¿Cuál es el tiempo de vida promedio de un espermatozoide?

Los gametos masculinos son encargados de fecundar el óvulo, pero, ¿cuánto tiempo sobreviven después de la eyaculación? Depende de muchos factores que analizaremos en este artículo.

Tiempo vida espermatozoide

Desde que el inventor de los primeros microscopios, Antoni van Leeuwenhoek, los visualizara en 1679, los espermatozoides se han convertido en una de las células cuyo estudio es más interesante, pues no solo permiten, junto a los óvulos, la reproducción de la especie humana, sino que tienen ciclos de vida apasionantes.

Como bien sabemos, el espermatozoide es la célula sexual masculina y es encargada de fecundar el óvulo, la célula sexual femenina (es 10.000 veces mayor que él), permitiendo así la formación de un zigoto con un genoma derivado de ambos padres y que se desarrollará hasta dar lugar a una nueva vida humana.

Estos espermatozoides están presentes en el semen (conforman entre el 5% y el 10%), un líquido blanquecino con sustancias que nutren a estas células. En una eyaculación promedio (entre 1 y 5 ml), se liberan unos 250 millones de espermatozoides.

Pero, ¿por qué tal cantidad? Pues porque el 99% de ellos morirán antes de llegar a las trompas de Falopio. Dependiendo de distintos factores, los espermatozoides vivirán más o menos. Y esto es precisamente lo que investigaremos en el artículo de hoy.

¿Qué es un espermatozoide?

Un espermatozoide es una célula sexual (gameto) masculina, por lo que se trata de una célula haploide (ahora veremos qué significa esto) generada en las gónadas masculinas, es decir, los testículos. Se trata de células altamente especializadas en fecundar el óvulo femenino, de ahí su forma característica, que le permite realizar un movimiento activo.

Producidos durante toda la vida adulta (a diferencia de los óvulos), los espermatozoides son, junto a estos óvulos, las células sexuales que permiten la reproducción. Y la permiten precisamente por esta característica que hemos mencionado de ser haploides.

Sea como sea, los espermatozoides son células flageladas de pequeño tamaño (miden menos de 60 micrómetros de longitud) en comparación con el óvulo, que, con sus 0,14 milímetros de tamaño (puede llegar a ser visible al ojo humano), es la célula humana más grande.

Los espermatozoides están compuestos de una cabeza y de una cola contenidas dentro de una misma membrana plasmática que las protege del medio externo, el cual, como veremos, es inhóspito para ellos.

La cola es un flagelo de unos 50 micrómetros con microtúbulos que permiten el desplazamiento activo de la célula y que se muevan a una velocidad de 3 milímetros al minuto, algo realmente rápido si tenemos en cuenta su tamaño.

La cabeza, por su parte, es una estructura parcialmente esférica que alberga el núcleo de la célula, el lugar donde está contenida la información genética (haploide) que se “juntará” con la del óvulo para permitir la fecundación. Además, gracias a la liberación de enzimas a través de una vesícula presente en esta cabeza, los espermatozoides ya pueden penetrar el óvulo.

La espermatogénesis: ¿cómo se forman los espermatozoides?

Para entenderlo, pongámonos en contexto. Como bien sabemos, las células de cualquier parte de nuestro cuerpo tienen, en su núcleo, 23 pares de cromosomas. De ahí que se diga que la especie humana tiene un total de 46 cromosomas. En ellos, está toda la información necesaria para que todas y cada una de las células de nuestro cuerpo (desde una neurona hasta una célula muscular) puedan realizar sus funciones, desarrollen sus características propias y se dividan.

Y esto de tener “23 pares” significa que tienen dos cromosomas de cada uno, por lo que estas células se definen como diploides. Cuando estas tienen que dividirse (lo hacen continuamente, porque van muriendo y hay que renovar órganos y tejidos), realizan un proceso de división por mitosis, que, sin entrar demasiado en profundidad, da lugar a “clones”, es decir, simplemente se replica el ADN y la célula hija es “igual” (nunca es exactamente igual porque la replicación no es perfecta) a la célula progenitora. En esencia, la mitosis hace que una célula diploide dé lugar a otra diploide.

Ahora bien, en las gónadas masculinas (y femeninas) sucede algo distinto. Y es que en los testículos, una vez entrado en la pubertad, se realiza el proceso de espermatogénesis, que, como su propio nombre indica, consiste en la producción de espermatozoides. Y para realizarse, en lugar de hacer la mitosis propia del resto del cuerpo, tiene lugar un proceso distinto: la meiosis.

En este tipo de división celular, partiendo de una célula diploide (2n, con un par de cromosomas de cada uno de los 23), su material genético sufre un proceso de recombinación, es decir, cada uno de los cromosomas de cada uno de los pares se intercambian fragmentos de ADN, dando lugar a cromosomas nuevos y únicos. No hay ningún espermatozoide igual a otro.

Y, una vez ha pasado esto, cada cromosoma se separa de su pareja y cada uno va a una célula distinta, con lo que se consigue que estas células resultantes tengan la mitad de cromosomas, convirtiéndose así en células haploides (n) que, en lugar de 46 cromosomas, tienen, 23.

Por lo tanto, en la meiosis se consigue, además de mezclar el ADN para dar células genéticamente únicas, pasar de una célula diploide (con 46 cromosomas) a una haploide (con 23 cromosomas). En otras palabras, un espermatozoide contiene la mitad del ADN celular del padre y que, encima, está mezclado.

Pero, ¿qué tan importante es este proceso de obtención de una célula haploide? Pues, básicamente, es imprescindible no solo para la reproducción sexual (las bacterias simplemente hacen clones de forma asexual), sino para la vida tal y como la entendemos.

Y es que la clave de todo esto es que, llegado el momento de la fecundación, cuando el espermatozoide penetra el óvulo y los materiales genéticos se juntan, ¿qué ocurre? Exacto, que ambos gametos haploides, al unir su ADN, dan lugar a una célula diploide. 23 cromosomas vienen del padre y 23 de la madre, dando lugar así, por simples matemáticas, a 46 cromosomas.

Además, en la pareja de cromosomas sexuales (pueden ser X o Y), dependiendo de si en el espermatozoide había quedado el cromosoma X o Y, el cigoto resultante dará lugar a un niño o a una niña. Si cuando se unen queda XX, será niña. Y si queda XY, será niño.

Por lo tanto, el cigoto resultante será una “mezcla” de la información genética (que ya de por sí se ha recombinado en la formación de los gametos) tanto del padre como de la madre, cosa que explica que, aunque nos podamos parecer en algunos aspectos, seamos seres únicos.

El ciclo de vida de los espermatozoides: ¿cuánto viven?

Para entender cuánto viven, primero debemos analizar su ciclo de vida. Un hombre adulto produce millones de espermatozoides cada día, pero cada uno de ellos debe pasar por un proceso de maduración que dura entre 2 y 3 meses en el que va nutriéndose y creciendo y los “defectuosos” son eliminados.

Una vez han alcanzado la madurez y ya pueden fertilizar al óvulo, los espermatozoides migran al epidídimo, un conducto que conecta los testículos con los vasos por los que circula el semen, una sustancia blanquecina de naturaleza mucosa con compuestos nutritivos para las células y productos antimicrobianos que, además, facilita el movimiento de los espermatozoides.

Como hemos comentado, pese a que conforman menos del 10% de su contenido (el resto son proteínas y otras sustancias nutritivas), en una eyaculación promedio (1-5 ml) se expulsan hasta 250 millones de espermatozoides.

Sea como sea, después de entre 18 y 24 horas en el epidídimo, los espermatozoides, además de estar maduros (ya lo estaban antes de llegar), ya son perfectamente móviles. Pueden permanecer aquí durante un mes, aunque esto depende de muchos factores. Si no se eyacula durante este mes, los espermatozoides pierden su fertilidad.

Pero lo verdaderamente interesante es cuál es su esperanza de vida una vez abandonan el cuerpo masculino. Si se eyacula fuera de la vagina, generalmente tras masturbarse, los espermatozoides viven muy poco tiempo, lo que tarde en secarse el líquido seminal, que suelen ser unos pocos minutos.

Cuando se eyacula en el aparato reproductor femenino, la esperanza de vida es mayor, pero este tiempo que duran con vida depende, sobre todo, del momento del ciclo menstrual de la mujer. Lo que más determina la vida del espermatozoide es la acidez (el pH tiene que estar entre 7 y 7,5) y la temperatura (su óptima es de 37 - 37,5 ºC).

La vagina, para evitar la proliferación de microorganismos patógenos, es un ambiente ácido, con un pH por debajo de 6. Y esto, evidentemente, no es bueno para los espermatozoides, pues, como cualquier célula, es sensible a la acidez.

Esto hace que, fuera de los días de ovulación, el 99% de los espermatozoides mueran antes de llegar a las trompas de Falopio, de ahí que se tengan que expulsar tantos millones en cada eyaculación. Cuando la mujer no está en los días de ovulación, los espermatozoides, al tener la vagina un pH por debajo de 6, viven poco tiempo. De hecho, aunque depende cada caso concreto, la vida del espermatozoide cuando no está en ovulación, es de unas 24 horas y, como mucho, 48.

Ahora bien, cuando la mujer está en los días de ovulación, que es cuando es fértil, se prepara para la fecundación, por lo que el pH sube, es decir, la acidez en la vagina es menor. Esto hace que los espermatozoides se encuentren en condiciones más ideales, lo que permite que vivan más tiempo. En los días de ovulación, pueden vivir entre 2 y 5 días, siendo especialmente fértil las primeras 72 horas, es decir, los primeros tres días.

Entonces, ¿cuál es su tiempo de vida?

Como hemos visto, su esperanza de vida depende mucho de factores intrínsecos del hombre y del momento del ciclo menstrual de la mujer. En los testículos pueden sobrevivir hasta 4 meses, pero una vez se eyacula, empieza la cuenta atrás.

En resumen, si se eyacula fuera de la vagina los espermatozoides viven pocos minutos. Si se eyacula dentro, dependerá del momento del ciclo menstrual. Si no está en los días de ovulación, sobrevivirán unas 24 horas, como mucho dos días. Si está en los días de ovulación, pueden sobrevivir hasta 5 días, aunque su fertilidad máxima solo se mantiene las primeras 72 horas. Claro que si se congela, pueden sobrevivir durante varios años manteniendo su fertilidad.

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