¿Qué es el Autocuidado en el Terapeuta? Y 11 formas de potenciarlo

La labor del psicoterapeuta es muy gratificante, pero también agotadora. Sostener el sufrimiento de los demás puede ser muy desgastante si no se adoptan medidas de autocuidado por parte del profesional.

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Los profesionales que se dedican al ejercicio de la psicoterapia poseen una enorme vocación, y no es para menos. Se trata de una labor apasionante y gratificante, aunque también implica un contacto directo con el dolor de las personas. Acompañar a los demás en sus procesos de recuperación y cambio proporciona muchas alegrías, pero el sostén permanente del sufrimiento puede pasar factura si el terapeuta no pone en práctica eso que llamamos “autocuidado”.

El autocuidado engloba diversas acciones que tienen como fin favorecer nuestra salud y bienestar. A pesar de que este es uno de los aspectos que más se trabajan en terapia con pacientes, muchas veces el psicólogo puede olvidarse de predicar con el ejemplo. Practicar el autocuidado es importante, ya que constituye una excelente vacuna contra el desgaste laboral y el síndrome de burnout.

En las profesiones asistenciales se ha llegado a hablar de “fatiga por compasión”, refiriendo al agotamiento extremo que puede suponer cuidar continuamente de los demás sin dejar espacio para cuidar de las propias necesidades. Aunque a veces el sentido de responsabilidad o el deseo incansable de ayudar nos lo pongan difícil, es esencial respetar el autocuidado.

Trabajar sin límites no nos convierte en mejores profesionales. Por el contrario, un terapeuta exhausto será incapaz de ayudar adecuadamente a sus clientes. Esto podría asemejarse a la situación vivida en un avión si fuese necesario colocarse una mascarilla de oxígeno. Difícilmente podremos colocar la mascarilla al acompañante si nosotros mismos no la ponemos primero. Hay que cuidarse para poder cuidar. En este artículo vamos a comentar algunas formas de autocuidado que los psicoterapeutas podemos poner en práctica para trabajar sin que ello suponga sacrificar la salud física y mental.

11 formas de autocuidado para terapeutas

A continuación, vamos a comentar algunas claves para mejorar el autocuidado en la profesión de psicoterapeuta.

1. Ajusta tus expectativas

Es posible que muchas veces te fustigues cuando un paciente no evoluciona de manera tan favorable como esperabas. Que una persona mejore de manera más lenta e irregular no significa que seas una mala terapeuta. Puede que tus expectativas hayan sido demasiado optimistas y hayas descuidado algunos detalles o creído que el problema no era tan grave como pensabas. Recuerda tener expectativas realistas, ya que de lo contrario es probable que te frustres por no lograr que la persona mejore espectacularmente en unas pocas sesiones.

2. Vigila la voz autocrítica que hay en tu interior

Todos podemos convertirnos en nuestro propio juez en mayor o menor medida. Cuando nos exigimos demasiado, enseguida aparece una voz en nuestra cabeza que nos dice que no somos suficiente, que lo estamos haciendo mal o que la terapia fracasará hagamos lo que hagamos. Es esencial que mantengas distancia con esa voz crítica que te lapida con mensajes hirientes.

3. Reflexiona sobre tus posibles errores

Por supuesto, es posible que en el curso de la terapia cometas algún error que esté entorpeciendo el progreso. En este sentido, es recomendable ser honestas con nosotras mismas e identificar qué podríamos mejorar (sin que esto suponga un machaque a nuestra valía como profesionales). Puede que necesites reducir la carga de trabajo y dedicar más tiempo a cada caso, que no tengas formación suficiente en ciertos aspectos o que simplemente estés pasando un mal momento y no te sientas plenamente concentrada en tu profesión.

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4. Encuentra tu estilo como terapeuta

Autocuidado también es abrazar como somos y encontrar nuestra propia esencia como profesionales sin tratar de ejercer la profesión de forma idéntica a los demás. En el proceso adquirirás todo tipo de aprendizajes y te familiarizas con diversos protocolos y terapias, pero todo ese conocimiento siempre debe utilizarse respetando tu estilo terapéutico.

5. Dibuja límites claros

Uno de los problemas más graves que encuentran los terapeutas tiene que ver con el hecho de poner límites a los pacientes. A veces, creemos que ayudamos más al tener una disponibilidad 24/7. Sin embargo, esto es incompatible con desconectar, descansar y recargar energías, lo que crea el perfecto caldo de cultivo para el burnout.

Por ello, es fundamental que dibujes límites claros que separen tu jornada laboral de tu vida personal. Trata de no atender a nadie fuera de esos límites a no ser que se trate de una urgencia. De la misma manera, evita escribir a tus pacientes en horas y momentos de tiempo libre, ya que eso impedirá que se pongan fronteras entre el espacio terapéutico y la vida de cada uno.

6. Si no te ves capacitada, deriva

Es posible que a tu consulta lleguen personas que tienen demandas a las cuales no puedes responder. Es imposible que un psicólogo sepa de todo y tenga el mismo grado de conocimiento para lidiar con cualquier problemática. Si crees que no puedes abordar un caso, autocuidado también es saber derivar a tiempo y conocer bien cuál es tu área de trabajo. Además, con este gesto también estás respetando al paciente, pues no le haces perder el tiempo y evitas llevar a cabo una intervención iatrogénica.

7. La doble cara de la empatía

No cabe duda de que la empatía es uno de los pilares para ejercer el trabajo de psicoterapeuta. Gracias a ella, conectamos con los demás y podemos ayudarles como necesitan. Sin embargo, la empatía debe ser bien gestionada, pues puede constituir un arma de doble filo. Recuerda que empatizar no implica irte a casa y llevarte el dolor de la otra persona contigo. No eres más empático por no saber separar tu trabajo de tu vida. Por el contrario, esta tendencia es un obstáculo para poder ocupar tu papel como profesional adecuadamente. Si nosotros nos desbordamos, difícilmente podremos ayudar y sostener.

8. Participa en grupos de supervisión

El trabajo como psicoterapeuta puede ser a veces muy solitario. Después de sostener el dolor de los demás… ¿Dónde nos apoyamos nosotros? En este sentido puede ser de gran ayuda formar parte de un grupo de supervisión con otros profesionales. Este tipo de grupos permiten conocer otros puntos de vista sobre un caso, obtener apoyo entre iguales y crear una red que nos sostenga en los momentos más complicados.

9. Cuida tus necesidades más básicas

Aunque pueda parecer una obviedad, es esencial que cuidemos nuestras necesidades más básicas si queremos ser buenas terapeutas. Se hace imprescindible contar con un descanso de calidad, llevar una dieta equilibrada, hidratarse, realizar actividades agradables y pasar tiempo de calidad con la familia y los amigos. Recuerda que no eres una superheroína y necesitas cubrir estos aspectos de tu vida para poder rendir como profesional.

10. Si puedes, rodéate de un buen equipo

Trabajar en psicoterapia es siempre más llevadero cuando se cuenta con un buen equipo de trabajo alrededor. Contar con compañeros con los que sintonices te ayudará no sólo a tener apoyo, sino también a poder delegar. Trabajar de manera individual implica asumir todas las tareas y responsabilidades, algo que puede acabar provocando mucho desgaste.

11. Cuida otras áreas de tu vida, no eres tu trabajo

Que ames tu trabajo es algo estupendo, ya que esto contribuye a ser más feliz. Sin embargo, esto no debe llevar nunca a identificarse únicamente con la profesión que se tiene. Eres mucho más que tu profesión, por lo que autocuidado también es exprimir otras facetas de tu persona. ¿Qué más te mueve además de tu trabajo? ¿Qué te hace feliz cuando sales de consulta? ¿Qué es lo más importante para ti en la vida? Tener esto en cuenta te ayudará a ver el trabajo como un área de tu vida y no como toda tu vida, lo que te permitirá relajarte más, desconectar y salir de la espiral de trabajo agotador en la que quizá te encuentras.

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Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca del autocuidado del terapeuta. Lo cierto es que el trabajo como psicoterapeuta es altamente gratificante, pero también requiere una enorme vocación por el sacrificio que conlleva. Ser psicólogo implica estar en contacto directo con el sufrimiento y el dolor de los demás, lo que puede conllevar elevados niveles de desgaste si no se adoptan medidas de autocuidado.

El autocuidado abarca todo tipo de acciones que van encaminadas a favorecer la propia salud y bienestar. No minimizar su importancia en profesiones asistenciales es esencial, pues de lo contrario puede aparecer la llamada fatiga por compasión. Algunas claves pueden ser de gran ayuda para autocuidarse siendo terapeuta. En primer lugar, es clave poder tener expectativas realistas acerca de la terapia y el progreso de los pacientes. También es importante rebajar los niveles de autoexigencia y hablarnos con compasión, reflexionando sobre qué podemos mejorar sin fustigarnos.

Es altamente recomendable marcar límites firmes con los pacientes, contar con supervisión o un equipo alrededor, cuidar las necesidades más básicas y cultivar otros aspectos de la vida que no sean el trabajo. Derivar cuando no se tiene capacidad para atender un caso también es una forma de cuidarse, así como ser fiel a la propia esencia como profesional. Todas estas claves son esenciales para poder cuidarse, ya que no podemos brindar ayuda de calidad si ignoramos nuestras propias necesidades físicas y emocionales.

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