Los 5 efectos del estrés en el cerebro

El estrés crónico puede afectar a la estructura y funcionamiento de nuestro cerebro y, además de hacernos perder habilidades, nos hace más propensos a padecer trastornos mentales.

Efectos estrés cerebro

Son muchas las personas que sienten estrés en su día a día. Muchos dirán que es un mal de las sociedades modernas, pero no es así, pues se trata de un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia. Un determinado grado de estrés puede estimular al organismo y permite que este alcance su objetivo, volviendo al estado basal cuando el estímulo ha cesado.

Sin embargo, el problema surge cuando el estrés se mantiene sostenido en el tiempo y se entra en un estado de resistencia. Ciertas circunstancias, como la sobrecarga de trabajo, las presiones económicas o sociales, se perciben de forma inconsciente como una amenaza. Nuestra vida no corre peligro, pero sin embargo, nuestro cuerpo reacciona como tal. Es entonces cuando se empieza a sentir una sensación de incomodidad, que si se prolonga puede llegar a causar un estado de agotamiento, con posibles alteraciones en nuestro organismo.

El estrés a largo plazo puede ser perjudicial para el organismo e incluso afectar desde el sistema inmunitario hasta el corazón. No es de extrañar, pues, que el cerebro también se pueda ver afectado por el estrés, dado que es órgano central de percepción. El cerebro es el que determina finalmente qué aspectos del mundo que nos rodea nos resultan amenazantes y por lo tanto, potencialmente amenazantes.

Hay estudios que indican que es estrés podría provocar pérdida de memoria o hacer disminuir su tamaño. Veamos de qué manera puede afectar el estrés a nuestro cerebro.

¿Qué es el estrés?

El estrés es un estado de tensión aguda que se produce cuando tenemos que reaccionar ante una situación que percibimos como amenaza. Cuando estamos estresados, pues, se activan distintas áreas de nuestro cerebro, como la amígdala, que se encarga de generar emociones; el hipocampo, que gestiona la memoria.

También se activa la corteza prefrontal, la cual regula procesos cognitivos, como la atención y la resolución de problemas, y el hipotálamo, una glándula endocrina que se encarga de relacionar la actividad cerebral con la producción hormonal con el fin de regular la actividad fisiológica con el resto del cuerpo.

Pese a las connotaciones negativas que se asocian con el estrés, el estrés puntual no siempre tiene que ser perjudicial, sino al contrario, pues el estrés puede ser crucial para la supervivencia individual.

Ante una posible amenaza, tanto física como psicológica, es necesario que el cuerpo y la mente respondan de manera rápida y precisa. Para esta respuesta es necesario el cortisol, una hormona que altera el metabolismo celular y a la vez moviliza las sustancias energéticas de reserva, las cuales permiten que los músculos reciban más energía y la puedan usar más rápidamente. En pocas palabras, el estrés prepara el cuerpo para que responda.

El estrés también afecta al cerebro. Concretamente, facilita que la atención se focalice en la posible amenaza, para poder anticipar nuestras reacciones tanto como sea posible. En este sentido, la capacidad de estresarnos puede resultar beneficiosa, pues nos permite reaccionar ante una situación peligrosa con más garantías de éxito.

Sin embargo, cuando hablamos de estrés crónico, la situación es diferente. Se ha visto que altera el equilibrio neuroquímico del cerebro, todo afectando las áreas antes comentadas, dificultando nuestro razonamiento y haciéndonos responder con más impulsividad. Hasta hace relativamente poco, se pensaba que estos efectos eran transitorios, pero diversas investigaciones muestran que el estrés prolongado puede producir alteraciones permanentes en las conexiones neuronales.

Estrés cerebro

¿Cuales son los efectos del estrés en el cerebro?

El estrés crónico puede implicar cambios en el funcionamiento y la estructura de nuestro cerebro, pues uno de los efectos del cortisol es disminuir la plasticidad neuronal. Veamos cuales son sus efectos:

1. Causa alteraciones en las neuronas

En un estudio realizado en la Universidad Rosalind Franklin, los investigadores observaron que el cortisol puede tener efecto tóxico sobre las neuronas del hipocampo. El hipocampo, a parte de ser una de una de las regiones asociadas a la memoria y el aprendizaje, también es una de las zonas donde se da la neurogénesis, la formación de nuevas neuronas.

El cortisol puede hacer disminuir la actividad de algunas neuronas del hipocampo o influir en la supervivencia de estas. En principio, algunos efectos se pueden revertir si se interrumpe el estrés, aunque hay estudios que indican que la exposición del estrés a temprana edad, puede dejar una huella en las neuronas que puede ser difícil de eliminar.

2. Hace cambiar la estructura cerebral

Sufrir estrés de una forma prolongada puede producir cambios entre la sustancia gris y blanca del cerebro. La materia gris está compuesta por los cuerpos de las neuronas (o somas) y las células de la glía (células de apoyo), responsables del pensamiento de orden superior, como la toma de decisiones y la resolución de problemas. Por otro lado, la materia blanca está compuesta por los axones, una prolongación de las neuronas que crea una red de fibras con la función de conectarlas entre sí.

La materia blanca recibe este nombre debido a que los exones están recubiertos por un una vaina de grasa blanca denominada mielina, la cual protege a los axones y acelera el flujo de las señales eléctricas de una célula a otra. Se ha observado que el estrés crónico puede aumentar la producción de mielina, generando un desequilibrio entre la materia gris y blanca del cerebro, cosa que puede conducir a cambios en la estructura cerebral.

Neuronas estrés

3. Reduce el volumen cerebral

El estrés puede generar una disminución en las áreas del cerebro asociadas a la regulación de las emociones, el metabolismo y la memoria. En un estudio de la Universidad de Yale, se observó que la exposición reiterada al estrés provocó que se redujera la materia gris en la corteza prefrontal, región que se encarga de regular las emociones.

El estrés crónico y cotidiano parecía tener poco impacto en el volumen cerebral por sí mismo. Sin embargo, el efecto negativo sobre el volumen cerebral parece ser mayor en personas que han padecido episodios de estrés intenso y traumáticos.

La acumulación de eventos estresantes en la vida de una persona podría hacer más difícil para estos individuos lidiar con acontecimientos futuros, sobre todo si el próximo evento exige un fuerte control con sobre las emociones o un gran procesamiento social para poder superarlo.

4. Afecta a la memoria

En un estudio realizado en 2012 se observó que el estrés crónico tiene un impacto negativo en lo que se conoce como memoria espacial, el tipo de memoria que nos permite recordar la información de la ubicación de los objetos en el entorno, así como la orientación espacial.

Por ejemplo, experimentos en animales han demostrado que en situaciones de estrés crónico, el cortisol disminuye el número de conexiones cerebrales o sinapsis de las neuronas de los lóbulos frontales, zona que almacena la memoria de hechos recientes.

Si esta situación es recurrente, nuestras preocupaciones nos robarán parte de nuestra atención y es entonces cuando nos resulta complicado recordar datos aparentemente triviales, como por ejemplo dónde hemos dejado las llaves del coche o el móvil. El quid de la cuestión reside en que no almacenamos bien la información, no tanto en cómo la recuperamos. Esto sucede principalmente porque cuando sufrimos estrés durante mucho tiempo nos resulta más difícil focalizar la atención. Dicho en otras palabras, en lugar de atender a lo que estamos haciendo, estamos poniendo la atención en nuestros pensamientos, haciéndonos actuar mecánicamente y sintiéndonos más dispersos.

Memoria estrés

5. Hace aumentar el riesgo de padecer trastornos mentales

Se sabe que el estrés tiene un rol importante en el desencadenamiento y evolución de enfermedades mentales, particularmente los trastornos por estrés postraumático, trastornos por ansiedad y depresión. A su vez, el estrés también puede ser un factor de riesgo en el consumo y abuso de sustancias.

El estrés hace que disminuya la autoestima y la confianza que una persona tiene de sí misma, así como predispone a manifestar reacciones y conductas agresivas, pues potencia la impulsividad. En lo que refiere a la manifestación de estados depresivos, se ha visto que el estrés inhibe el funcionamiento de los sistemas de placer y recompensa del cerebro, cosa que, a su vez, repercute negativamente en la sensación de optimismo.

Todos estos efectos se magnifican en los infantes y en los adolescentes, ya que su cerebro es mucho más plástico y maleable. En este sentido, el estrés que se padece en la infancia y la adolescencia deja una huella en el cerebro que puede afectar la conducta de estas personas a lo largo de su vida, la cual no siempre es fácil de hacer desaparecer.

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