grecia ya se “sabía” de su existencia

Los primeros conocimientos sobre el sistema inmune humano datan de hace más de 2.000 años. De hecho, en la epidemia de viruela de atenas del año 430 a.C., los científicos griegos ya se dieron cuenta de que quienes habían superado la enfermedad, no la contraían una segunda vez. Fue la primera vez en la que se habló de lo que más tarde conoceríamos como “inmunidad”.

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10. Muchos de los síntomas de una enfermedad se deben a su actuación

Cuando estamos enfermos, la mayoría de los síntomas no se deben a los daños que el patógeno nos está provocando, sino a la propia actuación del sistema inmunitario. Y dos de los principales signos clínicos de infección, la fiebre y la inflamación, están causados por el sistema inmunológico. La fiebre estimula el metabolismo y la inflamación es una respuesta a la colonización del germen de una región del cuerpo.

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11. Las mujeres tienen más probabilidades de sufrir enfermedades autoinmunes

No se sabe por qué pero las anteriormente descritas enfermedades autoinmunes tienen una incidencia mayor entre las mujeres. Se estima que entre el 5% y el 8% de la población sufre un trastorno autoinmune. Y de estos, aproximadamente el 75% son mujeres. Es decir, 3 de cada 4 casos de enfermedad autoinmune se detecta en mujeres.

12. Los glóbulos blancos son los “soldados” del sistema inmune

Los glóbulos blancos son las células especializadas del sistema inmunitario. Son los soldados que patrullan la sangre y la linfa para protegernos de las amenazas tanto externas como internas. Existen muchos tipos distintos, cada uno de ellos con sus particularidades: linfocitos B, linfocitos T, macrófagos, células dendríticas, células natural killer, neutrófilos, basófilos y eosinófilos.

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13. El apéndice es importante en su actuación

El apéndice, una estructura alargada y de pequeño tamaño que se encuentra adherida al intestino grueso, pese a ser un órgano vestigial, las últimas investigaciones señalan que podría estar involucrado en la estimulación del sistema inmunitario, aunque fuera de forma indirecta, pues parece albergar las conocidas como células linfoides innatas que ayudan a repoblar las poblaciones bacterianas intestinales después de una infección o del consumo de antibióticos.

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14. Tomar el sol mejora su funcionamiento

Tomar el sol (siempre con moderación, por supuesto) estimula la producción de vitamina D, una sustancia que resulta esencial para, entre otras muchas funciones fisiológicas del cuerpo humano, estimular la actuación del sistema inmunitario. De hecho, los niveles bajos de vitamina D están estrechamente asociados con las disfunciones inmunológicas.

15. Podemos vivir sin bazo

El bazo es el principal órgano linfoide secundario. Se trata de una pequeña estructura ubicada por debajo del estómago y al lado del páncreas que participa en la actuación del sistema inmune. Y es que el bazo es una fábrica de anticuerpos que, después de que se le presenten los antígenos correspondientes, empieza a producir estas moléculas para que la respuesta inmune suceda de forma efectiva.

Al tratarse de un “almacén” de anticuerpos, sin él perdemos la inmunidad a muchas enfermedades distintas. Con traumatismos graves (sobre todo por accidentes de tráfico) puede romperse, algo que requiere de una extirpación para evitar complicaciones mortales. De todos modos, pese a que perdamos nuestro “disco duro de inmunidad” y que, por tanto, seamos más susceptibles de enfermar (especialmente los dos primeros años tras la esplenectomía), se puede vivir sin este órgano.